“Ahora sòlo pienso en la chocolatada que me va a preparar mi mamà cuando llegue a casa y en las cosas buenas que mamà y el psiquiatra me aconsejaron durante la semana”.
Juàn Romàn Riquelme està feliz. Se le nota. No tanto por su cara como por sus palabras: “Yo jugando soy muy feliz”. Atràs quedaron los rumores que señalaban que hasta media hora antes del comienzo del partido, Riquelme habìa estado llorando desconsoladamente. No obstante, las palabras de un dirigente que pidiò absoluta reserva confirman este hecho. “Romàn decìa que no querìa y no querìa. No habìa caso. Tenìa como ataques de pànico. Le dolìa la panza, estaba descompuesto. Ischia lo fue a consolar y recibiò un botinazo en la cabeza. Todavìa tiene la marca del tapòn en la pelada”.
El mèdico del plantel expresò que “Esta semana volviò a tomar Zoloft. Ahora està tomando dos por dìa. Es mentira eso de que se quiso matar. Està bien medicado. La idea es que con el tiempo vaya disminuyendo la dosis. Romàn es un chico muy sensible y hay que tratarlo bien. Le gusta que lo mimen y cuando pasan cosas como la que pasò esta semana con Maradona, a èl le hace muy mal, es un retroceso en su tratamiento. Por eso ahora hay que ir con cuidado. Le pedimos a la mamà si podìa traerlo y buscarlo a los entrenamientos porque Riquelme, en este momento, està muy inestable”.
Màs allà de las internas, todo Boca està pendiente del estado emocional del ìdolo. Despuès del partido con Argentinos, los dirigentes Josè Beraldi y Juan Carlos Crespi le regalaron un perrito. “Ojo, es una sorpresa. Ustedes no publiquen nada hasta despuès del partido” habìa dicho, divertido, uno de ellos. “Nosotros queremos que Romàn se ponga bien. Hay que mimarlo. En la semana voy a llamar a un par de amigos que acaban de salir y vamos a ver si le podemos traer algùn regalito, jajaja” expresò su compañero Lucas Viatri, con un guiño còmplice. Por ùltimo, da su palabra el entrenador: “Romàn es especial. En las concentraciones es el primero en ponerse el pijama para ir a dormir, despuès de tomar un tazòn de Choco Crispis. Le gusta que las sàbanas no estèn muy tirantes, ya hubo que despedir a un par de empleadas del hotel por ese tema. Hay que saber atenderlo. A veces a la madrugada me despierta porque no puede dormir, y hay que contarle un cuento y acariciarlo hasta que se duerme. Es un chico muy nervioso y a veces necesita unos masajes” concluye, no sin sonrojarse al respecto, Carlos Ischia.
“Ahora sòlo pienso en la chocolatada que me va a preparar mi mamà cuando llegue a casa y en las cosas buenas que mamà y el psiquiatra me aconsejaron durante la semana”.
Juàn Romàn Riquelme està feliz. Se le nota. No tanto por su cara como por sus palabras: “Yo jugando soy muy feliz”. Atràs quedaron los rumores que señalaban que hasta media hora antes del comienzo del partido, Riquelme habìa estado llorando desconsoladamente. No obstante, las palabras de un dirigente que pidiò absoluta reserva confirman este hecho. “Romàn decìa que no querìa y no querìa. No habìa caso. Tenìa como ataques de pànico. Le dolìa la panza, estaba descompuesto. Ischia lo fue a consolar y recibiò un botinazo en la cabeza. Todavìa tiene la marca del tapòn en la pelada”.
El mèdico del plantel expresò que “Esta semana volviò a tomar Zoloft. Ahora està tomando dos por dìa. Es mentira eso de que se quiso matar. Està bien medicado. La idea es que con el tiempo vaya disminuyendo la dosis. Romàn es un chico muy sensible y hay que tratarlo bien. Le gusta que lo mimen y cuando pasan cosas como la que pasò esta semana con Maradona, a èl le hace muy mal, es un retroceso en su tratamiento. Por eso ahora hay que ir con cuidado. Le pedimos a la mamà si podìa traerlo y buscarlo a los entrenamientos porque Riquelme, en este momento, està muy inestable”.
Màs allà de las internas, todo Boca està pendiente del estado emocional del ìdolo. Despuès del partido con Argentinos, los dirigentes Josè Beraldi y Juan Carlos Crespi le regalaron un perrito. “Ojo, es una sorpresa. Ustedes no publiquen nada hasta despuès del partido” habìa dicho, divertido, uno de ellos. “Nosotros queremos que Romàn se ponga bien. Hay que mimarlo. En la semana voy a llamar a un par de amigos que acaban de salir y vamos a ver si le podemos traer algùn regalito, jajaja” expresò su compañero Lucas Viatri, con un guiño còmplice. Por ùltimo, da su palabra el entrenador: “Romàn es especial. En las concentraciones es el primero en ponerse el pijama para ir a dormir, despuès de tomar un tazòn de Choco Crispis. Le gusta que las sàbanas no estèn muy tirantes, ya hubo que despedir a un par de empleadas del hotel por ese tema. Hay que saber atenderlo. A veces a la madrugada me despierta porque no puede dormir, y hay que contarle un cuento y acariciarlo hasta que se duerme. Es un chico muy nervioso y a veces necesita unos masajes” concluye, no sin sonrojarse al respecto, Carlos Ischia.