La adicción, propiamente dicha, no está esencialmente en la sustancia, sino en el vínculo que el sujeto genere con ella. Lógicamente que hay sustancias que te prestan la plataforma físico-química de la adicción (como la cocaína o la nicotina), pero no significa que consumiéndolas te volvés adicto sí o sí. Depende mucho de la personalidad. Hay otras sustancias que no tienen componentes adictivos en su conformación (como la marihuana), lo cual no significa que no podés ser “adicto” a ella, desde el punto de vista psicológico. Es más, podés ser adicto a cosas que ni siquiera incluyen sustancias, como las apuestas, los videojuegos, el trabajo, la televisión, el foro, etc. Porque la “adicción” está en la personalidad y en los vínculos que generamos con el mundo que nos rodea, no en la sustancia. Desde ese punto de vista, si una persona tiene una tendencia psicológica adictiva a sustancias, digamos, estimulantes del sistema nervioso, es más probable que se vuelva adicto a la cocaína, que aquella persona que prefiera los depresivos del sistema nervioso, como el caso de la marihuana (más allá de que esta hierba no tenga componentes adictivos en sí) o el alcohol, que por otra parte, la que le gustaba a Bob Marley, es una planta generada por la naturaleza (en todo caso la que está en falta es la Madre Natura), mientras que la cocaína se fabrica en un laboratorio.
Está claro que una adicción podría entenderse como una enfermedad, pero del consumo esporádico y el consumo regular, a una dependencia adictiva, por favor, hay años luz de diferencia. Quizás Archubi se fumó un porro por primera vez en su vida y justo le tocó el análisis, no sabemos. Pero no seamos tan prehistóricos de declarar adicta y enferma a una persona por el sólo hecho de que consume.
Sigo. Tampoco una adicción puede medirse en base a la frecuencia del consumo. Quizás un tipo consume una vez por semana, pero es absolutamente incapaz de abandonar ese consumo semanal: podemos hablar de adicción. Mientras que puede haber otra persona que consume todos los días simplemente por placer, y no necesariamente es una adicción, ya que si quisiera dejarlo, digamos, por prescripción médica, puede hacerlo. (“Adicción” no es igual a “abuso”)