A 90 años de la masacre en la Patagonia (Osvaldo Bayer)

Por Osvaldo Bayer
Ya se cumplen noventa años. Algo inexplicable. La crueldad más ocultada de nuestra historia. El fusilamiento de los peones patagónicos de 1921. Un crimen que dejó abierta una herida que no cicatrizará jamás. Llevado a cabo por un gobierno elegido por el pueblo, el de Hipólito Yrigoyen. No hay explicación alguna. Se fusiló y ya está. Se cumplieron órdenes, dijo el Ejército. Han quedado para siempre como testigo las tumbas masivas. Ahora ya marcadas. Allí están, silenciosas pero que hablan por sí mismas y lo dicen todo. Fusilados por pedir tan poco. Y sus héroes: don José Font (Facón Grande), Albino Argüelles, Ramón Outerello, el alemán Schultz. Y cientos de chilotes, argentinos, y trabajadores llegados de más allá de los mares.

Santa Cruz se prepara. Habrá como todos los años, Memoria. Allí, junto a las tumbas masivas. Se guardará silencio mientras el viento sigue trayendo el eco de las balas de aquel 1921. Hablarán trabajadores del campo, historiadores, representantes del pueblo. Palabras y emoción.
Recuerdo cuando inicié la investigación, en 1966. Vivían protagonistas y testigos. Por primera vez comenzaron a hablar luego de medio siglo de silencio. Los soldados, los oficiales fusiladores, los estancieros, los políticos, los peones que habían salvado su vida por ser menores de edad pero que habían visto todo.

Muerte en el paraíso. Ver por última vez esos paisajes, esos cielos azules antes de morir. Morir por pedir tan poco. Fusilados por el Ejército Argentino. La orden de la pena de muerte por “subversión” fue dada por el presidente Yrigoyen. Una huelga por unos pesos más y un poco más de dignidad en el trabajo no es “subversión”, señor presidente. Los radicales explicaban en los pasillos del Congreso que sí, está bien, Yrigoyen le había dado la orden de pena de muerte al teniente coronel Varela, jefe del 10 de Caballería, pero que “a éste se le había ido la mano”. Todo está dicho en la sesión del 23 de marzo de 1922 de Diputados, donde la oposición quiso saber la verdad de todo, el porqué de los fusilamientos si la pena de muerte ya había quedado anulada en 1918 por disposición de ese mismo Congreso. La oposición exigió de inmediato el envío de una comisión investigadora para que situara las tumbas masivas y se comprobara el número de peones rurales fusilados. Pero el oficialismo radical votó en contra. No quería que se supiera la verdad. La única manera de ocultar el crimen oficial era guardar silencio y mirar para otro lado. Para que el olvido tapara el crimen. De eso no se habla.

Hasta que un año después el anarquista alemán Kurt Wilckens hará volar por el aire al obediente teniente coronel Varela con una bomba frente al Regimiento 1 de Infantería, de acuerdo con el principio: “Cuando en un país no hay justicia, el pueblo tiene derecho a hacerse justicia por su propia mano”.

La tragedia de los peones de campo patagónicos quedó oculta. Pero, lo repetimos, la Etica siempre triunfa en la historia. Y así fue. Medio siglo después la tragedia quedaba en claro. Las investigaciones históricas probaron el crimen oficial. Pese a las prohibiciones y la quema de libros de la dictadura de la desaparición de personas, la tragedia no quedó oculta nunca más. Hoy, en territorio santacruceño están marcadas todas las tumbas masivas y los héroes del movimiento rural tienen sus estatuas. Facón Grande está allí a la entrada de Jaramillo, a pocos metros de donde fue fusilado; Albino Argüelles es recordado por un monumento a la entrada de San Julián; Ramón Outerello, a la entrada de Puerto Santa Cruz. Todos los años, al llegar la fecha de las ejecuciones se realizan frente a las tumbas masivas actos recordatorios. Donde está el monumento de los fusilados en las estancia La Anita, de los Braun, todos los principios de diciembre se hace un acto al que concurren alumnos, docentes, vecinos y cantautores populares, que entonan canciones en recuerdo de los héroes que pedían tan poco por su sacrificado trabajo.

Además, la tragedia ha sido llevada al cine y al teatro. Ha quedado para siempre en la conciencia del pueblo. Más todavía, hay una iniciativa para considerar a los fusilamientos de las peonadas patagónicas como un “crimen de lesa humanidad”, es decir, no prescribirá jamás. Algo para tener en cuenta por quienes recurren a las armas para dirimir los conflictos sociales.

Sí, se recuerda a las víctimas. En cambio, a los ejecutores del crimen no los recuerda nadie; hasta sus familiares se avergüenzan de ellos. Como ejemplo de la cosecha por los crímenes oficiales, el teniente coronel Varela, en su tumba en el panteón militar de la Chacarita tenía una sola placa, que decía: “La comunidad británica de Santa Cruz al teniente coronel Varela, que supo cumplir con su deber”. Esa placa fue retirada últimamente. Pero lo dice todo. Como cuando esa misma comunidad de los estancieros británicos le cantaron al militar fusilador el “For he is jolly good fellow” (“porque es un buen compañero”) como está en la crónicas del diario inglés de Punta Arenas. Es decir, el beneplácito de los dueños de la tierra.

Pero, vayamos a la verdad, el principal responsable de esta tragedia fue el presidente Yrigoyen. Sí, como dijeron sus partidarios, Yrigoyen le dio el bando de la pena de muerte a Varela pero éste se extralimitó y la usó en forma desmesurada. Si hubiese sido así, Yrigoyen tendría que haber ordenado de inmediato una investigación a fondo de los hechos. No, se cubrió todo, con el voto negativo de la bancada radical hacia una comisión parlamentaria investigadora. Además de este gravísimo atentado contra la vida impuesto desde el poder, Yrigoyen tampoco dio ninguna declaración acerca de la brutal represión de los obreros metalúrgicos en la Semana Trágica de enero de 1919, ni en la represión de los hacheros de La Forestal, también de 1921. Lo he repetido muchas veces y lo seguiré repitiendo porque la democracia verdadera exige eso: el reconocimiento de los errores, en este caso, errores que costaron centenares de víctimas y una tiránica injusticia social: el partido radical debe hacer un pedido público de autocrítica y pedir perdón a la sociedad. Como lo hemos sostenido eso no es una humillación sino una demostración de que se cree en la democracia y se hace uso de ella para prometer un “Nunca más” en crímenes políticos, que en nuestro país no sólo fue hecho por dictaduras militares sino también por políticos elegidos por el pueblo.

“Así no se mata a un criollo”, gritó en el momento de ser fusilado el gaucho Facón Grande, como era llamado don José Font. El eco quedó y nos llega cuando nos vamos acercando a Jaramillo. No hay que olvidar la gesta de estos hombres que resolvieron decir ¡basta! a la explotación del hombre por el hombre y salir a pedir más dignidad.

Todo había nacido con la concesión Grünbein, del presidente Roca, por la cual se cedieron 2.500.000 hectáreas a diecinueve estancieros británicos. Primero, para “despejar” los campos se contrataron a los “cazadores de indios”, que eliminaron a los tehuelches, y luego se comenzó con la explotación de las fuerzas de trabajo que llevó a las huelgas que terminaron con el fusilamiento de más de mil trabajadores del campo.

Estos noventa años tienen que ser recordados por todas las organizaciones obreras del país y en los institutos de enseñanza y en actos culturales de organismos oficiales. Otra vez las palabras “Nunca más” deben pronunciarse en voz alta. Sí a la palabra, no a la bala como solución. Que la “noble igualdad” que cantamos en nuestro himno vaya cobrando verdadera validez

Página/12 :: Contratapa :: Sí, a la noble igualdad

Por Osvaldo Bayer
Ya se cumplen noventa años. Algo inexplicable. La crueldad más ocultada de nuestra historia. El fusilamiento de los peones patagónicos de 1921. Un crimen que dejó abierta una herida que no cicatrizará jamás. Llevado a cabo por un gobierno elegido por el pueblo, el de Hipólito Yrigoyen. No hay explicación alguna. Se fusiló y ya está. Se cumplieron órdenes, dijo el Ejército. Han quedado para siempre como testigo las tumbas masivas. Ahora ya marcadas. Allí están, silenciosas pero que hablan por sí mismas y lo dicen todo. Fusilados por pedir tan poco. Y sus héroes: don José Font (Facón Grande), Albino Argüelles, Ramón Outerello, el alemán Schultz. Y cientos de chilotes, argentinos, y trabajadores llegados de más allá de los mares.

Santa Cruz se prepara. Habrá como todos los años, Memoria. Allí, junto a las tumbas masivas. Se guardará silencio mientras el viento sigue trayendo el eco de las balas de aquel 1921. Hablarán trabajadores del campo, historiadores, representantes del pueblo. Palabras y emoción.
Recuerdo cuando inicié la investigación, en 1966. Vivían protagonistas y testigos. Por primera vez comenzaron a hablar luego de medio siglo de silencio. Los soldados, los oficiales fusiladores, los estancieros, los políticos, los peones que habían salvado su vida por ser menores de edad pero que habían visto todo.

Muerte en el paraíso. Ver por última vez esos paisajes, esos cielos azules antes de morir. Morir por pedir tan poco. Fusilados por el Ejército Argentino. La orden de la pena de muerte por “subversión” fue dada por el presidente Yrigoyen. Una huelga por unos pesos más y un poco más de dignidad en el trabajo no es “subversión”, señor presidente. Los radicales explicaban en los pasillos del Congreso que sí, está bien, Yrigoyen le había dado la orden de pena de muerte al teniente coronel Varela, jefe del 10 de Caballería, pero que “a éste se le había ido la mano”. Todo está dicho en la sesión del 23 de marzo de 1922 de Diputados, donde la oposición quiso saber la verdad de todo, el porqué de los fusilamientos si la pena de muerte ya había quedado anulada en 1918 por disposición de ese mismo Congreso. La oposición exigió de inmediato el envío de una comisión investigadora para que situara las tumbas masivas y se comprobara el número de peones rurales fusilados. Pero el oficialismo radical votó en contra. No quería que se supiera la verdad. La única manera de ocultar el crimen oficial era guardar silencio y mirar para otro lado. Para que el olvido tapara el crimen. De eso no se habla.

Hasta que un año después el anarquista alemán Kurt Wilckens hará volar por el aire al obediente teniente coronel Varela con una bomba frente al Regimiento 1 de Infantería, de acuerdo con el principio: “Cuando en un país no hay justicia, el pueblo tiene derecho a hacerse justicia por su propia mano”.

La tragedia de los peones de campo patagónicos quedó oculta. Pero, lo repetimos, la Etica siempre triunfa en la historia. Y así fue. Medio siglo después la tragedia quedaba en claro. Las investigaciones históricas probaron el crimen oficial. Pese a las prohibiciones y la quema de libros de la dictadura de la desaparición de personas, la tragedia no quedó oculta nunca más. Hoy, en territorio santacruceño están marcadas todas las tumbas masivas y los héroes del movimiento rural tienen sus estatuas. Facón Grande está allí a la entrada de Jaramillo, a pocos metros de donde fue fusilado; Albino Argüelles es recordado por un monumento a la entrada de San Julián; Ramón Outerello, a la entrada de Puerto Santa Cruz. Todos los años, al llegar la fecha de las ejecuciones se realizan frente a las tumbas masivas actos recordatorios. Donde está el monumento de los fusilados en las estancia La Anita, de los Braun, todos los principios de diciembre se hace un acto al que concurren alumnos, docentes, vecinos y cantautores populares, que entonan canciones en recuerdo de los héroes que pedían tan poco por su sacrificado trabajo.

Además, la tragedia ha sido llevada al cine y al teatro. Ha quedado para siempre en la conciencia del pueblo. Más todavía, hay una iniciativa para considerar a los fusilamientos de las peonadas patagónicas como un “crimen de lesa humanidad”, es decir, no prescribirá jamás. Algo para tener en cuenta por quienes recurren a las armas para dirimir los conflictos sociales.

Sí, se recuerda a las víctimas. En cambio, a los ejecutores del crimen no los recuerda nadie; hasta sus familiares se avergüenzan de ellos. Como ejemplo de la cosecha por los crímenes oficiales, el teniente coronel Varela, en su tumba en el panteón militar de la Chacarita tenía una sola placa, que decía: “La comunidad británica de Santa Cruz al teniente coronel Varela, que supo cumplir con su deber”. Esa placa fue retirada últimamente. Pero lo dice todo. Como cuando esa misma comunidad de los estancieros británicos le cantaron al militar fusilador el “For he is jolly good fellow” (“porque es un buen compañero”) como está en la crónicas del diario inglés de Punta Arenas. Es decir, el beneplácito de los dueños de la tierra.

Pero, vayamos a la verdad, el principal responsable de esta tragedia fue el presidente Yrigoyen. Sí, como dijeron sus partidarios, Yrigoyen le dio el bando de la pena de muerte a Varela pero éste se extralimitó y la usó en forma desmesurada. Si hubiese sido así, Yrigoyen tendría que haber ordenado de inmediato una investigación a fondo de los hechos. No, se cubrió todo, con el voto negativo de la bancada radical hacia una comisión parlamentaria investigadora. Además de este gravísimo atentado contra la vida impuesto desde el poder, Yrigoyen tampoco dio ninguna declaración acerca de la brutal represión de los obreros metalúrgicos en la Semana Trágica de enero de 1919, ni en la represión de los hacheros de La Forestal, también de 1921. Lo he repetido muchas veces y lo seguiré repitiendo porque la democracia verdadera exige eso: el reconocimiento de los errores, en este caso, errores que costaron centenares de víctimas y una tiránica injusticia social: el partido radical debe hacer un pedido público de autocrítica y pedir perdón a la sociedad. Como lo hemos sostenido eso no es una humillación sino una demostración de que se cree en la democracia y se hace uso de ella para prometer un “Nunca más” en crímenes políticos, que en nuestro país no sólo fue hecho por dictaduras militares sino también por políticos elegidos por el pueblo.

“Así no se mata a un criollo”, gritó en el momento de ser fusilado el gaucho Facón Grande, como era llamado don José Font. El eco quedó y nos llega cuando nos vamos acercando a Jaramillo. No hay que olvidar la gesta de estos hombres que resolvieron decir ¡basta! a la explotación del hombre por el hombre y salir a pedir más dignidad.

Todo había nacido con la concesión Grünbein, del presidente Roca, por la cual se cedieron 2.500.000 hectáreas a diecinueve estancieros británicos. Primero, para “despejar” los campos se contrataron a los “cazadores de indios”, que eliminaron a los tehuelches, y luego se comenzó con la explotación de las fuerzas de trabajo que llevó a las huelgas que terminaron con el fusilamiento de más de mil trabajadores del campo.

Estos noventa años tienen que ser recordados por todas las organizaciones obreras del país y en los institutos de enseñanza y en actos culturales de organismos oficiales. Otra vez las palabras “Nunca más” deben pronunciarse en voz alta. Sí a la palabra, no a la bala como solución. Que la “noble igualdad” que cantamos en nuestro himno vaya cobrando verdadera validez

Página/12 :: Contratapa :: Sí, a la noble igualdad

Esa es la Argentina que añoran los garcas de ayer y hoy,la “Gloriosa Epoca” sin leyes gremiales,donde el estado contestaba a una huelga con balas de plomo,la Semana Trágica es otro ejemplo.Que triste es trabajar durante 12 horas en condiciones lamentables por un mísero sueldo.No me quiero pelear con los radicales,por eso a Yrigoyen no lo voy a nombrar.

Muchos de los que bancan al modelo “nac y pop” reivindican al hijo de re mil putas de Yrigoyen. Es claro que hagan esto, cuando hoy en día pasa lo mismo matan trabajadores jujeños, reprimen a los maestros santacruzeños, asesinan a los hermanos Qom con total impunidad… todo en manos de la policia y del estado.
Hoy en día muchos laburantes siguen trabajando esas horas diarias porque sino no llegan a fin de mes, la precarizacion laboral sigue pasando aunque no nos demos cuenta…

Siempre una mirada tan amplia y tan finita para captar lo ambivalente en ciertos aspectos de la historia argentina…

Explayate más…

Que las cosas son más complejas que como las pintás vos a veces, a eso me refiero, yo no reivindico a Yrigoyen, para nada, pero me parece que no es tan simple cómo se dieron las cosas. El partido radical en ese momento, además de su lucha por la democracia, fue el primer movimiento que incorpora a la clase media y a cierto sector de la clase baja. Hubo muchos intentos de negociación salarial, algo que antes era un sueño imposible de cumplir, y ese afán envía las tropas en un primer momento a la Patagonia para mediar entre el poder local británico y los trabajadores. Después los ingleses no cumplen y se genera una situación de caos total, yo creo que Yrigoyen no mandó directamente a matar a los trabajadores, pero sí se lavó las manos y dejó el conflicto librado a la voluntad de un enfermo como fue el coroner Varela, un cipayo hijo de re mil puta (ahí no hay ambivalencia, ves?:mrgreen:). Eso, me parece que no tiene nada que ver acusar a “los nac an pop” de reivindicar a Yrigoyen, en general se rescatan ciertas cosas con respecto a los mandatos anteriores, al fraude, la corrupción, el cipayismo, etc. Dentro de todo Yrigoyen representa un avance hacia la construcción de la democracia que tenemos hoy, que si bien vos despreciás, eso no te da derecho a levantar el dedo acusador sobre los que valoran el hecho.

¿Por ejemplo?

Yo banco a Yrigoyen, por una serie de cuestiones que me parecen avances notables para su epoca.

No estoy seguro de tener ganas de enumerarlas por la simple razón de que estoy seguro de que vamos a terminar hablando de cosas que no tienen nada que ver con la cuestión, como ya se ve renglones mas arriba.

Angelito… y arriba tenes a otra defensora de Yrigoyen. Generalmente los peronchos defienden a este nefasto presidente.


Jajaja El partido radical desde sus comienzos fue un partido elitista, dirigido por grandes burgueses. Fue un partido defensor de los intereses de la clase alta y de la conciliacion de clases… Yrigoyen fue un gran ejemplo de lo que fue y es la UCR, un partido patronal que, cuando tiene que defender los intereses de los terratenientes los defiende, y cuando tiene que reprimir a los obreros los reprime.
Claro, Yrigoyen lo unico que dijo es “cumpla con su deber”. El mismo mando a reprimir a los trabajadores, a asesinarlos y masacrarlos. Avance??? Sí, avance de la burguesía sobre la clase proletaria, sometimiento de los obreros y eliminación de los grupos más luchadores como lo eran los anarquistas. Eso logró Yrigoyen. Beneficiar a los patrones.

Y despues ustedes dicen estar del lado de los trabajadores???

:lol::lol::lol:

Para qué me gasto…

Reinvindican a Yrigoyen, proximamente vestiran cintas rojas con una k blanca. VAN POR TODO.

jajajaja, flasheas que los contextos y los hechos fueron los mismos? Dejate de joder, sos corredor de rally que derrapás tanto ?

Cada vez que leo lo que escriben, sus posturas y a los personajes que defienden estoy más seguro de la posición en la que estoy. Gracias.

Entonces no entiendo por qué gracias a un radical existe el artículo 14 bis, o por qué la UCR es miembro de la Internacional Socialista en lugar de partidos como el PO por ejemplo.

Aclaro que no soy radical.

Gracias a un radical no existe eso, ese articulo existe gracias a la presión de los trabajadores por mejoras laborales, lo que provoca que la clase dominante suelte un poco de la cuerda para verse beneficiado y no perderla toda.
Te cuento, existen 4 Internacionales. La Primer Internacional fue creada por Marx, abarcando a todas las organizaciones de obreros, que empezaban a surguir.
La Segunda Internacional estaba conformada por partidos socialdemócratas, es decir por partidos reformistas que no representaban los intereses de los obreros.
La Tercera Internacional fue la creada por Lenin y despues apropiada por Stalin.
La Cuarta Internacional fue creada por Trotsky en oposición a Stalin, y la que abarca a los partidos trotskistas de todo el mundo. El PO está en esta última, mejor dicho esta en la Comision para la Refundacion de la IV Internacional.
Todas las Internacionales perdieron vigencia, poder y organizacion… y estan casi disueltas.

Por que la Internacional Socialista es una fantochada,son liberales que se dicen socialistas,sino mirá al socialismo español.

O al PS chileno o argentino…

Gracias por lo de peroncho.