SITUACION 1
Les voy a proponer un ejercicio mental a los hombres. Supónganse en la siguiente situación: están saliendo con una chica que conocen hace tiempo…van a salir a algún lado, están en la casa de ella y la muchacha se está cambiando y arreglándose. Aquí es donde nos consultan:
Mujer- ¿Qué me pongo? ¿El jean o la pollera?
Hombre- No sé, que se yo…cualquiera.
Mujer- Ay dale, decime uno.
Hombre- Jean
Mujer- …¿Por qué? ¿Qué tiene la pollera?
Hombre- Eh? Nada.
Mujer- …Nunca te gustó cómo me quedaba, ¿no?
Hombre- …eh???
Mujer- Sí, yo sabía… ¿cuál es el tema? Es que mis piernas son gordas, ¿no?
Hombre- …Mi amor en serio que me da lo mismo, no se porq-
Mujer- Nonono, ya está, ya entendí. No te gusta como me queda la pollera, me hace ver fea, mejor me pongo el jean que me tapa más, ok.
Hombre- Linda yo no dije eso, la pollera también te queda bien…ponetela.
Mujer- No, me dijiste que me quedaba fea porque tengo piernas gordas y horribles, ¿no te acordás?
Siempre, en alguna parte de su vida, el hombre se va a ver inmerso en una situación semejante a esta. Nos van a poner en una cuestión que no tiene solución posible. Porque ella no va a pensar que le estamos diciendo qué cosa le queda más linda, sino qué cosa le queda más fea. Nunca va a existir una respuesta que la satisfaga. Entonces, si no podemos responder la pregunta con una respuesta, respondámosla con otra pregunta.
Hombre- ¿Jean o pollera? Y… ¿Vos cuál preferís?
(Aquí, la desconcertamos, la forzamos a expresar su opinión, algo que les fascina)
Mujer- Y…el jean me parece.
Hombre- Bueno, ponete ese. (y EN SEGUIDA cambiar de tema)
Así, cuando le decimos “ponete ese”, la imposibilitamos para que nos critique que elegimos el jean porque la pollera le queda mal, porque ELLA MISMA eligió el jean, y es un principio básico de las mujeres no admitir cuando se contradicen. Entonces, se la tiene que comer callada. Pero eso cuando vuelvan de la fiesta.