Reflexión: Matías y su destino

Historia particular e increíble si las hay la de Matías. Un tipo que, luego de estar varios años retirado del fútbol, de buenas a primeras pasó de jugar campeonatos Senior a ser nuevamente profesional, como si una voz del más allá le dijera que todavía tenía algo más por dar. Y así sucedió. Su llegada a River como futbolista fue vista con muy buenos ojos y su entrega dentro de la cancha durante gran parte de su estadía no merecía ningún reproche.

Pero el asfalto se le empezó a llenar de tierra, y aparecieron en el camino dos sucesos bisagra: una besada de camiseta trágica y desafortunada, y una llamada telefónica el día posterior a la peor mancha deportiva de la historia, que a Passarella le sirvió para apagar parte de una fogata, mientras al mismo tiempo iniciaba una nueva y terrible llamarada. Esas dos situaciones lo catapultaron a la cima de una cumbre ficticia, de cristal, y le dieron un apoyo y una idolatría nefasta que le sirvió como salvavidas ante gran parte de la gente.

A su vez, navegó en un océano de contradicciones y de frases netamente desafortunadas que siempre estuvieron totalmente en la vereda de enfrente a todo lo que él se jactaba defender. Y además, contó con una protección mediática nunca vista en la historia del fútbol, ese caparazón que sólo le sirvió para quedar más en ridículo y expuesto. Como remate, decoró su obra maléfica con una brutal seguidilla de burdas decisiones tácticas y estratégicas al frente del equipo.

El cocktail Almeyda venía con todos los ingredientes de una bomba nuclear, y sin dudas que fue explosivo y demoledor para River. El destino final era predecible. Durante el ocaso de su etapa como futbolista y el inicio de su carrera como entrenador hubo una enorme cadena de alertas rojas a las que Matías jamás quiso poner atención. Y finalmente terminó siendo uno más de esos impresentables que una y mil veces antepusieron sus egos y sus glorias personales por sobre el bien del club.

Concluyó, como era de esperarse, metido de lleno en la picadora de carne Passarelleana, esa que te usa, te exprime y te elimina hasta el último resto. Aunque lejos, muy lejos estará de haberse ido como una víctima. Porque en el último año y medio, Almeyda ha sido otro de los obstáculos gigantes que han atentado contra el renacer institucional de River, y no es para nada descabellado que la historia lo juzgue como uno de los más nocivos o hasta el peor entrenador que alguna vez se haya visto en 111 años de vida.

En definitiva, aquel destino que una vez lo supo revivir, hoy lo volvió a enterrar, dándole una profunda y dolorosa puñalada por la espalda. Y así fue como Matías condujo por los pantanos, buscó su suerte por el mal camino, y su caída final por el precipicio era inevitable…

Historia particular e increíble si las hay la de Matías. Un tipo que, luego de estar varios años retirado del fútbol, de buenas a primeras pasó de jugar campeonatos Senior a ser nuevamente profesional, como si una voz del más allá le dijera que todavía tenía algo más por dar. Y así sucedió. Su llegada a River como futbolista fue vista con muy buenos ojos y su entrega dentro de la cancha durante gran parte de su estadía no merecía ningún reproche.

Pero el asfalto se le empezó a llenar de tierra, y aparecieron en el camino dos sucesos bisagra: una besada de camiseta trágica y desafortunada, y una llamada telefónica el día posterior a la peor mancha deportiva de la historia, que a Passarella le sirvió para apagar parte de una fogata, mientras al mismo tiempo iniciaba una nueva y terrible llamarada. Esas dos situaciones lo catapultaron a la cima de una cumbre ficticia, de cristal, y le dieron un apoyo y una idolatría nefasta que le sirvió como salvavidas ante gran parte de la gente.

A su vez, navegó en un océano de contradicciones y de frases netamente desafortunadas que siempre estuvieron totalmente en la vereda de enfrente a todo lo que él se jactaba defender. Y además, contó con una protección mediática nunca vista en la historia del fútbol, ese caparazón que sólo le sirvió para quedar más en ridículo y expuesto. Como remate, decoró su obra maléfica con una brutal seguidilla de burdas decisiones tácticas y estratégicas al frente del equipo.

El cocktail Almeyda venía con todos los ingredientes de una bomba nuclear, y sin dudas que fue explosivo y demoledor para River. El destino final era predecible. Durante el ocaso de su etapa como futbolista y el inicio de su carrera como entrenador hubo una enorme cadena de alertas rojas a las que Matías jamás quiso poner atención. Y finalmente terminó siendo uno más de esos impresentables que una y mil veces antepusieron sus egos y sus glorias personales por sobre el bien del club.

Concluyó, como era de esperarse, metido de lleno en la picadora de carne Passarelleana, esa que te usa, te exprime y te elimina hasta el último resto. Aunque lejos, muy lejos estará de haberse ido como una víctima. Porque en el último año y medio, Almeyda ha sido otro de los obstáculos gigantes que han atentado contra el renacer institucional de River, y no es para nada descabellado que la historia lo juzgue como uno de los más nocivos o hasta el peor entrenador que alguna vez se haya visto en 111 años de vida.

En definitiva, aquel destino que una vez lo supo revivir, hoy lo volvió a enterrar, dándole una profunda y dolorosa puñalada por la espalda. Y así fue como Matías condujo por los pantanos, buscó su suerte por el mal camino, y su caída final por el precipicio era inevitable…

Excelente. Muy buena turco. :smiley:

Por cierto hermano ya se está probando el traje de monaguillo? Mire que capaz empezamos pronto a atender en el templo.

Los fieles estamos transitando la peregrinación de la mesura. Sabemos con qué presidente tratamos y decidimos por ahora dejar el traje en el perchero, aunque no le voy a negar que por las dudas estamos llenando la sacristía de fuegos de artificio por si se consuma el hecho y debemos salir a explotar las calles de alegría. Oración permanente y calma es el camino a seguir por el momento…

muy bueno, creo que expresas con las palabras correctas lo que la mayoría pensamos

Su unico destino es el borda.

Excelente turco, como siempre

Como siempre es un placer leer tus opiniones Turco.

Muy buena reflexión!

Yo,Ramonista.A muerte. Uh aca no iba jaja.

Impecable Turkish…

Excelente Tuco.
Muy bueno.

Algunas congregaciones decidimos ser mas ortodoxas y adoptamos congregarnos hoy a orar en las puertas del Templo a esperar la llegada del Mesias en primera fila…

Os hermanos estais invitados…

Amen.

cuando en julio nos acordemos de la madre de emiliano y michael, van a llamr al unico dt q nos saco del pozo.

Muy bueno Turco. Para mí el Negro Astrada es todavía peor como técnico.

Me imagino que no estaras pensando en la vuelta del Bambino :lol:

JJ?

Muy buena.

El destino de Almeyda es en un psiquiatrico, gritando que esta instalado que el no dirige mas a River, pero que su puesto no se lo ha dado a nadie, mientras llama al club por un telefono de juguete dando indicaciones, y diciendo que saquen al mejor equipo porque no es buen tipo.

Muy bueno turco!

Jodete por boludo y egoista. Te hubieras ido despues del ascenso y te ibas por la puerta grande. Ahora te vas como el sorete que sos …

Va a vivir en el rincon de los locos junto con Nelson Muntz.