PUNTA DEL ESTE.- Hasta hace unos días, Juan Marcelo Ojeda caminaba por los pasillos del Monumental casi en el anonimato. Vestido de civil, no responde al prototipo del futbolista moderno. No sale del vestuario con aroma a perfume importado ni con el celular en la mano. Prefiere un bolsito con onda hippie al de la marca de moda, y las zapatillas de suela plana y puntera a las más modernas y costosas.
Por ese look , su perfil bajo y la poca exposición que tenía en el arco de River, pasaba inadvertido ante los habituales cazadores de autógrafos e hinchas. Ahora, durante la pretemporada en esta ciudad uruguaya, una decena de chicos lo rodea. Un grupito espera impaciente el turno para sacarse una fotografía o llevarse una firma. Con paciencia, aunque algo incómodo, el arquero cumple con los pedidos. Sonríe, mira una y otra vez las cámaras que lo enfocan. Y empieza a notar que algo en su vida cambió.
Con la partida de Juan Pablo Carrizo a Lazio, de Italia, Ojeda retomó protagonismo, aquel que tuvo durante un corto tiempo con Passarella durante el Apertura 2007. Por decisión de Simeone, se convertirá en el arquero titular de River para revalidar el título y recuperar, luego de 11 años sin éxitos, la gloria en el plano internacional. “Es lindo que te den la confianza. Ahora hay que hacer las cosas bien, responderles a las personas que te ofrecen esta responsabilidad, que es muy grande y a la vez gratificante”, comenta este santafecino, de 25 años, que descubrió el puesto de arquero en los torneos intercolegiales que se jugaban en Arroyo Seco, su pueblo natal.
-¿Sentís que finalmente llegó el momento para afianzarte en el arco de River?
-Uno desde siempre trabaja para buscar una oportunidad. Si no, me habría ido. Hace un año y medio que estoy en el club, y cuando vine fue para tratar de sumar, aportarle desde el lugar que me tocara al plantel, aunque interiormente siempre quería jugar. Si bien antes no tuve la oportunidad, porque Carrizo lo estaba haciendo muy bien, siempre trabajé para esto, para tener esta chance y aprovecharla.
-Durante este tiempo, ¿nunca te cansaste de esperar?
-En realidad, yo sólo quería atajar. Y si no iba a tener la oportunidad había dicho que prefería irme. Porque comenzaban los rumores de que traerían otro arquero. Tengo 25 años y necesitaba continuidad.
-¿Cómo llegás después de tanto tiempo sin fútbol oficial?
-Bien, me siento muy bien, con confianza. Con la continuidad de partidos voy a ir llegando a mi nivel, porque me falta ritmo de juego, que es lo más importante para todo jugador y más para un arquero. Se pierde ritmo, distancia, confianza. Pero jugar amistosos e intensificar las prácticas sirve para volver a tomar seguridad.
-¿Sentís que por el nivel que demostró Carrizo y por el cariño que le tomó el hincha vas a estar rindiendo examen en cada partido?
-Sí, de eso no hay dudas. Esto es River. Y encima ocupar el lugar de Juan Pablo es una gran responsabilidad, así que trataré de que no se note la diferencia. Pero yo ya demostré que puedo atajar en River, y ser parte de un equipo que viene con una muy buena base representa una ventaja muy grande para cualquiera.
Ojeda suelta las frases acompasadamente. Maneja pausas y silencios. Como dejando en el aire que su relación con el fútbol conoce de casualidades, de empeño y reveses. Sucede que debajo de ese chico enroscado en su mundo interior asoma el adolescente al que golpearon con saña durante su recorrido en las inferiores de Central por su baja estatura. “Cuando llegué a las inferiores de Central, algunos técnicos dijeron que no me veían futuro como arquero porque era muy bajito. Por suerte pude demostrarles que se habían equivocado y acá estoy. En su momento, me molestó muchísimo que dijeran eso. Sentí que me quisieron matar de entrada. Porque no se fijaron si tenía o no condiciones para atajar. Directamente dijeron que no servía. De hecho estuve relegado un tiempo por ese tema y no me ficharon para las inferiores de la AFA. Nunca me voy a olvidar de ese momento”, recuerda con un dejo de amargura, aunque sobreponerse a aquellos prejuicios lo agiganta.
-¿Cuál es tu estilo, tu modelo de arquero?
-Estilo Trato de tener mi propio estilo, aunque no sabría explicar cuál es. Pero si tengo que destacar una virtud es la de salir a achicar rápido. Me gusta ver cómo viene la jugada y anticiparla. River es un equipo que ataca mucho y es muy importante estar atento atrás para anticipar la jugada. Cuando era chico, el Mono [Germán] Burgos era un referente, por estilo y por la personalidad que transmitía.
Bromea con Oscar Ahumada, camina junto con Robert Flores (“el único uruguayo que no toma mate”, dice, y se ríe), comparte gran parte del tiempo con Daniel Vega y el juvenil Gonzalo Marinelli, los dos restantes guardavallas del plantel. Tras los pasos de Franco Costanzo, Germán Lux y Juan Pablo Carrizo, en Punta del Este, Juan Marcelo Ojeda se prepara para convertirse en el guardián del honor de un arco que está cargado de historia.
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[li]El uruguayo Recoba pasó a saludar a Simeone [/li]La práctica del plantel en el Campus de Maldonado tuvo una vista de lujo. El uruguayo Alvaro Recoba pasó a saludar a Simeone (fueron compañeros en Inter), y después de intercambiar algunas palabras el ex jugador subió a la platea, desde donde siguió los ejercicios tácticos que ordenó el entrenador.[/ul]
Por Alberto Cantore
Enviado especial
“Ya demostré que puedo atajar en River”
