Muchas cosas suceden en el país. Podemos estar de acuerdo o no con algunas resoluciones, aunque poco se puede hacer para cambiarlas. Salvo en la instancia electoral.
Muchas cosas suceden. Las más recientes nos muestran que es posible romper un contrato que se creía intocable; que lo fue, hasta que dejó de convenir. El rostro, semisonrisa incluida, de Grondona, asintiendo el mensaje de la Presidenta sobre aspectos que validó y defendió a ultranza durante el lapso que la AFA estuvo vinculada con TSC, fue patético. Si todo estaba tan mal, hasta los goles guardados, ¿por qué suscribió tanto tiempo y sin decir ahora, públicamente, “me equivoqué”?
Muchas cosas suceden. En River, por ejemplo. A nivel dirigencia, la entidad está desplomada desde hace rato, más allá de la retórica de ocasión. Los Alonso, Caniggia, Aimar, Saviola, D’Alessandro, Demichelis, Mascherano, como los Ortega y Gallardo de una década atrás, son postales nostálgicas. El semillero ya no aporta con la misma calidad. ¿Cuándo fue que, con Costanzo, Lux y Carrizo, el club tenía arquero para rato? No pasó tanto tiempo. Hoy, ese arco, que al igual que el de Boca no es para cualquiera –si no, que lo diga Migliore, ahora figura en otros grandes no tan grandes–, está vacante de categoría.
Dicen que en la recta final las autoridades están muy entusiasmadas con el museo, con la universidad, con el aspecto social. Es lógico: cualquier cosa fuera del fútbol y la economía suena a bálsamo. Lo que nadie puede ignorar es que el famoso “déficit operativo” de River –las otras disciplinas–, que fue el bastión de la gestión Aguilar en las urnas, siempre dependerá del producto fútbol. Ergo: si el fútbol no camina y las ventas buenas no llegan, el resto de la estructura se resquebraja. Y hace rato que no surge un crack.
La cuestión, a esta altura, en medio de la peor gestión que se recuerde en Núñez –lo que a la larga se reflejó dentro de la cancha–, es preguntarse si no hubiera sido atinado, en un año eleccionario, tomar ejemplos políticos. Esto es, propiciar un adelantamiento del proceso, dado el cataclismo evidenciado. Acaso el tema no pase ya por un DT o un plantel sin ángel ni fortalezas, sino por refrescar la cúpula, por apuntar a nuevos bríos. Sin que ello signifique descalificar o pensar en movimientos antidemocráticos; sólo planteable desde la búsqueda de reacción. Que desde hace tiempo no se advierte.
Teniendo los dirigentes deportivos muchos puntos en común con los políticos, es por lo menos una hipótesis para manejar en situaciones a futuro, en cualquier club, y, obvio, si los reglamentos lo avalan. Como para entender que dar un paso al costado, en determinadas circunstancias, no es un resorte sólo aplicable a los DT.
Por: Claudio Cerviño
Fuente: canchallena.com (Exelente sitio, mejor q Ole y Tyc)