Programa "Raices"

No creo que traiga mucha cola este thread, no da para grandes debates, simplemente comentar algo que me parece una GRAN noticia, creo que junto a la creación del Ministerio de Ciencia y tecnología una de las mejores cosas de lo que va en la gestión actual…


Repatriación de cerebros
Desde 2003 ya regresaron 600 científicos

El Programa Raíces les ofreció un subsidio para volver al país
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Martes 2 de diciembre de 2008 | Publicado en edición impresa

[](javascript:void(0))Adrián Turjanski, el científico número 600 repatriado por el Programa Raíces Foto: Mariana Araujo

Nora Bär
LA NACION

Como muchos investigadores argentinos después de hacer un doctorado y un posdoctorado en el país, Adrián Turjanski decidió irse a completar su formación en el exterior. Pidió una beca Pew y en 2005 estaba en Washington trabajando en los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos.
Pero hoy está de regreso en Buenos Aires, ya como investigador del Conicet y profesor adjunto de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
Turjanski, especialista en simulación computacional de sistemas biológicos, es el “repatriado” número 600 del Programa Raíces, una red de vinculación de científicos argentinos residentes en el exterior lanzada en 2003 por la Dirección de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (en ese momento, secretaría). El programa ofrece un “subsidio de retorno” que cubre el pasaje de regreso y un monto de 5000 pesos, que puede ser utilizado para compra de equipamiento, gastos de mudanza u otro pasaje, a científicos argentinos que tengan una oferta de trabajo en el país. En caso de que el investigador no tenga una oferta laboral, se le ofrece la difusión de su currículum en una base de datos de 3500 empresas, institutos y universidades. Esta tarde se anuncia la promulgación de la ley que lo convierte en política de Estado.
Algunos regresaron después de dos años, el tiempo que habitualmente exige un posdoctorado en el exterior. Otros, luego de veinte. Hay quienes reconocen que lo hicieron para restablecer vínculos familiares dañados por la distancia. Otros, porque quieren defender la universidad pública, o sienten el compromiso de contribuir al desarrollo científico local y a la construcción de una sociedad, la propia, más justa. Para algunos, el choque con la realidad local fue más duro que para otros.
“De alguna manera, me fui con la idea de volver, pero, lógicamente, varias veces dudamos sobre qué hacer -confiesa Turjanski, que se trasladó a los Estados Unidos con su mujer, odontóloga, y su hijo Matías, de un año-. Uno siempre tiene sentimientos ambiguos. No es fácil encontrar un espacio. Todavía no tengo mi propia casa… Pero de a poquito voy teniendo estudiantes, voy armando mis propios cursos. Hay que tener paciencia. Estoy contento.”
Las áreas de estudio de estos investigadores van desde la tecnología de alimentos (como Ariel Vicente, que volvió a trabajar en la Universidad de La Plata), hasta la genética de la diabetes (tema de Mariano Taverna, que se incorporó en el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral Profesor Ricardo Margni, del Conicet y la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA), las neurociencias (especialidad de Paula Faillace, que utiliza la retina del pez cebra como modelo para estudiar mecanismos de crecimiento, diferenciación y regeneración de neuronas en el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UBA), o los orígenes del terrorismo de Estado (tema de tesis de Mario Ranaletti, que volvió después de haber pasado seis años en Francia para reinsertarse en la maestría de historia de la Universidad Nacional Tres de Febrero).
El balance que hacen los científicos de la experiencia en el extranjero, es, en general, excelente.
Para Héctor Miguens, especialista en derecho concursal que pasó no uno, sino tres períodos diferentes en el exterior, lo mejor fue “haber podido palpar una forma de trabajar con rigor, con un adecuado manejo de fuentes de investigación y ejemplos de creatividad que, en nuestro país, son difíciles de encontrar”.
Turjanski opina que la oportunidad de trabajar en un país desarrollado es más que interesante, “sobre todo por el acceso a los colegas en un medio de gran concentración de científicos de alto nivel”.
Para el matemático Ignacio Viglizzio, que junto con su esposa, Ana Maguitman, licenciada en ciencias de la computación, volvió de la Universidad de Indiana a la de Bahía Blanca, fue totalmente positivo, “tanto en el aspecto académico como en el personal”. Explica: “Pude conocer diferentes culturas y ser más consciente de los prejuicios que existen aquí”.
Adolfo Villanueva, doctor en ingeniería y especialista en recursos hídricos que vivió 20 años en Brasil antes de regresar al Instituto de Hidrología de Llanuras de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires, coincide: “Fue muy bueno. Técnicamente, el [Instituto de Investigaciones Hidráulicas, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul] es excelente. Además, pude recorrer el mundo e independizarme de la influencia de España”.
Sin embargo, las opiniones sobre el rumbo de la ciencia local son divergentes. Villanueva, por ejemplo, considera que “falta visión estratégica acerca del papel que cumple la ciencia y la tecnología en el desarrollo del país”. “Consciente o inconscientemente, todo se centra en grandes descubrimientos, en patentes revolucionarias -afirma-. Ese es el lado chic de la investigación, pero no el más importante. Brasil no tiene ningún premio Nobel, tiene menor índice de publicaciones que nosotros, pero su sistema científico es muy superior al nuestro e incorpora mucha más tecnología de punta en su sistema productivo.”
Turjanski siente que “la situación para los científicos mejoró muchísimo y hay expectativas de que seguiremos avanzando”.
Ranaletti piensa que “las perspectivas son alentadoras”.
El físico Diego Arbó, que volvió para trabajar en el Grupo de Colisiones Atómicas del Instituto de Astronomía y Física del Espacio, del Conicet, dice que espera que “en el futuro haya subsidios más significativos, se simplifique la burocracia, y haya concursos limpios”.
Federico Balaguer, ingeniero en software que retornó desde la universidad norteamericana de Urbana-Champaign, dice estar contento, aunque agrega que “la falta de previsibilidad es algo que mina muchos esfuerzos”.
Vicente afirma que en el fondo todavía mantiene “el idealismo de creer que en nuestro país se puede hacer ciencia de buen nivel”. Y agrega: “Veo que la situación ha mejorado. Pero hay que aumentar el apoyo a la ciencia como motor de cambio. Si bien el presupuesto creció, es fundamental que las políticas se sostengan y que aumente la vinculación entre grupos de investigación del país y del exterior, con el sector privado y con toda la sociedad”.
Faillace, por su parte, explica: “Creo que mis aportes al sistema cientifico pueden ser mucho más valiosos aquí que en los Estados Unidos. A veces pienso que la emoción que siento cuando a este país le pasa algo bueno o se atisba un cambio de mentalidad, también tuvo su peso en mi decisión de volver. Muchos de los miedos de no saber si iba a poder sobrevivir económicamente haciendo ciencia ya no están. Estoy contenta.”

No creo que traiga mucha cola este thread, no da para grandes debates, simplemente comentar algo que me parece una GRAN noticia, creo que junto a la creación del Ministerio de Ciencia y tecnología una de las mejores cosas de lo que va en la gestión actual…


Repatriación de cerebros
Desde 2003 ya regresaron 600 científicos

El Programa Raíces les ofreció un subsidio para volver al país
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Martes 2 de diciembre de 2008 | Publicado en edición impresa

[](javascript:void(0))Adrián Turjanski, el científico número 600 repatriado por el Programa Raíces Foto: Mariana Araujo

Nora Bär
LA NACION

Como muchos investigadores argentinos después de hacer un doctorado y un posdoctorado en el país, Adrián Turjanski decidió irse a completar su formación en el exterior. Pidió una beca Pew y en 2005 estaba en Washington trabajando en los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos.
Pero hoy está de regreso en Buenos Aires, ya como investigador del Conicet y profesor adjunto de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
Turjanski, especialista en simulación computacional de sistemas biológicos, es el “repatriado” número 600 del Programa Raíces, una red de vinculación de científicos argentinos residentes en el exterior lanzada en 2003 por la Dirección de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (en ese momento, secretaría). El programa ofrece un “subsidio de retorno” que cubre el pasaje de regreso y un monto de 5000 pesos, que puede ser utilizado para compra de equipamiento, gastos de mudanza u otro pasaje, a científicos argentinos que tengan una oferta de trabajo en el país. En caso de que el investigador no tenga una oferta laboral, se le ofrece la difusión de su currículum en una base de datos de 3500 empresas, institutos y universidades. Esta tarde se anuncia la promulgación de la ley que lo convierte en política de Estado.
Algunos regresaron después de dos años, el tiempo que habitualmente exige un posdoctorado en el exterior. Otros, luego de veinte. Hay quienes reconocen que lo hicieron para restablecer vínculos familiares dañados por la distancia. Otros, porque quieren defender la universidad pública, o sienten el compromiso de contribuir al desarrollo científico local y a la construcción de una sociedad, la propia, más justa. Para algunos, el choque con la realidad local fue más duro que para otros.
“De alguna manera, me fui con la idea de volver, pero, lógicamente, varias veces dudamos sobre qué hacer -confiesa Turjanski, que se trasladó a los Estados Unidos con su mujer, odontóloga, y su hijo Matías, de un año-. Uno siempre tiene sentimientos ambiguos. No es fácil encontrar un espacio. Todavía no tengo mi propia casa… Pero de a poquito voy teniendo estudiantes, voy armando mis propios cursos. Hay que tener paciencia. Estoy contento.”
Las áreas de estudio de estos investigadores van desde la tecnología de alimentos (como Ariel Vicente, que volvió a trabajar en la Universidad de La Plata), hasta la genética de la diabetes (tema de Mariano Taverna, que se incorporó en el Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral Profesor Ricardo Margni, del Conicet y la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA), las neurociencias (especialidad de Paula Faillace, que utiliza la retina del pez cebra como modelo para estudiar mecanismos de crecimiento, diferenciación y regeneración de neuronas en el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UBA), o los orígenes del terrorismo de Estado (tema de tesis de Mario Ranaletti, que volvió después de haber pasado seis años en Francia para reinsertarse en la maestría de historia de la Universidad Nacional Tres de Febrero).
El balance que hacen los científicos de la experiencia en el extranjero, es, en general, excelente.
Para Héctor Miguens, especialista en derecho concursal que pasó no uno, sino tres períodos diferentes en el exterior, lo mejor fue “haber podido palpar una forma de trabajar con rigor, con un adecuado manejo de fuentes de investigación y ejemplos de creatividad que, en nuestro país, son difíciles de encontrar”.
Turjanski opina que la oportunidad de trabajar en un país desarrollado es más que interesante, “sobre todo por el acceso a los colegas en un medio de gran concentración de científicos de alto nivel”.
Para el matemático Ignacio Viglizzio, que junto con su esposa, Ana Maguitman, licenciada en ciencias de la computación, volvió de la Universidad de Indiana a la de Bahía Blanca, fue totalmente positivo, “tanto en el aspecto académico como en el personal”. Explica: “Pude conocer diferentes culturas y ser más consciente de los prejuicios que existen aquí”.
Adolfo Villanueva, doctor en ingeniería y especialista en recursos hídricos que vivió 20 años en Brasil antes de regresar al Instituto de Hidrología de Llanuras de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires, coincide: “Fue muy bueno. Técnicamente, el [Instituto de Investigaciones Hidráulicas, de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul] es excelente. Además, pude recorrer el mundo e independizarme de la influencia de España”.
Sin embargo, las opiniones sobre el rumbo de la ciencia local son divergentes. Villanueva, por ejemplo, considera que “falta visión estratégica acerca del papel que cumple la ciencia y la tecnología en el desarrollo del país”. “Consciente o inconscientemente, todo se centra en grandes descubrimientos, en patentes revolucionarias -afirma-. Ese es el lado chic de la investigación, pero no el más importante. Brasil no tiene ningún premio Nobel, tiene menor índice de publicaciones que nosotros, pero su sistema científico es muy superior al nuestro e incorpora mucha más tecnología de punta en su sistema productivo.”
Turjanski siente que “la situación para los científicos mejoró muchísimo y hay expectativas de que seguiremos avanzando”.
Ranaletti piensa que “las perspectivas son alentadoras”.
El físico Diego Arbó, que volvió para trabajar en el Grupo de Colisiones Atómicas del Instituto de Astronomía y Física del Espacio, del Conicet, dice que espera que “en el futuro haya subsidios más significativos, se simplifique la burocracia, y haya concursos limpios”.
Federico Balaguer, ingeniero en software que retornó desde la universidad norteamericana de Urbana-Champaign, dice estar contento, aunque agrega que “la falta de previsibilidad es algo que mina muchos esfuerzos”.
Vicente afirma que en el fondo todavía mantiene “el idealismo de creer que en nuestro país se puede hacer ciencia de buen nivel”. Y agrega: “Veo que la situación ha mejorado. Pero hay que aumentar el apoyo a la ciencia como motor de cambio. Si bien el presupuesto creció, es fundamental que las políticas se sostengan y que aumente la vinculación entre grupos de investigación del país y del exterior, con el sector privado y con toda la sociedad”.
Faillace, por su parte, explica: “Creo que mis aportes al sistema cientifico pueden ser mucho más valiosos aquí que en los Estados Unidos. A veces pienso que la emoción que siento cuando a este país le pasa algo bueno o se atisba un cambio de mentalidad, también tuvo su peso en mi decisión de volver. Muchos de los miedos de no saber si iba a poder sobrevivir económicamente haciendo ciencia ya no están. Estoy contenta.”

:confused:8|

Y eso que quiere decir?

Mi hermano como científico está siendo basureado terriblemente, y estando en una investigación muy grosa y siendo uno de los mejores microbiólogos del país no es considerado junto a su grupo de trabajo, según los réditos que puede llegar a dar y que incluso, ya esta dando.

Hace un par de semanas lo tuve aca porque estuvo en un curso que reunía cientificos de distintas partes del mundo en La Plata, y como venía de un curso legal sobre patentes que se dio en Rosario, tuvo la oportunidad de comentarme lo desalentador que es el panorama en Argentina. El se queda porque es medio bohemio, jeje, pero me comenta que cada vez va peor la cosa. Después le voy a pedir unos datos que me habia mostrado acerca de subsidios porque cuando lee este tipo de noticias, se pone de la nuca, y debe tener razón. Bah, de hecho yo me hablo seguido con el, y sus ingresos son muy escasos, y los que liga su laboratorio, insignificantes…

Je, le voy a pasar la noticia a ver que me cuenta, y después pongo aca lo que me diga.

El Programa “Raices” es positívo(futbolistico)

Tu comentario es bastante pelotudo (forístico)

Mira vos che, que bueno lo que contas sobre tu hermano,¿Donde estudio?.
Yo no se si sabras, sigo la carrera Licenciatura en Biologia, y en teoria terminas siendo un cientifico, pero como vos decis, me tiene muy preocupado el tema de la poca importancia, y tambien el tema del laburo y los ingresos.Es una materia que me encanta, y creo que no tardaria mucho en recibirme, pero este tipo de hechos me llevan a replantearme la carrera, y ver si puedo pasarme a otra(de hecho lo tengo pensado hace rato).

:lol::lol::lol:

Buena nota Alejo, a mi me intereso!, y me viene bien un pequeño debate que me puede ayudar mucho para mi futuro.

Otro tema es el de la infraestructura. Mi vieja labura en lo mismo y es casi imprescindible tener que viajar para llevar a cabo algún proyecto que requiera un mínimo de sofisticación.

Por eso lo sorprendente de la nota.

Que es tu vieja?, mira vos che empiezo a encontrar gente que siguio carreras algo relacionadas con lo que sigo yo!.

Es bióloga especializada en Micorrizas (la simbiosis entre hongos y raíces de una planta, o algo por el estilo, jaja).

Vos donde estudiás?

Mis comentarios en este post son negativos(hasta nuevo aviso)

Bueno no te voy a agredir porque sos un purrete de 12 pirulines, pero te pediría que dejes a la gente debatir sobre el tema sin querer copar la parada.

En otras palabras, postresito y a la cama.

:question::question::question:
No hay otra manera de quedar como un boludo que querer ocultar lo que queres decir,o bardear.Decime lo que quieras,total me importa poco y nada.Ah y tengo 13 y no 12.

En otras palabras, postresito y a la cama.

En otras palabras,:chupala:

PD:Me retiro de este post(hasta nuevo aviso)

Esta muy bueno el artículo.
A priori y sin gran información me parece que, como dice la nota, el lugar que ocupa la investigación científica es muy reducido. Igualmente lo digo desde las cs sociales y no de las naturalez o exactas. La mayoría de la gente con la que tuve contacto y que tiene perspectivas de ir a estudiar afuera no tiene muchas intenciones de regresar.
Hace poco leí una entrevista a un ex alumno de la facultad, economista él, que se fue a Princeton…todavía nadie le propuso una trabajo en nstro país y por tal motivo ni ganas de volver tiene.
También creo que debe estumularse más las cs naturalez, exactas y otras. Hace poco se inició un programa de becas para estas carreras, lástima que la oferta terminó siendo mas acotada de lo que se esperaba.

¿Que es lo que “quiero ocultar”? Mi mensaje es contundente.

PD: También yo, discutiendo con nenes de 11…:confused:

Mi hermano estudió en la Universidad del Comahue, en Bariloche. Es una muy mala Universidad, pero se destacó y el tener un promedio tan alto (algo asi como 9.05) le permitió entrar en contacto con el Conicet. No me cuenta mucho el tema de sus estudios pero viaja muchisimo a Tucumán y viene seguido aca a Bs As a hacer cursos intensivos que duran 1 o 2 meses…
Ahora esta en pleno doctorado, trabaja para el conicet, pero vive mas que nada de un negocio que instaló con la novia… Estuvo casi dos años con problemas para que le financien el tema de la patente hasta que ahora le salio una empresa cuando se enteraron que el producto sirve… Supongo que de ahora en mas cuando termine con esto, vivirá de las regalías, pero sino, como te digo, si no ponia su distribuidora con la novia, no iba a tener nunca un sueldo como para vivir tranquilo…

Yo estudio en la Universidad de Moron, recien estoy en primer año y por suerte las materias todavia no son especializadas(Matematica, Fisica, Biologia, Quimica y Ciencia y Tecno), entonces me da la posibilidad de replantearme la carrera y que me puedan reconocer esas materias, si es que me paso, en otra carrera.Pero el año que viene ya se empieza a meter un poco mas en el tema, y a las unicas carreras que me podria pasar son Farmacia,Bioquimica y Genetica, y la verdad es que solamente esta ultima me puede llegar a interesar pero me pasa lo mismo que con biologia, no estoy seguro con la salida laboral, no veo oferta laboral :confused:.

Cual fue la carrera que siguio tu hermano en la Universidad?.

Borre los mensajes que puso el Barto. El thread es bastante interesante, y no da para q entren a boludear. Para eso esta el “Rincon de la Pavada”.