A mi me resulta increíble la historia del Pelado: Se va en el 96 siendo figura e ídolo de la gente agarrando titularidad recién en las fases finales de la Copa.
Vuelve al país, no recibe las ofertas que imaginaba y anuncia el retiro. El Beto Acosta lo convenze para jugar en Fénix, vá y hace un papelón.
Juega el Torneo ese con los veteranos de River, el Enzo le dice que estaba para jugar en Primera y firma un contrato en RIver ante la incredulidad de todos nosotros y del ambiente futbolístico en general.
Luego de algunos pocos partidos le dieron la camiseta titular, no se la sacó mas y cuando no juega lo extrañamos horrores.
Más haya de que declara como el ogt!! :mrgreen: jeje.
Na… el Pelado es un EJEMPLO del fúbol, y del amor por la camiseta… aveses da gusto ver este tipo de casos para darse cuenta que aun en nuestros peores momentos, hay titanes que se ponen y traspiran la banda sangre.
Esooo, eso en particular. Se aplaude eso, se aplaude ese esfuerzo en esta situacion, pudiendo estar en otra ayuda desde su lugar, cuando tantos otros no aparecen.
Orgulloso de pertener a la filial que lleva tu nombre leon!
A 19 años de su debut en Primera, Almeyda le contó a Olé sensaciones de aquel momento inolvidable. Igual, lo que más recuerda es su corte de pelo.
Lo que más me acuerdo es que tenía un corte de pelo que me parecía Cristobal Colón, ja”, repasa del día que descubrió el Antonio Vespucio Liberti como jugador de 1ª. Estaba a tono con ese look porque, aunque no necesitó carabelas para llegar a Núñez, no fue fácil todo el camino que recorrió desde su Azul natal hasta esa conquista que fue ponerse la banda roja y pisar tierra del Monumental. Casi 500 años después del hallazgo del hombre que logró parar un huevo (justamente de gallina), había pasado su primer viaje de pretemporada con los profesionales y tenía confianza en que le llegaría el momento tan deseado. “Arrancó el campeonato, Astrada tuvo que ir a un Sub 23 y ahí me tocó entrar. Fue un sueño hecho realidad”, le dice Matías Almeyda a Olé , 19 años más tarde de su debut.
Unión fue el rival de esa tarde en la que el Pelado tuvo su estreno entre los grandes, aunque --sin jugar- ya había aparecido en la foto del campeón del Apertura 91, aquel equipo que arrasó gracias a los goles de un Ramón Díaz recién vuelto de Europa. Passarella, ahora presidente, era el Kaiser que mandaba desde el banco de suplentes. Y el primer premio por ganar lo cobró en flamantes pesos, los que tenían apenas dos meses de vida, y se cambiaban mano a mano por dólares.
“Mucho del partido no me acuerdo, pero por cómo se había armado el equipo en la pretemporada me imaginaba que iba a tener una chance”, cuenta el integrante más veterano del plantel 2011. No es que haya perdido la memoria, pero no se acuerda si esa primera camiseta está guardada en su casa de Azul: “Creo que la tiene mi viejo, seguramente la guardó él”. Y menos idea tenía en aquel entonces de que 19 años después seguiría aún en actividad: “Yo empecé con 18 recién cumplidos. Pasó mucho tiempo, no pensé que seguiría jugando al fútbol a los 37. Pensá que Lanzini y Lamela no habían nacido cuando yo debuté”.