"Yo quiero que Víctor Hugo tenga trabajo"

Aclaración 1: yo quiero que Víctor Hugo Morales tenga trabajo en radio, en la que sea, lo antes posible.
Aclaración 2: estoy en las antípodas del pensamiento de Víctor Hugo Morales, pero no significa que avale que no tenga trabajo. Todo lo contrario.
Aclaración 3: no se puede atacar a los autoritarios actuando como ellos, porque entonces ganaron ellos. Los judíos después del Holocausto no abrieron campos de concentración para los nazis. Los juzgaron en un tribunal.
Aclaración 4: estas líneas pueden ser impresionables para los defensores de la grieta. Tanto ultras K, como ultras anti K.
El kirchnerismo me echó dos veces. En realidad una y la otra intentó.
La primera, muy poco conocida, fue en julio del 2003. Trabajaba como Jefe de Prensa de la Embajada argentina en los Estados Unidos, donde además desempeñaba tareas para el Ministerio de Economía y la Secretaría de Finanzas. El flamante gobierno de Néstor Kirchner me echó por incompatibilidades ideológicas en razón de que antes había sido corresponsal de Radio 10 en aquel país. En ese momento no lo entendí, pero con el paso del tiempo comprobé que tenían razón. Estaban en todo su derecho de hacerlo, al fin y al cabo mi cargo era una designación política, aunque mi trabajo fuera más técnico que otra cosa. Me sorprendió que el motivo no fuera legal -era jefe de prensa de la Embajada, pero formalmente revistaba como personal de la SIDE en el exterior, única manera que encontraron para nombrarme en el 2002- y me shockeó mucho que el problema fuera por mis ideas y pensamiento.
El segundo caso fue más público. Mis continuos chistes e ironías hacia la figura de Cristina Kirchner en mayo del 2010 desde la pantalla de la mañana de C5N fueron demasiado para un cierto kirchnerismo paladar negro. De no ser por Daniel Hadad, que me mantuvo en Radio 10 a la tarde, me siguió pagando el sueldo como si estuviera en la pantalla y logré reponerme 45 días después a la noche, me hubiera quedado en la calle. No digo esto porque esté escribiendo en un medio de Hadad. Si lo estoy haciendo, es porque hace 5 años hizo lo que un periodista necesita del dueño de un medio: defenderme.
No sé cómo será con el resto de las profesiones, pero les aseguro que es muy duro para un periodista quedarse sin trabajo, cuando no media la finalización de un contrato o algún elemento de medición -en TV y radio- que pueda confirmar, digamos, un fracaso profesional. Cuando no se encuentran estos dos elementos, el despedido debe además concurrir a los tribunales, lo cual a su vez, le cierra más puertas laborales todavía, porque siempre se desconfía de aquel que se va de un trabajo con un portazo.
Lo del 2003 fue más duro que lo del 2010, porque el gobierno de Kirchner gozaba de un amplio consenso social, político y mediático. Al despedido -adrede no uso la palabra censurado, para no entrar en el debate del término- lo perseguía y lo persigue el síndrome de que “algo habrá hecho”. En un país donde la primera víctima de una investigación es siempre la propia víctima, hay que explicar mucho por qué un medio de comunicación decidió prescindir de tus servicios. Encima, en general, nuestros despidos son rápidamente conocidos en el ambiente, de manera que salvo excepciones, la mancha en el traje cuesta sacarla. En el 2004 hubo amigos que ofrecían pagarme el sueldo, pero que no apareciera ni escribiendo ni hablando en el micrófono y menos en la tele. Durante años llegue a borrar de mi pasado el episodio Washington, porque contar la verdad me cerraba puertas.
La historia después tiene sus vueltas y muchos años después, curiosamente, el kirchnerismo comenzó a tratarme con respeto. “Sabemos que estás en la vereda de enfrente de nuestro pensamiento, pero a diferencia de otros, no sos grosero con nosotros” me dijo un día, no hace mucho, Carlos Zannini.
Cuando no tenía trabajo, lo único que quería era trabajar.
Por eso quiero que Víctor Hugo trabaje. Como en su momento quise que rápidamente Juan Miceli consiguiera canal o Nelson Castro radio.
Cuando TN, Radio Mitre y Canal 13 –donde ahora trabajo- tenían que cerrar sus puertas con cortinas de acero, por temor a agresiones y pendía de un hilo que Martin Sabbatella mandara a la Gendarmería a interrumpir las transmisiones, también me angustié y preocupé. El Grupo Clarín representaba la voz de los que no tenían voz. Era la historia no oficial. De haber sucedido, quizás, no habría tenido lugar la oposición de Sergio Massa y, después, de Mauricio Macri.
Sé que me van a decir que Víctor Hugo no actuaba ya como periodista. Que era un militante. Puede ser. Porque una cosa es afinidad ideológica con un gobierno y otra connivencia política. Lo mismo corre para los colegas de 678.
Inclusive puedo ir más lejos: Víctor Hugo terminó enfermo de su propia medicina. Porque la misma emisora que ahora lo saca del aire porque cambió el poder político en el país, es la que lo hubiera dejado con su programa diario si el que ganaba era Daniel Scioli. Y es la que le renovó el contrato hace dos años, bajo sospechas de que, haciéndolo, se le facilitaría el trámite de su licencia en la AFSCA de Sabbatella.
Pero igual, con todos estos argumentos y los peores que se nos puedan ocurrir, Víctor Hugo Morales tiene que tener aire. ¿Saben por qué? Porque piensa diferente al gobierno actual. El valor de una democracia se consolida en el disenso. Y en como lo sabemos llevar.
No está mal que pensemos diferente. Aun dando por bueno que los argentinos estamos divididos por una sola grieta y que estamos de un lado o del otro –tesis en la que no creo- el problema no son las diferencias. Sino qué hacemos con ellas.
Así como no son tolerables en un régimen democrático y republicano las groserías, los insultos y los aprietes que recibió Juan José Campanella el año pasado por plantear un cambio, tampoco Florencia Peña tiene la obligación de soportar la andanada de disparates y obscenidades por defender a Víctor Hugo ayer. ¿La única manera de defender mi idea es insultando al que defiende una diferente?
Otra conducta que observé en las últimas horas es que para quejarse de un despido –o censura- en un medio de comunicación, hay que tener credenciales históricas de haberse solidarizado con todos los despedidos de todos los medios de comunicación de la Argentina de los últimos 50 años. ¿Dónde dice que soy mejor o peor periodista porque me solidaricé con el despido de Juan Pérez y que eso me permite opinar ahora?
Tampoco es serio el argumento de que como Víctor Hugo es kirchnerista y como el kirchnerismo despidió y persiguió a todos aquellos que pensaran en el mismo sentido, entonces ahora no podía plantear su caso.
Sí, es verdad: el kirchnerismo hizo echar –comenzando por Jorge Lanata en los primeros meses de gobierno-, persiguió y trató de acallar todas las voces opositoras (Ley de Medios contra Clarín) y sólo le dio trabajo en los medios públicos a los que defendían su credo. Pregunta: ¿eso le abre la puerta hoy a cualquier medio de comunicación, hospital, estudio jurídico, gomería o verdulería para echar a cualquier kirchnerista por el solo hecho de serlo?
Nunca hay que olvidar que si nos comemos al caníbal ganó el caníbal.
No la pasé bien con el kirchnerismo de entrada. Estuve sin trabajo y nadie me atendía el teléfono. Cuando logré volver al poco tiempo, y se dieron cuenta que “no había cambiado”, me volvieron a perseguir. Aprendí por necesidad a convivir con ellos. No les guardo rencor, pero podría. No sé todavía por qué, un día me comenzaron a respetar. Nunca los voté. Y espero que no vuelvan.
Pero aun así y todo, quiero que todos los kirchneristas tengan un lugar donde hacerse escuchar. Probablemente para criticar al Presidente como si nunca hubiesen sido gobierno y menos autoritarios.
¿Saben por qué ? Porque eso es la democracia.

Fabián Doman


Nota buenísima. Imposible no coincidir.

Aclaración 1: yo quiero que Víctor Hugo Morales tenga trabajo en radio, en la que sea, lo antes posible.
Aclaración 2: estoy en las antípodas del pensamiento de Víctor Hugo Morales, pero no significa que avale que no tenga trabajo. Todo lo contrario.
Aclaración 3: no se puede atacar a los autoritarios actuando como ellos, porque entonces ganaron ellos. Los judíos después del Holocausto no abrieron campos de concentración para los nazis. Los juzgaron en un tribunal.
Aclaración 4: estas líneas pueden ser impresionables para los defensores de la grieta. Tanto ultras K, como ultras anti K.
El kirchnerismo me echó dos veces. En realidad una y la otra intentó.
La primera, muy poco conocida, fue en julio del 2003. Trabajaba como Jefe de Prensa de la Embajada argentina en los Estados Unidos, donde además desempeñaba tareas para el Ministerio de Economía y la Secretaría de Finanzas. El flamante gobierno de Néstor Kirchner me echó por incompatibilidades ideológicas en razón de que antes había sido corresponsal de Radio 10 en aquel país. En ese momento no lo entendí, pero con el paso del tiempo comprobé que tenían razón. Estaban en todo su derecho de hacerlo, al fin y al cabo mi cargo era una designación política, aunque mi trabajo fuera más técnico que otra cosa. Me sorprendió que el motivo no fuera legal -era jefe de prensa de la Embajada, pero formalmente revistaba como personal de la SIDE en el exterior, única manera que encontraron para nombrarme en el 2002- y me shockeó mucho que el problema fuera por mis ideas y pensamiento.
El segundo caso fue más público. Mis continuos chistes e ironías hacia la figura de Cristina Kirchner en mayo del 2010 desde la pantalla de la mañana de C5N fueron demasiado para un cierto kirchnerismo paladar negro. De no ser por Daniel Hadad, que me mantuvo en Radio 10 a la tarde, me siguió pagando el sueldo como si estuviera en la pantalla y logré reponerme 45 días después a la noche, me hubiera quedado en la calle. No digo esto porque esté escribiendo en un medio de Hadad. Si lo estoy haciendo, es porque hace 5 años hizo lo que un periodista necesita del dueño de un medio: defenderme.
No sé cómo será con el resto de las profesiones, pero les aseguro que es muy duro para un periodista quedarse sin trabajo, cuando no media la finalización de un contrato o algún elemento de medición -en TV y radio- que pueda confirmar, digamos, un fracaso profesional. Cuando no se encuentran estos dos elementos, el despedido debe además concurrir a los tribunales, lo cual a su vez, le cierra más puertas laborales todavía, porque siempre se desconfía de aquel que se va de un trabajo con un portazo.
Lo del 2003 fue más duro que lo del 2010, porque el gobierno de Kirchner gozaba de un amplio consenso social, político y mediático. Al despedido -adrede no uso la palabra censurado, para no entrar en el debate del término- lo perseguía y lo persigue el síndrome de que “algo habrá hecho”. En un país donde la primera víctima de una investigación es siempre la propia víctima, hay que explicar mucho por qué un medio de comunicación decidió prescindir de tus servicios. Encima, en general, nuestros despidos son rápidamente conocidos en el ambiente, de manera que salvo excepciones, la mancha en el traje cuesta sacarla. En el 2004 hubo amigos que ofrecían pagarme el sueldo, pero que no apareciera ni escribiendo ni hablando en el micrófono y menos en la tele. Durante años llegue a borrar de mi pasado el episodio Washington, porque contar la verdad me cerraba puertas.
La historia después tiene sus vueltas y muchos años después, curiosamente, el kirchnerismo comenzó a tratarme con respeto. “Sabemos que estás en la vereda de enfrente de nuestro pensamiento, pero a diferencia de otros, no sos grosero con nosotros” me dijo un día, no hace mucho, Carlos Zannini.
Cuando no tenía trabajo, lo único que quería era trabajar.
Por eso quiero que Víctor Hugo trabaje. Como en su momento quise que rápidamente Juan Miceli consiguiera canal o Nelson Castro radio.
Cuando TN, Radio Mitre y Canal 13 –donde ahora trabajo- tenían que cerrar sus puertas con cortinas de acero, por temor a agresiones y pendía de un hilo que Martin Sabbatella mandara a la Gendarmería a interrumpir las transmisiones, también me angustié y preocupé. El Grupo Clarín representaba la voz de los que no tenían voz. Era la historia no oficial. De haber sucedido, quizás, no habría tenido lugar la oposición de Sergio Massa y, después, de Mauricio Macri.
Sé que me van a decir que Víctor Hugo no actuaba ya como periodista. Que era un militante. Puede ser. Porque una cosa es afinidad ideológica con un gobierno y otra connivencia política. Lo mismo corre para los colegas de 678.
Inclusive puedo ir más lejos: Víctor Hugo terminó enfermo de su propia medicina. Porque la misma emisora que ahora lo saca del aire porque cambió el poder político en el país, es la que lo hubiera dejado con su programa diario si el que ganaba era Daniel Scioli. Y es la que le renovó el contrato hace dos años, bajo sospechas de que, haciéndolo, se le facilitaría el trámite de su licencia en la AFSCA de Sabbatella.
Pero igual, con todos estos argumentos y los peores que se nos puedan ocurrir, Víctor Hugo Morales tiene que tener aire. ¿Saben por qué? Porque piensa diferente al gobierno actual. El valor de una democracia se consolida en el disenso. Y en como lo sabemos llevar.
No está mal que pensemos diferente. Aun dando por bueno que los argentinos estamos divididos por una sola grieta y que estamos de un lado o del otro –tesis en la que no creo- el problema no son las diferencias. Sino qué hacemos con ellas.
Así como no son tolerables en un régimen democrático y republicano las groserías, los insultos y los aprietes que recibió Juan José Campanella el año pasado por plantear un cambio, tampoco Florencia Peña tiene la obligación de soportar la andanada de disparates y obscenidades por defender a Víctor Hugo ayer. ¿La única manera de defender mi idea es insultando al que defiende una diferente?
Otra conducta que observé en las últimas horas es que para quejarse de un despido –o censura- en un medio de comunicación, hay que tener credenciales históricas de haberse solidarizado con todos los despedidos de todos los medios de comunicación de la Argentina de los últimos 50 años. ¿Dónde dice que soy mejor o peor periodista porque me solidaricé con el despido de Juan Pérez y que eso me permite opinar ahora?
Tampoco es serio el argumento de que como Víctor Hugo es kirchnerista y como el kirchnerismo despidió y persiguió a todos aquellos que pensaran en el mismo sentido, entonces ahora no podía plantear su caso.
Sí, es verdad: el kirchnerismo hizo echar –comenzando por Jorge Lanata en los primeros meses de gobierno-, persiguió y trató de acallar todas las voces opositoras (Ley de Medios contra Clarín) y sólo le dio trabajo en los medios públicos a los que defendían su credo. Pregunta: ¿eso le abre la puerta hoy a cualquier medio de comunicación, hospital, estudio jurídico, gomería o verdulería para echar a cualquier kirchnerista por el solo hecho de serlo?
Nunca hay que olvidar que si nos comemos al caníbal ganó el caníbal.
No la pasé bien con el kirchnerismo de entrada. Estuve sin trabajo y nadie me atendía el teléfono. Cuando logré volver al poco tiempo, y se dieron cuenta que “no había cambiado”, me volvieron a perseguir. Aprendí por necesidad a convivir con ellos. No les guardo rencor, pero podría. No sé todavía por qué, un día me comenzaron a respetar. Nunca los voté. Y espero que no vuelvan.
Pero aun así y todo, quiero que todos los kirchneristas tengan un lugar donde hacerse escuchar. Probablemente para criticar al Presidente como si nunca hubiesen sido gobierno y menos autoritarios.
¿Saben por qué ? Porque eso es la democracia.

Fabián Doman


Nota buenísima. Imposible no coincidir.

1 me gusta

Cuando se fue de C5N ya tenía el contrato firmado en Clarín. Si quiere colaborar con VHM, que lo invite a su programa de Canal 13.

1 me gusta

Alguien tiene el mail de Victor Hugo?

Aca tiene varias oportunidades: Empleos De Locutores Radio - Mitula Empleo

¿Vos convocarías a trabajar al lado tuyo a alguien que no solo es totalmente opuesto a vos, sino que además sabés cabalmente que él no haría lo mismo por vos?

Ahora, sería tremendo golpe publicitario si lo invita, como idea marketinera es más que buena. Aunque VHM, después de todo lo que dijo de Manetto, no tendría mucho margen para aceptar.

Como invitado va seguro, aunque no veo a Doman con potestad para llegar a tanto. Si quiere ser solidario desde su punto de vista, destacando algún momento de incomodidad pasada, porque laburo tuvo, está perfecto. Usar el tema para pegar, en este momento del hombre y la coyuntura nacional, cuando ya perdió su espacio de aire, no oportuno.

El tiro fue claramente para el kirchnerismo, él abogó a lo largo de toda la nota porque VHM vuelva a laburar. No solamente fue oportuno (decir las cosas como son siempre lo es) , sino que fue preciso para establecer que para este Gobierno sería cometer un error de la misma dimensión actuar bajándose al nivel del anterior.
¿Aceptará VHM ir aunque sea como invitado a un programa del Grupo? Non creo.

Doman :smiley:

Así que el kirchnerismo trató de acallar todas las voces opositoras … se ve que muchas ganas no le puso, no … creo haber leído alguna que otra tapa de diario o revista opositora atacándolo, por ahí me falla la memoria.

3 Me gusta

2 Me gusta

Yo quiero tener el laburo de Victor Hugo.

1 me gusta

Va y se los come, si lo dejan entrar. No es oportuno para un sujeto que tenga buenas intenciones de verdad, porque se nota cuando descarga veneno. En definitiva, gracias a que los modos no esconden sus motivos, queda claro que se trató de palabras pensando en él y su conciencia.
El gobierno actual no comete errores en ese sentido, porque es parte de su esencia. Hay que ser muy ingenuo, sea Doman o cualquier usuario del foro, para pretender que hagan otra cosa. La derecha gobierna así, no es democrática, porque beneficia a un porcentaje ínfimo de la población. Las voces críticas que pueden despertar voluntades por su peso deben ser silenciadas. Antes se trataba de medios públicos y otros con pauta versus las grandes corporaciones. Ahora sólo hay grandes corporaciones y nada más, porque la línea que baja desde el Estado no es igualar hasta donde se pueda sino arrasar. Algunos deberán tener bien presente el autoritarismo que pregonaron antes, cuando el problema era otro.

1 me gusta

¿Y te bancarías una vida normal que implique salir a la calle y que un loco pelotudo intolerante te puteé o intente agredirte?

El uruguayo tiene las bolas bien puestas asumiendo el rol que le tocó desde el quilombo con clarín hasta la fecha.

No es para cualquiera.

1 me gusta

Si se pone fiera la cosa siempre tenes la posibilidad de irte a vivir a Miami.

4 Me gusta

¿¿¿Veneno??? Hablamos de un tipo que fue perseguido por el Gobierno (y no lo calla), y encima tiene la hidalguía de pedir por uno de sus peores y más intolerantes adalides. Resentimiento tienen los traicionados, categoría en la que Doman no encaja porque nunca fue K. Igual coincido en que cada vez que alguien pide por otro, lo hace por propia conciencia, sería de locos no hacerlo así.

Lo otro es blablabla, primero porque el autoritarismo de los que se fueron no es una “sensación” sino una realidad, y segundo, porque cualquiera que trabaja ó trabajó en radios ó periódicos regionales sabe mejor que nadie lo perjudicados que fueron con los K, cuando debieron ser los primeros beneficiados por un Gobierno que declamaba ser de izquierda y se la pasó peleando con Clarín y entregando medios irregularmente a amigos y entenados.

---------- Mensaje unificado a las 14:31 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 14:29 ----------

En el caso de VHM, puede ir a donde realmente desea vivir, a la Villa 31.

El mejor foro del mundo.

2 Me gusta

Muchachos, NO HAY NADA MÁS CORPORATIVO QUE UN PERIODISTA (quizás los jueces también) y son los primeros en victimizarse llamando “censura” a cualquier cosa que los perjudique individual o colectivamente. Me parece perfecto que lo corran a VHM y me parece pésimo que se haga la víctima. Si te despiden (con o sin expresión de causa) y te pagan la indemnización correspondiente, el empleador no actúa ilegalmente ni es censura; de otro modo estamos tergiversando los hechos. Este tipo tiene sobrada trayectoria y va a poder conseguir laburo (no uno que le paguen como Senador Nacional solo por militar para el FPV, pero un trabajo al fin), pero ¿que queda para los periodistas -no famosos o millonarios- que echó el kirchnerismo? ¿o para los otros empleados/contratados desplazados por “la jefa” y su séquito de inútiles por no militar? No nos comamos el chamuyo de víctima que el gremio de los periodistas quiere hacer sentir en la sociedad, como si un periodista fuera más trabajador que un médico, un gomero, una empleada, un odontólogo o un docente…

4 Me gusta

Sí, veneno. Este hombre necesitaba descargar rencor y ahora es el momento indicado para distraer a la gente que vive resentida. Así se avanza, hasta Marzo, cuando la paritaria dejará a casi todos en Pampa y la vía (y no contarán con voces para ser acompañados). Por eso es ridículo afirmar que se persiguió al periodismo durante los años K si contemplamos la realidad actual. Ninguna voz fue censurada jamás, ni en los peores momentos de la gestión. Molesta que un gobierno se haya defendido, mientras exponía las intenciones del poder fáctico. Ahora el poder fáctico maneja de punta a punta los hilos de la información masiva en el país, y algunos ciudadanos que hoy citan a Doman siguen pensando en lo terrible del gobierno que ya no está.
Pueden decir que hubo desprolijidades, que la Ley de Medios no es perfecta o que diversos periodistas cambiaron de canal… pero nadie que el Estado limitó las voces. Doman siempre fue detrás de la plata, porque de C5N no lo echaron (y él mismo lo reconoce). Tampoco renunció cuando su ídolo Hadad vendió el canal. ¿Qué quiere? ¿Un monumento por cambiar de laburo? Dale una nota a VHM si sos un periodista digno, independiente y comprometido con la verdad. Si el canal no lo permite, vos no querés o tu audiencia cambiaría de canal es todo verso.

2 Me gusta

uruguayo panqueque, mentiroso, acomodaticio, demagogo, facho de veras y bostero. Que se vuelva a su cueva y no joda mas acá.
Btw: se le acabó el contrato y no se lo renuevan? Chau picho, a buscar el hueso a otra cucha.

2 Me gusta