El volante dijo que quería estar en los Juegos Olímpicos y Batista lo convocó. Le bajó el pulgar a Guillermo y Boca no lo contrató. Son las dos últimas de un hombre al que nadie le dice que no
El último deseo público de Juan Román Riquelme fue participar en los Juegos Olímpicos que se disputarán este año en Pekín; pocos días después, y tras confirmarse que el técnico de ese equipo será Sergio Batista, éste no dudo en convocarlo. Así, el jugador de Boca no es sólo el primero de la lista, sino que suma otro capricho consentido hacia su persona.
El único que le paró el carro fue el técnico chileno Manuel Pellegrini, quien supo ponerlo en vereda en el Villarreal.
Allí, el argentino quiso hacer prevalecer su condición de ídolo por sobre el grupo, pero ni el entrenador ni el club se lo permitieron.
Primero lo pararon, después lo cedieron a Boca, luego regresó para entrenar solo y no formar parte del equipo titular y cuando su estrella lejos estaba de brillar, apareció Boca y lo salvó.
Los directivos del Villarreal, sin embargo, dejaron entrever que la relación con el jugador era áspera, pero como señoritos ingleses, nunca ventilaron lo que sucedía realmente en el plantel. A los ojos futboleros, Riquelme nunca quedó bien parado en esa situación.
Pero hay otros caprichitos que también tuvo el jugador. Uno de los últimos consistió en bajarle el pulgar al regreso de Guillermo Barros Schelotto a Boca. El mismo mellizo días pasados lo dejó entrever.
Y tanto es así lo que genera Riquelme que ahora se sabe, o se sospecha, que cada vez que llega a un plantel, se avisoran problemas.
Como los que sucedieron en el mismo Boca, la semana pasada, cuando se rumoreaba de una pelea que mantuvo con la reciente incorporación Lucas Castromán, con quien había discutido en una cancha, cuando uno jugaba en el xeneize y el otro en Vélez. Los dos desmintieron que haya ocurrido lo que se decía.
Tampoco fue la excepción la Selección nacional que participó en el Mundial de Alemania, en 2006. Luego de que fuera eliminada, trascendieron los rumores sobre la mala relación entre Riquelme y Hernán Crespo.
Y más allá en el tiempo, el jugador tuvo roces fuertes que luego se transformaron en enfrentamientos con Mauricio Macri, entonces presidente de Boca.
Inclusive, el volante le dedicó un gol con un gesto tan ampuloso como sobrador.
Fue tal el desgaste de aquella discusión que hasta quien lo defendía a ultranza, Carlos Bianchi, director técnico en aquellos tiempos, habría visto colmada su paciencia.
Cuando quiso, además, le dijo que no a la Selección nacional. Argumentó que el motivo era que las críticas que recibía incidían en el estado anímico de su madre. Y sin más, se fue. Después, cuando le dio la gana, quiso volver y Alfio Basile no sólo le abrió las puertas, sino que le puso la alfombra roja y hasta le dio las llaves de la casa.
¿Será éste el año en que se termine la mentira? Encima con el agregado que el técnico es Carlitos, que no es Bianchi. :lol: En contraposición, River trajo un técnico en serio y me pregunto ¿Será éste el año en que un juez mande a la CD a donde debe y River vuelva a ser lo que siempre fué? Saludos y brindo por ello.