Si, comparto. Igual yo no lo decia del lado de los jovenes. Estoy de acuerdo en todo eso que marcaste de los jovenes, pero mi comentario apuntaba a la ausencia de “grandes”, me hubiese gustado ver un poco mas de gente +40, +50, +60, nada mas.
O sea que si los Backstreet Boys metían 200.000 personas en el Hipódromo, habría que darle mayor cobertura a ellos que al aniversario del golpe … mamita.
Por supuesto que no, en un espacio popular no puede haber espacio para ese tipo de vanidades infantiles. Pareciera que en vez de “a ver quien la tiene mas grande”, es “a ver quien es mas zurdo” …
En ningún momento dije que toda la gente que el peronismo abrazaba valían como el oro. Seguro que hubo soretes y gente que valió la pena. Nunca dije otra cosa.
Yo no reivindico a Firmenich, sí a Montoneros como organización política y no fierrera. Estoy totalmente en contra de los fierros después del retorno del viejo. Al pepe no lo denosto ni lo halago, siemplemente me parece que las críticas tendrían que ser apuntadas a su desempeño y no, sobre las sospechas si fué servicio o defendió intereses ajenos a los del movimiento.
Tas equivocada, las 2 primeras frases son de un CD de SOLEDAD…
Si no sabes que el 24 de octubre de 1975 se mataron a estudiantes del colegio militar(de 18 años) que nada tenian que ver con nada, estas teniendo una memoria SELECTIVA…
El tema que canta la Sole dice “Odio quiero yo, no indiferencia”, en lugar de " prefiero que me odien a que me olviden"
Volviendo al tema: que en el gobierno de Isabel hubiera este atentado, ¿le quita responsabilidad a los milicos sobre todo lo que vino? Justamente Cecilia Pando, con tus mismos argumentos, la remata que hay que reivindicar la causa del proceso y pide amnistía.
Me costó encontrar la causa de Diego Barceló. Aparece como víctima del ERP, que había sido desarticulado en el 77. ¿Por qué los milicos se quedan hasta el 83`y con ganas de seguir?
Creo que a esos civiles les hace falta defensores de su memoria, que no escondan intereses mezquinos atrás. Al tomar la posta Pando, que busca instalar que “el accionar de los militares fue el correcto, que es justa una amnistía general”, lo que podría ser un reclamo justo queda tapado.
Por el lado de la justicia, los atentados anteriores al golpe fueron cometidos por el ERP, que fue desarmado totalmente en el 77’. Respecto a los atentados a comisarías efectuados por el brazo armado de Montoneros, fue algo lógico, ya que la policía de esa época participaba en la mayoría de los operativos ilegales. Aquí, fue la policía local la que entregó y llegó engañados a su ejecución a Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville. El primero porque hablaba de la represión. El segundo, sólo porque estaba ahí.
Reapareció en San Martín a principios de mes y ya fue escrachado. En 2009, el Ministerio de Defensa le ordenó a la Armada que lo pasara a retiro y desde entonces fue acogido por Bergoglio. Página/12 lo había identificado ese año en San Pedro Telmo.
“La mentira y el engaño son las armas del demonio”, suele repetir el presbítero Angel Zanchetta en sus homilías. La advertencia a sus feligreses resuena como una confesión de parte: Zanchetta es uno de los capellanes de la Armada denunciado por aliviar la conciencia de los pilotos de los vuelos de la muerte. Entre el ’75 y el ’77 actuó en la ESMA y ese trabajo le garantizó los vínculos que lo siguen manteniendo a flote. En 2009, el Ministerio de Defensa le ordenó a la Armada que lo pasara a retiro. Lejos de quedar a la deriva, el cardenal Jorge Bergoglio lo acogió en su diócesis. Página/12 lo identificó en la Iglesia San Pedro Telmo y, de inmediato, le buscaron nuevos destinos. A principios de mes reapareció en la parroquia María Inmaculada de San Martín, pero el secreto no duro mucho; un escrache de la Juventud Peronista Evita expuso ante los fieles la historia del pastor (ver aparte).
Después de que la Armada lo pasara a retiro, Zanchetta soportaba con su mirada helada, su porte discreto y su voz suave cada vez más preguntas incómodas en las parroquias porteñas. Bergoglio lo trasladó de San Pedro Telmo apenas apareció en la primera plana de este diario. El Golfo de Génova lo cobijó en Italia por unos meses, hasta que a mediados del año pasado volvieron a buscarle destino. Los jerarcas de la Iglesia pensaron, quizá, que sacándolo de la comuna el confesor de los pilotos de los vuelos de la muerte recuperaría tranquilidad. No fue así: en julio del año pasado reapareció en la parroquia Nuestra Señora de la Merced de Caseros, la principal de Tres de Febrero. Lo reconocieron y el obispo Guillermo Rodríguez Melgarejo pretendió nombrarlo entonces en la Sagrada Familia. Las protestas de familiares de ex detenidos-desaparecidos lo obligaron a rever la designación. Esa iglesia está a pocas cuadras del Colegio Militar y cercana a la Brigada Aérea de Palomar, lugar desde el que partían vuelos para arrojar prisioneros vivos al mar. Vecinos, junto con integrantes del partido Nuevo Encuentro, van a gestionar ante el partido de Tres de Febrero la declaración de “persona no grata” del sacerdote.
Por orden del cardenal, Rodríguez Melgarejo le buscó otro lugar dentro de su diócesis. Zanchetta asumió el 6 de marzo pasado como administrador de la parroquia María Inmaculada de San Martín, el 14 se presentó a la feligresía. Apenas una semana después, una volanteada de la JP Evita le volvió a recordar su pasado, que es presente eterno. “Como a los nazis les va a pasar/ a donde vayan los iremos a buscar”, gritaban los militantes. Al presbítero se le acortan los tiempos: ya no son meses sino apenas días los que necesitan los fieles para detectarlo y reclamar que la jerarquía eclesiástica no siga ofendiendo la memoria colectiva. Los méritos
En El vuelo, el libro de Horacio Verbitsky que reproduce la confesión del ex capitán Adolfo Scilingo, el marino cuenta que después del primer vuelo en el que arrojó al mar prisioneros vivos, adormecidos, se sintió mal y fue a hablar con el capellán que “le encontró una explicación cristiana al tema. No sé si me reconfortó, pero por lo menos me hizo sentir mejor”, recordó.
–¿Cuál fue la explicación cristina?
–No me acuerdo bien, pero me hablaba de que era una muerte cristiana, porque no sufrían, porque no era traumática, que había que eliminarlos, que la guerra era la guerra, que incluso en la Biblia está prevista la eliminación del yuyo del trigal. Me dio cierto apoyo.
El testimonio de Graciela Daleo, una de las sobrevivientes de la ESMA, abunda en esa comunión de religión y milicia. Mientras le aplicaban descargas eléctricas, “yo rezaba Avemarías a los gritos y eso los enfurecía. Pernías tenía al cuello un crucifijo y una medalla de la Virgen Milagrosa”. Antonio Pernías fue uno de los primeros oficiales de la Armada que admitió ante el Senado que había torturado. La reapertura de los juicios por delitos de lesa humanidad convirtió a Pernías en uno de los presos de Marcos Paz.
Con poco más de 30 años, Zanchetta era uno de los sacerdotes adiestrados para defender la “civilización occidental y cristiana”. Los métodos eran lo de menos, apenas medios consagrados al fin supremo.
En la estructura del obispado castrense, la misión de Zanchetta fue bien recompensada. A partir de la recuperación democrática se desempeñó como jefe del Servicio Religioso del Comando de Operaciones Navales de la Base de Puerto Belgrano y ocupó hasta diciembre del 2004 el cargo de canciller y secretario general del obispado castrense. En el 2007, el entonces arzobispo Antonio Baseotto lo envió a Haití para asistir a las tropas argentinas que integran la Misión de Paz de la ONU. Por entonces ya había estallado el conflicto con el ex presidente Néstor Kirchner, que desconoció a Baseotto como obispo luego de que éste propusiera tirar al mar al ministro de Salud, Ginés González García, por pronunciarse a favor de la despenalización del aborto.
Como los antecedentes podían jugarle una mala pasada a Zanchetta, en 1981 sus superiores lo habían sacado de la órbita de la Armada y lo pasaron a Ejército. En 1984, en democracia, lo devolvieron a jurisdicción de la Marina. La Iglesia oculta esos pases y niega así la presencia de Zanchetta en la ESMA.
Cuando el presbítero Pedro Candia, a cargo del obispado castrense, informó en julio del 2008 a la Armada que Zanchetta cesaba en su tarea pastoral, el cardenal Bergoglio lo sumó a la diócesis metropolitana. El obispo Oscar Ojea lo destinó a principios de 2009 como vicario a la iglesia San Pedro González Telmo, de Humberto Primo al 300. Su llegada provocó algunas preguntas incómodas para el párroco Ernesto Salvia sobre los antecedentes del cura que lo asistiría. A mediados de ese año este diario reveló que a pesar de la orden de Defensa de pasar a retiro a los capellanes que hubieran estado durante la dictadura, la Armada lo conservaba a Zanchetta como capitán de fragata en disponibilidad con un sueldo de 5000 pesos. La información provocó una nueva orden de la entonces ministra Nilda Garré al jefe de la Marina, Jorge Godoy, para que cesara en sus funciones al capellán. La resolución adjuntaba el legajo oficial que daba cuenta del paso de Zanchetta por la ESMA transformada en centro clandestino de detención. Los lazos de complicidad entre oficiales y sacerdotes en actividad desde la dictadura alimentan más de una sospecha: en el Edificio Libertad algunos memoriosos aseguran que Godoy desde su cargo de secretario de Relaciones Institucionales de la fuerza había viajado a México para brindarle apoyo económico a Ricardo Miguel Cavallo, el oficial de la ESMA detenido en ese país en 2000 por orden del juez español Baltasar Garzón, extraditado a Madrid en 2003 y desde 2007 preso y juzgado en la Argentina.
La agrupación Hijos se presentó ante el juez federal Sergio Torres para solicitar que le pidiera a la Iglesia y a Defensa todos los antecedentes de Zanchetta y lo citara a declarar. Junto al capellán Luis Antonio Manceñido son los dos curas señalados como los confesores de los oficiales que piloteaban los vuelos y fueron reconocidos también por secuestrados en la ESMA.
[b]Formador[/b]
Antes de partir a Haití, Zanchetta combinaba su prédica castrense con la civil. Con la bendición del párroco Alejandro Puiggari, recaló entonces como segundo sacerdote en Nuestra Señora del Rosario del barrio de Palermo. Algunos creyentes recuerdan sus palabras desde el púlpito instando a votar por Mauricio Macri frente a Aníbal Ibarra y el aval elogioso a George W. Bush por “la defensa de la vida”. Puiggari es el encargado de Catequesis de la Arquidiócesis de Buenos Aires y el director de la Junta Nacional de Catequesis, por él pasa toda la enseñanza del país. El tiempo que estuvo en San Pedro Telmo lo ocupó en el asesoramiento espiritual del grupo scout. En su paso por el conurbano, la Iglesia insiste en reciclarlo para la formación de las nuevas generaciones.
Bergoglio le sigue buscando destino a Zanchetta. Quizá la confesión en los estrados judiciales le permita encontrar su lugar.
El Estado no cumplia la Constitucion (En realidad la vigente era la del 49 pq un Decreto del Ejecutivo no puede derogar una Constitucion), ni las Garantias, ni nada, por el contrario se dedicaba a perseguir,torturar, proscribir,asesinar desde mucho antes que los 70, como se le puede pedir a un Civil que no se rebele ante tanta opresion?? San Martin dijo “Cuando la Patria esta en Peligro todo esta permitido, menos NO defenderla”
Ahora bien los familiares de los muertos en atentados tienen que buscar los responsables en el mismo lugar que las Agrupaciones Sociales, osea en los que manejaban el aparato represor del Estado, pq si el Estado hubiese sido un Estado de Derecho podria haber juzgado con su debido proceso a los que realizaron esos atentados, por el contrario se dedicaron a masacrar no solo a los que estaban en la Lucha Armada sino que en su inmenza mayoria era gente que en su puta vida habia agarrado un revolver o armado un explosivo pq borrar las armas era facil, lo dificil era matar las ideas…