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Empezó a pelearse con Mauricio Macri cuando era presidente de Boca, siguió con Van Gaal en Barcelona y no paró. En una década, el jugador tuvo demasiados problemas en todos los equipos en que jugo [/LEFT]
Cuando en 1998 Juan Román Riquelme se peleaba con el entonces presidente de Boca, Mauricio Macri, nadie imaginaba que comenzaría una seguidilla de conflictos que acarrearía por los distintos conjuntos en los que actuaría desde entonces. Boca, Barcelona, Villarreal y la Selección fueron escenarios propicios para sus problemas. Algunos técnicos le dieron demasiada cabida y otros se animaron a decirle basta. Y hasta sus compañeros, en alguna ocasión, también le pararon el carro.
En ese primer conflicto, hace diez años, Riquelme lo popularizó con un gesto de Topo Gigio contra Macri en el marco de una pelea por el contrato.
Luego pasó al Barcelona, donde llegó con bombos y platillos, y se fue por la puerta de atrás. Su entrenador en ese conjunto, el holandés Louis Van Gaal, le bajó los humos. Radomir Antic, su sucesor, siguió en la misma línea.
Ingresado al Villarreal, se fue erigiendo en figura de un equipo en el que brillaban otros argentinos. Benito Floro fue su primer técnico y lo refirió al sostener que “no hay que decirle que sí a todos sus caprichos”. Luego llegó Manuel Pellegrini, quien lo marginó directamente en medio de una historia archiconocida.
La relación del jugador con el entorno no daba para más. Con el técnico chileno no se hablaba y muchos de sus compañeros, incluso los argentinos, también lo cuestionaban por su individualismo y su aire de divo.
De España, entonces, también tuvo que irse. Ningún club lo quería por su comportamiento y tras idas y vueltas se arregló su regreso a Boca. Desde entonces, uno de los rumores indicaba que el arquero Pablo Migliore había estado a punto de golpearlo en un vestuario.
También se señala a Riquelme como el responsable de que otro ídolo de la institución, Guillermo Barros Schelotto, no se haya convertido en el técnico tras el alejamiento de Miguel Ángel Russo.
En la Selección, los rumores sobre sus peleas también fueron frecuentes. En el Mundial de Alemania se comentaba que estaba peleado con Hernán Crespo y más acá en el tiempo, su rival sería Lionel Messi, aunque ambos salieron a desmentir la interna.
Ahora, en Boca, Julio Cáceres destapó la olla que había puesto a cocinar Mauricio Caranta. El equipo hierve como nunca. Lo único que falta es que River le ponga un caldito de gallina.
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alfin se dieron cuenta los chanchos, porque hecharon a este perdedor como un perro del villareal
creo que un poco tarde ahora mas que nunca debemos humillarlos en el Superclasico. :twisted: :lol:
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