La boba se queda en Brasil y será sólo un grato recuerdo
Hablar suele ser fácil, dejar la puerta abierta también, lo difícil es resignar algunas comodidades para volver
Podría decirse que el título es la frase de una mujer despechada, sin embargo es una referencia a D’Alessandro quien ayer alargó el contrato con Inter de Porto Alegre hasta el 31-12-2017 (momento en el que tendrá 36 años). Cada vez que un hijo prodigio de la institución nos da la espalda, el hincha lo vive como una daga en el corazón (especialmente con esta generación que podría haber vuelto para cambiar la historia cuando más se los necesitaba). Nosotros lo vivimos como una traición porque sentimos que los jugadores no han estado en las malas (aún hoy los necesitamos porque no hay plata para volver a comprar jugadores de semejante calidad) pero ya es hora de empezar a madurar y preguntarnos cuales han sido las razones para que la relación no funcionara, se hayan ido y no hayan querido volver cuando tuvieron la oportunidad.
Cada relación es diferente pero básicamente hay algunos puntos en común. D’Alessandro, Saviola, Aimar… (al igual que muchos otros jugadores de menor categoría) pertenecen a la generación de la administración Aguilaucha (jugadores que fueron vendidos durante la gestión de este personaje como presidente), una generación que vio barbaridades a la hora de gestionar (vieron un desinterés por el club, el robo sistemático, palabras vacías mientras el club era destruido, como los echaban para hacerlos plata, como se quedaban con parte del pase…) y que no los valoraron.
Podremos seguir lamentandonos y echando culpas pero también hay que pensar las cosas que no se estan haciendo bien. Cada vez que estos jugadores no vuelven se revaloriza lo que hicieron en estos años Cavenaghi, Dominguez y Almeyda (además de agradecidos, hinchas del club) pero también es bueno reconocer que estos jugadores hicieron más que un esfuerzo para volver. La realidad nos muestra que estos jugadores no solo tuvieron ganas de volver sino que debieron pelear contra el desinterés dirigencial y resignar algunas cosas para volver. En lo personal me molesta los jugadores que dicen siempre que quieren volver y que luego no cumplen con su deseo o no hacen ningún esfuerzo por volver (caso de D’Alessandro). Cada uno vive de forma diferente estas actitudes pero sería bueno que el club reviera ciertas normas de educación y formación de jugadores. Es obvio que muchos jugadores no sienten la pertenencia por el club (como pasa en los clubes rosarinos), en nuestro caso hay algunos casos de agradecimiento o de jugadores que son hinchas del club pero no existe esa pertenencia. Para modificar esto se necesita una política institucional y educacional, un club que piense en esos chicos cuando se los forma, que no solo se les de clases de fútbol y una formación escolar, debe haber gente que les hable y que luego se preocupe por sus futuros (no solo de ellos, los que triunfan sino también de sus amigos que no logran triunfar en el fútbol), deben sentir que son tenidos en cuenta a la hora de llegar al profesionalismo y que no los echen sin darles una oportunidad o sin darles una explicación de porqué no pueden llegar (sería bueno tener convenios con otras instituciones para que los jugadores que no llegan a la primera de nuestro club, al menos tengan una oportunidad en otro club menor).
No es fácil hacer coincidir los tiempos y las oportunidades, a Lamela se lo expuso con 18 años y se lo hizo plata urgente, a Lanzini le pasó lo mismo pero luego lo dieron a préstamo y pudo volver a demostrar con algo más de madurez. Durante unos 5 años se quemaron a algunas generaciones de futbolistas (apenas sobresalieron Mascherano, Falcao e Higuaín) y muchos otros se los destrozó hasta venderlos a México, Chile o simplemente se los dejó libres (Musacchio es el peor ejemplo pero también estan quienes ganaron la Libertadores sub20 o pibes que apenas llegaron a debutar).
No es fácil encontrar el balance entre mantener a un jugador y no impedir que otro suba, no quemarle a un jugador etapas porque no se puede traer un refuerzo o aguantar al titular hasta que este listo su reemplazo, tener lugar y plata para que vuelva un jugador exitoso cuando él desee y que al mismo tiempo no se le esté cortando las alas a un pibe que espera en las inferiores, que el jugador sea del gusto del técnico, que la dirigencia este dispuesta a pagar lo que corresponde, que el jugador este dispuesto a resignar algo de plata… hay muchas variables para no llegar a una desilusión y que los mejores jugadores quieran volver al club que los formó.
Ojalá la dirigencia se replantee esta situación y ojalá haya jugadores que realmente quieran volver (Cambiasso no quiso pero los medios nos ¨venden¨ que estan avanzadas las charlas con Lucho Gonzalez). A la ¨Boba¨ de D’Alessandro no la veremos con la banda roja pero ojalá veamos a varios jugadores que vuelvan y que levanten copas y esten felices de estar con la banda.