Me pareció excelente, se las comparto:
Germán Pezzella está por entrar. Van 30 minutos y 30 segundos de la parte final. No jugará de zaguero, su puesto natural. Será delantero central. Armará un doble nueve con Rodrigo Mora. Teo Gutiérrez se tirará sobre su derecha y Lucas Boyé irá de wing izquierdo. Es un póquer de atacantes. Dibujada sobre un papel, la formación de 3-3-4 se parece a un árbol de Navidad.
Marcelo Gallardo cambia el esquema por segunda vez. Había arrancado con el 4-3-1-2 modelo original, con el rombo en la mitad de la cancha. Ponzio, vértice retrasado por el centro. Sánchez y Rojas a sus costados, un poco más adelantados y no tan separados del 5. Delante de ellos, Pisculichi, enganche/tercer delantero.
En el entretiempo, el DT sacó a Vangioni y puso a Boyé. 3-3-1-3. Maidana, Mercado, Funes Mori en la primera línea. Sánchez, Ponzio, Rojas en la segunda. Pisculichi detrás de los tres puntas: Teo, Mora y Boyé. Boca ya jugaba con diez por la expulsión de Gago, el segundo error en importancia cometido por Vigliano. El primero, sin dudas, fue haber permitido la realización del partido en esas condiciones. No se podía dar un pase de tres metros, no se podía trasladar la pelota. Explíquenme cómo se puede jugar al fútbol sin toque y sin gambeta. No quedaba otra que tirarla para adelante, ganar los rebotes y avanzar en el terreno.
River lo sufrió más que su rival. Porque juega agrupado al balón, con mucha gente cerca de la pelota para atacar en fases a puro pase corto. A Boca tampoco lo benefició el estado del campo de juego. No pudo aprovechar el juego al espacio de Meli y Chávez mediante pases con ventaja.
Vigliano puede mancarse en el cobro del penal (me pareció mano en el primer golpe de vista), pero queda expuesto en aplicar la regla de “la ocasión manifiesta de gol” con el arquero detrás de Gago. Sin su número 5, Arruabarrena armó un 4-4-1, reforzado con Insúa por Carrizo en el entretiempo. Su equipo se plantó muy bien.
River no pudo imponer su supremacía numérica cerca de Mr. Tiempo Orion. Tenía a Mercado, Maidana, Rama FM y Ponzio contra el solitario Calleri. Un 4 contra 1 a 60 metros del arco rival. No le servía para nada. En los metros de la verdad, Boca contaba con más gente. Un 8 contra 6. Chávez pendiente de Rojas. Colazo de Sánchez. Meli y Erbes atentos a Pisculichi. Y los cuatro defensores (Marín, Echeverría, Magallán e Insúa) contra los tres delanteros locales.
Vasco saca al fundido Calleri y manda a Fuenzalida a pararse en la derecha, delante de Marín. Chávez va de nueve. Y ahí Gallardo ve la luz. Interpreta que el partido ya no es para Pisculichi. No puede gambetear, no puede tocar corto. Es tiempo del juego largo con los centrales y con Ponzio. Necesita alterar el orden de Boca poniendo un tipo más en ataque. Hacerlos jugar mano a mano (4 contra 4) u obligarlo a poner un quinto defensor.
Viene el doble cambio. Solari por Sánchez en la derecha. Y Pezzella por Piscu, una de Van Gaal. A los 31 minutos y 21 segundos, se para el juego por falta de Solari. Orion demora la ejecución. Mientras tanto, la TV Pública enfoca un cartel con la consigna Fuera Buitres. A los 32 minutos y 26 segundos, hay otra detención: lateral para River, que sale jugando desde el fondo. Vasco ve el 4 contra 4 en la línea del área. Decide el cambio de Chiqui Pérez por Colazo para la próxima interrupción. Línea de 5. Ramiro Funes Mori se proyecta. Nadie lo marca. Mete un centro perfecto, a la espalda de Magallán. Y a los 32 minutos y 56 segundos, Germán Pezzella está por cabecear.
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