00:00 | ARIEL ORTEGA
Pegó el portazo
“Me voy de River por Simeone”
El Burrito se quedó sin fiesta: abandonó la concentración después de que el DT le comunicara que no iría ni al banco. Caliente y dolido, le pegó durísimo al Cholo: “Me forreó, es un vigilante y mala leche”.
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ADIOS. Ortega está molesto y dijo que se va.
Me forreó durante seis meses. Eso pasa porque es un vigilante y un mala leche…".
Furioso, Ariel Ortega se descargó unas horas después. Pero antes de entrar a su habitación en el primer piso del Monumental, agarrar el bolso y pegar un portazo en la concentración, alcanzó a decir sólo dos palabras: “Me voy”. El jujeño acababa de escuchar de boca de Simeone que por haber llegado en muy mal estado al entrenamiento del sábado, contra Banfield no iba a estar ni en el banco. Y que premiarlo con la titularidad hubiera sentado un precedente ante el resto. El ídolo, en lugar de admitir su falta, no pudo digerirlo. Y la guerra fría que mantenía con el técnico, estalló en público.
“Ariel, ¿me firmás la camiseta?”. El pedido sonó varias veces tras los pasos de Ortega, que como todos los sábados previos a los partidos, llegaba al estadio para entrenarse y quedarse guardado en la concentración. Apurado, el jujeño no detuvo su marcha ni para atender a los hinchas. Cruzó el anillo interno del estadio y entró al vestuario local, en donde se llevó una sorpresa mayúscula. “En ese estado no puede entrenarse, que se vaya a dormir”, ordenó a través de sus colaboradores, firme, Simeone. “Ese estado”, según fuentes del vestuario, fue de ebriedad. Rechazado, el jujeño cargó su bolso y se fue a descansar en soledad a la concentración. Durmió casi todo el día, cenó con el plantel y evitó todo contacto con el DT. Y a media mañana de ayer, minutos antes de la charla técnica, recibió la confirmación de que quedaba afuera del cierre del Clausura. Y no lo soportó: “Me quiero ir por Simeone. No compartimos un montón de cosas. De las mías me hago cargo y no me victimizo. Pero estoy triste y dolido. Para estar con cara de orto preferí venirme a casa”, disparó en América. “Es mentira que haya llegado mal a la práctica. Cada vez que pasa algo, salen con el mismo tema. Me voy de River. Y me voy a ir porque me tengo que ir, no porque me quiera ir. No estoy para que me venga a forrear a esta altura, no se aguanta”, dijo angustiado. Fue la primera aparición mediática de un Ortega en llamas con Simeone. Pero aún tenía más ira por descargar. “Era el partido soñado y me tocó estar afuera. Estoy muy caliente”, la siguió en Del Plata.
La dureza de sus palabras generó un temblor en Núñez y descolocó al presidente Aguilar, quien a pesar de su malestar con el jujeño, debió salir a enfriar las cosas. Ortega, en cambio, no detuvo su rabia: “Cuando pasa algo mío, se habla de recaídas y esas boludeces. Pero no se dicen todas las cosas que pasan en el cuerpo técnico. Debería ser parejo para todos, eh”, disparó.
En plena catarsis, el discurso del jujeño pareció no tener filtro. “Se lo dije en la cara: es el último partido, ¿qué te costaba…? El lunes me decías lo que tenías ganas y listo”, cerró, convencido de su nuevo pedido de concesiones.
Ortega cortó entre llantos. Simeone prefirió guardarse sus palabras para la cita del miércoles con Aguilar, en donde mantendrá su decisión coherente y valiente, a pesar de que pueda caer antipática ante los hinchas. El presidente, en medio del conflicto, deberá acercar las posturas de una relación que parece no tener retorno. Para que no se trate de uno u otro. O para que en un tiempo no tan lejano vuelva a salir el sol en Aruba…