[FONT=Verdana]Cuando me enteré que el sorete de DAP le había ofrecido el puesto a Almeyda me quería morir, o mejor dicho, lo quería matar ¿¡Cómo se puede ser, en esta hora, tan personalista!? Pensé, y aún pienso ¿Cómo? ¿Cómo en el peor momento de la historia del club, del que del que es el máximo co-responsable, sigue jugando al yo-mi-me? Sólo para no llamar a alguien (Ramón Díaz por caso) con tanto o más renombre, y no tener que compartir el cartel de un posible, lejano, futuro éxito. Porque, hay que decirlo, el ego de los ídolos de River (de casi todos) es tan grande cómo era entonces la institución que los parió. Muchos creen ser más importantes que el club.
Almeyda es un técnico inexperto, una moneda al aire, la ruleta rusa, una pésima decisión, No lo quise en el banco de River el año pasado, ni lo quiero en este momento. Ahora bien. ¿Es necesario faltarle el respeto? ¿Tratarlo de mal tipo o alegar una supuesta discapacidad intelectual, sólo porque aceptó el cargo o porque no gusta como declara? ¿Alguno de ustedes alguna vez rechazó un ascenso o un laburo por no sentirse capacitado? ¿Por qué él no debería haberse tenido confianza?
Me parece que todavía no sabemos si Almeyda es buen o mal DT. Que un semestre no alcanza para juzgarlo. Pero es eso precisamente la que da cuenta de la locura de haberlo nombrado. Era, y sigue siendo, una apuesta. Y aunque Almeyda por obra y gracia del destino ganase 5 Libertadores, eso no borraría el error de haber jugado con fuego en ese momento. ¿Pero realmente creen que fue su responsabilidad por haber aceptado? Yo creo que no, que es toda, toda, del presidente.
De modo que me parece razonable que haya gente que lo banque, y que haya gente que no. Lo que me parece mal es el mar de exuberancia en el que estamos nadando. Para algunos pareciera representar al mismísimo mal en toda su dimensión, una estatura moral similar al de un criminal de guerra nazi. Mientras otros gustan divertirse adjudicándole una limitada capacidad intelectual, sólo porque no declara bien, o porque no pone algún jugador de nuestro gusto. Y trasladan, además, todas las cualidades negativas que depositan en él, a aquellos que lo “bancan”. Me parece mucho, demasiado.
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