Jugar mal o no cumplir las expectativas no significa ser un desastre. Y encima no soy de poner puntajes apocalípticos. No voy a coincidir con nadie, así que omito los numeritos.
Barovero: Sánchez Miño le pegó muy bien, pero Barovero hizo todo mal. Antes, le había tapado una muy buena a Gigliotti. Después, lo vi dubitativo.
Mercado: Padece el sistema. Tiene por delante a un volante que no siente el retroceso, a un cinco de paso lento (Ledesma) para hacer los relevos y a un pelotudo con diploma como Ponzio. Mercado es limitado, imaginate con semejante desorden conceptual.
Maidana: Lidió con Gigliotti. Ganó más de las que perdió. Como Funes Mori, tuvo que achicar en exceso ante la lentitud de Ledesma y el desorden de Ponzio. Marcó el gol en un momento clave.
Funes Mori: Para mí, sacando esa jugada que rebota en Gago, cumplió. Ganó casi siempre de arriba y sufrió de manera lógica cuando el terceto de conectores de Boca ganaba las espaldas de los volantes centrales y de Vangioni. Cuando River empató y creció, mucho tuvo que ver que Funes Mori anulara esos minutos a Martínez para liberar a Vangioni.
Carbonero: Qué fácil es pegarle. Para mí, el único que pide la pelota siempre, que de vez en cuando se cierra para tirar una diagonal, que patea desde afuera. Sí, muchas veces se equivoca, para qué mentir. Eso sí, es, casi siempre, el jugador más peligroso de River. Se muestra. Participa de la jugada del cabezazo de Cavenaghi y del gol. Para mí, se necesita de mucho trabajo para que pueda cumplir decentemente la parte defensiva de la función que le asignan en este dibujo. No tiene ni la concentración ni el recorrido para ser auxilio constante del central de esa zona. Si jugara Kranevitter, la cosa sería distinta. Por si fuera poco, casi nadie lo asiste. El DT lo desaprovecha.
Ledesma: El tiempo pasa para todos. El criterio lo mantiene, pero lo pasan muy fácil. Y, encima, tiene al lado a un tipo que le complica la vida. Hoy, creo que está para guardar la pelota cuando el equipo está en ventaja.
Ponzio: Mucho empeño, mucho pelotazo, nada de cerebro. De los jugadores más voluntariosos y más estúpidos que vi. Quizá te pueda rendir en un equipo carusesco, de cuchillo entre los dientes, pero en uno que concibe el ataque a partir de una buena calidad de posesión es una patada en las bolas.
Vangioni: el esfuerzo de siempre. Un jugador unidimensional pero importante, como supo ser Zapata. No hay trabajo táctico para aprovecharlo, se lo condena al desborde, no hay movimientos que liberen su remate desde afuera. Tuvo un duelo muy complicado con Martínez.
Lanzini: Es hora de que muestre algo de rebeldía. Si no sos enganche, si tu fuerte es la gambeta y el cambio de ritmo, hacelo, fracasá en eso en lugar de darte pases de dos metros con Ledesma. Eso sí, juega solo. La responsabilidad de construir pasa por él. Ni los volantes externos ni el doble de 5 se le acercan y hoy los dos 9 le jugaban a 10 metros y ninguno picaba al vacío. River necesita de un mejor Lanzini y Lanzini necesita de un tipo que lo ayude.
Teo: Casi desganado. Como que le chupa un huevo jugar para Ramón Díaz. Necesita de un DT que lo potencie y se da cuenta que el tipo no lo ayuda en nada. Es un tipo jodido, complicado, y más allá del DT, es su responsabilidad. No alcanzan un pase gol de taco a Cavenaghi. Con este dibujo, él no puede tirarse a jugar al lado de Ledesma o maniobrar pegado a los laterales. Él y Cavenaghi tienen que jugar entre el punto penal y la medialuna, entrando y saliendo, rotando funciones.
Cavenaghi: más allá de que hoy falló, la capacidad para definir la tendrá siempre, como en esa del taco de Teo en la cual hace pasar de largo al defensor. Pero River necesita otra versión, no este ejemplar digno del mercado de Liniers. En el resto de los apartados del juego se lo comieron con fritas, y Cavenaghi, por características, siempre fue mucho más que un goleador. Guardo la esperanza de que se parezca en un 50% al que se fue después de la primera etapa y no al baldosero de los últimos años.
Ramón: se cambia el dibujo, pero es eso: un dibujo. Desde hace rato no se ven movimientos, ideas, contenido. A lo sumo, alguna maniobra de distracción en pelota parada. No concibo las ausencias de Pezzella y Kranevitter. No concibo el capricho Ponzio.
Si algo tenían los equipos de Ramón eran los movimientos en ataque. Y si algo tenían para criticar eran las lagunas defensivas. Parece que la ecuación se invirtió.