Miercoles 21 de Abril de 1999
BOCA
Bueno, basta
Macri no quiere seguirle más el juego a Ramón Díaz. En un programa partidario, afirmó que el Pelado viene diciendo groserías y que River debería ponerle un límite.
MARIANO DAYAN
“Que este señor siga diciendo cualquier cosa… La pica me gusta, pero esto es grosería”, lanzó Mauricio.
Basta! *No va más! Se acabó el juego. ¿Se acabó? Lo poco que tienen en común es la edad: 39 años. Nunca se saludaron. Nunca se cruzaron. Nunca se hablaron. Igual se las ingeniaron para chicanearse. Para reírse el uno del otro. Mauricio Macri y Ramón Díaz se disfrazaron de hinchas y se divirtieron con sus cargadas.
Uno, el presidente, fana de Boca. Durante su campaña electoral del 95, eligió decir “innombrables” para referirse a River y siguió con la misma cuando comenzó su primera experiencia como dirigente de fútbol. Sus colegas millonarios se le fueron encima, por eso tiempo después tuvo que aflojar y decir “no, innombrables no va más”.
El otro, el técnico, fana de River. Largó como entrenador a mediados del 95 y en poco tiempo, con tantos títulos en en bolsillo, se recibió de cargador oficial de Núñez. Ya en diciembre del 96, mientras festejaba otro título, a Ramón Díaz le preguntaban por qué a él los dirigentes lo habían bancado en las malas y Boca no había hecho lo mismo con Carlos Bilardo, y respondía sin piedad: “Nosotros venimos de un equipo ganador. Alfredo Davicce ganó cinco campeonatos y Macri, ninguno”.
A ver quién es más vivo. En los últimos dos años, las dedicatorias fueron en aumento. Macri se apoyó en la paternidad y repitió frases como ésta del 20 de marzo del 97: “El gurú Díaz dice que los hinchas de Boca festejamos una vez al año, espero no contradecirlo y que festejemos otra vez”. O ésta del 8 de abril del año pasado: “Disfruto de que, desde hace años, para River es una pesadilla enfrentar a Boca”. Y más allá de la ironía tenía razón, porque hasta ahora nunca perdió con River.
Claro que las alegrías de Boca sólo pasaban por amargarle la vida a River. Por eso, los títulos fueron el caballito de batalla de Ramón. “No sufro cuando no le gano a Boca, sino cuando no gano campeonatos. Boca promete vueltas olímpicas y nunca cumple”, dijo en octubre del año pasado. O a fines del 97, empapado de champagne después de sacarle el título del buche a Boca, se acordó de Mauricio: “Pobre, debe estar muerto, encerrado en el baúl de un auto” Más allá de la agresividad, los dos aceptaban el juego. “Ramón es un genio, aprovecha para cargar y es espectacular” (agosto del 97) y “entiendo que las declaraciones de él son propias de la salsa del fútbol y no son violentas” (abril del 97) fueron algunas de las explicaciones de Macri. Lo mismo decía el técnico: “En la rivalidad hay ironías. Me gusta Macri, es piola” (octubre del 97) y “esto es un juego y hay que desdramatizarlo” (noviembre del 97).
Los puntos sobre las íes. Hace dos semanas, el Pelado habló antes de enfrentar al Deportivo Cali por la Libertadores y aseguró que “tendremos el apoyo de todos los argentinos”. Cuando le dijeron que los de Boca no lo iban a apoyar, tiró irónicamente que “yo dije todos los argentinos”. Y el domingo, después de empatar con Lanús, el técnico afirmó: “Lástima que estaba (el árbitro) Sequeira. El partido, en estado normal (sic), podía durar 100 minutos y no nos iban a hacer un gol. Fue todo raro”.
Esta vez, Macri no se tomó nada en chiste y en el programa partidario Pintado de Azul y Oro le cortó el rostro: “Me sorprende que diga cualquier cosa todo el tiempo. Cómo River, que es serio, su Comisión Directiva, no le pone límites. El no se quejó de Sequeira cuando empatamos con Ferro en el 97, no nos cobró un penal, no nos dio un gol (NdeR: no se vio por TV si la pelota había entrado) y perdimos el torneo por un punto. Realmente, que este señor siga hablando y diciendo cualquier cosa todo el tiempo… Todo el mundo se ocupa de Palermo y no de las cosas que él dice, que preocupan más en términos de violencia”.
Y le dio el último toque: “Ya es como que se le va un poco la mano. Me gusta la pica, pero esto ya es una grosería”. Chan, chan.
