Nota a Falcao, El Gráfico

Una Fiera

Descomunal temporada del Tigre colombiano. Ganó el triplete con el Porto, quebró todos los récords al convertir 17 goles en la Europa League y se prepara para saltar a un grande. De paso por Buenos Aires, antes de disputar la Copa América, repasó su año y no se olvidó ni un segundo de su querido River.

por diego borinsky / fotos: hernan pepe

“Volve " volver a River”.
La frase pagaba 1,10 en las casas de apuestas. No hay que ser un analista sesudo del fútbol internacional para descubrir qué saludopedido-ruego escuchó a repetición RadamelFalcao García en su corta estadía porteña de una semana junto a su esposa argentina, después de saboreada la gloria europea y antes de concentrarse con la Selección Colombia para la Copa América. Poner sobre la mesa los 17 goles que le ofrendó al Porto para ganar la Europa League, récord histórico en cualquier competición europea, hablar de los 72 que lleva pritados en dos años allí y compararlos con los 13 en 17 partidos que acumulaba todo River en el Clausura al cierre de esta nota, no pueden menos que provocarle al hincha millonario un ataque de nervios, llanto, nostalgia y bronca imposible de tolerar. Orgullo también, sí, porque se formó en la casa, pero sobre todo angustia e impotencia.

Entonces ese “Volvé a River” sonó en el Monumental, en la calle, en el ascensor. Y hasta en la sopa de letras que pedía en el restaurante vecino. “Sí, cierto, es la frase que más escuché. La gente me transmitió no solo ese deseo sino el cariño de siempre, a mí me produce alegría recibir buenos comentarios y saber que dejé una linda impresión en los hinchas”, arranca, con su habitual tono pausado y suave, la dicción clara, la tonada caribeña inconfundible, un conjunto de gestos y hábitos delicados que muy poco tienen que ver con la fiereza que desempolva Falcao en los campos de juego.

No por nada se ganó el apodo de Tigre, que luce con orgullo y hasta lo ha puesto como viñeta distintiva en su página oficial (www.falcao.com.co). En su departamento de Belgrano, el Tigre recibe a El Gráfico de elegante sport, producido como si fuera para una velada de gala, aunque en una hora partirá hacia el Monumental para ninguna velada, ninguna gala, sino para sufrir con River-Colón y gritar como un hincha más.

Concretar la entrevista no fue sencillo: anduvo de reunión en reunión, con amigos y esposa,
pero también definiendo cuestiones sobre su futuro. Está claro: después de arrasar con todos los títulos en el Porto, que logró lo que no pudo ni el Barcelona (el triplete de Liga, Copa y Europa League), el Tigre espera dar el gran salto. No para conectar uno de sus tremendos cabezazos sino para hacer pie en algún club pesado de la liga Inglesa o la española…

-¿Podés creer haber metido 17 goles en una Copa, romper todos los récords?
-Es sorprendente para mí. Lo soñé de alguna manera, pero no me imaginé que fuera de esa magnitud, consiguiendo además el título. Porque ganar un título potencia todo. Si yo terminaba goleador pero no salíamos campeones, lo mío no iba a tener tanta trascendencia. Todo esto me da mucho orgullo, alegría, felicidad… soy un afortunado.

-¿Sabés que la cifra es récord en Europa?
-Me enteré de que había igualado a Klinsmann cuando le metí los cuatro goles al Villarreal, pero ese otro dato no lo conocía.

-Ya habías tenido una gran primera temporada, ¿esperabas que te resultara tan fácil?
-Me imaginaba ganándome un lugar y siendo importante. Me había propuesto hacer muchos goles, pero nunca pensé que metería tantos (risas). Fueron 34 en mi primer año, superó mis expectativas. Me favoreció estar en un equipo con un gran poder ofensivo y que va al ataque en todo momento. Los delanteros dependemos mucho de este tipo de cosas.

-¿Por qué no te costó la adaptación?
-(Piensa) A ver… venía de un momento muy duro de River, estaba fortalecido psicológicamente.
River me ha servido para crecer en todo sentido, sobre todo porque es un club acostumbrado a ganar y en los últimos años no le tocó esa realidad. Vivimos tiempos difíciles, los equipos que tuvo River no eran de los que mejor jugaban, no era fácil hacer goles, no era fácil ganar, y esas cosas te terminan sirviendo, te fortalecen. En Porto encontré un club organizado, que sabía a qué jugar, donde salía una ficha y ponían a otra y todo seguía igual. Entonces tenía que ser centrado, estar
en el área y meter goles. Y así fue.

-Si a los 11 años hubieras ido al Ajax, como te ofrecieron, ¿qué habría pasado?
-Quizás llegaba más rápido pero menos curtido.

-¿Dónde se pega más: allá o acá?
-Acá te desgastas mucho en pelear y pegar. Allá se preocupan más por jugar y disfrutar. Tampoco es fácil, pero en la Argentina a veces se exagera y esa misma devoción por el fútbol hace que se pasen límites que no corresponden. El folclore del fútbol argentino, igual, se extraña: la pasión que se vive en la cancha es única. En Portugal son apasionados, aman el fútbol, pero lo viven de otra manera.

-¿De qué manera?
-Ehhh, es difícil explicar, si en Portugal me preguntaran cómo es acá, para mí sería más fácil: son locos, eufóricos; si pierden, lloran. Allá es un poco más tranquilo.

-¿Vos recomendarías, entonces, entrar en Europa por Portugal para luego dar el salto?
-Sí, pero depende a qué club vayas, si es a uno de los dos grandes está muy bien porque peleas el título siempre, juegas Champions o Europa League. Porto es una institución que ayuda al jugador para que mejore en todo y no se tenga que preocupar por nada.

-Estás con dos colombianos, tres argentinos, tres uruguayos y seis brasileños, ¿por qué tantos sudamericanos?
-El club siempre tuvo influencia brasileña, después Lisandro y Lucho (López y González) dejaron un legado y abrieron la puerta a otros argentinos. Más tarde empezaron a fijarse en los colombianos y espero que con estos resultados nos tengan más en cuenta cada día.

-¿En qué idioma hablan en el vestuario?
-En castellano mayoritariamente. El plantel canta las canciones de cumbia de los vestuarios
argentinos. Jambao ya es famosísimo en toda Portugal: cada vez que vamos a la cancha cantamos el tema “Se parece más a ti”.

-¿Hablás portugués? Con ese nombre…
-Sí, es fácil, pero no tengo muchas oportunidades porque siempre estamos hablando en castellano, así que mucho no practico.

-¿Qué te aportaron estos años en Europa?
-Me ayudaron a crecer y a madurar. En la cancha y en la vida, a ser más claro en lo que uno quiere, hacia dónde se va, a tener un grado de responsabilidad mayor, porque si bien en Argentina era extranjero, terminó siendo mi casa. En Portugal ya fue distinto. Y en lo futbolístico aprendes a jugar más en equipo.

-Tu gran cabezazo lo traés de chico…
-Por ahí cabeceo igual, ¿no?, pero allá por ahí se dan más oportunidades para definir.

-¿Cuál es la clave para cabecear así?
-No sé, ya me sale todo tan natural y automático que no sé. Mi mamá me dice que cuando era pequeño ella me tiraba la pelota y yo la cabeceaba, mi papá dice que no es así. Yo no me acuerdo. De más chico, una de mis mayores virtudes era la gambeta, yo eludía mucho. Después, en el fútbol profesional es más difícil.

-¿Conocés algún delantero que cabecee mejor que vos?
-Por ahí, Palermo. Martín es uno de los delan-teros que cuando era niño veía cómo cabeceaba.
No tenía un ídolo, me gustaba muchísimo Ronaldo, el cabezazo de Palermo, también miraba a Van Basten en videos, a Hugo Sánchez, Maradona, Francescoli, a Saviola lo admiraba mucho, ya de cerca, claro.

-El cabezazo es una de tus grandes virtudes; la otra es el coraje, las peleás todas…
-Puede ser, sí, el hecho de superar las dificultades, de no darse por vencido, no desfallecer, son cosas que uno lleva en el corazón. En el corazon del hincha riverplatense quedó para siempre Falcao. Por su educación, por sus recursos, por su polenta y su cabezazo, pero sobre todo por su enorme guapeza. Jamás se achicó el Tigre de Santa Marta, jamás dejó de poner la pierna y la piel. Aquella
noche heroica de los tres goles al Botafogo, milagro infrecuente en la historia de River, quedó inmortalizada como una postal única, irrepetible. Volver a River…

-¿Lo ves imposible por cuántos años?
-No sé, es muy prematuro, recién tengo 25 y el deseo de cumplir muchos objetivos en Europa.
Cuando me sienta satisfecho pegaré la vuelta.

-¿Tenés idea hasta cuándo vas a jugar allá?
-La carrera del futbolista no es eterna, dependerá mucho de las circunstancias, de los clubes
donde juegue. A River tengo el anhelo de volver porque es el club de mi corazón y quiero darle
al club muchas más cosas de las que le di cuando jugué, realmente quería conseguir cosas más importantes, y sé que voy a reservar años de mi carrera para volver al club. También me quedó la cuenta pendiente de jugar como profesional en Colombia, y mi deseo, como hincha, sería hacerlo en Millonarios.

-Cuando te fuiste de River hace dos años,¿ya veías venir la debacle en el club?
-No imaginaba realmente que se podía vivir esto, pero el fútbol tiene este tipo de cosas. Igual, estoy muy confiado en que los jugadores revertirán la situación y el club podrá salir adelante
con el apoyo de la gente y con todo el mundo de River tirando para el mismo lado. Vendrá una etapa mejor, será así.
-¿Cuál es el recuerdo más fuerte que te queda de River?
-Muchos. No me olvido el día que llegué a la Argentina, con 14 años, y me fue a buscar al aeropuerto mi amigo y exrepresentante Néstor Sívori. Yo quería ir directo a entrenarme,
ni pasar por el hotel, aunque no había dormido nada. Siempre había soñado con llegar a River,
no quería dejar pasar esa oportunidad, y decidí con toda la convicción ganarme un lugar.

-De Ezeiza al Monumental sin escalas…
-Sí, me entrené con la Reserva y me fui integrando al grupo. Tenía unas ganas increíbles, no sentía cansancio ni nada. A la semana siguiente, me acuerdo bien, la Primera viajó a Brasil a jugar por la Copa Mercosur y, como quedaron pocos jugadores, subimos varios de la Reserva a entrenarnos con los que se habían quedado. Me cambié en el vestuario de la Primera (se entusiasma, levanta el tono) y ahí ya había jugadores importantísimos como D’Alessandro, Cavenaghi, Cristian Castillo,
Costanzo, el Lobo Ledesma…

-¿Quién se te acercó especialmente?
-Hernán Díaz me hablaba mucho, él era muy amigo de Juan Pablo Angel, y entonces se acercó. Yo le contestaba “si”, “no”, no sabía qué decirle. Después, en la práctica jugamos en contra, por el mismo lado, y me pegó tanto pero tanto… demasiado me pegó (risas). Yo callado, seguía jugando. A los días llegó la Primera de Brasil y un gerente le preguntó a Hernán si sabía algo de un colombiano que
había llegado y Hernán le respondió: “Sí, lo cagué a patadas todo el partido y no lo pude parar” (risas). Estaba en un sueño: pasar de unclub casi de barrio a River era demasiado…

-¿Algún consejo en especial?
-En una de esas prácticas le metí un gol a Costanzo. En Colombia se festejan los goles en la práctica, y yo lo hice: salté, grite, hice todo. Cuando llegué a la mitad del campo, me agarraron Castillo y Cavenaghi y me dijeron: “No lo vuelvas a hacer que te van a matar”, ja, ja, pero todo bien, con buena onda.

-¿Nunca te quisiste volver?
-Viví bastante tiempo en un hotel en la calle Quesada. Estaban Mascherano, Ludueña, el Malevo Ferreyra. El primer año era tanta la emoción que no me importaba nada. Ya en el segundo viví momentos muy difíciles, porque me lesioné de pubalgia, me operaron y me costó muchísimo recuperarme. Estuve casi un año y medio sin jugar y ahí fue cuando empecé a extrañar, a plantearme si valía la pena tanto esfuerzo sin ver resultados, ponía en la balanza muchas cosas que me estaba perdiendo de mi juventud; hasta que fui creciendo, me adapté, empecé a hacer amigos, conocí el ambiente, y ya después me acomodé.

-Algún partido como alcanzapelotas…
-Argentina-Colombia por las Eliminatorias, en 2001, el día que ustedes ganaron 3-0. Mariano Pita, el encargado de la pensión, era el que organizaba el tema de los alcanzapelotas, y le pedí por favor que me dejara estar. El me eligió pero se paró a mi lado para que no gritara los goles de Colombia. Cada vez que atacaba mi Selección, yo me emocionaba y él me decía “Quedate quieto”. Yo quería acercarme a los jugadores pero estaba todo con el equipo celeste y blanco, era muy raro.

-¿Quién era tu ídolo, entonces?
-Admiraba mucho a Angel, porque fue una de los encargados de hacernos hinchas de River a muchos colombianos.

-Colombia faltó a los últimos tres Mundiales, ¿fue justo o merecía ir a alguno?
-Los merecimientos en el fútbol no sirven. Hoy, individualmente tenemos grandes jugadores,
debemos encontrar el equipo y un estilo de juego que nos identifique.

-¿A qué vienen a la Copa América?
-No te digo que a ganarla, pero Colombia es candidato. Nos va a servir para estar juntos, para crecer, para buscar la identidad futbolística. Hay jugadores para sorprender. Ojalá podamos ganarla, nos yudaría mucho.

-Te pregunto por el futuro: ¿tenés algún club de los sueños?
-Obvio que lo tengo… Y obvio que no lo diré.

-¿Y liga?
-La española es muy buena para jugar; de la inglesa me encanta el ambiente.

-¿Cómo te dicen tus compañeros en Porto?
-Tigre. Me lo puso Gonzalo Ludueña, en Inferiores. Y quedó para siempre.

-¿Te gusta?
-Sí, sí, me gustó de entrada (hace una pausa, mira a su amigo Diego)… Mejor que me digan, tigre y no gatito, ¿no? Tigre, felino del aire. Radamel Falcao García Zárate, para servirlo con goles y corazón.

Una Fiera | Falcao.com.co

Una Fiera

Descomunal temporada del Tigre colombiano. Ganó el triplete con el Porto, quebró todos los récords al convertir 17 goles en la Europa League y se prepara para saltar a un grande. De paso por Buenos Aires, antes de disputar la Copa América, repasó su año y no se olvidó ni un segundo de su querido River.

por diego borinsky / fotos: hernan pepe

“Volve " volver a River”.
La frase pagaba 1,10 en las casas de apuestas. No hay que ser un analista sesudo del fútbol internacional para descubrir qué saludopedido-ruego escuchó a repetición RadamelFalcao García en su corta estadía porteña de una semana junto a su esposa argentina, después de saboreada la gloria europea y antes de concentrarse con la Selección Colombia para la Copa América. Poner sobre la mesa los 17 goles que le ofrendó al Porto para ganar la Europa League, récord histórico en cualquier competición europea, hablar de los 72 que lleva pritados en dos años allí y compararlos con los 13 en 17 partidos que acumulaba todo River en el Clausura al cierre de esta nota, no pueden menos que provocarle al hincha millonario un ataque de nervios, llanto, nostalgia y bronca imposible de tolerar. Orgullo también, sí, porque se formó en la casa, pero sobre todo angustia e impotencia.

Entonces ese “Volvé a River” sonó en el Monumental, en la calle, en el ascensor. Y hasta en la sopa de letras que pedía en el restaurante vecino. “Sí, cierto, es la frase que más escuché. La gente me transmitió no solo ese deseo sino el cariño de siempre, a mí me produce alegría recibir buenos comentarios y saber que dejé una linda impresión en los hinchas”, arranca, con su habitual tono pausado y suave, la dicción clara, la tonada caribeña inconfundible, un conjunto de gestos y hábitos delicados que muy poco tienen que ver con la fiereza que desempolva Falcao en los campos de juego.

No por nada se ganó el apodo de Tigre, que luce con orgullo y hasta lo ha puesto como viñeta distintiva en su página oficial (www.falcao.com.co). En su departamento de Belgrano, el Tigre recibe a El Gráfico de elegante sport, producido como si fuera para una velada de gala, aunque en una hora partirá hacia el Monumental para ninguna velada, ninguna gala, sino para sufrir con River-Colón y gritar como un hincha más.

Concretar la entrevista no fue sencillo: anduvo de reunión en reunión, con amigos y esposa,
pero también definiendo cuestiones sobre su futuro. Está claro: después de arrasar con todos los títulos en el Porto, que logró lo que no pudo ni el Barcelona (el triplete de Liga, Copa y Europa League), el Tigre espera dar el gran salto. No para conectar uno de sus tremendos cabezazos sino para hacer pie en algún club pesado de la liga Inglesa o la española…

-¿Podés creer haber metido 17 goles en una Copa, romper todos los récords?
-Es sorprendente para mí. Lo soñé de alguna manera, pero no me imaginé que fuera de esa magnitud, consiguiendo además el título. Porque ganar un título potencia todo. Si yo terminaba goleador pero no salíamos campeones, lo mío no iba a tener tanta trascendencia. Todo esto me da mucho orgullo, alegría, felicidad… soy un afortunado.

-¿Sabés que la cifra es récord en Europa?
-Me enteré de que había igualado a Klinsmann cuando le metí los cuatro goles al Villarreal, pero ese otro dato no lo conocía.

-Ya habías tenido una gran primera temporada, ¿esperabas que te resultara tan fácil?
-Me imaginaba ganándome un lugar y siendo importante. Me había propuesto hacer muchos goles, pero nunca pensé que metería tantos (risas). Fueron 34 en mi primer año, superó mis expectativas. Me favoreció estar en un equipo con un gran poder ofensivo y que va al ataque en todo momento. Los delanteros dependemos mucho de este tipo de cosas.

-¿Por qué no te costó la adaptación?
-(Piensa) A ver… venía de un momento muy duro de River, estaba fortalecido psicológicamente.
River me ha servido para crecer en todo sentido, sobre todo porque es un club acostumbrado a ganar y en los últimos años no le tocó esa realidad. Vivimos tiempos difíciles, los equipos que tuvo River no eran de los que mejor jugaban, no era fácil hacer goles, no era fácil ganar, y esas cosas te terminan sirviendo, te fortalecen. En Porto encontré un club organizado, que sabía a qué jugar, donde salía una ficha y ponían a otra y todo seguía igual. Entonces tenía que ser centrado, estar
en el área y meter goles. Y así fue.

-Si a los 11 años hubieras ido al Ajax, como te ofrecieron, ¿qué habría pasado?
-Quizás llegaba más rápido pero menos curtido.

-¿Dónde se pega más: allá o acá?
-Acá te desgastas mucho en pelear y pegar. Allá se preocupan más por jugar y disfrutar. Tampoco es fácil, pero en la Argentina a veces se exagera y esa misma devoción por el fútbol hace que se pasen límites que no corresponden. El folclore del fútbol argentino, igual, se extraña: la pasión que se vive en la cancha es única. En Portugal son apasionados, aman el fútbol, pero lo viven de otra manera.

-¿De qué manera?
-Ehhh, es difícil explicar, si en Portugal me preguntaran cómo es acá, para mí sería más fácil: son locos, eufóricos; si pierden, lloran. Allá es un poco más tranquilo.

-¿Vos recomendarías, entonces, entrar en Europa por Portugal para luego dar el salto?
-Sí, pero depende a qué club vayas, si es a uno de los dos grandes está muy bien porque peleas el título siempre, juegas Champions o Europa League. Porto es una institución que ayuda al jugador para que mejore en todo y no se tenga que preocupar por nada.

-Estás con dos colombianos, tres argentinos, tres uruguayos y seis brasileños, ¿por qué tantos sudamericanos?
-El club siempre tuvo influencia brasileña, después Lisandro y Lucho (López y González) dejaron un legado y abrieron la puerta a otros argentinos. Más tarde empezaron a fijarse en los colombianos y espero que con estos resultados nos tengan más en cuenta cada día.

-¿En qué idioma hablan en el vestuario?
-En castellano mayoritariamente. El plantel canta las canciones de cumbia de los vestuarios
argentinos. Jambao ya es famosísimo en toda Portugal: cada vez que vamos a la cancha cantamos el tema “Se parece más a ti”.

-¿Hablás portugués? Con ese nombre…
-Sí, es fácil, pero no tengo muchas oportunidades porque siempre estamos hablando en castellano, así que mucho no practico.

-¿Qué te aportaron estos años en Europa?
-Me ayudaron a crecer y a madurar. En la cancha y en la vida, a ser más claro en lo que uno quiere, hacia dónde se va, a tener un grado de responsabilidad mayor, porque si bien en Argentina era extranjero, terminó siendo mi casa. En Portugal ya fue distinto. Y en lo futbolístico aprendes a jugar más en equipo.

-Tu gran cabezazo lo traés de chico…
-Por ahí cabeceo igual, ¿no?, pero allá por ahí se dan más oportunidades para definir.

-¿Cuál es la clave para cabecear así?
-No sé, ya me sale todo tan natural y automático que no sé. Mi mamá me dice que cuando era pequeño ella me tiraba la pelota y yo la cabeceaba, mi papá dice que no es así. Yo no me acuerdo. De más chico, una de mis mayores virtudes era la gambeta, yo eludía mucho. Después, en el fútbol profesional es más difícil.

-¿Conocés algún delantero que cabecee mejor que vos?
-Por ahí, Palermo. Martín es uno de los delan-teros que cuando era niño veía cómo cabeceaba.
No tenía un ídolo, me gustaba muchísimo Ronaldo, el cabezazo de Palermo, también miraba a Van Basten en videos, a Hugo Sánchez, Maradona, Francescoli, a Saviola lo admiraba mucho, ya de cerca, claro.

-El cabezazo es una de tus grandes virtudes; la otra es el coraje, las peleás todas…
-Puede ser, sí, el hecho de superar las dificultades, de no darse por vencido, no desfallecer, son cosas que uno lleva en el corazón. En el corazon del hincha riverplatense quedó para siempre Falcao. Por su educación, por sus recursos, por su polenta y su cabezazo, pero sobre todo por su enorme guapeza. Jamás se achicó el Tigre de Santa Marta, jamás dejó de poner la pierna y la piel. Aquella
noche heroica de los tres goles al Botafogo, milagro infrecuente en la historia de River, quedó inmortalizada como una postal única, irrepetible. Volver a River…

-¿Lo ves imposible por cuántos años?
-No sé, es muy prematuro, recién tengo 25 y el deseo de cumplir muchos objetivos en Europa.
Cuando me sienta satisfecho pegaré la vuelta.

-¿Tenés idea hasta cuándo vas a jugar allá?
-La carrera del futbolista no es eterna, dependerá mucho de las circunstancias, de los clubes
donde juegue. A River tengo el anhelo de volver porque es el club de mi corazón y quiero darle
al club muchas más cosas de las que le di cuando jugué, realmente quería conseguir cosas más importantes, y sé que voy a reservar años de mi carrera para volver al club. También me quedó la cuenta pendiente de jugar como profesional en Colombia, y mi deseo, como hincha, sería hacerlo en Millonarios.

-Cuando te fuiste de River hace dos años,¿ya veías venir la debacle en el club?
-No imaginaba realmente que se podía vivir esto, pero el fútbol tiene este tipo de cosas. Igual, estoy muy confiado en que los jugadores revertirán la situación y el club podrá salir adelante
con el apoyo de la gente y con todo el mundo de River tirando para el mismo lado. Vendrá una etapa mejor, será así.
-¿Cuál es el recuerdo más fuerte que te queda de River?
-Muchos. No me olvido el día que llegué a la Argentina, con 14 años, y me fue a buscar al aeropuerto mi amigo y exrepresentante Néstor Sívori. Yo quería ir directo a entrenarme,
ni pasar por el hotel, aunque no había dormido nada. Siempre había soñado con llegar a River,
no quería dejar pasar esa oportunidad, y decidí con toda la convicción ganarme un lugar.

-De Ezeiza al Monumental sin escalas…
-Sí, me entrené con la Reserva y me fui integrando al grupo. Tenía unas ganas increíbles, no sentía cansancio ni nada. A la semana siguiente, me acuerdo bien, la Primera viajó a Brasil a jugar por la Copa Mercosur y, como quedaron pocos jugadores, subimos varios de la Reserva a entrenarnos con los que se habían quedado. Me cambié en el vestuario de la Primera (se entusiasma, levanta el tono) y ahí ya había jugadores importantísimos como D’Alessandro, Cavenaghi, Cristian Castillo,
Costanzo, el Lobo Ledesma…

-¿Quién se te acercó especialmente?
-Hernán Díaz me hablaba mucho, él era muy amigo de Juan Pablo Angel, y entonces se acercó. Yo le contestaba “si”, “no”, no sabía qué decirle. Después, en la práctica jugamos en contra, por el mismo lado, y me pegó tanto pero tanto… demasiado me pegó (risas). Yo callado, seguía jugando. A los días llegó la Primera de Brasil y un gerente le preguntó a Hernán si sabía algo de un colombiano que
había llegado y Hernán le respondió: “Sí, lo cagué a patadas todo el partido y no lo pude parar” (risas). Estaba en un sueño: pasar de unclub casi de barrio a River era demasiado…

-¿Algún consejo en especial?
-En una de esas prácticas le metí un gol a Costanzo. En Colombia se festejan los goles en la práctica, y yo lo hice: salté, grite, hice todo. Cuando llegué a la mitad del campo, me agarraron Castillo y Cavenaghi y me dijeron: “No lo vuelvas a hacer que te van a matar”, ja, ja, pero todo bien, con buena onda.

-¿Nunca te quisiste volver?
-Viví bastante tiempo en un hotel en la calle Quesada. Estaban Mascherano, Ludueña, el Malevo Ferreyra. El primer año era tanta la emoción que no me importaba nada. Ya en el segundo viví momentos muy difíciles, porque me lesioné de pubalgia, me operaron y me costó muchísimo recuperarme. Estuve casi un año y medio sin jugar y ahí fue cuando empecé a extrañar, a plantearme si valía la pena tanto esfuerzo sin ver resultados, ponía en la balanza muchas cosas que me estaba perdiendo de mi juventud; hasta que fui creciendo, me adapté, empecé a hacer amigos, conocí el ambiente, y ya después me acomodé.

-Algún partido como alcanzapelotas…
-Argentina-Colombia por las Eliminatorias, en 2001, el día que ustedes ganaron 3-0. Mariano Pita, el encargado de la pensión, era el que organizaba el tema de los alcanzapelotas, y le pedí por favor que me dejara estar. El me eligió pero se paró a mi lado para que no gritara los goles de Colombia. Cada vez que atacaba mi Selección, yo me emocionaba y él me decía “Quedate quieto”. Yo quería acercarme a los jugadores pero estaba todo con el equipo celeste y blanco, era muy raro.

-¿Quién era tu ídolo, entonces?
-Admiraba mucho a Angel, porque fue una de los encargados de hacernos hinchas de River a muchos colombianos.

-Colombia faltó a los últimos tres Mundiales, ¿fue justo o merecía ir a alguno?
-Los merecimientos en el fútbol no sirven. Hoy, individualmente tenemos grandes jugadores,
debemos encontrar el equipo y un estilo de juego que nos identifique.

-¿A qué vienen a la Copa América?
-No te digo que a ganarla, pero Colombia es candidato. Nos va a servir para estar juntos, para crecer, para buscar la identidad futbolística. Hay jugadores para sorprender. Ojalá podamos ganarla, nos yudaría mucho.

-Te pregunto por el futuro: ¿tenés algún club de los sueños?
-Obvio que lo tengo… Y obvio que no lo diré.

-¿Y liga?
-La española es muy buena para jugar; de la inglesa me encanta el ambiente.

-¿Cómo te dicen tus compañeros en Porto?
-Tigre. Me lo puso Gonzalo Ludueña, en Inferiores. Y quedó para siempre.

-¿Te gusta?
-Sí, sí, me gustó de entrada (hace una pausa, mira a su amigo Diego)… Mejor que me digan, tigre y no gatito, ¿no? Tigre, felino del aire. Radamel Falcao García Zárate, para servirlo con goles y corazón.

Una Fiera | Falcao.com.co

El grafico?? Listo, mañana se lesiona.

leesssttoooooooooooooo

ligamentos cruzados…

Con razón se erro ese mano a mano contra Romero.

Crack, pensar que muchos lo puteabamos.

aprendio a definir en europa, aca siempre fue un PERRO.

El otro día contra Arg lo ví y está re grosso Falcao, está enorme. Encima se vé que le enseñaron a definir en Portugal, no está tan rebotero como antes.

:mrgreen::mrgreen::mrgreen::mrgreen::mrgreen:

Chau Colombia

Un perro que hizo 8 goles en un torneo con un equipo de mierda, ojo.

Me alegro que le esté yendo bien, ojalá se consolide en algún grande, al fin y al cabo no robó como otros, pero su paso fue horrible y yo no me olvido.

Pobre por Falcao. Porque el Porto cualquier 9 que lleve lo va a hacer figura.

Les faltó escribir que ya usa mejor la planchita!!! :mrgreen:

Salio en El Grafico y metio 2 pepas, quebro la racha :mrgreen:

No escupas para arriba…

yo no me olvido que fue el 9 del equipo ultimo, tmp me olvido el gol q se erro en la bostanera SOLOOOOO

Alguna vez salió goleador del torneo? Tmb salimos ultimos con falcao.
Ah y el gol que se erra en la boca !!! Que hijo de puta, en river la rompio nada mas contra botafogo.

Que diferencia hay con Lamela? Falcao tambien jugaba en un equipo que era un desastre…