"No se si quiero seguir jugando" Ariel Ortega

pero creo que la vida de una persona no pasa solamente por la demanda de la joda y/o la demanda de la profesion… si se tiene que internar (o no) no lo tiene que hacer solamente por jugar al futbol, eso serìa lo de menos… se tiene que internar para no mortificar a su familia, para no hacer infelices a quienes lo rodean… no se puede decir: “si quiere hacer un tratamiento, que lo haga; si no quiere, es lo mismo”… es un infierno vivir con una persona alcoholica

“Primero el tratamiento”
El Burrito fue a Núñez decidido a entrenarse pero Astrada no se lo permitió. El DT habló con él dos horas, aunque no tiene certezas sobre cuál será la respuesta del 10. FEDERICO ROZENBAUM frozenbaum@ole.com.ar

Sonrisas y lágrimas. El título de la película que se proyectó el fin de semana en el microcine de River, y cuyo cartel aún está colgado a metros del vestuario Angel Labruna, es la metáfora de la abrumante realidad de Ortega. Entre las sonrisas y las lágrimas dirime su presente en el fútbol. Es decir, su futuro. Su vida. O este lunes gris que quiso pasarlo como si nada hubiera pasado. Pero algo ocurrió: Astrada no lo dejó entrenarse.

Ortega arribó puntualmente a Núñez. Pidió su ropa. Se cambió. Y, cuando se preparaba para salir al campo de juego, el técnico y Hernán Díaz lo retuvieron para conversar acerca de las desavenencias que se sucedieron desde que el viernes dejó la concentración hasta que más tarde le quebró la cintura al retiro. Pero de este encuentro nada salió más claro. El Jefe le dijo que debe recuperarse antes de seguir entrenando. El Burrito, apenas, le puso el oído.

Entre ambas posiciones se abre un dilema. Astrada abandonó el Monumental asegurando que todo lo que tenía que decir lo dijo el domingo. Después resumió su idea en tres palabras: “Primero el tratamiento”. Sin embargo, Ortega quiere aplicar la filosofía del siga-siga. “Chau, hasta mañana”, se despidió de sus dos interlocutores, como si las casi dos horas de diálogo no lo hubieran movilizado.

La crónica, entonces, presenta ribetes ambiguos. Ni el propio Ortega puede asegurar lo que hará en los próximos segundos. Ayer, en un lapso no mayor a tres vueltas de reloj, les dijo a algunos que lo limpiaron y a otros que los vería en el entrenamiento de esta mañana. Por eso es una incógnita lo que pasará si el ídolo se presenta hoy a las 9.30 en Ezeiza.

¿Le cerrarán las puertas? ¿Lo dejarán que se sume al equipo para tratar de ver si llega al choque con Newell’s, tal como pidió Ortega? En River nadie quiere ser tajante. Esta vez los dirigentes se mantuvieron al margen. Delegaron la responsabilidad en un cuerpo técnico que conoce a la perfección los vaivenes emocionales del jugador.

La postura de Astrada se acerca más a la de Passarella del 2007 que a la de Simeone del 2008. O sea, intenta usar su muñeca entre el límite y la ayuda. Lo del límite ya quedó en evidencia la vez que lo dejó fuera del equipo por su faltazo previo a Independendiente. Lo de la ayuda, por la flexibilidad que muestra al aceptar un tratamiento ambulatorio para que pueda seguir de cierta forma con su vida futbolera y no profundice su depresión.

Aun así, el caso de Ortega es ciertamente complejo. En River todos lo quieren ayudar. Todos dicen que se tiene que poner bien. Todos creen que su carrera sigue latente. Pero nadie puede poner las manos en el fuego por esa cuota de voluntad que debe sumar el Burro. Y nadie afirma si es Astrada el que debe resolver, o si son los dirigentes, o si es el doctor Seveso. En fin, Ortega es de todos pero asimismo no es de nadie.

Esto le pasó en un año en el que había renovado señales de liderazgo. Ortega tuvo la 10. Les pidió compromiso a los pibes. Le marcó el terreno a Fabbiani. Experimentó un buen arranque en el Apertura. Pero también Ortega es el que empezó a sufrir una debacle en la cancha, a ser actor de viejas (y tristes) situaciones y a poner en duda su destino.

En las tres semanas que lleva Astrada en el club, se registraron dos recaídas. ¿Por qué ahora? Los problemas personales que asfixian al jujeño hicieron combustión con la nueva realidad futbolística: los métodos de trabajo cambiaron, así como las obligaciones que el ídolo tiene para presionar, correr más en cada entrenamiento o ir a la concentración un día antes de lo que lo hacía con Pipo Gorosito.

La historia de Ortega cuenta con varios capítulos escritos con resurrecciones. “Me quiero retirar a los 40”, repitió cuando su motivación estuvo en alza. Ayer, a las 11.50, no se atrevió a sostener ese sueño. “No sé lo que voy a hacer. Cuando lo sepa, lo comunico”. Todo puede cambiar. Lo seguro es que el Burrito seguirá siendo ídolo. Y seguirá gambeteando los extremos. Sonrisas y lágrimas.

09:58 | RIVER

Corre Burro, corre

Ariel Ortega fue a Ezeiza y se está entrenando a la par de sus compañeros. Cuando se habla de retiro, tratamientos y demás, el Burrito volvió a vivir el fútbol. Está a las órdenes de Leo Astrada, en la cancha 2 del predio, y todo River contento.

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El Burrito pasó de evaluar la chance del retiro a mostrarse feliz en Ezeiza. (Néstor García)

La negativa de ayer por parte del Negro Astrada en el Monumental caló hondo en el Burrito y por eso hoy fue uno de los primeros en llegar a Ezeiza, un rato antes de las 9 cuando la práctica estaba pautada para las 9.30. Tiene ganas de seguir jugando al fútbol y, según le manifestó al cuerpo técnico, también de no desatender sus problemas personales, esos que el sábado lo hicieron bajarse del partido ante Lanús.

Ariel parecía de buen humor y esta vez sí pudo trabajar a la par de sus compañeros. Se cambió en el vestuario y participó en el sistema de postas con el que trabajó el resto del plantel como si nada hubiera pasado. Después fue al gimansio para fortalecer la musculatura y parece que hay buena onda como para que pueda reintegrarse y ser uno más. Algo difícil porque primero deberá resolver con profesionales idóneos su problema de adicción al alcohol.

Por ahora no hubo ninguna declaración por parte de Astrada, En radio Mitre, Hernán Díaz contó que sí hubo una charla con Ariel y que el jujeño se comprometió a resolver su problema para poder darle lo mejor al equipo.

a veces pienso lo mismo