El problema acá es que vivimos con una inflación promedio del 25% anual, y el gobierno en vez de buscar los remedios para combatir las causas, buscar maquillar las consecuencias con aspirinas.
Es claro que la cotización del dolar oficial hoy es irreal. Hoy el dólar debería estar al menos en $6,00.- A hora, por qué no lo está? Porque la “estrategia” del gobierno es tener un dólar “barato” con inflación, a fin de que la recaudación suba por ascensor mientras el dólar usa la escalera. De esta manera, el gobierno puede acceder a un dólar barato mediante la liquidación de exportaciones, para honrar la deuda externa y bancar el descomunal déficit energético.
El problema es que si uno está enfermo, la aspirina bien vale si bajada la fiebre, vamos al médico y en consecuencia, tomamos los remedios y recaudos necesarios para curarnos. Ahora… si todos los días lo único que hacemos es tomar aspirinas e ibuprofeno y jamás vamos al médico para atacar las causas de nuestra enfermedad, lo más probable es que el cuerpo nos pase factura y terminemos en terapia.
Lo mismo pasa con la economía. Si en vez de atacar las cusas, solo se maquillan las consecuencias, en algún momento la situación se desmadra.
En la Argentina hace 5 años que la inflación empezó a ser un problema. Pero el gobierno apenas y se decidió por intervenir el Indec. Total, mediante paritarias permitían a los sueldos correr detrás de los precios. El problema es que con la inflación, también aumenta el dólar y se va al carajo la deuda externa en pesos. Entonces, dejaron que siga la inflación, pero devaluando al compás de la misma al dólar. Ahora se encontraron con 3 problemas a) que el pueblo también se da cuenta que el dólar está barato y compra, además del hecho que con semejante inflación hay que estar loco para ahorrar en pesos, b) que al aumentar los costos a razón de un 25% anual, pero el dólar a un 12,5% anual, los exportadores pierden competitividad y c) que al estar el dólar barato con relación a la inflación, terminan siendo más “baratos” los productos importados.
A esto, sumémosle la sangría de dólares por la crisis energética.
Entonces, el gobierno se encuentra sin dólares en el mercado, con un pueblo que no piensa en ahorrar en pesos y un natural incremento de las importaciones, no porque Europa está en crisis y nos quieren encajar su excedente como nos dicen, sino porque al tener un dólar “barato”, hay negocio para los importadores.
Pero el gobierno otra vez insiste en aplicar aspirinas al asunto. Y arrancan con el cepo cambiario y las restricciones a las importaciones.
Peeero, la consecuencia termina siendo una corrida cambiaria porque todos olfatean el eventual corralito y por tanto nadie deja sus dólares en el banco, al compás de que todos salen a comprar dólares donde sea y no piensan gastarlos. Por otro lado, la restricción de las importaciones afecta a la industria local.
Así las cosas, la aspirina cambiaria nos da un eventual superavit comercial que nos permite pagar deuda e importar combustibles, pero a cambio de una eventual recesión económica. Recesión con inflación es un pésimo escenario, vale aclarar.
La cuestión pasa por entender cuando enfriar la economía a tiempo. Repito la analogía, es como ir o no al médico a tiempo. Si vamos cuando debemos hacerlo, el médico nos dará algunos remedio que quizás no nos agraden al paladar, nos pedirá que nos bancemos abstenernos de hacer algunas cosas y de última, quedarnos unos días en cuarentena. Pero si vamos al médico a destiempo, este se verá a tomar decisiones más drásticas, como meternos en terapia, por caso.
Lo mismo pasa con la economía. En el marco de su constante equilibrio, hay que saber cuando enfriarla y cuando recalentarla y es preferible tomar una batería de pequeñas medidas antipopulares a tiempo, a tener que salir a destiempo con medidas desagradables como impedirle de prepo a todo el mundo comprar dólares, cerrar las importaciones y en un futuro cercano, congelamiento de depósitos.