Partidazo de Cavenaghi

COPA SUDAMERICANA 2003 - OCTAVOS DE FINAL
[SIZE=4]Clavenaghi [/SIZE]
Las primeras dos apariciones de un intratable Cavenaghi fueron vitales para darle forma a la goleada de River. Independiente arrancó bien pero después quedó ko.




Franco e Islas ven cómo Cavenaghi mete el tercero (su segundo gol) y termina de liquidar a Independiente. El delantero de River le dio brillo a un muy buen pase de Ludueña.
V olvió Cavenaghi, si es que alguna vez se había ido. Volvió River, que sí se había ido. Esa fórmula destrozó a Independiente, en una noche rara como encendida…

Cavenaghi tiene la categoría de los jugadores que ganan partidos. Cuando River todavía no hacía pie y se sorprendía por estar muy cerca de las narices de Costanzo, él marcó el camino: con sus aires de enganche, salió del barullo, clarificó con un toque y fue a buscar. Es cierto que el centro de Virviescas fue impecable, pero todo fue de Cavenaghi en ese primer gol que empezó a anestesiar al equipo de Ruggeri. Cuando River veía cómo Independiente se ilusionaba con el descuento y hasta hacía mérito para ello, aceleró casi sin pisar el césped y definió bárbaro. Es cierto que el pase de Ludueña fue limpito, pero todo fue de Cavenaghi en ese segundo gol que terminó de operar al equipo de Ruggeri. El taquito goleador sirvió para decorar una noche soñada y para demostrar que, junto con Carlos Tevez (más allá de sus diferentes características), es el centrodelantero más técnico del fútbol argentino.

Es imposible empezar a entender la goleada de River sin Cavenaghi. Como también es difícil dimensionar la derrota de Independiente sin Ruggeri. El Cabezón, evidentemente, pensó un partido: de corte, de anticipo, de ahogo de sus volantes a los de River. Pero no pensó (o si lo hizo le salió mal) la otra parte del plan: qué hacer con la pelota. Porque armó un mediocampo más combativo que constructivo. Creyó que a Hugo Morales (un muy buen actor de reparto pero difícilmente una primera figura) le iba a dar el cuero para hacer todo. Puso a Zurita y a Vigna a sus costados y así obligó a Giménez y a Marioni a retrasarse. Vigna fracasó con la pelota (pagó en el segundo gol) y Zurita hizo más de lo que se esperaba. Y Marioni, el voluntarioso Marioni, no es un segundo punta, más bien es una primera punta que prefiere entrar al área de frente antes que recibirla de espaldas. Giménez, por más que se haya llevado los únicos aplausos, hubiera sido más útil arrancando desde atrás y no volviendo, como toda la noche. Así le podía dejar un lugar a un hombre de área (Calderón o Caggiano) o, si quería mantener el esquema, a Manso. Igual, si Madorrán hubiera visto el claro penal de Vivas a Olarra otra podría haber sido la historia…

Lo que intentó Ruggeri después (Manso, Calderón, Castillo) fue en vano. Reaccionó tarde: la derrota era cosa juzgada. River, teniendo mucho menos la pelota, fue inmensamente más vertical y, obviamente, más efectivo. Casi que Montenegro y Ludueña tuvieron tiempo de entrar en calor con el partido empezado. Les costaba ponerla debajo de la suela cuando Independiente era todo presión. Pero después del primero de Cavenaghi, entre los dos, se pusieron a jugar. Simple, sin complicaciones, con aceleración y sentido de la oportunidad.

Y ahí estuvo la mano de Pellegrini: el Ingeniero prefirió sacar gente del área (Cavenaghi la pisa sólo para meterla) para asegurarse un buen trato de pelota en una zona caliente, a los costados de Quinteros. Ruggeri también lo intentó. La diferencia, como nunca, estuvo en los hombres. Los de la cancha. Y los del banco.

[SIZE=4]Fantasía efectiva [/SIZE]

Cavenaghi metió el cuarto con un taco lujoso, delicioso, arte puro, que sirvió para dejar sin chances a Islas y poner la pelota allá abajo. Sus rivales no reaccionaron.

Cavenaghi festeja el segundo de sus goles. El Torito estuvo intratable para los defensores rivales.[SIZE=2]I slas clavó la vista en el piso, Olarra quedó tirado, el resto caminó en silencio hacia la mitad de la cancha. Cavenaghi salió corriendo y festejó tranquilo, sin que nadie se animara a reprocharle algo. Era el cuarto gol, sí, pero el giro virtuoso y el taco de derecha, como venía, que terminó en el segundo palo, lejos del arquero, allá abajo, fue irreprochable desde el punto de vista pragmático. Los jugadores de Independiente tampoco lo buscaron en los 19 minutos que faltaban ni al final del partido. ¿En este sentido habrá madurado el fútbol argentino? ¿Ya no serán tan sagrados ciertos códigos?

“Fue más del Chacho que mío, porque él me dejó solo”, dijo todavía en el campo de juego el autor de esa definición artística, dulce, de fantasía, en un intento de disimular su enorme mérito personal. Y no había sido el taco inaugural de la noche: en el primer tiempo, con el partido 0 a 0, tiró uno para alargar un centro de Vivas y que la pelota le quedara a Montenegro. Cavenaghi es así: primero quiere meterla, como todo goleador. Fue lo que pasó en el cabezazo del primero, en la definición precisa del segundo. Pero también suele darse ciertos gustos como tirar rabonas, picarla sutilmente por arriba del arquero, convertir con suavidad, de modo estético, un placer a la vista…

El tema había generado cierta controversia ante una mala racha de River: justamente contra Independiente, por el Apertura, Cavenaghi había perdido algunas oportunidades, Caggiano metió la suela para arrebatar un empate y Pellegrini comenzó a pedirle goles más sencillos, seguros, “en blanco y negro”. Había que bajar al llano, tomar confianza y volver a despegar. Y anoche dibujó definiciones de todos los colores… “A veces entra, otras veces no. En este caso me salieron todas… Me animé a pegarle de taco y por suerte entró”, comentó más suelto y tranquilo, en el vestuario.

Cuestión paradójica, o tal vez no tanto, Cavenaghi metió tres goles la noche en que fue el único delantero definido del equipo. Montenegro, supuesto acompañante, tardó cuatro minutos en no engañarse a sí mismo y bajar hasta tres cuartos de cancha a buscar para intentar meterle una pelota cortada a Coudet… River, en realidad, jugó con dos enganches (Ludueña y Rolfi) más un tercer creador alternativo (Coudet o Lucho González) para generar un desequilibrio vertical y contundente, eléctrico e incontrolable, por cantidad de variantes y calidad de ejecutantes. El esquema de Independiente no difería demasiado en cuanto a la estructura (Morales y Zurita para armar, Giménez como mediapunta y Marioni para meterla), aunque se diluyó en el merodeo en el medio y en la falta de puntería arriba… A medida que sufría las estocadas rivales, más se desanimaba y más confundido quedaba. Al final, Castagno Suárez agarró la lanza y fue de nueve, a buscar la heroica, a intentar desde el desorden lo que no había salido a partir de la planificación para desequilibrar.

Este martes, River jugará un amistoso contra el Real en Madrid. Allí estarán cara a cara Cavenaghi y Raúl, el Galáctico que definió con un taco con el arco libre, en el 7 a 2 al Valladolid. Aunque el de la estrella de River sirvió para dejar sin chances a Islas…

YouTube - Cavi_8

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COPA SUDAMERICANA 2003 - OCTAVOS DE FINAL
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Las primeras dos apariciones de un intratable Cavenaghi fueron vitales para darle forma a la goleada de River. Independiente arrancó bien pero después quedó ko.




Franco e Islas ven cómo Cavenaghi mete el tercero (su segundo gol) y termina de liquidar a Independiente. El delantero de River le dio brillo a un muy buen pase de Ludueña.
V olvió Cavenaghi, si es que alguna vez se había ido. Volvió River, que sí se había ido. Esa fórmula destrozó a Independiente, en una noche rara como encendida…

Cavenaghi tiene la categoría de los jugadores que ganan partidos. Cuando River todavía no hacía pie y se sorprendía por estar muy cerca de las narices de Costanzo, él marcó el camino: con sus aires de enganche, salió del barullo, clarificó con un toque y fue a buscar. Es cierto que el centro de Virviescas fue impecable, pero todo fue de Cavenaghi en ese primer gol que empezó a anestesiar al equipo de Ruggeri. Cuando River veía cómo Independiente se ilusionaba con el descuento y hasta hacía mérito para ello, aceleró casi sin pisar el césped y definió bárbaro. Es cierto que el pase de Ludueña fue limpito, pero todo fue de Cavenaghi en ese segundo gol que terminó de operar al equipo de Ruggeri. El taquito goleador sirvió para decorar una noche soñada y para demostrar que, junto con Carlos Tevez (más allá de sus diferentes características), es el centrodelantero más técnico del fútbol argentino.

Es imposible empezar a entender la goleada de River sin Cavenaghi. Como también es difícil dimensionar la derrota de Independiente sin Ruggeri. El Cabezón, evidentemente, pensó un partido: de corte, de anticipo, de ahogo de sus volantes a los de River. Pero no pensó (o si lo hizo le salió mal) la otra parte del plan: qué hacer con la pelota. Porque armó un mediocampo más combativo que constructivo. Creyó que a Hugo Morales (un muy buen actor de reparto pero difícilmente una primera figura) le iba a dar el cuero para hacer todo. Puso a Zurita y a Vigna a sus costados y así obligó a Giménez y a Marioni a retrasarse. Vigna fracasó con la pelota (pagó en el segundo gol) y Zurita hizo más de lo que se esperaba. Y Marioni, el voluntarioso Marioni, no es un segundo punta, más bien es una primera punta que prefiere entrar al área de frente antes que recibirla de espaldas. Giménez, por más que se haya llevado los únicos aplausos, hubiera sido más útil arrancando desde atrás y no volviendo, como toda la noche. Así le podía dejar un lugar a un hombre de área (Calderón o Caggiano) o, si quería mantener el esquema, a Manso. Igual, si Madorrán hubiera visto el claro penal de Vivas a Olarra otra podría haber sido la historia…

Lo que intentó Ruggeri después (Manso, Calderón, Castillo) fue en vano. Reaccionó tarde: la derrota era cosa juzgada. River, teniendo mucho menos la pelota, fue inmensamente más vertical y, obviamente, más efectivo. Casi que Montenegro y Ludueña tuvieron tiempo de entrar en calor con el partido empezado. Les costaba ponerla debajo de la suela cuando Independiente era todo presión. Pero después del primero de Cavenaghi, entre los dos, se pusieron a jugar. Simple, sin complicaciones, con aceleración y sentido de la oportunidad.

Y ahí estuvo la mano de Pellegrini: el Ingeniero prefirió sacar gente del área (Cavenaghi la pisa sólo para meterla) para asegurarse un buen trato de pelota en una zona caliente, a los costados de Quinteros. Ruggeri también lo intentó. La diferencia, como nunca, estuvo en los hombres. Los de la cancha. Y los del banco.

[SIZE=4]Fantasía efectiva [/SIZE]

Cavenaghi metió el cuarto con un taco lujoso, delicioso, arte puro, que sirvió para dejar sin chances a Islas y poner la pelota allá abajo. Sus rivales no reaccionaron.

Cavenaghi festeja el segundo de sus goles. El Torito estuvo intratable para los defensores rivales.[SIZE=2]I slas clavó la vista en el piso, Olarra quedó tirado, el resto caminó en silencio hacia la mitad de la cancha. Cavenaghi salió corriendo y festejó tranquilo, sin que nadie se animara a reprocharle algo. Era el cuarto gol, sí, pero el giro virtuoso y el taco de derecha, como venía, que terminó en el segundo palo, lejos del arquero, allá abajo, fue irreprochable desde el punto de vista pragmático. Los jugadores de Independiente tampoco lo buscaron en los 19 minutos que faltaban ni al final del partido. ¿En este sentido habrá madurado el fútbol argentino? ¿Ya no serán tan sagrados ciertos códigos?

“Fue más del Chacho que mío, porque él me dejó solo”, dijo todavía en el campo de juego el autor de esa definición artística, dulce, de fantasía, en un intento de disimular su enorme mérito personal. Y no había sido el taco inaugural de la noche: en el primer tiempo, con el partido 0 a 0, tiró uno para alargar un centro de Vivas y que la pelota le quedara a Montenegro. Cavenaghi es así: primero quiere meterla, como todo goleador. Fue lo que pasó en el cabezazo del primero, en la definición precisa del segundo. Pero también suele darse ciertos gustos como tirar rabonas, picarla sutilmente por arriba del arquero, convertir con suavidad, de modo estético, un placer a la vista…

El tema había generado cierta controversia ante una mala racha de River: justamente contra Independiente, por el Apertura, Cavenaghi había perdido algunas oportunidades, Caggiano metió la suela para arrebatar un empate y Pellegrini comenzó a pedirle goles más sencillos, seguros, “en blanco y negro”. Había que bajar al llano, tomar confianza y volver a despegar. Y anoche dibujó definiciones de todos los colores… “A veces entra, otras veces no. En este caso me salieron todas… Me animé a pegarle de taco y por suerte entró”, comentó más suelto y tranquilo, en el vestuario.

Cuestión paradójica, o tal vez no tanto, Cavenaghi metió tres goles la noche en que fue el único delantero definido del equipo. Montenegro, supuesto acompañante, tardó cuatro minutos en no engañarse a sí mismo y bajar hasta tres cuartos de cancha a buscar para intentar meterle una pelota cortada a Coudet… River, en realidad, jugó con dos enganches (Ludueña y Rolfi) más un tercer creador alternativo (Coudet o Lucho González) para generar un desequilibrio vertical y contundente, eléctrico e incontrolable, por cantidad de variantes y calidad de ejecutantes. El esquema de Independiente no difería demasiado en cuanto a la estructura (Morales y Zurita para armar, Giménez como mediapunta y Marioni para meterla), aunque se diluyó en el merodeo en el medio y en la falta de puntería arriba… A medida que sufría las estocadas rivales, más se desanimaba y más confundido quedaba. Al final, Castagno Suárez agarró la lanza y fue de nueve, a buscar la heroica, a intentar desde el desorden lo que no había salido a partir de la planificación para desequilibrar.

Este martes, River jugará un amistoso contra el Real en Madrid. Allí estarán cara a cara Cavenaghi y Raúl, el Galáctico que definió con un taco con el arco libre, en el 7 a 2 al Valladolid. Aunque el de la estrella de River sirvió para dejar sin chances a Islas…

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Que Partidazo Ese De Cavegol Y Los Golazo Fue Terrible

q jugador …

Que jugador por DIOS, como necesitamos uno de esos en este momento…

Que lastima que el borracho ni lo tenga en cuenta para la seleccion

Tengo la esperanza de que vuelva pronto a su casa.

Define como yo, un crack.

una bestia Cavenaghi
te re extraño torito
lo que me hace reir son las definiciones en sus goles…la metia de taco, de rabona,emboquillada,de tiro libre,penales hermosos…

el sello River.

Que bestialidad de delantero…
Y ahora nos tenemos que conformar con Aban, Rios, y esos culiaos…
Donde quedo la cantera…

el mejor nueve argentino
ojala vuelva pronto
es mi idolo

Man, para q haces estos threads?

Te odio loco ¬¬

jajaja xD

Dios, volve torito

QE JUGADORAZOO, OJALA VUELVAA

exelente goleador!