Irónica y tristemente, la TV Pública de Argentina es capaz de eso según el gobierno de turno.
¿Se acabó la militancia en línea para Zelensky? Te va a pasar lo mismo con Mileikowsky Carnero. Dale bola a tu hermano, es más productivo barrer la vereda de la inmobiliaria mientras esperás que entre algún gil.
Pero esto es ABC de la Politica. Las posturas de apoyo cambian segun sople el viento y desde que existen los gobiernos en la humanidad es asi.
Antes se apoyaba a Ucrania porque todo el mundo occidental, con la USA del gaga de Biden a la cabeza, tiraba a eso. Ahora que asumio Trump que basicamente mando a la mierda al inberbe de Zelinsky, la postura cambia segun la nueva tonada.
Por lo menos Milei no fue taaaan pelotudo de mantener su apoyo a una causa perdida. Pero en primer lugar nunca tendriamos que haber mostrado ninguna postura al respecto en un conflicto que no nos afectaba en absolutamente nada.
Milei queda en evidencia que es un panqueque, primero con China y ahora con esto. Si mañana Trump manda a la mierda a Israel, el Javo se toma una foto en la Mezquita de Palermo.
Ahí está la clave, nunca debieron meterse en este conflicto, menos teniendo en el conflicto a un aliado en los reclamos de Malvinas…
Vos lo ves como algo normal, yo lo veo como signo de un pais poco confiable.
Me gustaria ver ejemplos de otras panquequeadas como para ver si es tan normal esto
Encima no fue solo el apoyo a Ucrania si no todo el show que montaron detrás, no me olvido de la camara de diputados repleta de banderas ucranianas
Perfecto, así tuvo que ser desde el principio. Argentina no tiene nada que ver con ese conflicto, lo único que tendríamos que haber hecho es ofrecernos a recibir inmigrantes rusos y ucranianos.
El gobierno de Alberto, aún teniendo buenas relaciones con los Rusia y los BRICS, votó a favor de Ucrania por el principio de integridad territorial que es el que postulamos en Malvinas. Pero no pasó de eso. Milei sí se comprometió de otra manera.
Igual, un tibiecito, EEUU votó en contra con Rusia, Corea del Norte e Israel.
Creer que la guerra “no nos afectaba” es una estupidez garrafal. Los precios del petroleo, de los fertilizantes, y de la producción agrícola cambiaron a causa de la guerra.
La Argentina debería tener una posición en contra de la guerra imperialista, independiente políticamente tanto del bloque de la OTAN como de Rusia.
Es una estupidez porque tanto Ucrania como Malvinas son colonias de la OTAN. Es decir, la OTAN es enemigo de la Argentina. ¿Cómo vamos a promover que ocupen Ucrania como ocuparon las Malvinas? Además, el objetivo estratégico de la OTAN es colonizar Rusia y China. La Argentina DEBE oponerse a esto.
En la jornada de ayer, una resolución de condena a la invasión de Ucrania por parte de Rusia fue rechazada por Estados Unidos, en la ONU, al cumplirse su tercer aniversario. Para Donald Trump, en plena negociación con el gobierno de Rusia por el reparto de Ucrania, la responsabilidad del atropello debería atribuirse a la propia Ucrania, al gobierno de Zelensky e incluso a la Unión Europea, o al menos a Francia y Alemania. De no haber sido por el fraude electoral de 2021, que le habría birlado la victoria presidencial en Estados Unidos y la reelección, la guerra en Ucrania, bajo su presidencia, asegura Trump, no hubiera tenido lugar. La controversia es, obviamente, largamente artificial, porque la responsabilidad de una guerra no recae en quien disparó el primer tiro, ni tampoco es la consecuencia de decisiones unilaterales. Son innumerables los casos en que el agresor se disfraza en su contrario, como ocurrió en la guerra de Estados Unidos contra España, a fines del siglo XIX, por el control de Cuba y el Caribe, o que es detonada a partir de un pretexto casual. Lo que importa es establecer el carácter histórico de una guerra; los intereses sociales y nacionales en disputa; y el cuadro internacional del momento político. Hay, por otra parte, muchas clases de guerra: imperialistas, nacionales, revolucionarias. La antinomia entre guerra y paz es, en una sociedad mundial antagónicamente clasista, un caso de embuste agravado.
Las guerras en Rusia y en el este de Europa conocen un giro especial a partir de la disolución de la URSS, que de por si representa el pasaje de sus Estados componentes a la tutela de diversas potencias imperialistas. Un segundo paso es la disolución de la Federación Yugoslava y el asalto a Serbia, por parte de la OTAN. El gobierno de Clinton, por un lado, y los de Alemania y Austria, por el otro, van a asumir un rol protagónico. Pero el voto de ayer pone a luz a quien se atribuía un papel secundario, incluso enfrentado al belicismo neoliberal. O sea, a Donald Trump. Trump fue el agente principal de la guerra en la Ucrania, aunque con una importante salvedad: nunca separó a esa guerra de una ofensiva política y económica contra la Unión Europea. En la guerra de la OTAN y Rusia se combinaron una guerra imperialista, de distinto carácter, de ambos lados, y otra guerra, subterránea, aunque no menos violenta, dentro de la OTAN –entre Estados Unidos y la UE. Esto fue planteado, en estas páginas, desde el comienzo.
El acaparamiento de Ucrania ha ocupado un lugar relevante desde el día siguiente (o, más bien, desde antes) de la disolución de la URSS. A partir del derrocamiento del presidente pro-ruso Yanukovich, en 2014, tomó la forma de una guerra entre las zonas occidentales y orientales del país. Pero se produce un cambio fundamental bajo la presidencia de Trump, cuando en agosto de 2017, refrenda la ley de sanciones económicas contra Rusia, que apuntaba fundamentalmente a detener la construcción del gasoducto Stream 2, que debía reforzar la provisión de gas ruso a Europa, vía el marco Báltico y Alemania. Los gasoductos 1 y 2 servirían para el abastecimiento de un fluido barato y para cimentar una integración creciente de Rusia a la economía de la UE; un cambio geopolítico, como se dice en la actualidad. El crítico más feroz a estos acuerdos de gas fue Donald Trump, quien denunció en la OTAN que “Alemania se ha convertido en una dependencia de Rusia”. Trunp se había convertido en el lobbista más importante de las petroleras norteamericanas del ‘shale gas’ y de su conversión en gas licuado para exportación. Putin, por otro lado, firmó un contrato de largo plazo para el transporte del gas ruso por el gasoducto de Ucrania y Gazprom (la empresa estatal de Rusia) se avino a pagar 3 mil millones de euros en un arbitraje por controversias. Apenas horas después de estos acuerdos, Trump firmó una orden ejecutiva que sancionaba a las empresas que finalizaban la construcción del Stream 2. Los socios alemanes se retiraron del proyecto, que fue finalizado por Gazprom, aunque nunca llegó a funcionar por la capitulación de Ángela Merkel, la canciller de Alemania, a las presiones de Trump. Esta ruptura no solamente afectó el comercio de gas sino al conjunto de la integración económica de Rusia a Europa. La aspiración de Putin era servir de puente entre la UE, de un lado, y la Comunidad Económica de Asia Central, para desarrollar un bloque imperialista independiente de Estados Unidos. En esa etapa, los minerales y las tierras raras de Ucrania no figuraban en el tope de la agenda, pero sí la escrituración definitiva de las privatizaciones de tierra del país, que hoy dominan los fondos de cobertura norteamericanos. La aspiración de Merkel de que “Europa y Rusia quedarán vinculados en una relación segura y resiliente por las próximas décadas” quedó en la nada. Trump logró imponer el GNL, cuatro veces más caro que el gas natural, y asestar un golpe mortal a la industria alemana, que quedó fuera de competencia en el mercado mundial. Trump tampoco estaba improvisando –continuaba la política energética de Ronald Reagan, a partir de 1980, en esa época contra el gas soviético, cuando las compañías europeas empezaban a invertir en el gas de la región de Siberia. Se puede concluir, sin casi margen de error, que el bloqueo al gas y al acuerdo con Alemania, y luego el sabotaje a la vacuna rusa Sputnik (bajo el gobierno de Trump) fueron los factores eficientes que llevaron a la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
La actualidad de esta política imperialista es incuestionable. Trump ha lanzado un Oferta hostil de Compra de los activos minerales y agrarios de Ucrania, como base de un acuerdo de cese de la guerra con Rusia, en cuyos territorios ocupados se encuentran incluso los principales yacimientos de tierras raras. Con este planteo liquida la relación Europa-Ucrania y desvaloriza todo el capital invertido en Europa; los fondos de garantía de Estados Unidos dominan el mercado europeo y empresas norteamericanas han empezado a quedarse con las europeas que se declaran en quiebra. En la letra chica de un acuerdo eventual, Trump planteará la misma libertad de acceso a las riquezas naturales, siempre con el argumento de la necesidad de reconstruir Ucrania. Estamos ante una oferta a la oligarquía capitalista de Rusia. La lucha interimperialista entre EE.UU. y UE pasa a un plano más alto. Las implicancias estratégicas de todo esto son, por cierto, mucho mayores, como el rearme militar de unos y otros, para ‘garantizar’ el cumplimiento de los acuerdos. Pero queda claro que, lejos de mediador de la paz, Trump representa una tendencia más poderosa a la guerra y a los regímenes políticos de excepción.
ukrania o rusia?
Rusia
Imaginate haber defendido a un tipo que lo basurean y lo retan como un nene malcriado adelante de la prensa mundial
Zelensky no tiene dignidad, es un arrastrado. Después de todos los insultos que te dio Trump no te rebelas?
Ya se sacaron la banderita de ucrania en los perfiles de twitter?
Igual el contesto también
Se picó