Norberto Galasso - Sobre aliados y el enemigo principal

Página 12, 2 de febrero de 2009

Los aliados posibles y el enemigo principal

Por Norberto Galasso *

Días atrás, se publicaron en este diario notas de opinión de Hugo Barcia y Alcira Argumedo referidas a declaraciones de Pino Solanas donde responsabilizaba por la mortalidad infantil no sólo al Gobierno, sino también a “cómplices, mentores intelectuales, etc.”, entre los cuales se hallaría el grupo Carta Abierta. Alcira no refutó las apreciaciones correctas de Barcia sobre la mortalidad infantil, sino que fundamentó el furibundo antikirchnerismo de Proyecto Sur en siete puntos, entre los cuales los puntos 2, 3, 4 y 6 corresponden a uno solo: la política del Gobierno respecto a los recursos naturales; el punto 1 se refiere al Tren Bala, proyecto que puede considerarse frustrado, el 4 al blanqueo de capitales y el 7 a la prórroga de las licencias a los medios de comunicación. Además, ratificó las críticas de Pino a Carta Abierta. Estas posiciones no son nuevas en Proyecto Sur: en La Nación, Pino ha señalado que “Kirchner es un traidor a la patria e hipotecó el futuro” (29/9/2007), en Perfil sostuvo que “Kirchner continúa a Menem” (20/5/2007) y últimamente calificó a este gobierno de “antinacional y antipopular”. Si esto lo pregonasen Altamira, Ripoll o Alderete, no escribiría estas líneas pues la izquierda abstracta, liberal o antinacional, como se la quiera llamar, se ha especializado, desde Yrigoyen hasta hoy, en ser funcional a la reacción, en nombre del socialismo y sólo la izquierda nacional ha sabido comprender a los movimientos nacionales cabalgando a su lado mientras intentaba mantener su independencia política, ideológica y organizativa, aunque también allí hubo claudicaciones como la de Ramos frente al menemismo. Pero como estas críticas (confundiendo al posible aliado con el enemigo principal) provienen de compañeros con los cuales hemos transitado caminos de lucha, como en el frustrado Proyecto Sur de 2002/03, alguien que pertenece a las bases de Carta Abierta, orienta la Corriente Política E. S. Discépolo y dirige el periódico Señales Populares, se ve obligado, con el dolor que provoca criticar a antiguos compañeros, a intervenir en la polémica.

A las críticas de Alcira, podemos oponer:

  1. La avanzada política de derechos humanos del kirchnerismo.
  2. La avanzada política latinoamericana que contribuyó a hundir el proyecto del ALCA, que desde el Unasur contribuyó a evitar el golpe de Estado en Bolivia y que ha logrado la simpatía y apoyo de Chávez y Fidel, quienes, según parece, saben algo de imperialismo y cuestión nacional.
  3. La depuración de la Corte Suprema de Justicia con la incorporación de figuras de capacidad y conducta incontrovertible.
  4. El recupero de los aportes previsionales al tomar las AFJP, dando un fuerte golpe al poder financiero.
  5. La reconversión de una economía de especulación por un modelo productivo que permitió una importante disminución de la desocupación y la pobreza.
  6. El intento de redistribuir el ingreso a través de la Resolución 125, afectando la renta agraria diferencial, en el mismo sentido que lo hizo Perón en el ‘46 a través de los tipos de cambio selectivos. (En este caso, no vale el argumento de Alcira acerca de la votación de Lozano, pues la AFIP (resolución 1898/2008) inició acción contra las grandes exportadoras por los 1700 millones de pesos evadidos (El Cronista, 22/1/2009). Y aun cuando no lo hubiera hecho, esto obligaba, por lo menos a la abstención y no a ser cobertura de izquierda de la nueva Unidad Democrática que están conformando Carrió, Morales, López Murphy y otros.)
  7. El recupero del rol del Estado: en Correos, Aguas, transporte aéreo, astilleros, algunos ramales ferroviarios, proyecto de tomar la fábrica de aviones de Córdoba y el canal Encuentro.
    El kirchnerismo es pues todo esto y es también buena parte de lo que dice Alcira, como ocurre normalmente con los movimientos nacionales en gestación, policlasistas, contradictorios, clientelistas, pragmáticos, conciliadores, con “amigos del poder” que hacen negocios. ¿Se lo tenemos que decir nosotros, desde la izquierda nacional, justamente a los peronistas? Diría Jauretche, ¿dónde se ha visto que los hijos enseñen a los padres cómo se hacen los hijos? ¿Qué hubiera hecho Pino cuando Perón se negó a expropiar a la corrupta y recorrupta CADE? ¿Hubiera dicho que era “un gobierno antinacional y antipopular”? Claro, desde la izquierda abstracta es fácil decir, ¿por qué Perón no desarrolló fuertemente la minería?, ¿por qué apenas dio el puntapié inicial con Somisa cuya primera colada es de la época de Frondizi? ¿Y el contrato petrolero con la California? ¿Habría dicho acaso: “¡Qué antinacional y antipopular es este Perón!”? Pino dice en otro artículo: “Perón no estaría hoy en el PJ”. Yo pregunto: ¿era mucho mejor el PJ del ‘54? ¿No había entonces “amigos del poder” que hacían negocios? ¿Quiénes eran Jorge Antonio y Silvio Tricerri? ¿O entonces resulta que Codovilla tenía razón siendo funcional al imperialismo para que sanease a la Argentina emporcada por los “negros peronistas” del ‘45?
    Por otra parte, somos ya lechuzas demasiado cascoteadas para entrar en la moralina boba de la Carrió: la corrupción es intrínseca al capitalismo y cuando está la reacción en el poder disimula sus negocios con leyes a su conveniencia; cuando estamos los del pueblo algunos violan esas leyes y hacen sus negocitos. Pregúntenle a Chávez, que sabe de esto, como también de la clase media de Caracas escandalizada moralmente, aunque, igual que la nuestra, evade impuestos con toda naturalidad.
    Por momentos me asombro, porque parece que hay que enseñarles peronismo a los peronistas. Ningún gobierno, decía Perón, cumple el 100 por ciento de los objetivos nacionales y populares, porque está el enemigo que también es fuerte. Cuando cumple el 50 por ciento o más ya el balance es favorable. Jauretche le decía a Jorge Del Río cuando se deslizaba a la oposición porque Perón no expropiaba la CADE: “Es importante, sí, pero usted no puede ver la historia por el agujerito de la cerradura de la CADE”.
    El balance general es el que interesa. Escuchen esto mis viejos y queridos amigos: “Hay muchos actos, y no de los menos trascendentales por cierto, de la política interna y externa del general Perón que no serían aprobados por el tribunal de las ideas matrices que animaron a mi generación. Pero de allí no tenemos derecho a deducir que la intención fuese menos pura y generosa. En el dinamómetro de la política, esas transigencias miden los grados de coacción de todo orden con que actúan las fuerzas extranjeras en el amparo de sus intereses y de su conveniencia. No debemos olvidar en ningún momento –cualesquiera sean las diferencias de apreciación– que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el general Perón y el arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el general Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a Perón, fortalece a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento del país” (1947). No hace falta que te diga a vos, Pino, que hiciste recientemente una película sobre “los hombres que están solos y esperan”, que el autor es Raúl Scalabrini Ortiz. Por eso, como decía Jacques Prevert, es muy peligroso dejar que los intelectuales jueguen con fósforos porque, retomando a Jauretche, combatir lo bueno (“desgastando”, creando “clima destituyente”) puede significar que en vez de lograr lo mejor, sirvamos para que vuelva lo malo.
    En esta Argentina de hoy hay que luchar para profundizar este proceso, cabalgándole al lado, marcando críticas, proponiendo soluciones superadoras, empujando, pero no atacando desde enfrente, presionando para que fracase, porque la única opción que hay hoy la conocemos y viene de lejos: Bullrich Luro Pueyrredón, Pinedo, Estensoro, López Murphy, Grondona, Anchorena, los grandes pulpos mediáticos… y el Tío Sam.
    Por esta razón, Proyecto Sur debería sumarse a Carta Abierta en vez de arrojarle críticas y trabajar desde allí, para incorporar a la lucha a los sectores populares, para movilizar, exigiendo al Gobierno que profundice lo realizado, porque –y vuelvo a decir, me da vergüenza explicarlo a compañeros de larga militancia– aquí hay una cuestión nacional argentina y latinoamericana por resolver. Y estamos frente a una oportunidad como nunca tuvimos antes. Lo saben Fidel, Chávez, Evo, Correa y muchos otros y lo intuyen los pueblos. Quienes socaven este proceso –con planteos que desconocen la correlación de fuerzas existente– asumen una grave responsabilidad si se frustra esta gran oportunidad para ir dando pasos hacia una América latina unida y soberana, marchando en el camino del socialismo del siglo XXI.

Historiador y ensayista.

Martes, 24 de Febrero de 2009 Opinión

El enemigo principal (polémica)

Por Norberto Galasso *

En Página/12, el 17 de febrero último, el compañero Luis Brunati se suma a la polémica que venimos desarrollando acerca de si Proyecto Sur debe atacar frontalmente y con todo furor al Gobierno, considerándolo el enemigo principal, como lo está haciendo (Pino dice: “Kirchner es perverso”, “traidor”, “el Gobierno es antinacional y antipopular”, “Scalabrini Ortiz y Jauretche habrían visto con simpatía esta protesta rural”, “Scalabrini no estaría en Carta Abierta”, etc.) o si, en cambio, corresponde una crítica lateral, reconociendo aciertos –empujando, para profundizarlos– y señalando errores. Aquí reside el aspecto central de la discusión: quién es el enemigo principal, que ahora retoma Brunati.
Le contesto: lea el compañero Luis el diario La Nación, mire los noticiosos de TN, observe la perversidad de la casi totalidad del periodismo televisivo y la opinión de la casi totalidad de la dirigencia que aparece en “los medios” –ferozmente opositora al Gobierno– y se convencerá de que no puede coincidir con ellos. López Murphy, Carrió, Escribano, Grondona, la Mesa de Enlace agropecuaria, Longobardi y tantos otros saben bien quién es “el enemigo principal de ellos” y en este momento le apuntan agresivamente, con burlas y saña, al kirchnerismo. Por tanto, Luis, éste no puede ser, al mismo tiempo, el enemigo principal de Proyecto Sur.
Esta gente antinacional y antipopular pretendió “desgastar” al Gobierno, quiso voltearlo con un cacerolazo, logró debilitarlo con sus cortes de ruta, se apropió del cerebro de gran parte de los sectores medios reverdeciendo el gorilismo, apelando al racismo “anticabecita”, al machismo –incluso al “machismo de las mujeres”– ensañándose con Cristina y ahora intenta organizar algo parecido a la Unión Democrática, aunque en dos alas. Una, la liberal-oligárquica de Carrió –UCR en declinación conservadora, traidores como Cobos y hombres de paja del imperio como “el Bulldog”, con el aporte de la hija de Pepe Estensoro y la prepotencia aristocrática de una Bullrich Luro Pueyrredón, renegada de sus osadías juveniles. La otra, la monstruosa degeneración de un sector del peronismo, que retoma la línea menemista-duhaldista, con millonarios como De Narváez, oportunistas como Solá y el fantasma del viejo Pinedo resurrecto en su nieto. Todos ellos, juntos o separados, se esmeran por bajar el telón sobre la experiencia de Néstor y Cristina. A su vez, Fidel, Chávez, Lula, Evo y Correa no quieren que esto ocurra porque consideran a la pareja como compañeros del hundimiento del ALCA y de la necesaria reunificación de América latina con Banco del Sur, moneda latinoamericana y comité de defensa ante cualquier prepotencia imperialista.
De esto no hay duda alguna. Vos me decís en tu artículo que también son enemigos Bunge y Born, Urquía, la Aceitera General Deheza, Monsanto, etc., ¡qué duda cabe! Sólo que el diputado de Proyecto Sur votó a favor de esos intereses sojeros contra la Resolución 125 con el alborozo de La Nación, Clarín, Perfil y otros (lo menos que cabía era abstenerse). También mencionás a otros que, esos sí, hacen buenos negocios como las grandes empresas mineras y petroleras. No eludí este tema –como me criticás por mi nota anterior– ni lo eludo ahora. Digo que hay “amigos del poder”, efectivamente, como también los hay en todos los movimientos que algunos catedráticos llaman despectivamente “populistas”, incluso en el peronismo del ’45. Pero esos negocios no alcanzan para confundir los campos. Son suficientes sí, para señalar compromisos, contradicciones, concesiones del Gobierno. Por eso hay que empujarlo, movilizando al pueblo, para que profundice su política y adopte medidas audaces en esas áreas hoy sujetas al saqueo. Pero no podés caracterizar al Gobierno solamente por esta cuestión, como ocurría con radicales y nacionalistas que conspiraban contra Perón diciendo que entregaba el petróleo o no había nacionalizado la CADE. También te puedo recordar que Perón, seguramente a disgusto, llevó al balcón de la Rosada al asesino de Sandino. ¿Esta actitud tan criticable invalidaba las nacionalizaciones, el no ingreso al FMI, el más del 50 por ciento de la participación de los trabajadores en el ingreso y tantas otras cosas positivas? Evidentemente, no. Había que hacerse el distraído si se estaba dentro del peronismo o criticarlo lateralmente, sin dejar de reconocer el carácter nacional y popular del gobierno, si se estaba en la izquierda nacional (porque de la otra izquierda mejor no hablar). Fue también una concesión cuando el General encarceló a los exilados guatemaltecos del gobierno de Arbenz derrocado por los yanquis. De esta desgraciada medida algunos sacaron la conclusión de que el gobierno era proimperialista, lo recuerdo. Así actuó gente honesta, con grandes ilusiones y quimeras. Lenin también los soportó y los calificó como “el izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”. Como vos sabés, colaboraron para que llegaran los Rojas y Aramburu, quienes liberaron a los guatemaltecos, pero fusilaron a los trabajadores peronistas y dictaron el 4161 y todo lo demás.
En mi anterior artículo decía que me sorprende que compañeros de larga lucha en el peronismo no comprendan las vacilaciones de los gobiernos policlasistas, que también las tuvo el peronismo, aun en sus mejores momentos (Actas de Chapultepec, ¿te acordás?). También me sorprende que omitan los avances de este gobierno y algo tan caro al peronismo como son los derechos de los trabajadores. Porque ahora no sólo hubo disminución de la desocupación y recupero de las paritarias, sino que desde la Comisión parlamentaria de Legislación Laboral presidida por Héctor Recalde se recuperaron conquistas que el menemismo había destruido (sextuplicación del salario mínimo, vital y móvil, suspensión de despidos sin causa, derogación de la ley Banelco, prohibición de uso de banderas extranjeras en los buques para eludir la legislación laboral argentina, limitación a ocho horas de la jornada para peones rurales, modificación de la ley de pasantías, el “dubio pro operario” en juicios laborales, jueces laborales en materia de quiebras, etc.). Y esto no lo promueve “el enemigo principal”, sino el Frente para la Victoria.
Es correcto que Proyecto Sur critique, pero, por favor, no desde el campo del enemigo, no desde La Nación y Perfil, ni en los programas de los periodistas del imperio, que se solazan escuchando las críticas. Elogien lo elogiable y critiquen lo criticable, pero con sumo cuidado para no ser funcionales a la reacción. Crezcan, desarróllense, si pueden, cabalgando junto a lo mejor del Gobierno y cuando deban votar, no le den pasto al enemigo.
También ha salido al ruedo, por correo electrónico, otro dirigente y amigo, Mario Mazitelli, quien señala que la política del imperio es “la alternancia”. Según él, el imperialismo deja hacer al centroizquierda hoy, después en 2011 vendrá la centroderecha y así sucesivamente mientras Proyecto Sur –sostiene un militante honesto como Mario– construye el partido “para hacer la revolución social”. Este supuesto poder inmenso de los sectores dominantes previendo varios gobiernos y manejando a su gusto a todos los argentinos –menos a Proyecto Sur– me sorprende porque se sustenta en categorías liberales, como centroizquierda o centroderecha, que utilizan Morales Solá y sus congéneres. Creo, en cambio, que hay una cuestión nacional que divide a la sociedad en antiimperialistas y proimperialistas y una cuestión social que la divide en explotadores y explotados. Del ensamble de ambas cuestiones nace un proyecto de Liberación Nacional en marcha hacia el socialismo.
Pero esta polémica no la voy a seguir por dos motivos. La primera, porque la egolatría es mala consejera. Y esto de que la plana mayor de Proyecto Sur (sólo faltás vos, Carlitos del Frade, y espero que no lo hagas) se prodigue en discutir conmigo puede provocarme cierta vanidad y apartarme de aquello que aconsejaba Scalabrini: “Ser uno cualquiera que sabe que es uno cualquiera”. La segunda, porque aparecen quienes rebajan el nivel de la discusión, como un tal José Luis que por correo electrónico intenta descalificarme tratándome benévolamente de “anciano”. Como se comprende, a los 72, no estoy para coqueterías, pero si la calificación viene de Proyecto Sur les advierto que si yo soy anciano, Pino es seis meses más anciano que yo.
Pero no es así, Pino, vos y yo sabemos que no somos viejos. Ocurre simplemente –como decía Jauretche– que hace muchos años que somos jóvenes y mantenemos la juventud suficiente para polemizar acerca del destino de esta América latina que insoslayablemente va hacia la unidad y al socialismo. Y, por mi parte, bajo el telón sobre esta polémica, en la certeza de que tarde o temprano las duras luchas por la liberación nacional y social nos encontrarán a todos nosotros, otra vez juntos, en la misma vereda de siempre.

Historiador y ensayista.

Señales Populares | Corriente Política E. Santos Discépolo

Página 12, 2 de febrero de 2009

Los aliados posibles y el enemigo principal

Por Norberto Galasso *

Días atrás, se publicaron en este diario notas de opinión de Hugo Barcia y Alcira Argumedo referidas a declaraciones de Pino Solanas donde responsabilizaba por la mortalidad infantil no sólo al Gobierno, sino también a “cómplices, mentores intelectuales, etc.”, entre los cuales se hallaría el grupo Carta Abierta. Alcira no refutó las apreciaciones correctas de Barcia sobre la mortalidad infantil, sino que fundamentó el furibundo antikirchnerismo de Proyecto Sur en siete puntos, entre los cuales los puntos 2, 3, 4 y 6 corresponden a uno solo: la política del Gobierno respecto a los recursos naturales; el punto 1 se refiere al Tren Bala, proyecto que puede considerarse frustrado, el 4 al blanqueo de capitales y el 7 a la prórroga de las licencias a los medios de comunicación. Además, ratificó las críticas de Pino a Carta Abierta. Estas posiciones no son nuevas en Proyecto Sur: en La Nación, Pino ha señalado que “Kirchner es un traidor a la patria e hipotecó el futuro” (29/9/2007), en Perfil sostuvo que “Kirchner continúa a Menem” (20/5/2007) y últimamente calificó a este gobierno de “antinacional y antipopular”. Si esto lo pregonasen Altamira, Ripoll o Alderete, no escribiría estas líneas pues la izquierda abstracta, liberal o antinacional, como se la quiera llamar, se ha especializado, desde Yrigoyen hasta hoy, en ser funcional a la reacción, en nombre del socialismo y sólo la izquierda nacional ha sabido comprender a los movimientos nacionales cabalgando a su lado mientras intentaba mantener su independencia política, ideológica y organizativa, aunque también allí hubo claudicaciones como la de Ramos frente al menemismo. Pero como estas críticas (confundiendo al posible aliado con el enemigo principal) provienen de compañeros con los cuales hemos transitado caminos de lucha, como en el frustrado Proyecto Sur de 2002/03, alguien que pertenece a las bases de Carta Abierta, orienta la Corriente Política E. S. Discépolo y dirige el periódico Señales Populares, se ve obligado, con el dolor que provoca criticar a antiguos compañeros, a intervenir en la polémica.

A las críticas de Alcira, podemos oponer:

  1. La avanzada política de derechos humanos del kirchnerismo.
  2. La avanzada política latinoamericana que contribuyó a hundir el proyecto del ALCA, que desde el Unasur contribuyó a evitar el golpe de Estado en Bolivia y que ha logrado la simpatía y apoyo de Chávez y Fidel, quienes, según parece, saben algo de imperialismo y cuestión nacional.
  3. La depuración de la Corte Suprema de Justicia con la incorporación de figuras de capacidad y conducta incontrovertible.
  4. El recupero de los aportes previsionales al tomar las AFJP, dando un fuerte golpe al poder financiero.
  5. La reconversión de una economía de especulación por un modelo productivo que permitió una importante disminución de la desocupación y la pobreza.
  6. El intento de redistribuir el ingreso a través de la Resolución 125, afectando la renta agraria diferencial, en el mismo sentido que lo hizo Perón en el ‘46 a través de los tipos de cambio selectivos. (En este caso, no vale el argumento de Alcira acerca de la votación de Lozano, pues la AFIP (resolución 1898/2008) inició acción contra las grandes exportadoras por los 1700 millones de pesos evadidos (El Cronista, 22/1/2009). Y aun cuando no lo hubiera hecho, esto obligaba, por lo menos a la abstención y no a ser cobertura de izquierda de la nueva Unidad Democrática que están conformando Carrió, Morales, López Murphy y otros.)
  7. El recupero del rol del Estado: en Correos, Aguas, transporte aéreo, astilleros, algunos ramales ferroviarios, proyecto de tomar la fábrica de aviones de Córdoba y el canal Encuentro.
    El kirchnerismo es pues todo esto y es también buena parte de lo que dice Alcira, como ocurre normalmente con los movimientos nacionales en gestación, policlasistas, contradictorios, clientelistas, pragmáticos, conciliadores, con “amigos del poder” que hacen negocios. ¿Se lo tenemos que decir nosotros, desde la izquierda nacional, justamente a los peronistas? Diría Jauretche, ¿dónde se ha visto que los hijos enseñen a los padres cómo se hacen los hijos? ¿Qué hubiera hecho Pino cuando Perón se negó a expropiar a la corrupta y recorrupta CADE? ¿Hubiera dicho que era “un gobierno antinacional y antipopular”? Claro, desde la izquierda abstracta es fácil decir, ¿por qué Perón no desarrolló fuertemente la minería?, ¿por qué apenas dio el puntapié inicial con Somisa cuya primera colada es de la época de Frondizi? ¿Y el contrato petrolero con la California? ¿Habría dicho acaso: “¡Qué antinacional y antipopular es este Perón!”? Pino dice en otro artículo: “Perón no estaría hoy en el PJ”. Yo pregunto: ¿era mucho mejor el PJ del ‘54? ¿No había entonces “amigos del poder” que hacían negocios? ¿Quiénes eran Jorge Antonio y Silvio Tricerri? ¿O entonces resulta que Codovilla tenía razón siendo funcional al imperialismo para que sanease a la Argentina emporcada por los “negros peronistas” del ‘45?
    Por otra parte, somos ya lechuzas demasiado cascoteadas para entrar en la moralina boba de la Carrió: la corrupción es intrínseca al capitalismo y cuando está la reacción en el poder disimula sus negocios con leyes a su conveniencia; cuando estamos los del pueblo algunos violan esas leyes y hacen sus negocitos. Pregúntenle a Chávez, que sabe de esto, como también de la clase media de Caracas escandalizada moralmente, aunque, igual que la nuestra, evade impuestos con toda naturalidad.
    Por momentos me asombro, porque parece que hay que enseñarles peronismo a los peronistas. Ningún gobierno, decía Perón, cumple el 100 por ciento de los objetivos nacionales y populares, porque está el enemigo que también es fuerte. Cuando cumple el 50 por ciento o más ya el balance es favorable. Jauretche le decía a Jorge Del Río cuando se deslizaba a la oposición porque Perón no expropiaba la CADE: “Es importante, sí, pero usted no puede ver la historia por el agujerito de la cerradura de la CADE”.
    El balance general es el que interesa. Escuchen esto mis viejos y queridos amigos: “Hay muchos actos, y no de los menos trascendentales por cierto, de la política interna y externa del general Perón que no serían aprobados por el tribunal de las ideas matrices que animaron a mi generación. Pero de allí no tenemos derecho a deducir que la intención fuese menos pura y generosa. En el dinamómetro de la política, esas transigencias miden los grados de coacción de todo orden con que actúan las fuerzas extranjeras en el amparo de sus intereses y de su conveniencia. No debemos olvidar en ningún momento –cualesquiera sean las diferencias de apreciación– que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el general Perón y el arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el general Perón y Federico Pinedo. Todo lo que socava a Perón, fortalece a Pinedo, en cuanto él simboliza un régimen político y económico de oprobio y un modo de pensar ajeno y opuesto al pensamiento del país” (1947). No hace falta que te diga a vos, Pino, que hiciste recientemente una película sobre “los hombres que están solos y esperan”, que el autor es Raúl Scalabrini Ortiz. Por eso, como decía Jacques Prevert, es muy peligroso dejar que los intelectuales jueguen con fósforos porque, retomando a Jauretche, combatir lo bueno (“desgastando”, creando “clima destituyente”) puede significar que en vez de lograr lo mejor, sirvamos para que vuelva lo malo.
    En esta Argentina de hoy hay que luchar para profundizar este proceso, cabalgándole al lado, marcando críticas, proponiendo soluciones superadoras, empujando, pero no atacando desde enfrente, presionando para que fracase, porque la única opción que hay hoy la conocemos y viene de lejos: Bullrich Luro Pueyrredón, Pinedo, Estensoro, López Murphy, Grondona, Anchorena, los grandes pulpos mediáticos… y el Tío Sam.
    Por esta razón, Proyecto Sur debería sumarse a Carta Abierta en vez de arrojarle críticas y trabajar desde allí, para incorporar a la lucha a los sectores populares, para movilizar, exigiendo al Gobierno que profundice lo realizado, porque –y vuelvo a decir, me da vergüenza explicarlo a compañeros de larga militancia– aquí hay una cuestión nacional argentina y latinoamericana por resolver. Y estamos frente a una oportunidad como nunca tuvimos antes. Lo saben Fidel, Chávez, Evo, Correa y muchos otros y lo intuyen los pueblos. Quienes socaven este proceso –con planteos que desconocen la correlación de fuerzas existente– asumen una grave responsabilidad si se frustra esta gran oportunidad para ir dando pasos hacia una América latina unida y soberana, marchando en el camino del socialismo del siglo XXI.

Historiador y ensayista.

Martes, 24 de Febrero de 2009 Opinión

El enemigo principal (polémica)

Por Norberto Galasso *

En Página/12, el 17 de febrero último, el compañero Luis Brunati se suma a la polémica que venimos desarrollando acerca de si Proyecto Sur debe atacar frontalmente y con todo furor al Gobierno, considerándolo el enemigo principal, como lo está haciendo (Pino dice: “Kirchner es perverso”, “traidor”, “el Gobierno es antinacional y antipopular”, “Scalabrini Ortiz y Jauretche habrían visto con simpatía esta protesta rural”, “Scalabrini no estaría en Carta Abierta”, etc.) o si, en cambio, corresponde una crítica lateral, reconociendo aciertos –empujando, para profundizarlos– y señalando errores. Aquí reside el aspecto central de la discusión: quién es el enemigo principal, que ahora retoma Brunati.
Le contesto: lea el compañero Luis el diario La Nación, mire los noticiosos de TN, observe la perversidad de la casi totalidad del periodismo televisivo y la opinión de la casi totalidad de la dirigencia que aparece en “los medios” –ferozmente opositora al Gobierno– y se convencerá de que no puede coincidir con ellos. López Murphy, Carrió, Escribano, Grondona, la Mesa de Enlace agropecuaria, Longobardi y tantos otros saben bien quién es “el enemigo principal de ellos” y en este momento le apuntan agresivamente, con burlas y saña, al kirchnerismo. Por tanto, Luis, éste no puede ser, al mismo tiempo, el enemigo principal de Proyecto Sur.
Esta gente antinacional y antipopular pretendió “desgastar” al Gobierno, quiso voltearlo con un cacerolazo, logró debilitarlo con sus cortes de ruta, se apropió del cerebro de gran parte de los sectores medios reverdeciendo el gorilismo, apelando al racismo “anticabecita”, al machismo –incluso al “machismo de las mujeres”– ensañándose con Cristina y ahora intenta organizar algo parecido a la Unión Democrática, aunque en dos alas. Una, la liberal-oligárquica de Carrió –UCR en declinación conservadora, traidores como Cobos y hombres de paja del imperio como “el Bulldog”, con el aporte de la hija de Pepe Estensoro y la prepotencia aristocrática de una Bullrich Luro Pueyrredón, renegada de sus osadías juveniles. La otra, la monstruosa degeneración de un sector del peronismo, que retoma la línea menemista-duhaldista, con millonarios como De Narváez, oportunistas como Solá y el fantasma del viejo Pinedo resurrecto en su nieto. Todos ellos, juntos o separados, se esmeran por bajar el telón sobre la experiencia de Néstor y Cristina. A su vez, Fidel, Chávez, Lula, Evo y Correa no quieren que esto ocurra porque consideran a la pareja como compañeros del hundimiento del ALCA y de la necesaria reunificación de América latina con Banco del Sur, moneda latinoamericana y comité de defensa ante cualquier prepotencia imperialista.
De esto no hay duda alguna. Vos me decís en tu artículo que también son enemigos Bunge y Born, Urquía, la Aceitera General Deheza, Monsanto, etc., ¡qué duda cabe! Sólo que el diputado de Proyecto Sur votó a favor de esos intereses sojeros contra la Resolución 125 con el alborozo de La Nación, Clarín, Perfil y otros (lo menos que cabía era abstenerse). También mencionás a otros que, esos sí, hacen buenos negocios como las grandes empresas mineras y petroleras. No eludí este tema –como me criticás por mi nota anterior– ni lo eludo ahora. Digo que hay “amigos del poder”, efectivamente, como también los hay en todos los movimientos que algunos catedráticos llaman despectivamente “populistas”, incluso en el peronismo del ’45. Pero esos negocios no alcanzan para confundir los campos. Son suficientes sí, para señalar compromisos, contradicciones, concesiones del Gobierno. Por eso hay que empujarlo, movilizando al pueblo, para que profundice su política y adopte medidas audaces en esas áreas hoy sujetas al saqueo. Pero no podés caracterizar al Gobierno solamente por esta cuestión, como ocurría con radicales y nacionalistas que conspiraban contra Perón diciendo que entregaba el petróleo o no había nacionalizado la CADE. También te puedo recordar que Perón, seguramente a disgusto, llevó al balcón de la Rosada al asesino de Sandino. ¿Esta actitud tan criticable invalidaba las nacionalizaciones, el no ingreso al FMI, el más del 50 por ciento de la participación de los trabajadores en el ingreso y tantas otras cosas positivas? Evidentemente, no. Había que hacerse el distraído si se estaba dentro del peronismo o criticarlo lateralmente, sin dejar de reconocer el carácter nacional y popular del gobierno, si se estaba en la izquierda nacional (porque de la otra izquierda mejor no hablar). Fue también una concesión cuando el General encarceló a los exilados guatemaltecos del gobierno de Arbenz derrocado por los yanquis. De esta desgraciada medida algunos sacaron la conclusión de que el gobierno era proimperialista, lo recuerdo. Así actuó gente honesta, con grandes ilusiones y quimeras. Lenin también los soportó y los calificó como “el izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”. Como vos sabés, colaboraron para que llegaran los Rojas y Aramburu, quienes liberaron a los guatemaltecos, pero fusilaron a los trabajadores peronistas y dictaron el 4161 y todo lo demás.
En mi anterior artículo decía que me sorprende que compañeros de larga lucha en el peronismo no comprendan las vacilaciones de los gobiernos policlasistas, que también las tuvo el peronismo, aun en sus mejores momentos (Actas de Chapultepec, ¿te acordás?). También me sorprende que omitan los avances de este gobierno y algo tan caro al peronismo como son los derechos de los trabajadores. Porque ahora no sólo hubo disminución de la desocupación y recupero de las paritarias, sino que desde la Comisión parlamentaria de Legislación Laboral presidida por Héctor Recalde se recuperaron conquistas que el menemismo había destruido (sextuplicación del salario mínimo, vital y móvil, suspensión de despidos sin causa, derogación de la ley Banelco, prohibición de uso de banderas extranjeras en los buques para eludir la legislación laboral argentina, limitación a ocho horas de la jornada para peones rurales, modificación de la ley de pasantías, el “dubio pro operario” en juicios laborales, jueces laborales en materia de quiebras, etc.). Y esto no lo promueve “el enemigo principal”, sino el Frente para la Victoria.
Es correcto que Proyecto Sur critique, pero, por favor, no desde el campo del enemigo, no desde La Nación y Perfil, ni en los programas de los periodistas del imperio, que se solazan escuchando las críticas. Elogien lo elogiable y critiquen lo criticable, pero con sumo cuidado para no ser funcionales a la reacción. Crezcan, desarróllense, si pueden, cabalgando junto a lo mejor del Gobierno y cuando deban votar, no le den pasto al enemigo.
También ha salido al ruedo, por correo electrónico, otro dirigente y amigo, Mario Mazitelli, quien señala que la política del imperio es “la alternancia”. Según él, el imperialismo deja hacer al centroizquierda hoy, después en 2011 vendrá la centroderecha y así sucesivamente mientras Proyecto Sur –sostiene un militante honesto como Mario– construye el partido “para hacer la revolución social”. Este supuesto poder inmenso de los sectores dominantes previendo varios gobiernos y manejando a su gusto a todos los argentinos –menos a Proyecto Sur– me sorprende porque se sustenta en categorías liberales, como centroizquierda o centroderecha, que utilizan Morales Solá y sus congéneres. Creo, en cambio, que hay una cuestión nacional que divide a la sociedad en antiimperialistas y proimperialistas y una cuestión social que la divide en explotadores y explotados. Del ensamble de ambas cuestiones nace un proyecto de Liberación Nacional en marcha hacia el socialismo.
Pero esta polémica no la voy a seguir por dos motivos. La primera, porque la egolatría es mala consejera. Y esto de que la plana mayor de Proyecto Sur (sólo faltás vos, Carlitos del Frade, y espero que no lo hagas) se prodigue en discutir conmigo puede provocarme cierta vanidad y apartarme de aquello que aconsejaba Scalabrini: “Ser uno cualquiera que sabe que es uno cualquiera”. La segunda, porque aparecen quienes rebajan el nivel de la discusión, como un tal José Luis que por correo electrónico intenta descalificarme tratándome benévolamente de “anciano”. Como se comprende, a los 72, no estoy para coqueterías, pero si la calificación viene de Proyecto Sur les advierto que si yo soy anciano, Pino es seis meses más anciano que yo.
Pero no es así, Pino, vos y yo sabemos que no somos viejos. Ocurre simplemente –como decía Jauretche– que hace muchos años que somos jóvenes y mantenemos la juventud suficiente para polemizar acerca del destino de esta América latina que insoslayablemente va hacia la unidad y al socialismo. Y, por mi parte, bajo el telón sobre esta polémica, en la certeza de que tarde o temprano las duras luchas por la liberación nacional y social nos encontrarán a todos nosotros, otra vez juntos, en la misma vereda de siempre.

Historiador y ensayista.

Señales Populares | Corriente Política E. Santos Discépolo

Maestro.

No puedo agregar ni una coma. Apenas recomendar, sobre todo a los pinosolanistas, que lean al menos el primer artículo.

Contrapunto entre Norberto Galasso y Alcira Argumedo

¿Cómo pararse frente al kirchnerismo?

Por Gerardo Yomal y Hugo Presman

El debate dentro de lo que se denomina en términos generales “el campo popular, nacional y progresista” estaba latente y se reflejaba, entre otros medios, en Página 12, con artículos, réplicas y discusiones. La cuestión central es cómo pararse frente al kirchnerismo. El tren, programa radial que se emite por radio Cooperativa a las 20 horas con la conducción de los autores, convocó a dos amigos y militantes que hoy están en posturas diferentes. El historiador Norberto Galasso que participa del Grupo Carta Abierta y la socióloga Alcira Argumedo de Proyecto Sur. Presentamos a continuación las partes más importantes de dicha discusión que ZOOM reproduce en forma exclusiva.
¿Cómo se para frente al Gobierno?
Norberto Galasso: Hace bastante tiempo, después de algunos malos pasos por el viejo Partido Socialista, me fui colocando como un hombre de la izquierda nacional con un partidito muy débil en la época que estuve con Jorge Abelardo Ramos. Después, como un hombre de la izquierda nacional, un francotirador… sin partido. Desde esa perspectiva la sociedad argentina se divide en un campo nacional que son los sectores populares, la clase media, la gente de menores recursos, a veces los sacerdotes, algunas pymes y del otro lado un sector anti-nacional, que es el que construyó la vieja Argentina, la que se endeudó, la que se sometió a la División Internacional del Trabajo de la mano de Gran Bretaña y que después se sometió al Fondo Monetario y a todo el desastre que hicieron el menemismo y la Alianza en el gobierno. Desde esa perspectiva, estratégicamente debemos ir a una América Latina unida, libre y socialista. Estamos frente a una oportunidad extraordinaria en ese camino. Pero creo que en estas circunstancias, dada la correlación de fuerzas existentes y la debilidad con que inicia el gobierno Kirchner, que cae en la Casa Rosada casi por casualidad, hay que mantener cierta prudencia en las críticas porque hay aspectos muy positivos en el gobierno como el hecho de haber enfrentado al ALCA o tener una buena relación con Venezuela o Cuba o haber terminado con las AFJP. Puedo coincidir con Argumedo que el gobierno comete algo más que errores lamentables, como por ejemplo la política en la minería y otras cuestiones, pero de ninguna manera, jamás, coincidiría con la Sociedad Rural como fue el caso de Claudio Lozano y su voto contra la 125. Entiendo que hay que empujar lo mejor que pueda tener el gobierno. Si por ejemplo saca el canal Encuentro que es más o menos bueno, hay que empujar para que sea mejor. Y de ahí, entonces, que yo no me pongo en una situación frontalmente enemiga del gobierno… Tengo muy en cuenta lo que planteaban los viejos clásicos del marxismo: mantener la independencia ideológica, política y organizativa, y acompañar a un movimiento que es policlasista, confuso en muchos aspectos, en otros es vacilante, pero que evidentemente está enfrentado a los enemigos principales que a mi juicio son la Sociedad Rural, Macri, la Coalición Cívica…
¿Cuál es su postura en este terreno?
Alcira Argumedo: Aclaro que quiero y respeto mucho a Norberto con quien en su momento confluimos políticamente. Yo fui militante del peronismo pero acá hay que hacer una diferencia muy clara: una cosa es el peronismo histórico y otra es el pejotismo, es decir, este sector político bastante degradado que surge después de la masacre de la dictadura militar y que tiene varias manifestaciones. El duhaldismo, el menemismo, etc. y que sobre todo hay que diferenciarlo porque precisamente este pejotismo cantando la marcha peronista e invocando el nombre de Perón y Evita, llevó adelante el proyecto más antipopular y entreguista de la historia contemporánea argentina, donde incluyo a la década infame. Frente a lo que hizo el menemismo, los muchachos de la década infame eran una mariposa. Ahora, el menemismo no lo pudo hacer solamente Menem, tuvo aliados, cómplices, etc. que es este pejotismo… se puede ir a los archivos para ver el comportamiento de los distintos sectores. Y esto marca un elemento muy claro que me parece una falta de respeto: invocar o identificar lo que es la experiencia del matrimonio Kirchner, con lo que fue la experiencia histórica del matrimonio Perón.
¿Cómo es eso de la falta de respeto?
Alcira Argumedo: Por la memoria de Perón, de Evita, de la gente que peleó y murió por ese proyecto, pensemos del general Valle en adelante…, me parece que seguir invocando eso para llevar adelante determinados proyectos que son el espejo invertido es una falta de respeto. En ese sentido, no hay comparaciones posibles.
Norberto hace referencia a la Sociedad Rural y a esta nueva derecha. Lo que hace la dictadura militar es crear un bloque de poder hegemónico donde se articulan los grupos económicos financieros locales y extranjeros. Estamos hablando de corporaciones, bancos, etc. junto a los grandes propietarios de tierra y a nuevos sectores que dan una complejidad especial al sector rural. Es ese bloque de poder el beneficiario principal del saqueo de la Argentina. Pero acá hay un error de base: si se sabe que el 20% de los productores tiene el 80% de la producción del campo y viceversa, el corte de las retenciones estaba en ese 20 por ciento, y ahí darle como en la guerra… Pareciera ser que si el enemigo principal es la oligarquía, esta nueva derecha, Carrió y Macri, entonces en el campo del pueblo por carácter transitivo ¿quiénes están? Las grandes empresas y exportadoras de granos: Dreyfus, Aceitera General de Deheza, Monsanto, Grobocopatel, British Petroleum, Repsol….
Argumedo le está diciendo que con su postura a favor del gobierno termina abrazado a las multinacionales y de la mano del pejotismo a la alianza con Aldo Rico.
Norberto Galasso: De ninguna manera. He leído un correo electrónico de un dirigente principal de Proyecto Sur, Mario Mazzitelli, donde dice que lo que se está viviendo es centro izquierda, y que la clase dominante ha organizado esto para después justificar la llegada de la centro derecha que sería Macri, Carrió, Pinedo o alguno de estos. Frente al planteo que hace él, yo digo que efectivamente hay que evitar que llegue esa nueva derecha al poder, porque entonces van a privatizar otra vez Aerolíneas, el Correo, los astilleros, van a hacer una política como la que hizo Menem, van a cerrar el canal Encuentro, van a hacer una política contraria a las reformas laborales que consiguió Héctor Recalde en el gobierno (que son de cierta importancia), las van a anular todas y vamos a volver hacia atrás. Entonces, lo que me espanta es la coincidencia de Proyecto Sur con los grupos ultra izquierdistas que generalmente en la Argentina marcan que todo es lo mismo. Resulta que hay un enfrentamiento bastante fuerte que se está dando, todos los días se ve en los periódicos cuestiones contra el gobierno. Entonces La Nación y Perfil le dan páginas a Pino Solanas para hablar contra el gobierno. Por lo tanto, temo que haya una gran responsabilidad de Proyecto Sur si realmente se produjera la derrota del gobierno para que lleguen al poder los grupos realmente más concentrados y vinculados con el imperialismo norteamericano, al cual este gobierno le ha hundido el ALCA y le está creando problemas con la Unión Latinoamericana y la cercanía con Chávez y otros países.
Alcira Argumedo: Quiero aclarar una cosa: si este gobierno se deteriora, no va a ser precisamente por las críticas de Proyecto Sur, porque hablaría muy mal de la democracia el hecho de que no pueda haber voces críticas, porque eso hace al juego a la derecha, esto es inadmisible. Y vamos a la actualidad reciente. ¿Quién es el enemigo principal del pueblo de Tartagal que ha sufrido esta situación tan brutal? ¿Es la naturaleza? Tartagal no ha sufrido esto por la naturaleza, acá hay varios responsables. Desde las comunidades indígenas, pasando por las organizaciones campesinas, hasta los científicos del CONICET dicen que este desastre de Tartagal se debe al desmonte de los bosques nativos. Este desmonte venía siendo sistemáticamente denunciado, el gobierno nacional no hizo nada porque tenía intereses en eso. Primero estuvo Juan Carlos Romero, ahora está el gobernador Urtubey del Frente para la Victoria. Han desmontado 400.000 hectáreas y están por desmontar 800.000 más. Como se vio, los árboles que venían y que causaron este desastre no fueron árboles arrancados, eran árboles cortados. ¿En favor de quién se hace esto? De los grandes grupos inversores en soja, y que además como son fideicomisos no pagan impuestos. Y estos eran los Grobocopatel, etc. muchos de ellos amigos del gobierno, ni hablar de Monsanto… A esto se agrega que otra parte del desmonte la están haciendo las petroleras, entre otras Repsol, gran amiga del gobierno, en el cual no sólo están desmontando para hacer exploraciones, sino que además están inyectando químicos para la exploración que llevan a la contaminación de las napas y de las vertientes. Sabemos que el matrimonio Kirchner tiene una especial simpatía por REPSOL, entonces ¿dónde está el enemigo principal del pueblo de Tartagal? No es casual que viene una comunidad indígena a una audiencia con la Corte Suprema de Justicia para las denuncias que se hicieron. Recuerden que gracias a la denuncia de Ricardo Darín en el programa La Noche del Diez de Diego Maradona, en ese momento se salvó la reserva Pizarro que iba a ser devastada por el señor Romero aliado del presidente Kirchner.
¿Qué se debate en Carta Abierta sobre lo que denuncia Argumedo en el sentido que este gobierno construyó un modelo económico agrominero exportador?
Norberto Galasso: En el fondo es una cuestión ideológica; yo nunca he sido peronista. Si yo hubiese sido peronista se me podría decir que cómo soporté que Perón no expropiase la CHADE, que había sido una empresa corrupta, que había corrompido en la década infame a todo el Concejo Deliberante y, que según versiones, financió parte de la campaña de Perón. Tampoco tocó a los frigoríficos, y cuando se vio en grandes dificultades llegó a hacer concesiones y acuerdos con la California con respecto al petróleo. Pero por todo eso yo no me puse del lado de la revolución libertadora. Me tengo que poner del lado del proceso popular, con sus contradicciones, y empujar. Pero además, si no tengo ningún ascendiente sobre las masas, si la correlación de las fuerzas es completamente desigual, es inútil que yo pueda decir algo. Volviendo a la actualidad: lo negativo hay que marcarlo y lo positivo decirlo también. El gobierno no ha reprimido en general, tuvo una política de derechos humanos, depuró la Corte y avanzó contra el poder financiero en el caso de las AFJP.
Alcira Argumedo: Yo quiero saber qué opina de lo que pasó en Tartagal… ¿O hablar de estos temas es hacerle el juego a la derecha o ser destituyente? Se vetó la ley de protección de los glaciares, Tartagal se emparenta con los desastres que se están haciendo con la minería en La Alumbrera en Catamarca, la Barrick Gold Company en San Juan, las minas que están sacando el agua potable de Mendoza, ¿qué se opina sobre esto? ¿Qué se opina hoy 2009 sobre estas políticas del gobierno que llevan a una devastación social y ecológica altamente irresponsable? Si denunciar esto significa hacerle el juego a la derecha, me parece que es ponerte en una trampa y en un intento de silenciamiento muy grande.
¿Carta Abierta no se pronunció sobre esta temática?
Norberto Galasso: En Página12 dije expresamente que en buena parte estoy de acuerdo con las críticas que formula Alcira, pero dije también que, sin ser peronista, como decía Scalabrini, hay momentos en la historia en que la opción es entre Perón y Pinedo. Aquí los votos que Pino Solanas pueda sacar en Capital, se los va a sacar al kirchnerismo, no se los va a sacar al macrismo, va a concurrir al debilitamiento del gobierno y, si resulta que después yo voto a Pino Solanas, y cuando llega el momento crucial de un debate como el de la Sociedad Rural, el de la resolución 125, Lozano no se abstiene…, porque yo por lo menos pensé que se iba a abstener, sino que vota conjuntamente con la oposición e influye sobre el senador de Tierra del Fuego para que vote juntamente con la oposición, entonces yo creo que esto significa, como dice la derecha “el kirchnerismo ya se ha terminado”… Entonces, ¿qué viene? ¿Viene algo mejor? No, viene algo peor.
Si se volviera a plantear nuevamente en los términos en que se dio la resolución 125 ¿Usted hubiera estado de acuerdo con el voto en contra de Lozano o con la abstención?
Alcira Argumedo: Acá hay una cosa que hay que tener en cuenta y es que, antes de emitir su voto, Claudio Lozano hizo una denuncia basada sobre las investigaciones de Ricardo Monner Sans y Mario Cafiero, que no suelen ser irresponsables… Una denuncia acerca del negociado que estaban haciendo con las retenciones, que habían pagado al 20% y las empezaban a cobrar al 35%, pero como ellos declararon una cantidad de toneladas al Estado, le iban a pagar sólo el 22 por ciento de retenciones y esa diferencia eran 1.750 millones de dólares, no de pesos, como vos pusiste en tu artículo, donde la condición que puso Claudio Lozano fue que se hiciera una comisión investigadora de ese desfalco al Estado. ¿En favor de quién? No de las maripositas y los niños pobres, en favor de las grandes exportadoras de granos. Entonces acá estábamos entre la sartén y el fuego ¿por qué se negó el gobierno a hacer esa investigación, esa comisión investigadora? Si el gobierno hubiera aceptado imponer la comisión investigadora… porque ojo, recién empezó a investigar el desfalco después de la denuncia de Claudio Lozano y después que perdió la 125. El tema es, en esas condiciones, ante un gobierno que se niega a hacer la investigación de un desfalco a favor de las grandes exportadoras de granos, de los Grobocopatel, de los Monsanto, me parece que el voto de Lozano por la negativa fue correcto. Además, la 125 no se perdió por el voto de Lozano, se perdió porque 15 diputados del Frente para la Victoria y 11 senadores del Frente para la Victoria hicieron un voto negativo, antes del voto “no positivo” de Cobos. Este es el famoso movimiento nacional donde todos se traicionan entre todos…, entonces nos están echando una culpa que forma parte del deterioro, de la degradación de una fuerza política que se ha construido sobre bases que están podridas.
¿Está degradado entonces el proyecto del kirchnerismo?
Norberto Galasso: En la forma en que lo dice Alcira pareciera que está degradado el peronismo… Realmente el peronismo ha cumplido su ciclo, y muerto Perón se ha acabado el peronismo. Lo que ha quedado son las cosas esperpénticas que hemos visto de Isabel, a pesar de lo cual no fuimos opositores totalmente a Isabel a pesar de la represión, porque nos dábamos cuenta que si caía Isabel iba a venir lo que vino, y lo que vino fue mucho peor que Isabel. Y después con Menem… también forma parte de la degradación del peronismo. Hoy escucho a legisladores que votaron todo lo que dijo Menem, como me ocurrió el otro día con un legislador que vino a la Comisión del Bicentenario contentísimo por que estábamos reivindicando a la Revolución de Mayo de 1810, y el había votado todo lo que había propuesto Menem.
¿Se acabó el peronismo?
Alcira Argumedo: Lo que está degradado es el pejotismo, esa fuerza política que surge después de la masacre de la dictadura militar y reitero que no lo digo ahora: en 1983 cuando volvimos del exilio con Nicolás Casullo, que estaba en Carta Abierta, trabajábamos con Luder en la campaña electoral y le planteamos “este peronismo puede perder las elecciones”. Ese análisis que nosotros hicimos está en un libro de Nancy Pazos de 1984 que se llama El Peronismo de la Derrota. En 1985 viendo lo que había sido la degradación de ese movimiento de masas en su momento glorioso, hicimos una carta de renuncia al pejotismo, en la cual estaban entre otros José Pablo Feinmann, Alvaro Abós, Horacio González, etc. que de alguna manera le planteábamos "esto ya no es el glorioso movimiento de masas, esto es Transilvana"Acá sólo se puede elegir entre Frankestein, el hombre lobo, Drácula, la momia, etc. Es más, en ese momento, el joven Grosso, que era una de las tantas promesas del pejotismo, nos manda llamar y al emisario yo le hice dar su palabra de honor de que le iba a decir “Grosso: esto es Transilvana, no volvemos porque esto es una trampa mortal, se está degradando e insultando la memoria de lo que fue este movimiento, y sabes qué, decile que en muy poco tiempo él va a ser el joven Frankestein” Mirá si no tenía percepción de lo que iba a pasar más adelante. Esto también lo vimos en el 91, mientras algunos sectores apoyaban a Menem a pesar de los indultos. En 1991 se recibía a Menem en las provincias del sur, diciendo “acá está el proyecto de transformación y cambio que la Argentina necesita llevar adelante” y se apoyaba la privatización y el desguace de YPF. Nosotros ya estábamos criticando. Pino Solanas recibió varios tiros en las piernas como consecuencia de esa crítica.
Estamos seguros que en año 1991 Galasso y usted hubieran estado en el mismo lado, criticando la política que estaba realizando Menem. Supongo que en el 2000 los dos hubieran estado en el mismo lado criticando lo que era el gobierno de la Alianza. Algo hay diferente para que en el 2008 ustedes que han tenido críticas parecidas ante distintos procesos históricos hoy estén en campos distintos…
Alcira Argumedo: Creo que tiene que ver con el tipo de conducción del kirchnerismo que genera contradicciones al estilo de que “el que no está conmigo está contra mí”. Ellos definen un tipo de contradicción que no permite terceras posiciones, no permite críticas, porque esos son traidores. Para nosotros esta alternancia constituye la trampa de lo que fue esta estructura de corrupción. Porque tuvimos el mismo debate cuando se hablaba en el Frente Grande si había o no que crear una fuerza que rompiera el bipartidismo, que de hecho se está reconstituyendo.
¿Hay alguna fuerza social fuerte con posibilidades que esté “a la izquierda” del gobierno?
Norberto Galasso: Eso es lo que no existe, yo he tenido una experiencia en el año 1999 dentro del Partido Socialista Auténtico invitado por Alexis Latendorf que era un viejo amigo de estudios, que incluso le propusimos a Alcira y Ana Lorenzo a participar porque Latendorf quería hacer una lista de lujo en la Capital. Conozco el Partido Socialista Auténtico desde adentro, he estado en Proyecto Sur en el año 2002 y conozco el funcionamiento, cómo se frustró esa experiencia de Proyecto Sur, entonces yo creo que no hay ninguna posibilidad de que sin las masas, sin los trabajadores, sin los sectores populares de la clase media se pueda crear una fuerza que tenga el poder suficiente para enfrentar a lo que está que tiene muchas deficiencias. Entonces frente a eso, lo que observo es un fenómeno bastante peculiar, que es el fenómeno de Carta Abierta, que es algo así como el reflejo del 2001, por primera vez encuentro 700 personas en un salón que en general son setentistas, libertarios, más o menos nacionales que están buscando caminos, entre los cuales hay tipos inobjetables como Horacio González, Ricardo Forster o Nicolás Casullo que falleció desgraciadamente. Yo lo que opino y lo que opiné allí modestamente es que esta posibilidad de que la intelectualidad no jugara como siempre en contra de los movimientos nacionales, sino que jugara críticamente, porque tampoco son kirchneristas, era una oportunidad para una coincidencia con Proyecto Sur. Pero en la medida que, según declaró Pino Solanas, nosotros somos prácticamente cómplices de la cantidad de chicos que mueren por día, me veo obligado a salir a hacer una declaración…
¿Cómplices?
Alcira Argumedo: Perdón, no dijo eso… Se preguntó por qué Carta Abierta calla ante una situación así. Que no es lo mismo que decirles que son cómplices…
Norberto Galasso: Por qué silenciábamos ese hecho, decía.
Alcira Argumedo: Se había hecho la marcha del hambre, venían los chicos, estaba todo el movimiento por el hambre, la denuncia del obispo Jesús Olmedo de la Quiaca, diciendo hay hambre, hay mortalidad, hay una cantidad de situaciones críticas, había que salir a decir algo. Pero además, lo que quiero decir es, precisamente, esa experiencia, el intento del año 2002-2003 de Proyecto Sur nos llevó a la convicción de que los cuadros que estaban trabajando en política estaban contaminados por una mirada de cortísimo plazo y de la búsqueda de cargos electivos, etc…. por eso se hizo un repliegue, y en los cinco años siguientes, con Pino y otros compañeros, se recorrió el país hablando con la gente y de ahí salieron las cinco películas de Pino, Memorias de un saqueo, La realidad de los nadies, Argentina latente, La próxima estación, y ahora viene casualmente Tierra sublevada que hace referencia a la denuncia de lo que está pasando en Tartagal y en otras áreas. Después de ese conocimiento, de ver esa Argentina profunda y esto unido a estudios serios, porque se puede criticar la película, pero nadie pudo decir que ni uno de los datos de la película eran incorrectos.
¿Cómo se lo va a recordar en la historia a Pino Solanas? ¿Cómo un gran cineasta o como un político importante de la Argentina?
Norberto Galasso: Antes de eso quisiera contestarle una cosa: la polémica esta se inicia cuando Pino hace referencia al silencio de Carta Abierta sobre la cuestión de los chicos, que es una cuestión que no viene de ahora. En el año ’40 de cada 1000, había 200 chicos muertos. La mortalidad infantil era tremenda, una cifra terrible para los que la llamaban “la gran Argentina”. Entonces Pino hace esa declaración contra Carta Abierta. Pero lo que efectivamente sucedió fue que La Nación titula “Ocho chicos mueren por desnutrición por día”, lo titula grande y abajo en la nota dice: “Antes morían en 2003 doce niños, ahora mueren ocho”. Es decir que en la nota está diciendo que ha habido un pequeño mejoramiento, no al que nosotros aspiramos pero sí un pequeño mejoramiento.
Yendo a temas internacionales, ¿cómo se ubicarían frente a la Venezuela de Chávez?
Alcira Argumedo: Con Chávez.
Norberto Galasso: Con Chávez por supuesto.
¿En Uruguay con Tabaré que nombró a un ministro liberal en Economía, que vetó el aborto…?
Norberto Galasso: Apretándome las narices con Tabaré.
Alcira Argumedo: Me causa poca simpatía pero hay que reconocer que el triunfo del Frente Amplio, más allá de lo que haga Tabaré que no me gusta, indica un avance en la conciencia social del pueblo uruguayo que me parece bueno.
¿En el Ecuador de Correa?
Norberto Galasso: Con Correa.
Alcira Argumedo: Con Correa.
¿En el Brasil de Lula?
Alcira Argumedo: Ahí se produce un fenómeno bastante similar. Más allá de lo que esté haciendo Lula, mucha de cuyas cosas no me terminan de gustar, la mera elección de Lula indica un avance en la conciencia mayoritaria del pueblo brasilero y eso es bueno. Pero no me termina de gustar la política de Lula.
¿Tendría la misma posición con respecto a Lula de la que tiene con relación a los Kirchner aquí en Argentina?
Alcira Argumedo: La situación en Brasil es bastante más compleja, venís de un partido que tiene un fuerte componente de clase obrera en su momento en crecimiento, a diferencia de esta Argentina que se desindustrializó. En el mismo tiempo Brasil se industrializó y por lo tanto la clase trabajadora es mucho más dinámica. Acá estás hablando de una Argentina absolutamente atomizada, que es la Argentina profunda que estamos tratando de articular, son “esos nadie” que estamos buscando y eso es Proyecto Sur. Proyecto Sur no pretende ser una fuerza electoralista, pretende actuar como una araña que permita articular y entretejer estos movimientos indígenas que vienen acá a reclamar, los movimientos en contra de la explotación del agua potable en Mendoza, eso es lo que estamos articulando…
Norberto Galasso: En Brasil tendría la misma posición, es decir desde una posición independiente en lo ideológico-político y en lo organizativo apoyaríamos a Lula.
Con Evo Morales van a coincidir seguramente…
Alcira Argumedo: Hay una diferencia muy grande en cuanto a la perspectiva de transformación que presentan Evo, Chávez y Correa frente a lo de Lula. ¿Qué sucede? Fíjate qué casualidad, son aquellos grupos que lograron romper la trampa de la alternancia bipartidista y formar una tercera fuerza a partir de los movimientos sociales, que es lo que está buscando hacer Proyecto Sur.
Norberto Galasso: Yo quería plantearles que la posición nuestra por ejemplo en Bolivia, sería la ideal… que no pudiera haber tierras en poder de una sola persona de más de 5 mil hectáreas. Entonces eso lo dicta la Constitución, pero no se votó con efecto retroactivo. Se votó para el futuro.
Entonces si yo me pongo en ultra izquierdista, en que las quiero todas…, el programa no tiene fuerza para hacer eso, como para hacerlo retroactivo y terminar, acabar con el latifundio. Entonces yo lo voy a apoyar y voy a tratar de profundizar, que es lo que me interesa de este proceso.

¿Cómo pararse frente al kirchnerismo? - Contrapunto entre Norberto Galasso y Alcira Argumedo