Un fotográfo denunció una salvaje agresión policial

Sería en represalia por su trabajo Un fotográfo denunció una salvaje agresión policial

       Publicado el 5 de Noviembre de 2010                                   
        Por [Sebastián Hacher](http://tiempo.elargentino.com/autores/sebastian-hacher)
                Carlos Thorp cubrió las protestas que  hubo en Viedma por un caso de gatillo fácil hace diez días. Ayer fue  detenido ilegalmente y torturado. 
       Carlos Thorp tiene 19 años, es reportero  gráfico y vive en Viedma, Río Negro. Sus imágenes ilustran las notas de  la mayoría de los medios que cubren temas en la región.  Ayer, mientras  salía de un recital, fue interceptado por la policía rionegrina,  detenido y torturado en una comisaría. Desde el hospital, donde está  internado con el cráneo y dos costillas fisuradas, con las manos  quemadas y lesiones internas, Carlos denunció que se trató de una brutal  represalia por su trabajo.

Sus captores se la tenían jurada: pocos días antes, había cubierto la represión a un grupo de vecinos que protestaba por el asesinato de Guillermo Trafiñanco, el adolescente de tenía 16 años que murió baleado por la espalda por un policía el 25 de octubre. Carlos había ido al lugar del hecho y tenía imágenes que graficaban, tanto la indignación de los vecinos, como los aprestos policiales para reprimirlos.
Ayer, diez días después de aquel hecho, fue a un recital del grupo Damas Gratis, en la Disco Tatoo Tropical. Salió a las 5:30 junto a tres amigos. Afuera había algunos incidentes. Ellos estaban yéndose, pero un policía lo señaló desde una moto. “Este es el de la prensa”, gritó el oficial. Los amigos de Carlos se dieron cuenta. “Vámonos que acá nos matan”, dijo uno. Pero no hubo tiempo: cinco policías se abalanzaron sobre el joven, lo subieron a golpes a una camioneta y lo llevaron hasta la comisaría 34. Al bajarlo, le pegaron un culatazo en la mandíbula y otros golpes que lo dejaron inconsciente.
Se despertó apoyado en una reja. Lo habían atado con un precinto y tomaban mate alrededor de él. “Ahí me pegaron con cachiporras y me metieron cosas en el ano. Mientras, me decían ¿así que sos vos el que sacas las fotitos para el diario?”, contó Carlos a Tiempo Argentino.
Uno de los policías le ordenó firmar una planilla declarando que había participado en una serie de disturbios. “Vos acá sos un NN”, le dijeron para convencerlo. Pero Carlos no firmó. “Entonces me hicieron agachar y me gatillaron tres veces en la cabeza en distintas posiciones. El policía ponía y sacaba el cargador y volvía a gatillar. En un momento le dije: Pegame un tiro y dejate de joder’.”
Con ese pedido los golpes recrudecieron y los policías decidieron ficharlo: lo agarraron entre dos, calentaron en un anafe el rodillo para tomar las huellas y me quemaron todos los dedos de la mano.
Pocos minutos después, un médico forense de la policía le dijo que no tenía nada, y que estaba borracho.
A las 9:30 de la mañana, luego de un traslado a otra comisaría y varios golpes más, Carlos fue liberado. Su familia lo llevó a un hospital, donde quedó internado, y enseguida presentó la denuncia. Como orinó sangre, además de recuperarse de los golpes, los médicos esperaban el resultado de los exámenes. Desde su cama, Carlos definió su situación con pocas palabras. “Yo amo mi profesión –dijo–*. Y voy a seguir adelante.” <

Un fotográfo denunció una salvaje agresión policial | Tiempo Argentino

Sería en represalia por su trabajo Un fotográfo denunció una salvaje agresión policial

       Publicado el 5 de Noviembre de 2010                                   
        Por [Sebastián Hacher](http://tiempo.elargentino.com/autores/sebastian-hacher)
                Carlos Thorp cubrió las protestas que  hubo en Viedma por un caso de gatillo fácil hace diez días. Ayer fue  detenido ilegalmente y torturado. 
       Carlos Thorp tiene 19 años, es reportero  gráfico y vive en Viedma, Río Negro. Sus imágenes ilustran las notas de  la mayoría de los medios que cubren temas en la región.  Ayer, mientras  salía de un recital, fue interceptado por la policía rionegrina,  detenido y torturado en una comisaría. Desde el hospital, donde está  internado con el cráneo y dos costillas fisuradas, con las manos  quemadas y lesiones internas, Carlos denunció que se trató de una brutal  represalia por su trabajo.

Sus captores se la tenían jurada: pocos días antes, había cubierto la represión a un grupo de vecinos que protestaba por el asesinato de Guillermo Trafiñanco, el adolescente de tenía 16 años que murió baleado por la espalda por un policía el 25 de octubre. Carlos había ido al lugar del hecho y tenía imágenes que graficaban, tanto la indignación de los vecinos, como los aprestos policiales para reprimirlos.
Ayer, diez días después de aquel hecho, fue a un recital del grupo Damas Gratis, en la Disco Tatoo Tropical. Salió a las 5:30 junto a tres amigos. Afuera había algunos incidentes. Ellos estaban yéndose, pero un policía lo señaló desde una moto. “Este es el de la prensa”, gritó el oficial. Los amigos de Carlos se dieron cuenta. “Vámonos que acá nos matan”, dijo uno. Pero no hubo tiempo: cinco policías se abalanzaron sobre el joven, lo subieron a golpes a una camioneta y lo llevaron hasta la comisaría 34. Al bajarlo, le pegaron un culatazo en la mandíbula y otros golpes que lo dejaron inconsciente.
Se despertó apoyado en una reja. Lo habían atado con un precinto y tomaban mate alrededor de él. “Ahí me pegaron con cachiporras y me metieron cosas en el ano. Mientras, me decían ¿así que sos vos el que sacas las fotitos para el diario?”, contó Carlos a Tiempo Argentino.
Uno de los policías le ordenó firmar una planilla declarando que había participado en una serie de disturbios. “Vos acá sos un NN”, le dijeron para convencerlo. Pero Carlos no firmó. “Entonces me hicieron agachar y me gatillaron tres veces en la cabeza en distintas posiciones. El policía ponía y sacaba el cargador y volvía a gatillar. En un momento le dije: Pegame un tiro y dejate de joder’.”
Con ese pedido los golpes recrudecieron y los policías decidieron ficharlo: lo agarraron entre dos, calentaron en un anafe el rodillo para tomar las huellas y me quemaron todos los dedos de la mano.
Pocos minutos después, un médico forense de la policía le dijo que no tenía nada, y que estaba borracho.
A las 9:30 de la mañana, luego de un traslado a otra comisaría y varios golpes más, Carlos fue liberado. Su familia lo llevó a un hospital, donde quedó internado, y enseguida presentó la denuncia. Como orinó sangre, además de recuperarse de los golpes, los médicos esperaban el resultado de los exámenes. Desde su cama, Carlos definió su situación con pocas palabras. “Yo amo mi profesión –dijo–*. Y voy a seguir adelante.” <

Un fotográfo denunció una salvaje agresión policial | Tiempo Argentino

hay que cambiar urgente la formación policial en todo el país… esto es vergonzoso…

Todas las policias provinciales tienen la misma mentalidad represiva de los 70’.
Hay que arrancar de cero,formando policias jovenes y no mezclarlos con los cavernicolas que hay en actividad.Una vez que estan formados,borrar de un plumazo a los veteranos.

policias haciendo eso ?
no creo…

acá en Jujuy cualquiera es policía, cualquiera… me acuerdo cuando yo era adolescente, había una patota de un barrio cercano al mío, y yo conocía a varios de toda la vida practicamente… increiblemente varios de esos pibes despues fueron policias… uno dirá: “bueno, cambiaron”… nada que ver, eran la misma mierda de cuando eran chicos… se emborrachaban, pero en vez de hacer quilombos así nomas, salían a hacer tiros a la calle…

Cualquier parecido con la Bonaerense es mera coincidencia.

Y con el agravante de que es menos exigente cada vez. Hoy, en general, policías y delincuentes son el mismo grupo de gente, solo que están en un bando y en otro. Poco policías por vocación