ya se q es una boludez… pero bue…
“Tengo que aprender el saque de los arqueros argentinos”
El arquero italiano más caro de la historia, que seguirá en la Juve, cuenta que admira a Abbondanzieri y que hincha por River.
—¿Cómo nació el Buffon arquero?
—A los 12 ya jugaba… pero de volante. Me las rebuscaba, sin tener futuro. Luego, por necesidad, en el pequeño club donde jugaba, el técnico me trasladó al arco… Y al mismo tiempo, en el 90 empecé a tener una admiración total por Tomás Nkono, de Camerún, que jugó en el Mundial de Italia. Desde entonces es mi ídolo. Nunca más abandoné los guantes.
—Argentina tiene historia de grandes arqueros…
—Sí, tiene una escuela distinta a la italiana. No me gusta decir cuál es mejor. Quiero rescatar que, por cierto, hay algo que yo y los arqueros italianos tenemos que aprender de los argentinos: el saque. En Argentina desde el arco se empiezan jugadas que derivan en el gol, porque se saca rápido, fuerte y a media altura como si fuera un pase y no como un centro a la olla, en el mediocampo, esperando que un compañero pueda llegar a cabecear… En ese sentido me gusta mucho el Pato Abbondanzieri, creo que es el mejor sacador en el mundo. Y también bajo los tres palos es muy bueno: tiene experiencia, ataja penales, como lo hizo en Japón ante el Milan. No lo conozco pero lo admiro mucho. Y eso que no soy un fanático de fútbol.
—¿Qué opinás de las nuevas promesas argentinas como Carrizo o Ustari?
—Los conozco por el nombre. No soy de ver demasiados partidos de fútbol por TV. Sé que son jóvenes. Sí me acuerdo de algunos otros: Goycochea, un fenómeno en los penales. Lo sufrimos nosotros en el 90… También me gustaron Roa y Cavallero, los titulares de los Mundiales 98 y 2002. Y Fillol y Pumpido, por historia y por lo que ganaron.
—El 19/11/95, a los 17 años, debutaste en la Serie A y nada menos que contra el Milan. ¿Es cierto que el día previo dijiste: “Ojalá que Baggio patee un penal, así que se lo voy a atajar”?
—Fue en el micro. Le contesté así, de canchero, a un compañero, Alessandro Melli, que me preguntó si tenía miedo. No, qué miedo voy a tener… Por suerte me fue bien: al Milan no le cobraron ningún penal, y fue 0-0. Ese Milan era un equipazo: además de Baggio estaban Weah, Boban. Pero Parma también era un buen equipo: Cannavaro, Zola, Stoichkov… Y también Néstor Sensini.
—Volvió a vivir en la Argentina, ¿sabías?
—No, aprovecho para mandarle un saludo muy afectuoso. Un tipazo y, como jugador, un referente. Me ayudó mucho en mis comienzos. Algo de lo que soy se lo debo a él. Sabía transmitir una tranquilidad increíble en la cancha y afuera daba consejos muy útiles. Fue un poco subestimado, más allá de haber estado en tres mundiales y haber sumado muchos partidos con la Selección. Jugaba de todo, atrás y en el medio. Con Thuram y Cannavaro formó una línea de tres que por años fue la mejor del fútbol mundial.
—En el Parma tuviste a muchos argentinos como compañeros…
—Sigo teniendo una buena relación con Crespo. Llegó jovencito a Italia pero con una personalidad tremenda. Después pasaron también otros importantes: Verón… ¡Mamita, cómo le pega ése…! También Balbo, un señor y un gran delantero. Ortega, que tenía todo para romperla pero que no se adaptó mucho. Y Matías Almeyda, un luchador impresionante.
[b]—¿Qué conocés del fútbol argentino?
—No soy de ver mucho fútbol pero uno siempre tiene alguna simpatía. Y entre Boca y River, por ejemplo, me quedo con River. Me encanta esa camiseta con la banda roja, una de las más lindas del mundo. Eso que Parma y Carrarese, el equipo de mi ciudad, tienen los colores de Boca… En Juve, tenemos a dos fanáticos de River, Camoranesi y Trezeguet.[/b]
—¿Si hubieras sido arquero del Getafe, qué hubieses hecho ante la definicion de Messi?
—Imposible decirlo. Salir antes, quedarse en el arco… Son cosas que se deciden al momento, con el instinto más que con el estudio. Otra cosa son los penales, por más que yo no me desespero en estudiar videos.
—En el Mundial fuiste uno de los héroes de la Azzurra. Pero en la final no atajaste ni un penal.
—En la final de Champions 03, en Old Trafford, atajé dos (a Seedorf y a Kaladze) y el Milan dio la vuelta. Me quedó esa espina clavada…
Fuente: Olé
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