Milan: Se marcha Paolo Maldini, el fútbol de luto
Paolo Maldini sentenciará el fin de su carrera y colgará las botas, con casi 40 años de edad y luego de 24 en la Primera División del Milan. La última gran leyenda Rossonera jugará su último partido el próximo domingo ante la Roma y el deporte perderá a uno de los mayores emblemas futbolísticos de la década. Hasta siempre, Paolo…

Su futuro profesional impedía espacio para la rebelión. Jamás podría haber considerado incluso ser abogado o escritor. El fútbol le esperaba desde que comenzó a dar sus primeros pasos y la cotidianeidad del círculo íntimo lo preparó para convertirse en la leyenda en la que se erige en la actualidad.
Algunos mitos futboleros sugieren que, antes de iniciarse en el fútbol, el joven Paolo le había confesado a su padre Cesare su deseo de jugar para la Juventus y que la respuesta del progenitor fue tan clara como contundente: “La cuestión es simple. Juegas en el Milan o estudias”.
Las palabras de aquel sagrado líbero, que enarboló importantes glorias deportivas del conjunto Rossonero entre las décadas del '50 y '60, fueron claves para poder comenzar a diseñar el proyecto del emblema actual del fútbol italiano.
Aquél Paolo, el hijo de Césare, se introducía en el mundo de su padre. Con la dificultad y el peso que el desafío conlleva y con la obligación de mantener una dinastía en la elite de uno de los clubes más importantes de Italia.
Pero a aquel joven todo le resultó fácil. Luego de haber probado unos años en la ofensiva, decidió mudarse a la defensa para, primero instalarse sobre el sector derecho y luego encontrar esa zaga izquierda que jamás abandonaría durante dos décadas.
Paolo Maldini tuvo la virtud de poder equilibrar la personalidad de un hombre de 30 años, desde el famoso debut del 20 de enero de 1985, contra el Udinese (cuando contaba con 16) y el estado físico de un hombre de 26, hasta el próximo 24 de mayo de 2009 (cerca de cumplir 41).
Muchos lo catalogaron como un atleta. Otros como un dotado. Hasta algunos decidieron regalarle elogios hasta por su estética, ya que se convirtió en uno de los jugadores más atractivos de su época. Con contratos de marcas de ropa e ingresos económicos incluidos.
“Paolo Maldini es realmente extraordinario. Todavía recuerdo el día de su debut, cuando ni siquiera tenía 17 años y hacía las cosas de un veterano. El único jugador que le ha creado problemas ha sido Maradona. Al resto, les ha anulado a todos”, expresó la voz calificada de otro histórico, Franco Baresi.
Es que el entonces calificado “Hijo de Cesare” se ganó su lugar en la Primera del Milan en sus primeros partidos y, luego no pararon de llover los éxitos. Convocatorias récord para los seleccionados. Provocó admiración incontenible tanto de compañeros como rivales y un estado físico inédito en el fútbol europeo.
Quizás, alguna de las historias que comenzaron a elevar al histórico Paolo en el ámbito internacional fue la famosa semifinal de la Copa de Europa de 1989, en la que el Milan aplastó al Real Madrid por 5-0. Esa noche, el joven lateral borró del campo literalmente al mítico Michel e inició una “supremacía” en dicho duelo, a lo largo de todos los años siguientes.
El actual entrenador del Getafe comentó años más tarde una pequeña charla que mantuvo con la madre de Paolo, María Luisa, quien le había consultado el motivo por el que se había retirado tan joven. El español contestó: “Por culpa de su hijo, señora (entre risas). Yo soy el presidente de los damnificados de Maldini”.
Paolo se convirtió en un estandarte de su defensa mucho antes de lo esperado y con una aprendizaje precoz. Por eso, no ha sido casualidad, que la idolatría absoluta del pueblo rossonero se haya gestado desde hace casi 20 años y se mantuviera durante toda su carrera, pese a las lesiones y a todos los contratiempos que ha tenido que sufrir.
El lateral izquierdo le otorgó al Milan mucho más que títulos, triunfos y gloriosas estadísticas. Su leyenda se escribió a base de parámetros casi imperceptibles como la dedicación, el profesionalismo, el esfuerzo y la seriedad en el trabajo.
‘Il Capitano’ se ha ganado el lugar con el que todo el pueblo Rossonero le recordará durante el resto de su vida. Su único deber fue el de estar siempre presente. Mantuvo la fidelidad con los colores y enarboló su figura, gracias a sus actuaciones.
“En lo primero que pienso al despertarme es en si hay sol o no. Si está nublado, mis articulaciones lo sienten y me duelen mucho. Me levanto y levanto las persianas para ver si puedo entrenarme bien o no”, explicó el defensa, desde hace unos años.
Récords de presencias con la camiseta del Milan (900) y en la Selección Italiana (126 apariciones), siete títulos de Liga, otros cinco de Champions League y dos Copas Intercontinentales son algunos de los números que califican la trayectoria de 24 años en actividad de un hombre que superó las leyes biológicas de este deporte y que contradijo numerosos valores relacionados a la supremacía física sobre la técnica en el fútbol.
“Paolo, antes que nada, es un atleta. Eso, junto a su profesionalidad, su vida normal fuera del campo y su eterno amor por el Milan, le han permitido mantenerse durante tanto tiempo en un nivel tan alto. Recuerdo que cuando lo llevé al Seleccionado Sub-21, con apenas 18 años, su única preocupación era que no sabía si en el campo me debía llamar Míster o Papá”, explicó, emocionado, el gran Cesare.
El partido del próximo domingo contra la Roma significará la despedida definitiva de la útima gran gloria del Milan. Muchos pensaban que nunca llegaría el día, pero Paolo así lo ha sentido y así lo cumplirá. Sin el famoso partido homenaje que tanto detesta. Será un duelo competitivo y por los puntos.
Además, la famosa camiseta Número 3 será retirada de la plantilla definitivamente, aunque admite una excepción. El único que podrá volver a usarla es un tal Christian Maldini, hijo de Paolo y nieto de Cesare, que ya participa de la cantera milanista y podrá extender el legado en los próximos años.
“Ser un defensa es mucho más difícil que delantero. El que tiene el balón sabe qué hacer con él, mientras que los defensas debemos adaptarnos a los movimientos ajenos, lo cual requiere mayores reflejos y velocidad de reacción. Puedo recordar muchos equipos que hicieron historia sin grandes delanteros, pero me cuesta encontrar uno que haya logrado trofeos importantes sin excelentes defensas”, explicó el astro.
Paolo dirá adiós. La mística y el amor por los colores se retirarán para dejarle lugar a la leyenda. El fútbol perderá un eslabón que, sin dudas, se sentirá muy fuerte.