Harto de las discusiones sobre este tema, decidí cambiarle un poco el foco a la discusión. Quizás muchos no conozcan a este formidable jugador que fue Tomás Felipe Carlovich, de paso por Central, Colón (jugó realmente poco en estos equipos) y del club con el que mantiene un romance pocas veces visto en nuestro fútbol: Central Córdoba de Rosario.
En el barrio Tablada ya están acostumbrados a que en el momento de declararse hinchas de Córdoba les hagan dos preguntas ¨¿y de Central o de Newell´s¨ y ¨¿lo viste jugar al Trinche?¨.
Basta una sola declaración para tomar real dimensión de lo que fue el ¨Trinche¨. Cuando Maradona llegó a Newell´s en el `92, a los pocos días de instalarse en Rosario dijo ¨Yo creía que era el mejor jugador del Mundo, pero la verdad que desde que llegué a Rosario no hago más que escuchar que había uno que jugaba mejor que yo¨. Y no sólo el Diego ponderó a Carlovich (pavada de elogio), sino también que el mismísimo Milan de Italia lo quiso alguna vez, tras un amistoso que el conjunto italiano cayó 2-0 con Independiente Rivadavia (Mendoza), club en el que jugaba el Trinche.
Número 5 exquisito, quizás la anécdota más significativa del Trinche haya ocurrido en la ciudad que tanto amó: Rosario, y de la que nunca se quiso ir (de ahí su poco progreso como profesional). En un partido entre un combinado rosarino y la Selección Argentina en el Gigante tomó la pelota, tiró un caño, y cuando el desafortunado jugador se dio vuelta ¡le tiró otro caño!. Dicen que la cancha explotó, que fue la única vez que los de Central se abrazaban con los de Newell´s. Aquella noche mágica Carlovich bailó a todo el Seleccionado nacional, y el resultado final fue de 3-1 para los locales. Luego Carlovich minimizaría el hecho diciendo que esa jugada era común en él, pero que esa noche ayudó el contexto.
Máximo ídolo del Charrúa junto a Gabino Sosa (único jugador de Córdoba en vestir la casaca de la Selección, fue quien le dió el nombre al estadio ¨charrúa¨ y jugó toda su carrera para esa institución) el ¨Trinche¨ fue convocado por César Luis Menotti para integrar la Selección, pero, dicen, se fue a pescar en la costanera en lugar de ir a la práctica. José Pekerman, asintió que para él, el ¨Trinche¨ fue más que Maradona y no dudó en incluirlo en la selección de los mejores jugadores de todos los tiempos.
Otra anéctoda pinta lo que significaba el Trinche para todos los amantes del fútbol. Años 70. Central Córdoba está por jugar con Los Andes en Lomas de Zamora. Estadio Eduardo Gallardón. Cuando van a presentar las planillas, Tomás Carlovich no tiene sus documentos, se los olvidó en Rosario. Entonces José Tarilo, dirigente del club local, se para ante la terna arbitral y les pide que lo autoricen igual, que él sale de garante de que ese tipo con los pelos larguísimos, ensortijados y bigotes mostachos es realmente quién dice ser. Y cierra con forma de plegaria el hombre de Los Andes: “Dejelo juez, por favor, es una de las pocas oportunidades que tenemos de verlo jugar en Buenos Aires”.
A la pregunta del millón acerca de por qué no llegó más lejos, que la responda el mismísimo Trinche: “Llegar. ¿Qué es llegar?. La verdad es que yo no tuve otra ambición más que la de jugar a la pelota. Y, sobre todo, de no alejarme mucho de mi barrio, de la casa de mis viejos, de mis mejores amigos. Además, yo soy una persona solitaria. Cuando jugaba en Central Córdoba, si podía, prefería cambiarme solo, en la utilería en lugar del vestuario. Y no se trata de no tener buena voluntad o ser agrandado, solo me gusta estar tranquilo”.
En épocas de millones, de renuncias, de jugadores que se cotizan sólo por correr, de negocios turbios acá y allá, de jugadores que piden fortunar, de tanta basura que rodea al fútbol, Tomás Felipe Carlovich se enaltece cada vez con el paso del tiempo, en su bohemia, en su sencillez y su humildad al reconocer ¨Sé que Diego sabe quien soy…¨.