16 años del atentado a la Amia

Bueno, ahí hay que saber separar los tantos. A mí realmente el único demonio que me interesa es el que se llevó 85 vidas, argentinas, pero principalmente inocentes.


Y bueno, si me interpretaste mal, problema tuyo… Vos saliste con las chicanas de punta, y no yo.

Coincido, Alejo. Pero quiero saber por qué se le atribuye a Irán. Nada más. Tal vez los moishes del foro me puedan instruir.-

Y vos te pensás que yo trabajo en memoria activa o que accedí al expediente de la causa?? Por como hablás parece que solo los moishe del foro somos los únicos autorizados para opinar. :roll:
Yo se lo mismo que sabemos todos los argentinos, la pista siría-iraní nace desde la vinculación de Telleldin y las llamadas con Edul. Las indagaciónes a los 7 iraníes se basa en un dictamén de 900 páginas echo por Nisman y el otro juez que se cagó todo luego de hacer la denuncia Martínez Burgos.


Con ese criterio a Israel no le convendría el procesamiento de Fino Palacios, siendo un pais que lo condecoró…

Que fácil que es hablar para algunos eh. Yo quisiera saber cuantos tuvieron la posibilidad de leer al menos 5 hojas de las 802 que tiene la causa AMIA ? Yo quisiera saber cuantos algunas vez tuvieron la oportunidad de ir a AMIA y hablar con los familiares de las víctimas ?

Las pruebas están. El que no quiera creer que Irán es el culpable, y bueno que se le va a hacer, problema de el y sabra porque.

Yo no soy ni el fiscal de la causa, ni el juez, pero si tengo conocimiento de algunas de las pruebas porque tuve acceso a la causa.

Los que tanto hablan de las pruebas yo les quiero preguntar si sabían por ejemplo que Moshe Rabani luego de volver de una reunión de la ciudad de Mascad en Irán en agosto de 1993 ( reunión en la que la justicia dictamino que se decidió cuando y donde se iba a hacer el atentado ) abrió una cuenta en Deutsche Bank. Donde recibió entre marzo y abril de 1994, 150 mil dolares.

También hay pruebas de la SIDE donde hay fotos de Rabani buscando camionetas por Warnes.

Se investigo las llamadas telefónicas del celular de Rabani y se encontró que se hizo una llamada telefónica a una mezquita. Esa llamada fue hecha desde un lugar muy cercano a donde estaba guardada la Trafic hasta el día del atentado.

Desde un locutorio cercano a la AMIA se detectaron una hora después del atentado llamadas a un celular de Foz de Iguazu que pertenecía a quien coordinó la operación desde la triple frontera.

Desde el mismo locutorio la SIDE identifico 5 llamadas directas a Irán y a Libano en los 3 meses anteriores al atentado. Uno de los números fue identificado como una base de Hezbollah en Libano.

Estas son algunas de las tantas pruebas que hay en las 802 paginas. Las pruebas existen. La justicias ya fallo. Al que le guste bien, y al que no también.

Hey no se persigan. Saltan al toque. Pregunté bien.-

aparte el chabon que manejo la traffic no era del libano o flasheo cualquiera?

Sabes que pasa, que antes de hacer este tipo de comentarios :

seria bueno que tengas una minima idea de porque se lo acusa a Iran en la causa AMIA. Y si realmente no sabias que pruebas hay, ese comentario esta de mas y se puede preguntar de otra forma. Igualmente esta todo bien.

te quiero hacer una pregunta (no es mala onda), vos que tenes mucha idea sobre el caso, por que decidieron volar la amia? (mas alla de que los terroristas eran musulmanes y la amia es una mutual judia, pero nunca escuche por que quisieron poner una bomba puntualmente ahi)

Testigos identificaron a quien manejaba la trafic. Era Ibrahim Hussein Berro un militante del Hizbollah. Que vaya casualidad dos meses despues del atentado el libano dio a conocer que murio en un enfrentamiento con el ejercito de Israel.

Que casualidad.

Tócala de nuevo, Nisman
La causa AMIA suma hoy 113.600 fojas. Son 568 expedientes de doscientas fojas cada uno, a los que deben sumarse 400 legajos de “Investigación”, 1.000 paquetes de siete a ocho legajos, cada uno con intervenciones telefónicas, y 1.500 carpetas con información de la SIDE.
Por jorge lanata
19.11.2006 | 07:21

La causa AMIA suma hoy 113.600 fojas. Son 568 expedientes de doscientas fojas cada uno, a los que deben sumarse 400 legajos de “Investigación”, 1.000 paquetes de siete a ocho legajos, cada uno con intervenciones telefónicas, y 1.500 carpetas con información de la SIDE. En esas 113.600 fojas, 568 expedientes, 400 legajos, 1.000 paquetes y 1.500 carpetas no hay nada. Si nos dedicáramos a hacer un tótem judicial con esa cantidad absurda de papel, podríamos llenar varios cuartos en una casa. Varios cuartos llenos de nada.
En verdad, y para ser exactos, no se trata de Nada Absoluta: hay operaciones de los servicios e inteligencia, de la Policía, de gobiernos extranjeros, estupidez de jueces y fiscales, corrupción, gestos miserables y después nada. La misma nada presente en las ochocientas y una páginas del dictamen del fiscal Nisman, nada ratificada por el juez federal Canicoba Corral.
Pero la Nada, como nos enseñó Michael Ende en La historia interminable, no es neutral. En la pelea de Bastian y Atreyu la Nada es una especie de representación de todos los pensamientos oscuros del hombre, que destruyen su deseo de soñar. “Todos los personajes de Fantasía que caen dentro de la Nada se convierten en mentiras al pasar al mundo real”, escribe Ende. La negra y viscosa Nada de la AMIA sepulta en la injusticia y el olvido la muerte de ochenta y cinco personas.
El fiscal Alberto Nisman tiene serios problemas de memoria; hace algunos días volvió a repetir lo mismo que el año pasado: anunció avances en la investigación presentando sólo información vieja. El año pasado lo hizo con el espectacular descubrimiento del conductor suicida Ibrahim Berro, quien luego se convirtió en radicheta. Este año repitió su modus operandi solicitando la captura de ocho iraníes por los que él mismo había pedido en 2003, y sin aportar un solo nuevo dato. El 21 de febrero de 2003 el fiscal detective Nisman solicitó junto al ahora ex fiscal José Barbaccia al destituido juez Juan José Galeano la captura de 22 iraníes basándose en información aportada a la causa por el espía Jaime Stiusso. Vale la pena recordar que Barbaccia renunció luego de haber sido apartado de la causa en la que se le reprochan, entre varias irregularidades, el haber practicado filmaciones ilegales en la fiscalía a su cargo, haber filtrado información a la prensa en su viaje a Alemania en diciembre de 2003, cuando recibió la declaración del Testigo “C”, Abolga-shem Mesbahi, disidente del régimen iraní, tergiversando el contenido de su declaración, y haber sido expulsado de la audiencia por el juez alemán, circunstancia que originó una cuestión diplomática que no registra antecedentes en las relaciones exteriores de nuestro país. Hoy Barbaccia apeló su procesamiento dictado por el juez Lijo por haberle ofrecido al mecánico Claudio Cotoras la suma de 100.000 dólares a cambio de imputar a Carlos Telleldín y a Juan José Ribelli en el atentado y por el delito de falso testimonio agravado, ya que afirmó, bajo juramento, desconocer el pago de 400.000 dólares efectuados a Carlos Telleldín.
Nisman debería mejorar su círculo íntimo. Lo curioso del pedido de los 22 iraníes es que estos ocho, que se suponen nuevos, se encontraban en la primera lista de 2003. Nisman pidió entonces –y Galeano concedió– la detención de Hadi Soleimanpour, ex embajador de Irán en Argentina entre los meses de junio de 1991 y agosto de 1994. Soleimanpour fue detenido en Durham, Reino Unido, pero según una nota, fechada el 12 de noviembre del mismo año, el secretario de Estado del Ministerio del Interior inglés decidió dejarlo en libertad por falta de pruebas, “no librar una orden para proceder contra Soleimanpour” y hacer cesar la orden de arresto preventivo pedida por Nisman sobre la base de que “el voluminoso material que conforma el pedido de extradición formulado por Argentina no cumple, prima facie, con los requisitos probatorios exigidos por el Reino Unido” (nota de fojas 916, con traducción a fs. 927/929 del “Incidente de extradición de Hadi Soleimanpour”). La fiebre de detención de Nisman aquel 2003 era imparable: el 16 de mayo, junto a Barbaccia y Eamon Mullen (el otro ex fiscal acusado de irregularidades en la causa), reiteró a Galeano el pedido de captura de los 22 anteriores y agregó otros seis iraníes. Galeano siguió firmando. Hasta que Interpol volvió hacia atrás con los pedidos insistiendo en la poca seriedad de la investigación y agregó un detalle conmovedor: uno de los buscados estaba muerto (lo que hubiera, de hecho, facilitado su captura).Cuando Galeano fue apartado de la causa por el Tribunal Oral, el nuevo juez, Canicoba Corral, insistió con los pedidos de captura de los iraníes: una asamblea de Interpol los rechazó por 91 votos contra 9 a favor. La asamblea le dijo entonces a Canicoba: “El Comité Ejecutivo nota, en particular, que las órdenes de detención fueron firmadas por un magistrado cuya intervención en el caso fue declarada irregular por las autoridades argentinas competentes”. El jefe de la Oficina Jurídica de Interpol fue todavía más claro: “Unicamente nuevas órdenes de detención firmadas por un juez diferente y basadas en un examen de la prueba que respalde los cargos podría justificar el restablecimiento de las difusiones rojas”. “Difusiones rojas” es, en el argot de los organismos de seguridad internacionales, “la búsqueda de los sospechosos”. Interpol fue aún más alllá: “Hasta tanto ello ocurra, rige el cese de búsqueda de los sospechosos iraníes dispuesto por la Secretaría General del organismo” (fojas 118.958 de la causa). La sucesión numérica de Nisman sugiere, sin embargo, algunas preguntas básicas: ¿por qué primero eran 22, luego 12 y ahora 8? ¿En cuál de los tres pedidos se equivocó? ¿O se equivocó en los tres? Nunca, en ninguna de las cientos de miles de fojas, el detective Nisman nos anuncia pruebas nuevas que desincriminen a algunos de los 22, o de los 12, o de los 8, o que los incriminen aún más. Perdón: sí hubo un cambio; a fojas 479 Nisman dice que, en el papelón Soleimanpour, “un nuevo análisis de las pruebas obrantes en la causa nos lleva a concluir que no revisten entidad suficiente como para dictar una medida de coerción en su contra”. Es la versión larga para decir que metió la pata. Bien podría costarle un juicio político, pero parece que la Argentina da para todo.
Lo que no ha ido en descenso, sino más bien todo lo contrario, es la propensión del detective Nisman a la prosa judicial: hay que tener muchas ganas de escribir para tapar la Nada con ochocientas una páginas. Ganas o ser Martín Caparrós, quien ya ha impuesto un estilo de vida con sus brillantes textos largos. Nisman tiene a quien admirar. Lo curioso de la acusación fiscal es, además de su extensión, su diversidad: desde la página 42 hasta la 102 Nisman nos explica la historia del terrorismo en el mundo, citando bibliografía muy diversa. Sólo una cita suena un poco lamentable: la atribuida al libro Cien palabras para explicar el islam, de Soulemane Bachir Diagne, Barcelona. Le faltó incluir Mahoma explicado a los niños.

DICEN QUE DICEN
A fojas 258 de su dictamen Nisman transcribe el corazón de su investigación, su punta del ovillo: “La elección de este atentado –dice– se realizó en una reunión de seguridad máxima del Estado, bajo la presidencia de Rafsanshani el sábado 14 de agosto de 1993. En esa reunión estaban presentes los profesionales militares y miembros fijos de la alta seguridad” (traducción de la información aportada por los disidentes iraníes a fs. 65/70 del legajo 209).
La única prueba de esta reunión son dichos de oídas de terceros. No hay ningún testigo de haber visto u oído directamente algo, por ejemplo:

  • A fojas 256 Abolhassan Bani Sadr, ex presidente del Sha, líder de la oposición y director de un diario opositor en el exilio, dice: “Si Irán está por detrás, la decisión la debió tomar el Consejo”.
  • Alí Reza Ahmadi, ex integrante del Servicio Exterior del Sha, dice que “sabe que la decisión se tomó en esa reunión”. Nunca explica por qué ni quién le dijo.(fs 256).
  • Reza Zakeri Kouchaksaree, presidente de la Resistencia Iraní, dice que “sabe que la decisión se tomó en esa reunión”. Idem anterior.
  • Hadi Roshanravani, consejero de la Resistencia Iraní en el exilio, dice que “se enteró por medio de fuentes de los mujaidines en Irán que el atentado fue decidido por las más altas autoridades” (fs. 190).
  • Meshabi “C”, disidente y desertor iraní: “La decisión se tomó en el ’93 y estuvo Rabbani” (fs. 256 y 259). “Conozco y obtuve toda la información del atentado a la AMIA de los responsables del servicio de inteligencia de Irán.”
    Nisman, con estos testimonios, da por probada la reunión. Y Canicoba Corral los cree verosímiles.
    Entonces, avanza otro paso: “Según la Secretaría de Inteligencia, Rabbani partió con destino a Irán el 18 de junio de 1993 y regresó el 29 de octubre de ese año (fs. 552). “No parece arriesgado –dice Nisman– concluir que fue a participar de esta reunión.”
    Esa es toda la prueba que las ochocientas (y una) páginas de Nisman ratificadas por Canicoba tienen contra Irán. El resto –como gran parte de esto– son informaciones de inteligencia, informes entregados por SIDE, CIA y Mossad que no figuran como tales en el expediente sino como información propia de la supuesta investigación argentina.
    Dice en la acusación otro arrepentido: “Más del ochenta por ciento de las operaciones terroristas que han tenido lugar en el mundo entero han sido realizadas directa o indirectamente por Irán”. Y el fiscal toma esas afirmaciones como prueba.
    —Aplaudimos al sistema judicial de la Argentina –dijo la Casa Blanca al conocerse la decisión de Canicoba Corral.
    —Aplaudimos la búsqueda tenaz de la Justicia –dijo el portavoz Tony Snow– contra los autores del atentado. Llamamos a todos los gobiernos a apoyar al gobierno argentino.
    Irán tiene petróleo y gas, y se anima a montar un reactor nuclear sin pedir permiso. Y de Irán a Irak cambia una sola letra.

UNA VIEJA HISTORIA
La historia de involucrar a Irán en el atentado contra la AMIA no es nueva: a fojas 7213 del Cuerpo 36 se informa que una de las agendas de Telleldín apareció recortada y que apareció también, en la casa del entonces sospechoso (ahora liberado por el Tribunal Oral), “un papel” que decía “Embajada Islámica de Irán”. Telleldín tuvo que escribir unas veinte veces aquello de “Embajada Islámica de Irán” y fue sometido a una pericia caligráfica (como si el hecho de portar esas palabras en un papel configurara un delito). A fojas 26.988 se observa que los peritos Picasso, Giménez, Noguera, Comba y Anzorena “no encontraron similitudes entre la letra del papel y la de Telleldín”.
El recorte llegó a la agenda de Telleldín “plantado” y quizá provenga del mismo jardín en el que se plantó el motor de la Trafic, como veremos más adelante. La insistencia de Estados Unidos e Israel en involucrar a Irán en el atentado no es ideológica sino estratégica: nadie en su sano juicio podría defender a Irán, con un presidente proclive a las declaraciones nazis y serias violaciones a los derechos humanos en el interior del país, pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, con perdón de la tautología.
Si, como todo indica, el atentado llegó de Siria, la estrategia de involucrar a Irán se vuelve mucho más clara:

  • Desde la Guerra del Golfo el régimen de Damasco es aliado de Estados Unidos contra Irak.
  • Siria e Israel disputan parte de los territorios ocupados (las Alturas del Golán), y culparlos de la AMIA agregaría otra piedra en un camino lleno de obstáculos para esa relación cada vez más tensa en la frontera norte de Israel.
    La investigación de la AMIA está montada sobre pies de barro: uno de ellos, quizás el más significativo, es la supuesta existencia del coche bomba al que sólo una testigo vio. María Nicolasa Romero, enfermera de la Policía, declaró en la causa que esa mañana fue sorprendida por la explosión junto a su hijo y su hermana, mientras se dirigían a un jardín de infantes vecino. “Mientras caminaban por la vereda impar de Pasteur al 600 (N del A: la misma de la AMIA), el niño se soltó de su mano y comenzó a correr, por lo que ella y su hermana debieron apurar el paso hasta darle alcance en la esquina de Pasteur y Tucumán; que al descender de la calzada para iniciar el cruce los tres se vieron obligados a retomar la vereda para evitar ser atropellados por una camioneta color beige que lentamente circulaba por Tucumán y, para tomar Pasteur, giró hacia su derecha en forma cerrada”. En ese segundo, quizá segundo y medio, Nicolasa pudo proteger a su hijo, volver a subir el cordón, ver el rostro del conductor y advertir que poseía rasgos árabes. Si el cargo de director de la CIA estuviera vacante, Nicolasa debería ocuparlo. Su hermana, a fojas 165 del expediente, no vio el coche bomba.
    Un equipo de investigación dirigido por el autor de estas líneas y formado por once personas investigó el atentado y descubrió por lo menos a diez testigos sobrevivientes que estaban mucho más cerca de la puerta de la AMIA que Nicolasa y nunca vieron a la famosa Trafic. En estas páginas se reproduce un mapa con su ubicación y datos personales:
  1. Juan Carlos Alvarez, el barrendero que se acercaba al volquete que estaba en la puerta de la AMIA mirando hacia ahí, y sobrevivió de milagro.
  2. Daniel Joffe, el electricista que reparaba el carburador de su Renault a menos de quince metros, con el auto ubicado según el sentido del tránsito y perfecta visibilidad de la puerta.
    3-4) Los policías Bordón y Guzmán (uno en el bar Caoba y otro apoyado en el patrullero).
  3. Gustavo Acuña, que cruzaba desde un negocio vecino hacia el kiosco de Marcelo Fernández.
  4. Adriana Mena, empleada de la imprenta frente a la AMIA.
  5. La vecina María Josefa Vicente, en el balcón del tercer piso de Pasteur y Tucumán, mirando hacia la calle.
  6. Gabriel Villalba (empleado de la empresa de equipamientos odontológicos Narbi-Herrero), que estaba en Pasteur 675 cargando un aparato en una pick-up Dodge estacionada en doble fila.
  7. Alejandro Benavídez, dueño del bar Catriel, que cruzaba Pasteur en dirección a Tucumán.
    10-11) Los colectiveros que se acercaban por Tucumán hacia Pasteur.
  8. Rosa Barreiro, que llevaba de la mano a su hijo Sebastián y estaba a menos de cinco metros: no escuchó ni el motor de la Trafic, ni el chirrido al subirse al cordón.
    Los automóviles que circulaban por Pasteur hacia Lavalle.
    Como ya comentamos, el detective Nisman dio crédito a diversos informes de la SIDE, como los que en 2003 concluyeron que “quien condujo el coche bomba fue el miembro del Hezbollah libanés Ibrahim Berro”. La versión de Berro, en verdad, provenía del FBI y fue reprocesada por los espías locales. Nisman le exhibió las fotos de Berro a Nicolasa y no lo reconoció, aunque aclaró que “era un muchachote como éste, de esta contextura” y que “veía un parecido en el rostro”, pero aclaró “que no estaba totalmente segura”. Luego se supo, según la familia de Berro, residente en Estados Unidos, que Ibrahim murió en 1994 en Talousah bajo el ataque de un helicóptero israelí.
    Otros datos sobre la supuesta Trafic merecen ser mencionados:
  • Ningún testigo quiso firmar el acta de “descubrimiento” del coche bomba.
  • El acta de secuestro del motor tampoco fue firmada por los bomberos.
  • Eduardo Magnano, jefe técnico de CIADEA (Renault), escuchaba la radio a dos horas del atentado y recibió la visita de una comisión policial con un paragolpes en la mano. Querían saber si era el paragolpes de una Trafic (fojas 29.480).
  • El POC (Departamento de Protección del Orden Constitucional) y la SIDE pincharon el teléfono de Telleldín cinco días antes de que el motor de la Trafic fuera “descubierto”.
  • La Trafic, según consta en el expediente, tenía el motor de un modelo y la carrocería de otro. Lo que sí se veía clarito era el número del block: 2.831.467.
    En su acusación, el detective Nisman vuelve a transitar un mito demasiado viejo: que el explosivo llegó desde el exterior, en este caso “en 1990 desde Brasil, porque los iraníes habían encontrado posibilidades de almacenar este tipo de materiales”. Según las pericias, la AMIA fue volada con amonal, un explosivo compuesto por nitrato de amonio (un fertilizante) y polvo de aluminio (sirve, por ejemplo, para teñir pinturas de color plateado). En ocasión de nuestra investigación, envié a un cadete –ex profeso sin documentos– a comprar nitrato y polvo en un comercio a cinco cuadras del Obelisco. Lo único que le pidieron fue el número de CUIT. Después mostré por televisión lo complicado de conseguir un explosivo en Argentina.
    Con respecto a las motivaciones políticas del atentado, Nisman (¿o deberíamos decir la línea Galeano-Nisman-Canicoba?) habla de una cuenta, de dos cuentas, de una cuenta de Irán, de una cuenta numerada en un banco que nunca se encontró, de un depósito, de dos depósitos, de diez millones, de doscientos millones, del atentado contra la AMIA, del atentado contra la Embajada de Israel, de distintos enviados, de distintos contactos, de mensajes de Menem, de mensajes a Menem, etc., etc., etc.
    La causa AMIA, las 113.600 fojas, 568 expedientes, 400 legajos, 1.000 paquetes y 1.500 carpetas se construyeron eligiendo primero el resultado y luego la forma de llegar a él. Un rápido repaso de los diarios muestra de modo más que evidente las cortinas de humo:
  • 25 de octubre de 1997: Galeano está dispuesto a seguir la pista iraní. Pidió a Alemania los antecedentes de un atentado iraní en un restaurante.
  • 22 de noviembre de 1997: AMIA: se vuelve a pensar en Irán. Interrogan al “arrepentido” Moatamer.
  • 25 de noviembre de 1997: Detonarán 350 kilos de explosivo en una Trafic. Lo hará la productora de TV de Raúl García y Néstor Machiavelli.
  • 28 de noviembre de 1997: Investigan a un nuevo diplomático iraní.
  • 29 de noviembre de 1997: Galeano trajo documentos que involucran a Irán.
  • 4 de diciembre de 1997: Estados Unidos e Israel señalaron a Irán.
  • 20 de enero de 1998: Alertan sobre otro ataque antisemita.
  • 6 de febrero de 1998: La Corte Suprema también le apunta a la Yihad islámica.
  • 18 de marzo de 1998: El embajador israelí Avirán pidió que se responsabilice a Irán.
  • 6 de mayo de 1998: El Departamento de Estado de EE.UU. avala la pista iraní.
  • 16 de mayo de 1998: Exigen el retiro de siete diplomáticos iraníes.
    Pasaron ocho años. La canción que se repite sigue siendo la misma.

Gracias por iluminarnos Yomaxx…el informe ya de por si es poco serio al no mencionar ni siquiera al otro Fiscal Martínez Burgos que se dió vuelta de un día para otro.
Parece que el que se quiere hacer el Sherlock es Lanata, me imagino que accedió no solo al dictamen de 800 y pico de páginas, sino tambien a los cassetes que escucharon los fiscales, digo si afirma que todo son supuestos.

Leamos un poco sobre las indagaciones a Edul y Telleldin

[SPOILER]Una serie de elementos acumulados en el voluminoso expediente del caso AMIA confirman que Alberto Kanoore Edul sabe más que lo que dice.

En su primera indagatoria aseguró que nunca había llamado a Carlos Telleldín y que la comunicación la pudo haber realizado su chofer, porque el teléfono celular estaba instalado en su automóvil.

Consultado por el juez Juan José Galeano y por los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, el conductor expresó:“Nunca pude hacer ese llamado. El 10 de julio de 1994 cayó en domingo y yo los domingos no trabajo”.

Llamado a declarar otra vez, Edul trató de justificarse. Reconoció que llamó a Telleldín porque quería comprar una camioneta, ya que le habían robado la suya el 29 de julio de 1994.

Algo no cerraba. Entonces, Edul cayó en otra contradicción: explicó que, en realidad, buscaba una camioneta porque la suya fallaba.
Más misterio

Los investigadores comprobaron que ninguna de las llamadas realizadas por Edul desde su celular tuvieron como objetivo comprar una camioneta.

A eso, el comerciante sirio respondió que él concurría en persona a hacer consultas sobre la camioneta y ofreció testigos para corroborar su coartada.

Uno de esos testigos fue Walter Bordelli, cuyo nombre apareció en la denuncia anónima que lo acusaba de armar la pick-up Ford 100 que se utilizó en el atentado contra la embajada de Israel, ocurrido el 17 de marzo de 1992.

El anónimo apareció el 17 de mayo de 1992 y quedó incorporado en la causa de la embajada, en la foja 2391. Esta pista y la conexión entre Bordelli y Edul nunca se investigó.

Tampoco se investigó por qué los efectivos de la POC (División Protección del Orden Constitucional) y de la SIDE tardaron un año en entregar al juez Galeano la agenda de Edul.

En la libreta figuraba el nombre de un extraño personaje, de apellido Santillán, al que se lo vinculó con el asesinato del subcomisario Miguel Gutiérrez, de la policía bonaerense, cuando investigaba el caso de la aduana paralela.
Los secretos de Kanoore Edul - lanacion.com[/SPOILER]

Acaba menciona algo sobre un dictamen de 800 páginas sobre el pedido de indagación a 7 iraníes oh casualidad uno de los Fiscales que hizo el dictamén se cagó despues…

[SPOILER]El abogado Juan Martín Cerolini, a quien se mencionaba como posible defensor de los iraníes imputados en la causa AMIA, sostuvo en una declaración judicial que el fiscal Marcelo Martínez Burgos –con quien mantiene una vieja amistad– le pidió que intercediera ante el régimen iraní para que no atenten contra su vida. Cerolini afirma que consultó con los representantes de Teherán y éstos le dijeron que no estaba en su ánimo atentar contra el fiscal. Lo cierto es que esa manifestación judicial de Cerolini llevó al juez Rodolfo Canicoba Corral a citar a Martínez Burgos y al propio Cerolini a una declaración indagatoria como sospechosos de delitos tales como tráfico de influencias, negociaciones incompatibles con la función pública y, si se comprobara que hubo dinero de por medio, cohecho. El caso es más que extraño porque Martínez Burgos firmó –junto al otro fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman– un duro dictamen de 900 páginas en las cuales se pide la captura de siete iraníes y un libanés, entre ellos el ex presidente Alí Rafsanjani y el ex ministro de Relaciones Exteriores de Irán Alí Akbar Velayati. Y además lo defendió ante Interpol.

Página/12 intentó comunicarse con Martínez Burgos en los últimos días a raíz de la llamada a indagatoria y también porque ha trascendido que renunció como fiscal de la Unidad Especial AMIA. Pero el fiscal está de licencia y las llamadas no tuvieron respuesta.

El elemento fundamental que motivó a Canicoba Corral a convocar al fiscal y al abogado es la declaración de este último.

u Cuando Nisman y Martínez Burgos firmaron el pedido de captura de los iraníes y lo defendieron ante Interpol, la delegación de Teherán dijo que en su país está prohibido desacreditar a Irán y que, por lo tanto, le iniciarían una causa a ambos fiscales. La misma amenaza fue hecha en su momento contra el ex juez Juan José Galeano, que años atrás también firmó órdenes de captura casi contra los mismos iraníes.

u Supuestamente, Martínez Burgos se asustó, temió por su vida y mantuvo una charla con Cerolini para pedirle que intercediera ante los iraníes. El fiscal y Cerolini son amigos desde que estudiaban en la facultad y el abogado fue mencionado en forma reiterada como posible representante iraní en la causa AMIA. Esa designación, al menos por ahora, no se concretó.

u Según dice Cerolini, él consultó con representantes iraníes y éstos le dijeron que Martínez Burgos no debía preocuparse, que ellos no lo atacarían ni a él ni a nadie.

u Como consecuencia del temor de Martínez Burgos, éste decidió no viajar a un segundo encuentro de Interpol en Lyon –viajó sólo Nisman– y además manifestó su decisión de dejar la fiscalía especial del caso AMIA, algo que –según un diálogo que mantuvo en su momento con este diario– pensaba hacer desde hace rato.

Si lo que dice Cerolini fuera cierto, Martínez Burgos no obró de acuerdo con lo que debería hacer un fiscal. Es obvio que no se puede poner en contacto con los acusados y, en todo caso, el camino debía ser pedir un reforzamiento de su custodia o cualquier otra medida en esa dirección.

Pero también debe evaluarse la variante de que Cerolini, en su declaración, no haya dicho la verdad. Sucede que a Irán el lío con MB no le viene mal. Cuando Interpol se reúna en noviembre para resolver si convalida o no las capturas, podrán decir que las órdenes provienen de dos fiscales, uno de los cuales está imputado en la justicia. El argumento parece endeble porque en todo caso estaría imputado por una relación poco transparente con los propios iraníes, pero en el juzgado no descartan que todo sea una maniobra destinada a embarrar la cancha.

Además del escrito de Cerolini, en la causa judicial figura una escucha ilegal realizada indudablemente por la SIDE. Se trata del diálogo entre dos abogados que pertenecerían al estudio de Cerolini. Uno le dice al otro: “Yo pedí seis millones (se supone que de dólares), por las dudas que se tenga que hacer alguna entrada”. En el argot, entrada significa pagar una coima y el pedido de dinero se hizo supuestamente a los iraníes. Además, en otro tramo dice “si la causa reventó una vez, puede reventar otra”.

La causa de Martínez Burgos produce desconfianza. Por un lado, se nota la mano de la SIDE o de otro servicio de Inteligencia. Además, no se entiende qué beneficio les podría proporcionar el fiscal a los iraníes si ya firmó el dictamen pidiendo las capturas y defendió ese dictamen ante Interpol en la primera reunión de Lyon. Parece poco creíble que Martínez Burgos se desdiga de esas 900 páginas –cosa que no ha hecho– y aparezca del lado iraní. Las palabras “cama”, “maniobra” podrían adecuarse a lo que está sucediendo. Tal vez haya un poco más de luz el miércoles y el jueves, cuando declaren tanto el fiscal como el abogado.

Página/12 :: El país :: El extraño giro de la causa AMIA
[/SPOILER]

De nada Ezequiel, lamentablemente no puedo decirte lo mismo:lol:


AMIA

Hay que decirlo: ni Irán ni Rabbani tienen que ver con el atentado a la AMIA

¿ALGUNA VEZ SE INVESTIGARÁ LA PISTA SIRIA?

Luego de que el líder piquetero Luis D’Elía confirmara que durante su viaje a Teherán se reunió con Moshen Rabbani —uno de los imputados en la causa del atentado a la AMIA—,una seguidilla de críticas le fueron proferidas desde diferentes ámbitos, tanto oficiales como privados.

Lo interesante del tema es que vuelve a poner sobre el tapete los vericuetos de un hecho que nunca fue debidamente esclarecido, y sobre el que aún persisten ciertos prejuicios y falsas creencias.
Lo primero que debe saber el lector es que no hay una sola prueba contra Irán respecto a su eventual participación en el atentado de marras. Las acusaciones que suelen esgrimirse se basan en documentos secretos de la CIA y el Mossad que nunca han sido mostrados al fiscal especial del tema AMIA Alberto Nisman, pero que el funcionario menciona como dogma de fe una y otra vez.
A continuación, toda la verdad.

Siria, drogas y acuerdos non sanctos

Pocos recuerdan que Carlos Menem viajó a Siria en 1988 para entrevistarse con el dictador Hafezz Al Assad en el marco de la interna justicialista para las elecciones presidenciales argentinas y a efectos de solicitar fondos frescos para su campaña.
Nadie apostaba en esos días a que Menem pudiera ganar las elecciones internas y eso provocaba que este último no pudiera conseguir financistas que apoyaran su candidatura.
Al Assad, presidente de un país que sobrevive gracias al tráfico de drogas producidas en el sur del Líbano, pidió a Menem dos favores: que lavara parte del gran caudal de dinero que producía por la venta de estupefacientes y que le consiguiera tecnología nuclear.
Menem, en ese momento obnubilado por los millones de dólares que estaba recibiendo por parte de Siria, dijo a todo que sí, sin darse cuenta de que estaba sellando un pacto con una de las peores mafias del mundo. Estaba tan feliz que incluso prometió visitar Siria ni bien asumiera como presidente, como primer destino oficial.
Cuando Menem se hizo cargo finalmente del Gobierno en el año 1989, el narcoterrorista Monzer Al Kassar selló con su presencia el pacto que el riojano había acordado con Siria, al tiempo que aplaudía al lado de funcionarios y legisladores de la Nación en el marco del pase de mando presidencial.
Con el poder en sus manos, Menem comenzó a abrir las fronteras a una sospechosa y cuantiosa inmigración siria y colocó a Ibrahim Al Ibrahim —un coronel de Inteligencia de esa nacionalidad íntimamente relacionado con Al Assad— en un alto puesto de la Aduana para permitir el ingreso de valijas con narcodólares tal cual había pedido Siria.
Pero no todo sería color de rosa. Los primeros meses de Gobierno menemista traerían de su mano las decepciones más inesperadas. Por presiones políticas varias, el reactor nuclear prometido a Siria nunca llegaría a destino y las valijas repletas de dólares esperando ser blanqueados serían descubiertas por investigadores españoles. Al mismo tiempo, Menem viajaba a Israel como presidente —enemigo declarado de Siria—, a pesar de lo que había asegurado a Al Assad.
Ante lo sucedido y a pesar de sus elocuentes promesas, Menem sólo atinó a soltar la mano de los sirios para proteger su propia imagen. Al Assad, quien finalmente tuvo que comprar pésima tecnología nuclear a China, estaba furioso. Al Ibrahim había sido procesado y Al Kassar escapaba de Argentina debido al comienzo de un largo proceso por radicación irregular en nuestro país. Era el comienzo de una venganza personal que culminaría con la muerte del hijo de Menem, el 15 de marzo de 1995.

Venganza perseguirás…

El 17 de marzo de 1992 estallaba la Embajada de Israel, mientras el entonces ministro del Interior, José Luis Manzano, recibía un documento de la SIDE que aseguraba que Al Kassar estaba en Buenos Aires y que podría estar relacionado con el atentado.
Manzano sólo atinó a cajonear la carpeta y asegurar —falazmente— que la explosión había sido producto de un coche bomba: una Ford F-100 cargada con Exógeno C-4. Lo único real era el explosivo, la camioneta no existía.
Menem, por su parte, denunció algo insólito: “este atentado me lo hicieron a mí”. Nunca explicó estas palabras y sólo dedicó su esfuerzo a tapar todos los indicios que conducían a los sirios en la investigación.
El tiempo borraría las huellas y la memoria.
La no investigación del atentado a la embajada de Israel envalentonó a los sirios, quienes empezaron a pergeñar un segundo mensaje que culminó el 18 de julio de 1994 cuando explotó la sede de la AMIA.
Otra vez las primeras pistas conducían a Siria y Menem fue más lejos que antes: ordenó que no se investigara a ningún ciudadano sirio y nuevamente habló crípticamente: “Les pido perdón”, aseguró ante el asombro de la gente. Nadie le preguntó por qué había hecho semejante comentario.
Los primeros sospechosos eran sirios y algunos de ellos demostraban tener estrecha confianza con Al Kassar. Pero no debía acusarse a Siria.
El mismo día del atentado a la AMIA, agentes de la CIA y el Mossad –servicios de Inteligencia norteamericano e israelí, respectivamente— dieron letra al Gobierno de Menem para que se inventara la historia de la Traffic—bomba y se acusara a Irán por lo sucedido. Siria era intocable: tenía negocios ocultos con Estados Unidos y traficaba armas con Israel. Irán, en cambio, era el enemigo natural de todos ellos y el mejor chivo expiatorio.
Mientras tanto, la conducción de AMIA y DAIA recibía millonarias sumas de dinero a cambio de no denunciar la desinvestigación del atentado. Todo estaba perfectamente armado.
Finalmente, en el marco de la guerra entre Menem y Duhalde —pelea de poder y drogas— fueron imputados varios policías de la provincia de Buenos Aires como parte de la conexión local del magnicidio. Los mismos policías que hace dos años salieron en libertad por falta de pruebas en su contra.

Concluyendo

Aún cuando parece que el manto de encubrimiento va cayendo de a poco frente al elocuente peso de la evidencia, todavía resta dilucidar el tema de la inexistente Traffic-bomba que sospechosamente la Justicia ha dejado en pie y que está demostrado que nunca existió.
Recordemos que la única testigo de haber visto la dichosa camioneta, Nicolasa Romero, se desdijo ante el Tribunal Federal Oral Nº 3 y confesó que la Policía Federal —para la que trabajaba— le había dado letra para hablar de la Traffic.
Quien escribe estas líneas ha aportado suficiente evidencia a la Justicia como para que la verdad salga a flote. No son pruebas las que faltan, sólo voluntad política para avanzar en el camino de la verdad.
No es poco.

[RIGHT]Christian Sanz (*)[/RIGHT]

(*) Coautor, junto a Fernando Paolella de AMIA, la gran mentira oficial, libro que puede descargarse gratuitamente aquí.

Todo un sherlcok lol:
Según el grandisimo informe que pasaste la argumentación de que nunca hubo conversaciones entre Edul y Telleldin es esta
El mismo día del atentado a la AMIA, agentes de la CIA y el Mossad –servicios de Inteligencia norteamericano e israelí, respectivamente— dieron letra al Gobierno de Menem para que se inventara la historia de la Traffic—bomba y se acusara a Irán por lo sucedido. Siria era intocable: tenía negocios ocultos con Estados Unidos y traficaba armas con Israel. Irán, en cambio, era el enemigo natural de todos ellos y el mejor chivo expiatorio.

Gracias, lamentablemente de vos no se puede decir lo mismo:lol:


Hacete caso:twisted:

Te hago una pregunta, como podemos saber que eso es cierto si Rabbani esta refugiado en Iran y no lo quieren entregar para que declare ? :lol:

[b]AMIA

Hay que decirlo: ni Irán ni Rabbani tienen que ver con el atentado a la AMIA[/b]

¿ALGUNA VEZ SE INVESTIGARÁ LA PISTA SIRIA?

Luego de que el líder piquetero Luis D’Elía confirmara que durante su viaje a Teherán se reunió con Moshen Rabbani —uno de los imputados en la causa del atentado a la AMIA—,una seguidilla de críticas le fueron proferidas desde diferentes ámbitos, tanto oficiales como privados.

Lo interesante del tema es que vuelve a poner sobre el tapete los vericuetos de un hecho que nunca fue debidamente esclarecido, y sobre el que aún persisten ciertos prejuicios y falsas creencias.
Lo primero que debe saber el lector es que no hay una sola prueba contra Irán respecto a su eventual participación en el atentado de marras. Las acusaciones que suelen esgrimirse se basan en documentos secretos de la CIA y el Mossad que nunca han sido mostrados al fiscal especial del tema AMIA Alberto Nisman, pero que el funcionario menciona como dogma de fe una y otra vez.
A continuación, toda la verdad.

Siria, drogas y acuerdos non sanctos

Pocos recuerdan que Carlos Menem viajó a Siria en 1988 para entrevistarse con el dictador Hafezz Al Assad en el marco de la interna justicialista para las elecciones presidenciales argentinas y a efectos de solicitar fondos frescos para su campaña.
Nadie apostaba en esos días a que Menem pudiera ganar las elecciones internas y eso provocaba que este último no pudiera conseguir financistas que apoyaran su candidatura.
Al Assad, presidente de un país que sobrevive gracias al tráfico de drogas producidas en el sur del Líbano, pidió a Menem dos favores: que lavara parte del gran caudal de dinero que producía por la venta de estupefacientes y que le consiguiera tecnología nuclear.
Menem, en ese momento obnubilado por los millones de dólares que estaba recibiendo por parte de Siria, dijo a todo que sí, sin darse cuenta de que estaba sellando un pacto con una de las peores mafias del mundo. Estaba tan feliz que incluso prometió visitar Siria ni bien asumiera como presidente, como primer destino oficial.
Cuando Menem se hizo cargo finalmente del Gobierno en el año 1989, el narcoterrorista Monzer Al Kassar selló con su presencia el pacto que el riojano había acordado con Siria, al tiempo que aplaudía al lado de funcionarios y legisladores de la Nación en el marco del pase de mando presidencial.
Con el poder en sus manos, Menem comenzó a abrir las fronteras a una sospechosa y cuantiosa inmigración siria y colocó a Ibrahim Al Ibrahim —un coronel de Inteligencia de esa nacionalidad íntimamente relacionado con Al Assad— en un alto puesto de la Aduana para permitir el ingreso de valijas con narcodólares tal cual había pedido Siria.
Pero no todo sería color de rosa. Los primeros meses de Gobierno menemista traerían de su mano las decepciones más inesperadas. Por presiones políticas varias, el reactor nuclear prometido a Siria nunca llegaría a destino y las valijas repletas de dólares esperando ser blanqueados serían descubiertas por investigadores españoles. Al mismo tiempo, Menem viajaba a Israel como presidente —enemigo declarado de Siria—, a pesar de lo que había asegurado a Al Assad.
Ante lo sucedido y a pesar de sus elocuentes promesas, Menem sólo atinó a soltar la mano de los sirios para proteger su propia imagen. Al Assad, quien finalmente tuvo que comprar pésima tecnología nuclear a China, estaba furioso. Al Ibrahim había sido procesado y Al Kassar escapaba de Argentina debido al comienzo de un largo proceso por radicación irregular en nuestro país. Era el comienzo de una venganza personal que culminaría con la muerte del hijo de Menem, el 15 de marzo de 1995.

Venganza perseguirás…

El 17 de marzo de 1992 estallaba la Embajada de Israel, mientras el entonces ministro del Interior, José Luis Manzano, recibía un documento de la SIDE que aseguraba que Al Kassar estaba en Buenos Aires y que podría estar relacionado con el atentado.
Manzano sólo atinó a cajonear la carpeta y asegurar —falazmente— que la explosión había sido producto de un coche bomba: una Ford F-100 cargada con Exógeno C-4. Lo único real era el explosivo, la camioneta no existía.
Menem, por su parte, denunció algo insólito: “este atentado me lo hicieron a mí”. Nunca explicó estas palabras y sólo dedicó su esfuerzo a tapar todos los indicios que conducían a los sirios en la investigación.
El tiempo borraría las huellas y la memoria.
La no investigación del atentado a la embajada de Israel envalentonó a los sirios, quienes empezaron a pergeñar un segundo mensaje que culminó el 18 de julio de 1994 cuando explotó la sede de la AMIA.
Otra vez las primeras pistas conducían a Siria y Menem fue más lejos que antes: ordenó que no se investigara a ningún ciudadano sirio y nuevamente habló crípticamente: “Les pido perdón”, aseguró ante el asombro de la gente. Nadie le preguntó por qué había hecho semejante comentario.
Los primeros sospechosos eran sirios y algunos de ellos demostraban tener estrecha confianza con Al Kassar. Pero no debía acusarse a Siria.
El mismo día del atentado a la AMIA, agentes de la CIA y el Mossad –servicios de Inteligencia norteamericano e israelí, respectivamente— dieron letra al Gobierno de Menem para que se inventara la historia de la Traffic—bomba y se acusara a Irán por lo sucedido. Siria era intocable: tenía negocios ocultos con Estados Unidos y traficaba armas con Israel. Irán, en cambio, era el enemigo natural de todos ellos y el mejor chivo expiatorio.
Mientras tanto, la conducción de AMIA y DAIA recibía millonarias sumas de dinero a cambio de no denunciar la desinvestigación del atentado. Todo estaba perfectamente armado.
Finalmente, en el marco de la guerra entre Menem y Duhalde —pelea de poder y drogas— fueron imputados varios policías de la provincia de Buenos Aires como parte de la conexión local del magnicidio. Los mismos policías que hace dos años salieron en libertad por falta de pruebas en su contra.

Concluyendo

Aún cuando parece que el manto de encubrimiento va cayendo de a poco frente al elocuente peso de la evidencia, todavía resta dilucidar el tema de la inexistente Traffic-bomba que sospechosamente la Justicia ha dejado en pie y que está demostrado que nunca existió.
Recordemos que la única testigo de haber visto la dichosa camioneta, Nicolasa Romero, se desdijo ante el Tribunal Federal Oral Nº 3 y confesó que la Policía Federal —para la que trabajaba— le había dado letra para hablar de la Traffic.
Quien escribe estas líneas ha aportado suficiente evidencia a la Justicia como para que la verdad salga a flote. No son pruebas las que faltan, sólo voluntad política para avanzar en el camino de la verdad.
No es poco.

[RIGHT]Christian Sanz (*)[/RIGHT]

(*) Coautor, junto a Fernando Paolella de AMIA, la gran mentira oficial, libro que puede descargarse gratuitamente aquí.

A vos te la hago la pregunta. Esperaba una respuesta que salga de vos.

Si una persona es acusada por la justicia, y esa persona no se presenta a defenderse … :lol: es poco serio despues leer cosas como esa nota donde afirma que esa persona es inocente. :lol:

A lo mejor si viene podria explicar cosas como por ejemplo porque recibio 150 mil dolares tres meses antes del atentado en una cuenta de banco que fue abierta apenas volvio de un viaje a Iran en el año 93. O podria explicar tambien porque hay fotos suyas por la calle Warnes.

Pero para explicar esas cosas hay venir aca eh. :lol:

Vamos a hacer de cuenta que esa oración es 100% verídica y cierta. Entonces el razonamiento sería que no tiene que venir a declarar porque no hay pruebas suficientes para hacer pesar una acusación en su contra. Es llamativo el argumento, paradójico, si tomamos en cuenta que lo que se busca al tomar una declaración es, justamente, encontrar o deshechar pruebas.

Lo poco serio es que te cause tanta gracia hablar en el contexto de algo que te duele tanto, tan poco serio como curioso.

Lo poco serio es que te rasgues las vestiduras porque alguien opina sin haber leído el expediente y no hayas aportado ni una coma a lo que dice Wikipedia.

Lo poco serio sería que se presentara ante tamañas acusaciones ante la (en este caso puntualmente, mas allá de la generalidad) poco seria justicia argentina, cuando es obvio (no para vos, digo para mí, porque aunque te cueste asimilarlo la gente opina distinto) que tanto Israel como EEUU están forzando las cosas para forzar el seguimiento de la pista iraní y así sumarla a las acusaciones de Iran en el inminente ataque, descartando la pista Siria y cualquier cosa que no meta a Iran en el medio. Vos te presentarías si te supieras inocente y ves que se armó semejante causa en tu contra? Entonces el tipo no tiene razones para presentarse ni siendo culpable ni inocente, por lo que su no presencia no es prueba de nada…y las fotos del tipo comprando una camioneta son la pelotudez mas grande que escuché en mi vida, salvo que se lo esté acusando de merodear Warnes, así que aprovecho tu estudio profundo del cuerpo de la causa para que me expliques mas sobre esas fotos.

Lo poco serio es que se haya dado la secuencia del Mossad recomendandole a Macri al Fino para jefe de la policía metropolitana cuando estaba acusado de encubrimiento. Si Israel culpa a Iran, y el Fino está acusado de encubrimiento…¿Cómo se explica dicha recomendación?¿Que es lo que encubrió Palacios que le hizo ganarse semejante recomendación?

Lo poco serio es que por un lado te rasgues las vestiduras en busqueda de justicia y no tomes en serio el hecho de que hay personas que opinan que los culpables van por otro lado. ¿Que ganan Lanata o Sanz señalando a Siria y no a Irán?


AMIA

Sólo negocios, la oscura trama detrás del atentado a la AMIA

SIRIA, NEGOCIOS Y NARCOTRÁFICO OFICIAL

“No es nada personal, son sólo negocios”, dice el mafioso de rigor antes de pegarte cuatro tiros en cualquier filme del género. Y también esto sucede en Syrianah, donde la CIA y los capos del petróleo se unen para sacar del medio a quienes osen interferir en el arte del plin caja.

En el caso de las masacres de masas perpetradas en Buenos Aires en 1992-94, que transformaron el centro porteño en una sucursal de Beirut, también obedecieron a esa lógica. Y eso está profusamente ilustrado en el libro [b]AMIA, la gran mentira oficial[/b], de Christian Sanz y quien escribe estas líneas.
El padre del presidente oftalmólogo sirio, el dictador Hafez Al Assad, fue rápido para los mandados cuando en 1988 rompió con su tambaleante amigo soviético para asociarse al binomio Washington-Tel Aviv. Y de ese abrazo, como premio se le concedió la patente de corso para sus negocios sucios vinculados con la heroína siria. Gracias a eso, la CIA y el MOSSAD pudieron financiar operaciones clandestinas en todo el orbe, haciendo pito catalán a sus respectivos congresos. Ronald Reagan, William Casey, Oliver North, Al Kassar y otros impresentables se beneficiaron ciento por ciento mediante la venta ilegal de ese producto proveniente de las amapolas que crecían en el valle de la Bekaa.
No es improbable que Carlos Menem conociera aunque sea un poco de este entramado, cuando justamente ese año se entrevistó con el nombrado jefe de Estado. Pero pudo pecar de ingenuo al intentar traicionar ese pacto, sufriendo seguidamente tres consecuencias espectaculares que aún permanecen en la oscuridad del encubrimiento.

La embajada

La coqueta calle Arroyo, de Recoleta, aquel 17 de marzo de 1992 se transmutó en un escenario bélico al volar por el aire el edificio de la embajada israelí. El hongo de amonal fue el símbolo concreto del largo brazo de la venganza siria, al castigar de ese modo contundente la ruptura de los negocios con el régimen de Assad. Ante la presión estadounidense, traducida en la insistencia del entonces embajador Terence Todman, el menemismo dejó de lado el proyecto misilístico Condor II y el otorgamiento a los sirios de una central nuclear a Damasco quedó en letra muerta.
Percatado Menem de quiénes habían sido los perpetradores, intentó desviar la atención primero culpando a los carapintadas, para después echarle el fardo a Hezbollah, siguiendo el libreto del eje de poder citado arriba. Así, se instaura el cuento persa que apunta con su dedo acusador a Irán, supuesto mentor de dicha organización libanesa. Cuando en realidad, es Damasco quien se hace cargo de “bancarlos”.

La mutual

Ese lunes 18 de julio de 1994 la calle Pasteur vibró cuando a las 9:53 el edificio de la AMIA se derrumbó sobre sus cimientos. En un ataque calcado del anterior, de nuevo la venganza de los timados socios se hace sentir esta vez en el corazón mismo de la comunidad judía argentina.
Ante las cámaras, Carlos Menem pronuncia un aún inexplicable ‘’les pido perdón’’, y quienes lo escucharon cayeron bien en la cuenta de qué se tratada tan enigmática frase.
Seguidamente, el encubrimiento montado fue cada vez más complejo, configurando una comedia bufa en la cual entraban Beraja, la policía bonaerense, el ex gobernador Duhalde, Carlos Telleldín, el iraní Rabbani, la SIDE; todos convocados con tal de embarrar la cancha y exculpar a los servicios secretos sirios. Ahí es cuando Menem, poniéndose el sayo de jurista, instala la culpabilidad de Irán al alegar poseer “semiplena prueba”.
En esta opereta intervienen efectivos del Tzahal israelí, el ejército, quienes insertan un motor trucho de Trafic para abonar la teoría del mentado y omnipresente coche bomba. Siguiendo al dedillo lo presentado por Tom Clancy en el libro y la peli Clear and present danger, acá conocida como Peligro inminente, los encubridores vernáculos asociados con la CIA y el MOSSAD tejieron la compleja trama que perdura hasta hoy, en gran parte gracias a los buenos y dilectos oficios del juez de la causa Juan José Galeano y la complicidad manifiesta de gran parte de la prensa.

El “accidente” de Menem Junior

El 15 de marzo de 1995 muere Carlitos Menem a bordo de un helicóptero, mientras volaba en las cercanías de la localidad bonaerense de Ramallo. Acompañado por el corredor de TC Silvio Oltra, el hijo presidencial pierde la vida en un extraño acontecimiento que la justicia argentina enseguida cataloga como accidente. Pero luego, empiezan a suceder extraños acontecimientos que ponen en duda flagrantemente tan precipitado dictamen. El juez de la causa, Carlos Villafuerte Ruzo accede a que la máquina Bell siniestrada fuese totalmente desguazada. Esto resultó muy extraño, sobre todo luego de que se conocieran fotos en las cuales dicho helicóptero estrellado aparecía soberbiamente acribillado a balazos.
Según versiones, el atentado habría sido cometido por tres tiradores dotados con fusiles FAL, utilizando la técnica de fuego cruzado, muy efectiva al respecto al ser corroborado años después en conflictos como el del Golfo.
La muerte extraña de una docena de testigos, más la desaparición de pruebas claves y otras relevantes irregularidades, motivaron a que Zulema Yoma y el abogado Juan Gabriel Labaké pidieran a la justicia la reapertura del caso en marzo pasado. Pero hasta hora, la cuestión sigue sin novedad.
Como siempre, la trama oscura de negocios y poderes ocultos siguen más fuertes que el insistente reclamo de verdad y justicia.

[RIGHT]Fernando Paolella[/RIGHT]

Artículos relacionados:

[ul]<LI sizset=“34” sizcache=“0”>AMIA, cómo actuó el periodismo operador
[li]AMIA, recordando el periodismo operador[/li][/ul]


Cerremos la causa, Alejo ya solucionó el caso:twisted:

Yomaxx la pista siria nace de las conversaciones entre Telleldin y Edul con su vinculación con la traffic. Suponiendo que ponés un texto en el que dice que la pista iraní es mentira y que se debe seguir la pista siria. Pero esta, a la vez según ese texto es mentira sino que la traffic es un invento del Mossad y Estados Unidos, entonces de donde nace la pista siria?? No es un poco contradictorio???