Estoy cansado, saturado, podrido y muy caliente. ¿De que? De esto, que en otros tiempos se ha podido llamar River. Hoy no le queda el nombre, no merecen utilizarlo. Estas once voluntades no deberían jugar bajo el nombre River Plate. No sólo que volvieron a perder un partido clave al igual que los dos anteriores con la misma categoría (vs Boca allá, San Lorenzo en casa y ayer, contra Boca en el Templo), sino que la manera en que los perdieron da para golpearse una y otra vez la cabeza contra la pared.
Señores jugadores ESTO ES RIVER. Lo mínimo que tienen que hacer cuando tienen la puesta la camiseta que, mínimo, 15 millones de personas quieren usar es correr (ya nos dimos cuenta que pedirles un buen nivel de juego es como demasiado). Ayer, partido 0-0, Boca con uno menos, River no atacó, no corrió, no lo metió contra su arco. Era lo único que había que hacer, mostrar un poco los dientes (ya libres, porque el cuchillo se cayó hace rato) y Boca se hacía el gol solo. Si Boca vino, como hacía mucho tiempo no lo hacía, a ver que pasaba en Núñez. ¡un solo delantero! Boca le puso un solo delantero al último del campeonato, si eso no es cagazo, ¿Qué es? ¿Que hizo River entonces? NADA, por Dios, no corrieron, no buscaron, no metieron. Y después del 1-0, menos. El gol fue a los 15 del segundo tiempo, no fue a los 43’, había media hora para correr, meter e intentar jugar y darles vueltas el partido. Ellos no querían jugar, pero lo de River fue lastimoso. Un poco de actitud, un poco de hombría, un poco de hambre, AMOR PROPIO, ¿es que los futbolistas de River no tienen amor propio? Era Boca, era River, era de local y era la oportunidad de reivindicarse en un campeonato pobrísimo y de devolverle un poco al hincha todo lo que hace domingo a domingo por los colores que ama.
Pero no, River siguió en esa acefalia futbolística que ya sabíamos que tenía, pero ayer le sumó apatía para correr, se mostró sin ganas, como si el rival fuera Vélez. Bueno señores futbolistas de River, el rival era Boca. Y la manera en que perdieron el partido da como para que tengan que dar unas cuantas explicaciones. Ayer, eligieron el silencio, ¿no se merecía el pobre infeliz que llora, se desangra y ama estos colores una explicación? Bueno, parece que no. Así pasaron todos. El único que dijo algo fue Ferrari y no es casualidad, Ferrari es el único que después del partido de ayer puede mirar a los ojos a un hincha de River. Él y Falcao demostraron lo mejor de River en actitud, el rubro fútbol quedo vacante.
Hay jugadores que después del partido de ayer deberían haberse enterrado bajo tierra, si o si, caso Abelairas y Augusto Fernández. Abelairas debe haber marcado un nuevo récord ¡17 pelotas perdidas en un Superclásico! Y Augusto Fernández sigue con esa apatía, esas pocas –poquísimas- ganas de jugar con esta camiseta ¿Dónde quedo el futbolista que prometía? Seguramente en algún boliche. Por último, también me quiero referir al Cholo Simeone y al hincha de River.
Cholo andate. Gracias por el campeonato, pero no le estás encontrando la vuelta, los jugadores no “entienden el momento” y tampoco entienden la manera en que los querés hacer jugar. Además, ¿Sacar un cinco y poner otro cinco, contra Boca, con uno más y en el Monumental? No cholo, te equivocaste. Ayer, en la Boca, en Mar Del Plata y hasta en Mendoza. Jamás planteaste bien un Superclásico, curioso, dado que a Gimnasia siempre le has sabido ganar. Contra San Lorenzo dijiste que fueron diez minutos de desconcentración, que no podía volver a pasar. Bueno, ayer fueron casi 45’ y, desde tu lugar, no supiste hacer nada y lo que hiciste no sirvió para cambiar nada
Al hincha de River solo decirle que lo de ayer fue conmovedor, que River es el equipo que peor juega, pero el que mejor hinchada tiene. Que el miércoles hay una chance de asomar un poquito la cabeza de la tierra y que nosotros tenemos que decir presente una vez más. No por los Abelairas, no por los Augustos, no por los Cholos, por los Salcedos o por los Buonanottes. Ni siquiera por los Ortegas (si el “Burrito” estuviera) Sino para alentar a estos colores que amamos. A la banda sangre que nos hace llorar, que nos hace putear, que nos hace sonreír y nos hace repensar, una y otra vez, porque hacemos todo lo que hacemos si el equipo responde así. La respuesta es el amor a la camiseta que nuestros viejos o abuelos nos enseñaron a amar. No ir a la cancha sería una falta de respeto a ellos que nos inculcaron amor a unos colores que en otros tiempos eran de River Plate. Esto que hoy tenemos que ver también lo es, aunque no merezca ni usar una letra de ese nombre.
Bueno, el que quiera estar a favor joya, el que no también. Esta es una de las tantas opiniones en un día complicado
Sds