OLE

00:00 | RIVER 0 - LIGA 0
“A Ramón Díaz nunca lo vamo’a olvidar”

Los hinchas de River explotaron por el pésimo momento del equipo y el 0-0 en casa con la Liga: por primera vez pidieron al Pelado Díaz, insultaron a Passarella y silbaron a los jugadores.

FEDERICO DEL RIO fdelrio@ole.com.ar

Oy, oy, oy, oy (bis)/ es el equipo de Ramón".
“Olé, olé/ olé, olé, olá/ a Ramón Díaz nunca lo voy a olvidar/ olé, olé/ olé, olé, olá”.
“Borombombón (bis)/ cantemos todos para que vuelva Ramón”.
Tres canciones. Tres condenas. Tres gritos desesperados partieron desde la tribuna y luego fueron agitados por las gargantas de los 25.000 espectadores que habían acompañado al equipo de (¿Ramón?) Passarella. Algo se rompió. El pedido por el técnico de San Lorenzo, además de desnudar el cariño que aun a la distancia sigue despertando el riojano, fue esencialmente una piña directa al amor propio del Kaiser. A los jugadores ya los habían sacudido un rato antes, pero esa secuencia coral era el sonido de la peor noche que a River le tocó sufrir en lo que va del año. Ni siquiera la caída ante el Caracas había generado esta crispada reacción, resultado del combustible de la impaciencia y la impotencia que transmite el equipo. ¿De Ramón? No, el de un tal Daniel Alberto que debió darle vacaciones a su ego para escuchar las estrofas que, acaso, más le duelen.
Desde el vamos, la poca cantidad de público que llegó hasta el Monumental fue un indicio del desgano que vienen procesando los hinchas. Las plateas laterales estuvieron semivacías y hubo sectores que ni siquiera se habilitaron. River fue apuntado por los bajos rendimientos, por los planteos con doble cinco y por la falta de actitud que se percibe desde las tribunas. A los 22 minutos del primer tiempo, cuando todavía los niveles de impaciencia no habían explotado, se escuchó un tibio “movete, River movete, movete, dejá de joder, que esta hinchada está loca, hoy no podemos perder”. Pero eso fue apenas un epílogo edulcorado de lo que se vendría.“Jugadores/ la concha de su madre/ a ver si ponen huevo/ que no juegan con nadie”.
“La Comisión (bis)/ se va a la puta/ que lo parió”.
“Ay, ay, ay (bis)/ son los caprichos de Aguilar”.
“Ponelo a Ortega/ la puta que lo parió”.
“Que se vayan todos/ que no quede ni uno solo”.
Promediaba el segundo tiempo cuando empezó el catálogo de insultos para todos los actores de River. Daniel Passarella comentó el miércoles que el clima enrarecido de los últimos días estaba originado en la interna de la Comisión Directiva. Pero, a la vista de los nuevos acontecimientos, hoy es difícil pensar que toda una cancha haya participando políticamente en una cuestión del club. Las canciones se originaron en la popular, que nuevamente estuvo controlada por el grupo que responde a los hermanos Alan y William, pero llegó a todos los rincones de la cancha. Es más: desde la platea hubo un fastidio constante en cada pelota perdida, en cada tiro desperdiciado, en cada intento inútil.
Los hinchas volvieron a sacarse con el cambio de Ortega por Rosales. Ya no había filtro. Ni olvido ni perdón. River ahora depende de al menos un empate y un triunfo para clasificarse y, además, ya está lejísimos del objetivo de arañar el primer puesto de la tabla general. Pero eso no es lo peor. El equipo se fue silbado. ¿Habrá retorno?.

00:00 | RIVER 0 - LIGA 0
“A Ramón Díaz nunca lo vamo’a olvidar”

Los hinchas de River explotaron por el pésimo momento del equipo y el 0-0 en casa con la Liga: por primera vez pidieron al Pelado Díaz, insultaron a Passarella y silbaron a los jugadores.

FEDERICO DEL RIO fdelrio@ole.com.ar

Oy, oy, oy, oy (bis)/ es el equipo de Ramón".
“Olé, olé/ olé, olé, olá/ a Ramón Díaz nunca lo voy a olvidar/ olé, olé/ olé, olé, olá”.
“Borombombón (bis)/ cantemos todos para que vuelva Ramón”.
Tres canciones. Tres condenas. Tres gritos desesperados partieron desde la tribuna y luego fueron agitados por las gargantas de los 25.000 espectadores que habían acompañado al equipo de (¿Ramón?) Passarella. Algo se rompió. El pedido por el técnico de San Lorenzo, además de desnudar el cariño que aun a la distancia sigue despertando el riojano, fue esencialmente una piña directa al amor propio del Kaiser. A los jugadores ya los habían sacudido un rato antes, pero esa secuencia coral era el sonido de la peor noche que a River le tocó sufrir en lo que va del año. Ni siquiera la caída ante el Caracas había generado esta crispada reacción, resultado del combustible de la impaciencia y la impotencia que transmite el equipo. ¿De Ramón? No, el de un tal Daniel Alberto que debió darle vacaciones a su ego para escuchar las estrofas que, acaso, más le duelen.
Desde el vamos, la poca cantidad de público que llegó hasta el Monumental fue un indicio del desgano que vienen procesando los hinchas. Las plateas laterales estuvieron semivacías y hubo sectores que ni siquiera se habilitaron. River fue apuntado por los bajos rendimientos, por los planteos con doble cinco y por la falta de actitud que se percibe desde las tribunas. A los 22 minutos del primer tiempo, cuando todavía los niveles de impaciencia no habían explotado, se escuchó un tibio “movete, River movete, movete, dejá de joder, que esta hinchada está loca, hoy no podemos perder”. Pero eso fue apenas un epílogo edulcorado de lo que se vendría.“Jugadores/ la concha de su madre/ a ver si ponen huevo/ que no juegan con nadie”.
“La Comisión (bis)/ se va a la puta/ que lo parió”.
“Ay, ay, ay (bis)/ son los caprichos de Aguilar”.
“Ponelo a Ortega/ la puta que lo parió”.
“Que se vayan todos/ que no quede ni uno solo”.
Promediaba el segundo tiempo cuando empezó el catálogo de insultos para todos los actores de River. Daniel Passarella comentó el miércoles que el clima enrarecido de los últimos días estaba originado en la interna de la Comisión Directiva. Pero, a la vista de los nuevos acontecimientos, hoy es difícil pensar que toda una cancha haya participando políticamente en una cuestión del club. Las canciones se originaron en la popular, que nuevamente estuvo controlada por el grupo que responde a los hermanos Alan y William, pero llegó a todos los rincones de la cancha. Es más: desde la platea hubo un fastidio constante en cada pelota perdida, en cada tiro desperdiciado, en cada intento inútil.
Los hinchas volvieron a sacarse con el cambio de Ortega por Rosales. Ya no había filtro. Ni olvido ni perdón. River ahora depende de al menos un empate y un triunfo para clasificarse y, además, ya está lejísimos del objetivo de arañar el primer puesto de la tabla general. Pero eso no es lo peor. El equipo se fue silbado. ¿Habrá retorno?.

te agrego esta

La tentación de descuartizar a todo lo que tenga que ver con la banda roja es grande. Pero, ¿qué ganamos? Como siempre últimamente ante cada fracaso deportivo, la gente determina que la culpa la tiene Aguilar. Desde anoche, también Passarella y los jugadores. Y desde anoche también Ramón se convirtió en la figura que siempre fue pero que el mismo club expulsó: no se hagan los giles muchos de los hinchas, porque el Pelado hoy es más querido que antes, cuando decían que el técnico era Francescoli, en las entrañas del club y de las tribunas. Es difícil pedirle paciencia a la gente, pero anoche los insultos empezaron muy temprano, cuando River todavía podía ganar, cosa que una vez más mereció y no consiguió. El hincha de River jugó en contra, pero la verdad bastante paciencia tuvo hasta ahora y bastante atropello e insulto a la historia viene soportando como para pedirle más aguante.

Aguilar se equivocó mucho en el pasado, pero hoy River tiene un plantel de primer nivel. El responsable del fútbol es Passarella. Es él quien no le encuentra la vuelta y son los jugadores quienes están achicados ante la responsabilidad.

El gran problema de River sigue siendo la falta de gol, cuestión que se advirtió en esta columna antes del comienzo del semestre. Hubiera preferido pifiarle. Sin Falcao la dificultad se acrecienta, porque Rosales es asistidor y Marco Ruben todavía no se suelta con la banda. Respecto del tema Farías, me declaro incompetente. Sus números y la mirada que tiene sobre el Tecla la mayoría de la opinión pública futbolera son diferentes de lo que aporta en River, a excepción de su conmovedor esfuerzo en cada bola.

La buena es que la banda derecha con Ferrari, Augusto y Rosales funcionó. Del otro lado, a Villagra le pesa y Zapata estuvo impreciso. Lo más visceral es pedir que se vayan todos y putear hasta a Liberti. También, lo menos pensante. Hoy es tiempo de reflexionar.

http://www.ole.clarin.com/notas/2007/03/30/01390483.html

farinella ,el abogado de aguilar…