Aprovecho la oportunidad que puedo conectarme a internet para dejar dos articulos:
13/1/2009 Carta desde Ashkelon
El aniversario de un fracaso
Por estos días, el estado palestino debería estar celebrando el noveno aniversario de su creación… O el decimoctavo… O el sexagésimo primero. Prácticamente todos los números del uno al sesenta serían posibles. Hoy sabemos que no hay aniversario para festejar y que el tan mentado “Estado palestino” se va diluyendo por la impericia de su propia dirigencia. Por el Rabino Gustavo Surazski Rabino Gustavo Surazski, Kehillat Netzach Israel - Ashkelon
El escritor Marcos Aguinis dijo en alguna oportunidad que los palestinos “no pierden la oportunidad de perder la oportunidad”…
Lo digo sin poca pena. El poco pragmatismo de la dirigencia palestina sigue trayendo dolor sobre su pueblo. A la cobarde provocación con misiles de los últimos ocho años, se agrega su torpe lectura del mapa político israelí (ya los sabios de Israel han dicho (Bereshit Rabá 55) que el odio obnubila y “altera las formas”).
De manera paradójica, el prolongado conflicto israelí-palestino, sólo ha logrado ablandar a la dirigencia israelí. Si laboristas israelíes pregonaran hoy lo que solían proclamar a fines de los 80, serían -sin ninguna duda- tildados de “halcones”. Por otro lado, hoy la derecha israelí estaría dispuesta a conceder a los palestinos más de lo que hubiera concedido en sus peores pesadillas de aquella década. Pero tampoco lo hará, aun cuando llegue al gobierno en las próximas elecciones. Y la razón es que no se vislumbra un socio valiente y pragmático del otro lado del tablero. La cobardía del liderazgo palestino para dar este paso crucial en su historia, resulta ser una absurda paradoja. Los israelíes no tenemos necesidad de crear un estado…ya lo tenemos desde hace sesenta años.
La abrumadora mayoría de los israelíes no odia a los palestinos. Cuando mi hija de cinco años me pregunta sobre el por qué de la guerra, yo le digo que hay alguien del otro lado de la frontera que nos odia. Nunca le diré que debemos odiar a quien está del otro lado de la frontera. No se trata de eso. Jamás he visto a un niño judío quemando por la calle banderas de Palestina o adoctrinado para matar. Tampoco he visto gente gritando de algarabía en los techos al ver las bajas del vecino. Me atrevo a decir que en la calle israelí hay más empatía por el sufrimiento de la población civil de Gaza, de la que siente el Hamás por el dolor de sus propios hermanos.
Quien dijera que se puede hablar con el Hamas lo hace desde un paradigma de resolución de conflictos que no es aplicable en este caso. Israel lucha en esta operación militar contra una banda de psicópatas financiada por Irán y no contra la autodeterminación del pueblo palestino; Hamas lo hace contra la mera esencia del Estado de Israel como estado judío. Como muestra de esto, bastará leer la carta orgánica del grupo terrorista. Para Hamás este es un conflicto de naturaleza religiosa. Para Israel este es un conflicto de naturaleza política. ¿Por dónde se desata este nudo gordiano? Este conflicto no se resolverá con la apertura de los pasos fronterizos por parte de Israel ni tampoco deteniendo los misiles del Hamás. El nudo gordiano del conflicto israelí-palestino sólo se desatará cuando la dirigencia palestina en su totalidad reconozca al Estado de Israel como la expresión de autodeterminación del pueblo judío. De lo contrario, el nudo será cortado nuevamente por la espada.
Ciertos medios e intelectuales occidentales analizan este conflicto con una parcialidad y superficialidad lastimosas. No advierten aun que el integrismo islámico se asemeja a un tsunami. Israel –como siempre en estos casos- es quien está parado a la orilla del mar. Y aquel que mira desde la distancia supone que la ola jamás lo alcanzará. Se equivoca; la ola irá también por él. La historia juzgará a dichos medios y a dichos intelectuales como los idiotas útiles del fundamentalismo islámico. No comprenden que Israel renunció hace ya muchos años a la franja de Gaza. El problema de este conflicto es que el fundamentalismo palestino no ha renunciado aún a Tel Aviv.
En cinco meses, el Estado de Israel celebrará el sexagésimo primer aniversario de su creación. Que no queden dudas; lo hará también en el 2010 y en el 2048. La idea de “dos estados para dos pueblos” maduró hace ya varios años en Israel. Sólo estamos esperando que madure del lado palestino. Finalmente son ellos los que necesitan un estado. De lo contrario, seguirán conmemorando año tras año el aniversario de otro fracaso.
Gustavo Surazsky es argentino.
Ex Rabino de la Comunidad Bet Jai (Natan Gesang)
Reside con su familia desde hace unos años en Ashkelon, a muy corta distancia de Gaza.
Visión de un soldado
Siendo un soldado del ejército de Israel y teniendo varios amigos que a la vez lo son, tengo acceso a un segundo lado de la historia a la cual el público general sólo accede parcialmente a través de los medios de comunicación como los periódicos, la televisión o el Internet. Por Ariel Peckel
La historia a la que me refiero tiene que ver con la situación actual del estado de Israel en la franja de Gaza, resaltando específicamente la ya acabada tregua entre el ejército de Israel y el Hamas y el subsiguiente conflicto actual.
Los medios de comunicación nos dieron a entender que durante el supuesto “cese al fuego”, los pocos misiles Qasam que Hamas logró lanzar cayeron en zonas desocupadas en el desierto del Negev, sin causar daño físico o a civiles. Hace unos días declararon que la tregua terminó oficialmente con el constante bombardeo a lugares cercanos a Gaza, lo que nos podría dar a entender que el “cese al fuego” había sido cumplido hasta hace unos pocos días y hasta hubo declaraciones que Israel fue el responsable de romper con la tregua.
Pero la realidad es más cruel. Bases y zonas protegidas por el ejército fueron víctimas de innumerables ataques de misiles y artillería por varias semanas antes que se terminara la tregua, hecho que no fue revelado por la prensa. El ejército había decidido no revelar esta información a la prensa ya que podría haber sido una indicación a los terroristas responsables que sus misiles estaban logrando su objetivo de causar daño a las estructuras militares. De esta manera el ejército se mantuvo relativamente callado e inactivo en Gaza durante este periodo. A pesar de esto hubo una razón aún más influyente que evito que el ejército ejecutara retaliaciones contra los terroristas en Gaza: Gilad Shalit.
Desde que el soldado Gilad Shalit fue secuestrado y la segunda guerra en Líbano terminó, el ejército estuvo caminando en la cuerda floja en Gaza, en cuanto a que cualquier acción militar realizada allá podría perjudicar la vida de Shalit. Han pasado más de dos años y medio desde que Gilad Shalit fue secuestrado, los cuales se han caracterizado por la intensiva negociación con terroristas por lado de Israel para liberarlo y ningún intento militar de hacerlo, a pesar de que estas arriesgadas operaciones militares, casi de película, fueron lo que caracterizó al ejercito de Israel por varios años.
Fueron esos hechos que le dieron al ejército de Israel una ventaja más allá de su poderoso arsenal militar. Infundir temor en nuestros enemigos. Este temor fue lo que, en el pasado, abrió las puertas a negociaciones con países que anteriormente lucharon por nuestra destrucción y que hoy en día comparten fronteras con nosotros de una forma pacífica, como lo son Egipto y Jordania. Este temor es lo que ha inspirado la actual negociación con Siria, a pesar de que todos nos esperábamos una guerra.
Pero gracias a la actitud tomada por el ejército de Israel durante el “cese al fuego” en la franja de Gaza, Hamas se encontró ganando confianza y perdiendo ese temor y más bien se veía como si el ejército decidió tolerar su constante abuso y humillación. A su vez, fue lo que produjo un sentimiento de sorpresa en el Hamas cuando Israel finalmente decidió lanzar el reciente ataque a tan gran escala.
También vale la pena destacar el pensamiento actual de la mayoría de los ciudadanos israelíes, que viene siendo el mismo sentimiento que surgió con la victoria de la guerra de los seis días. La idea que somos intocables. Que a final de cuentas Israel siempre va a salir victorioso y que no hay de que preocuparse. Que ya no es necesario luchar por nuestra supervivencia como país. Pero las guerras hoy son más complejas.
Históricamente nuestras grandes guerras fueron contra países y no contra guerrillas y por lo tanto nos afectan varios factores diplomáticos, factores militares de táctica y estrategia y especialmente factores éticos, sin mencionar nuestro problema de imagen en la prensa. Los días de luchar guerras virtualmente imposibles de ganar y lograr victorias casi bíblicas se terminaron.
Nuestras guerras actuales son a menor escala, pero son mucho menos simples y nuestros enemigos están cada vez desarrollándose más en todos los campos. Están adquiriendo armamento más avanzado, mejores tácticas militares y nueva tecnología y fuentes de inteligencia. El ejército de Israel debe imponer temor sobre sus enemigos para así poder garantizar confianza en sus ciudadanos. Y la única forma de hacerlo es actuar fuerte contra el terrorismo. Las negociaciones por Gilad Shalit solo le dieron a él cada vez un día más en cautiverio y cada vez un día más a Hamas para reagruparse y rearmarse y así continuar intentando conseguir su objetivo de destruir el estado judío.
Luego de tanta resistencia a actuar por parte del ejército y súplicas por ciudadanos en las zonas afectadas por misiles pidiéndole a Israel que “despierte”, decidimos tomar el único camino posible en esta situación: una guerra abierta contra el Hamas para lograr el objetivo de detener completamente los ataques de misiles a Israel y destruir la infraestructura del Hamas. Lo que muchos grandes medios están diciendo es que esta operación se salió de proporción y que es irracional. Pero acá en Israel se está viendo algo poco común: el apoyo general de las personas y grupos de personas de diferentes pensamientos y políticas a esta operación. Por lo general, cuando se presenta una situación de este estilo siempre se tienen diferencias de opinión muy marcadas. Pero en este caso, grupos de derecha, grupos de izquierda, ortodoxos, laicos y hasta algunos árabes- israelíes están todos apoyando de igual forma a Israel.
Finalmente quiero concluir que en mi opinión si recuperamos ese temor que invocamos sobre nuestros enemigos, hecho que lo representan factores como el Hezbolla absteniéndose a atacar a Israel (por ahora) y amenazas vacías viniendo del Hamas y de otras fuentes islámicas. Se puede simbolizar la razón a esta situación con la frase que publicó el periódico egipcio como mensaje hacia el Hamas: “Si no puedes matar al lobo, no le jales la cola”. La tregua establecida entre el Hamas y el estado de Israel en junio fue una completa farsa, representada por la constante provocación del Hamas a Israel y la falta de reacción por parte de Israel a estos ataques para cumplir con sus obligaciones a la tregua.
Ha comenzado la siguiente gran batalla de Israel, oficialmente en Gaza, y de manera menos oficial en otras zonas del país, pero la guerra no será fácil, no tendrá una victoria mítica y tendrá efectos posteriores complicados que Israel tendrá que afrontar. Lo que nos queda es pensar que hemos estado en situaciones similares que permitieron al final que se logren metas que hubiesen sido imposibles si no fuera porque actuamos con fuerza. Acá en Israel, lamentablemente, la paz se firma con sangre.