Adele no puede dejar de comer, pero los cojines… del sofá.
Adela comenzó a ingerir la espuma de los muebles diariamente, desde que tenía diez años, y dice que se come un trozo completo, que parte en pequeños pedazos. En su vida, se ha comido siete sillones y dos sillas.
Los médicos que la tratan explican que su mal es conocido como el “síndrome de la urraca”, una manía que afecta marginalmente a pequeñines y a mujeres embarazadas que manyan cosas raras.
La pobre Adele está bajo tratamiento severo, porque peligra su vida.
Adele no puede dejar de comer, pero los cojines… del sofá.
Adela comenzó a ingerir la espuma de los muebles diariamente, desde que tenía diez años, y dice que se come un trozo completo, que parte en pequeños pedazos. En su vida, se ha comido siete sillones y dos sillas.
Los médicos que la tratan explican que su mal es conocido como el “síndrome de la urraca”, una manía que afecta marginalmente a pequeñines y a mujeres embarazadas que manyan cosas raras.
La pobre Adele está bajo tratamiento severo, porque peligra su vida.