El árbitro no dirige desde la “final” del Clausura pasado, cuando perjudicó a Huracán con dos fallos decisivos. Luego no pasó una prueba física y, según comentaron a Infobae.com, casi no sale de su casa
Un gol mal anulado y un penal no cobrado, la ilusión rota de los hinchas de Huracán y todos los ojos del fútbol argentino en sus espaldas: [b]esos son los últimos rastros de Gabriel Brazenas[/b], al menos para el gran público.
El árbitro no volvió a ser sorteado para ningún partido del presente Torneo Apertura después de aquella “final” entre Vélez y Huracán, y ahora tendrá que aprobar el apto físico antes del 11 de noviembre si pretende dirigir algún encuentro del actual certamen. Tiene el alta médica para dirigir pero no así el apto físico, ya que no aprobó las pruebas requeridas a tal efecto.
En el medio, Brazenas recibió algunos “escraches” y hasta amenazas telefónicas por parte de hinchas de Huracán, y desde su entorno cuentan que los días posteriores a aquel fatídico 5 de julio no salía de su casa por nada del mundo.
En diálogo con Infobae.com, el secretario general de la Asociación Argentina de Árbitros (AAA), Alejandro Toia, afirmó que Brazenas “tiene que dar la prueba como cualquier árbitro” y que “se entrena normalmente con sus compañeros”.
Sin embargo, una fuente -que pidió la reserva de su nombre- aseguró a este medio que el juez se encuentra recluido en un country de Ingeniero Maschwitz, del que sale sólo en ocasiones especiales, y que se entrena por su cuenta.
De cualquier manera, a Brazenas se lo ha visto poco y nada desde ese partido disputado en Liniers. Semanas atrás, fue captado por las cámaras de un canal de televisión presenciando un partido de Deportivo Armenio, equipo que milita en la Primera B Metropolitana.
Por reglamento de AFA, consigna la agencia Télam, el juez tendrá tiempo hasta el 11 de noviembre para aprobar el apto físico, ya que una vez consumidos los dos tercios del campeonato no podrá ser habilitado para actuar.