1-La entrega: El alma madre de este equipo. La bandera, el estandarte y sin dudas el emblema fundamental del River versión JJ. Todos mostraron compromiso, no hay ninguno que pueda ser reprochado en este aspecto.
Una entrega que va de la mano de un convencimiento colectivo y de una identidad inculcada por el entrenador, de un mensaje que se transmitió a la perfección y que es llevado adelante al pie de la letra reconociendo que en nuestro fútbol todo es mediocre hacia abajo y que no se puede estar relajado en ningún momento sabiendo que los partidos comúnmente se deciden por detalles.
2-Rendimientos individuales:
-Sobresalientes: Carrizo, Maidana y Díaz. Curiosamente, o no tanto, el podio de los mejores en el partido de ayer.
-Por encima de la media en varios partidos puntuales o de nivel parejo en líneas generales: Almeyda y Lamela (uno por su coraje y otro por su fútbol fueron los exponentes del equipo en esos aspectos), Acevedo y Pereyra (intermitentes pero con apariciones muy buenas) y Ferrari en bastante menor medida que los anteriores pero con un trabajo más que aceptable en ofensiva teniendo en cuenta su nivel habitual.
-En caída: Ferrero (en mayor medida), Pavone y Román (en menor medida) y Buonanotte (en todas las medidas posibles).
-Casos aparte: Chichizola y Lanzini, quienes jugaron muchos de los minutos y estuvieron a la altura de las circunstancias. Y Caruso, oportunista en aquella tarde ante NOB pero muy lejos de lo que uno pretende de él. El resto de los ingresados jugaron muy poco como para ser analizados.
3-Aspectos defensivos: El hecho de tener a Carrizo como protagonista excluyente en muchos momentos clave puede llevar a menospreciar un poco el trabajo de la defensa y, a mi entender, no tiene nada que ver una cosa con la otra. Además hay que tener en cuenta que solo atajó la mitad de los encuentros disputados en el Clausura hasta el momento.
A River en estos 10 partidos ningún equipo lo peloteó y no hubo rival que se lo haya llevado por delante por un lapso más pronunciado que en pasajes puntuales y lógicos. No nos generan nunca más de dos o tres situaciones claras. No nos convirtieron ningún gol de pelota parada, un aspecto que era constante en los últimos años y que es moneda corriente en el actual fútbol argentino. A pesar de que por momentos hay posicionamientos muy malos, como cuando Ferrero sobra tanto o cuando Almeyda se adelanta mucho, nuestros jugadores limitaron bastante todo tipo de inocencias y errores y se los nota bien concentrados a la hora de ayudar al compañero, ya sea en la presión, el retroceso o la cobertura.
Es injusto resumir todos estos aspectos positivos solo en buenos rendimientos individuales puntuales, que por supuesto existieron y son innegables. Pero River, como equipo, aprueba con creces la materia en este sector del campo, y que solo el 30% de los equipos a los que enfrento le haya podido hacer un gol no es solo producto de aquello.
4-Aspectos ofensivos: Lamentablemente una continuación a lo que fueron aquellas seis últimas fechas finales de campeonato pasado. Muy pocas ideas, escasa rebeldía en los posicionamientos y muchas intenciones pero poquísimas concreciones de conseguir profundidad con la tenencia. Todo demasiado monótono y exasperante por momentos, con esas ráfagas de juego asociado que solo son la tan infaltable excepción a la regla.
Se apuesta mucho a jugar para concretar en los espacios conseguidos desde atrás y por sorpresa, pero no se busca como promover a que el juego por decantación haga llegar la pelota a esos espacios. Inevitablemente el dibujo y las características achican los márgenes y aumentan las dificultades pero hemos demostrado que somos capaces de ser profundos y punzantes.
Somos un equipo de esporádicas muy buenas jugadas de ataque pero de pésimos partidos ofensivos. Lo más rescatable durante una extensión de tiempo seguido se ha visto en 10 minutos con Tigre, 20 con Huracán, 90 con CAI, 15 con Argentinos y 20 con Arsenal, no más que eso.
Como siempre, nuestra arma número uno es la comba de la zurda de Lamela para la cabeza de algún defensor en las pelotas paradas.
5- López y sus segundos tiempos:
El único reproche sostenido que me atrevo hacerle al gran trabajo de López son sus decisiones en la segunda parte, no solo en las modificaciones sino tambien en la poca animosidad que muestra el equipo para no evidenciar su conformismo tan alevosamente.
Cuesta creer que a partir del minuto 46 de los partidos sea el mismo hombre el que esta sentado en nuestro banco de suplentes que el que empieza el encuentro o el que trabaja en la semana. Después de los entretiempos se desnudan sus principales y preocupantes errores a la hora de interpretar lo que el juego le pide. Reacciona muy tarde y a su vez suele seleccionar mal las variantes en casi todos los casos.
Afortunadamente la regularidad de su equipo en las primeras mitades llevó a que a solo uno de los diez segundos tiempos hayamos entrado en desventaja en el marcador, lo que promovió a que no tenga que salirse muchas veces de su libreto a la hora de modificar el esquema o las características de una manera acertada y confiable para dar vuelta un resultado, que es donde creo que puede fallar aún más.
6-Panorama de puntos obtenidos: Bárbaro, fenomenal. Casi 2/3 del total y con la mente puesta ahora más en el hecho sostener o mantener ventajas, que en lo aún más desgastante que significaba el correr rivales de atrás como hicimos en todo lo que va de temporada.
Quedan 27 puntos para ser inteligentes y, sin dejar de aspirar a conseguir la cantidad máxima posible, saber administrarlos de la manera que mejor nos convenga en caso de ser necesario. Hay un solo lugar de promoción en disputa, pero matemáticamente, y además teniendo en cuenta el fixture que nos queda, uno prevee que va a ser muy complicado que pueda haber salvación definitiva hasta las últimas dos, o quizás tres fechas como panorama demasiado optimista.