perfil intimo del cuestionado presidente de river..DIARIO PE

RIVER… perfil intimo del cuestionado presidente de river… Las caras menos conocidas de Aguilar… DIARIO PERFIL 20-05-2007

perfil intimo del cuestionado presidente de river

Las caras menos conocidas de Aguilar

Inició su carrera dirigencial en el club de Núñez endiosando a los principales barrabravas de la institución. Miembro de un estudio jurídico de poco peso en el ramo, se cobijó en la entidad millonaria bajo el ala de sectores a los que luego enfrentó sin piedad. Llegó al máximo cargo con el eslogan de “Honestidad y eficiencia”. Pero hoy vive su peor momento, rodeado de múltiples problemas: violencia de sus hinchas, agujeros económicos, problemas en la Justicia y mediocres resultados deportivos. Un cóctel explosivo que le cuesta tragar y que puede terminar anticipadamente con su mandato.

perfil intimo del cuestionado presidente de river

Las caras menos conocidas de Aguilar

Inició su carrera dirigencial en el club de Núñez endiosando a los principales barrabravas de la institución. Miembro de un estudio jurídico de poco peso en el ramo, se cobijó en la entidad millonaria bajo el ala de sectores a los que luego enfrentó sin piedad. Llegó al máximo cargo con el eslogan de “Honestidad y eficiencia”. Pero hoy vive su peor momento, rodeado de múltiples problemas: violencia de sus hinchas, agujeros económicos, problemas en la Justicia y mediocres resultados deportivos. Un cóctel explosivo que le cuesta tragar y que puede terminar anticipadamente con su mandato.

20-05-2007

RODOLFO GONZALEZ ARZAC
2007-05-20 07:10:33
“Yo los miraba a Matute, a Sandro y a Chupete, y me parecían San Martín, Belgrano y Sarmiento.” La frase la dijo el actual presidente de River Plate. Y la usó para explicar cómo veía él a los jefes de la barra brava del club cuando iba a la tribuna y era un pibe. La imagen se repite, y mucho, estas semanas en la televisión. Justo ahora que en la calle Dr. Pedro Rivera al 4300, a metros de la Estación Drago, hay desde hace pocos días una casilla y dos custodios de la Policía Federal que cuidan a José María Aguilar, a su esposa y a los cuatro chicos que viven en la casa. La guerra interna en la barra brava de River amenaza con llegar a la residencia de Villa Urquiza. “Es un momento duro de la gestión, hay muchos frentes abiertos”, admite Aguilar.

—¿Y cómo lo está llevando?

—Mal.

Los inicios. Aguilar empezó a participar en la política de River en 1982 en un acto del Mocri (Movimiento de Conducción Riverplatense) que por ese entonces proponía como presidente a Hugo Santilli. Ese día fue con los mismos amigos del barrio con los que paraba en un quiosco de revistas de la estación Drago, los mismos con los que iba a la cancha todos los domingos. Es decir: Ramiro Castro (hijo de los dueños del puesto), “el Bocha”, “el Peluquero”, Osvaldo y Daniel Bravo (hijo de Alfredo, más tarde jefe de la juventud radical, el hombre que ejecutó la operación política contra Enrique Olivera en las últimas elecciones, actual miembro de la junta fiscalizadora de River Plate).

Dos años después se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires. Y se asoció a un estudio jurídico que lleva el nombre de Repetto y Asociados. Lo comparte con Alejandro, Mariano y Eduardo “Toby” Repetto, compañero de colegio (iban al Bethania, un privado laico de Belgrano R) y buen amigo. Era y es un estudio chico con abogados sin mucho bronce, como tantos otros, como la mayoría, con oficinas en la calle Tronador. En el barrio dicen que José María repitió la historia de sus papá –médico, casi sacerdote – y su mamá –médica, militante católica– que atendían las urgencias de los vecinos. “Lo hice hasta que fui presidente”, admite él. Hubo otros trabajos destacados: fue abogado de la vieja Segba cuando ésta era liquidada. Ahí conoció a Alfredo Wodkte, hoy gerente general de River, que entonces ocupaba la oficina a cargo de los entes en liquidación del Ministerio de Economía. Aguilar también fue el abogado durante dos años de Empresa Hípica Argentina SA, una firma vinculada a Mario Israel –actual secretario general de River, apodado “monje negro”–, que manejaba el juego de los hipódromos de La Plata y San Isidro, y que quebró en 1998.

—Aguilar, ¿cómo definiría usted su relación con Mario Israel?

—De amistad.

sigue

Socios. Aguilar conoció a Israel en el MOCRI. Y en la década del 90 sellaron una sociedad, sin dudas, exitosa. Mario Israel es el testigo de casamiento del actual presidente de River. Y el hombre al que uno de cada dos socios sindica como el que “realmente” maneja todo en River. Uno de ellos, que además los conoce, lo explica: “Mario vio en José María una posibilidad de éxito de electoral que él no tenía; hoy uno administra y el otro habla”. Su amigo Daniel Bravo da otra versión: “José pintaba para grandes cosas y todos lo empiezan a ver: desde Santilli hasta Israel”.
Lo cierto es que José María Aguilar pasó por casi todos los cargos posibles en la comisión directiva. “Las primeras intervenciones de José María Aguilar en las reuniones de comisión directiva fueron para hacer una defensa furiosa de Hugo Santilli a quien se acusaba de haberse quedado con dinero de la venta de Enzo Francescoli”, recuerda Daniel Kiper que por esos días integraba la CD. Aguilar había conseguido entrar como vocal por la minoría a la comisión, y a su modo, ejercitando su reconocida esgrima discursiva, devolvía los favores. Eso no impidió, sin embargo, que al tiempo comenzara a poner en marcha una conveniente metamorfosis por la cual se volvió un defensor del presidente Davicce. La jugada salió perfecta: no tardó en ganarse un lugar de privilegio entre los hombres de Alfredo.

“Le tuve confianza, era mi delfín”, recuerda Davicce que, en 1996, convenció a David Pintado para que le diera a José María un puesto clave. “En la secretaría del club Aguilar manejó tareas de mucha importancia, ése fue su trampolín”, agrega el ex presidente. A diferencia de lo que pasó con Santilli, esta vez la relación terminó mal. El maestro y su discípulo no tardaron en distanciarse.

Aguilar admitió en público que quería ser presidente en una vieja entrevista de 1999 al diario Clarín, cuando todavía ocupaba la secretaría general de la conducción de David Pintado. Ese mismo día prometió para su campaña un eslogan que, decía, le sentaba perfecto: “Honestidad y eficiencia”. Ocho años después algunas cosas cambiaron: son muchos los que lo acusan de no cumplir ni con una ni con otra, no son pocos los que creen que está frente a la última oportunidad por dar vuelta la historia, y cada vez son más los que le prevén un final apocalíptico. El abogado de clase media, el radical bien entrenado y buen lector, el dirigente de fútbol progre, el que admite una relación afectiva con Enrique Nosiglia, el que coqueteó con Mauricio Macri hasta que un día empezó a menospreciarlo, el hombre de la tribuna que cumplió su sueño, pasa por su peor momento.

—Aguilar, ¿qué les diría a los que le pronostican una renuncia anticipada?

—Que es una buena idea.

RIVER… perfil intimo del cuestionado presidente de river… Las caras menos conocidas de Aguilar… DIARIO PERFIL 20-05-2007

perfil intimo del cuestionado presidente de river

Las caras menos conocidas de Aguilar

Inició su carrera dirigencial en el club de Núñez endiosando a los principales barrabravas de la institución. Miembro de un estudio jurídico de poco peso en el ramo, se cobijó en la entidad millonaria bajo el ala de sectores a los que luego enfrentó sin piedad. Llegó al máximo cargo con el eslogan de “Honestidad y eficiencia”. Pero hoy vive su peor momento, rodeado de múltiples problemas: violencia de sus hinchas, agujeros económicos, problemas en la Justicia y mediocres resultados deportivos. Un cóctel explosivo que le cuesta tragar y que puede terminar anticipadamente con su mandato.

perfil intimo del cuestionado presidente de river

Las caras menos conocidas de Aguilar

Inició su carrera dirigencial en el club de Núñez endiosando a los principales barrabravas de la institución. Miembro de un estudio jurídico de poco peso en el ramo, se cobijó en la entidad millonaria bajo el ala de sectores a los que luego enfrentó sin piedad. Llegó al máximo cargo con el eslogan de “Honestidad y eficiencia”. Pero hoy vive su peor momento, rodeado de múltiples problemas: violencia de sus hinchas, agujeros económicos, problemas en la Justicia y mediocres resultados deportivos. Un cóctel explosivo que le cuesta tragar y que puede terminar anticipadamente con su mandato.

20-05-2007

RODOLFO GONZALEZ ARZAC
2007-05-20 07:10:33
“Yo los miraba a Matute, a Sandro y a Chupete, y me parecían San Martín, Belgrano y Sarmiento.” La frase la dijo el actual presidente de River Plate. Y la usó para explicar cómo veía él a los jefes de la barra brava del club cuando iba a la tribuna y era un pibe. La imagen se repite, y mucho, estas semanas en la televisión. Justo ahora que en la calle Dr. Pedro Rivera al 4300, a metros de la Estación Drago, hay desde hace pocos días una casilla y dos custodios de la Policía Federal que cuidan a José María Aguilar, a su esposa y a los cuatro chicos que viven en la casa. La guerra interna en la barra brava de River amenaza con llegar a la residencia de Villa Urquiza. “Es un momento duro de la gestión, hay muchos frentes abiertos”, admite Aguilar.

—¿Y cómo lo está llevando?

—Mal.

Los inicios. Aguilar empezó a participar en la política de River en 1982 en un acto del Mocri (Movimiento de Conducción Riverplatense) que por ese entonces proponía como presidente a Hugo Santilli. Ese día fue con los mismos amigos del barrio con los que paraba en un quiosco de revistas de la estación Drago, los mismos con los que iba a la cancha todos los domingos. Es decir: Ramiro Castro (hijo de los dueños del puesto), “el Bocha”, “el Peluquero”, Osvaldo y Daniel Bravo (hijo de Alfredo, más tarde jefe de la juventud radical, el hombre que ejecutó la operación política contra Enrique Olivera en las últimas elecciones, actual miembro de la junta fiscalizadora de River Plate).

Dos años después se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires. Y se asoció a un estudio jurídico que lleva el nombre de Repetto y Asociados. Lo comparte con Alejandro, Mariano y Eduardo “Toby” Repetto, compañero de colegio (iban al Bethania, un privado laico de Belgrano R) y buen amigo. Era y es un estudio chico con abogados sin mucho bronce, como tantos otros, como la mayoría, con oficinas en la calle Tronador. En el barrio dicen que José María repitió la historia de sus papá –médico, casi sacerdote – y su mamá –médica, militante católica– que atendían las urgencias de los vecinos. “Lo hice hasta que fui presidente”, admite él. Hubo otros trabajos destacados: fue abogado de la vieja Segba cuando ésta era liquidada. Ahí conoció a Alfredo Wodkte, hoy gerente general de River, que entonces ocupaba la oficina a cargo de los entes en liquidación del Ministerio de Economía. Aguilar también fue el abogado durante dos años de Empresa Hípica Argentina SA, una firma vinculada a Mario Israel –actual secretario general de River, apodado “monje negro”–, que manejaba el juego de los hipódromos de La Plata y San Isidro, y que quebró en 1998.

—Aguilar, ¿cómo definiría usted su relación con Mario Israel?

—De amistad.

sigue

Socios. Aguilar conoció a Israel en el MOCRI. Y en la década del 90 sellaron una sociedad, sin dudas, exitosa. Mario Israel es el testigo de casamiento del actual presidente de River. Y el hombre al que uno de cada dos socios sindica como el que “realmente” maneja todo en River. Uno de ellos, que además los conoce, lo explica: “Mario vio en José María una posibilidad de éxito de electoral que él no tenía; hoy uno administra y el otro habla”. Su amigo Daniel Bravo da otra versión: “José pintaba para grandes cosas y todos lo empiezan a ver: desde Santilli hasta Israel”.
Lo cierto es que José María Aguilar pasó por casi todos los cargos posibles en la comisión directiva. “Las primeras intervenciones de José María Aguilar en las reuniones de comisión directiva fueron para hacer una defensa furiosa de Hugo Santilli a quien se acusaba de haberse quedado con dinero de la venta de Enzo Francescoli”, recuerda Daniel Kiper que por esos días integraba la CD. Aguilar había conseguido entrar como vocal por la minoría a la comisión, y a su modo, ejercitando su reconocida esgrima discursiva, devolvía los favores. Eso no impidió, sin embargo, que al tiempo comenzara a poner en marcha una conveniente metamorfosis por la cual se volvió un defensor del presidente Davicce. La jugada salió perfecta: no tardó en ganarse un lugar de privilegio entre los hombres de Alfredo.

“Le tuve confianza, era mi delfín”, recuerda Davicce que, en 1996, convenció a David Pintado para que le diera a José María un puesto clave. “En la secretaría del club Aguilar manejó tareas de mucha importancia, ése fue su trampolín”, agrega el ex presidente. A diferencia de lo que pasó con Santilli, esta vez la relación terminó mal. El maestro y su discípulo no tardaron en distanciarse.

Aguilar admitió en público que quería ser presidente en una vieja entrevista de 1999 al diario Clarín, cuando todavía ocupaba la secretaría general de la conducción de David Pintado. Ese mismo día prometió para su campaña un eslogan que, decía, le sentaba perfecto: “Honestidad y eficiencia”. Ocho años después algunas cosas cambiaron: son muchos los que lo acusan de no cumplir ni con una ni con otra, no son pocos los que creen que está frente a la última oportunidad por dar vuelta la historia, y cada vez son más los que le prevén un final apocalíptico. El abogado de clase media, el radical bien entrenado y buen lector, el dirigente de fútbol progre, el que admite una relación afectiva con Enrique Nosiglia, el que coqueteó con Mauricio Macri hasta que un día empezó a menospreciarlo, el hombre de la tribuna que cumplió su sueño, pasa por su peor momento.

—Aguilar, ¿qué les diría a los que le pronostican una renuncia anticipada?

—Que es una buena idea.

Y ENTONCES ANDATE LRPQTRP!!! :evil: FORRO!!!

jajajaja
q mierda esperas dogorr !!!
andate yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa :evil: