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HINCHA DORADO. El arquero es fanático de River y así se lo contó a La Página Millonaria.
El arquero del seleccionado argentino de handball, que logró la medalla de oro y la clasificación a Londres 2012 en los Panamericanos, habló con La Página Millonaria sobre aquella hazaña histórica y de su fanatismo por La Banda. Desde España, donde juega profesionalmente, confesó: “Sigo los partidos por Internet, así terminen a las 3 de la mañana”.
No paró ni para festejar. El lunes a la noche fue protagonista de ese 24 de octubre que quedará fundido en oro en la historia del deporte argentino y, apenas unas horas después, ya estaba arriba de un avión con rumbo a España. Allí, en el norte ibérico, en Pamplona, lo esperaba el Helvetia Anaitasuna para entrenar, volver a viajar y reincorporarlo como arquero titular en el partido de este viernes, frente al Quabit Guadalajara.
Sí, justo ante el Guadalajara, como para prolongar la alegría por ese acontecimiento inolvidable que forjó en la ciudad mexicana. “Todavía no creo lo que logramos. Para el handball argentino, la clasificación a los Juegos Olímpicos es el objetivo más grande de los últimos diez años y se nos dio hace dos días por primera vez en la historia. En el avión me daban ganas de mirar la medalla dorada a cada rato… no lo terminaba de creer”, le reconoció Matías Schulz a La Página Millonaria, no bien aterrizó en tierras españolas.
- ¿En qué momento del partido se dieron cuenta de que podían ganarle a Brasil?
- La verdad que fue un partido muy duro, el primer tiempo sobre todo, porque tuvimos que remontar una diferencia de cinco goles. Haberlo logrado antes del entretiempo y con el gol de Fede Pizarro sobre la hora, creo que fue determinante. Eso los hundió a ellos y nos agrandó a nosotros.
- Para los que conocen poco sobre este deporte, ¿con qué podrías comparar ese triunfo?
- El handball se juega mucho en las escuelas de Argentina, pero no está muy desarrollado. Los que decidimos dedicarnos profesionalmente, nos tuvimos que venir a Europa. El buen mundial que hicimos en Suecia generó que mucha gente se haga hincha de la selección, cosa que antes no pasaba, y ahora esperamos que este logro sirva para que este deporte crezca con más fuerza en el país. Ojalá que en un tiempo lo pueda comparar con el despegue de Las Leonas o de Los Pumas. Pero lo que sí puedo decir es que para cualquier deportista participar en un Juego Olímpico es lo más grande que te puede pasar, y nosotros vamos a estar en Londres 2012.
La felicidad de Schultz queda manifiesta en cada una de sus palabras, y no es para menos, porque -como él mismo lo definió- se trata del logro “más importante” de su carrera. Aunque, si de pasiones se trata, la alegría del arquero no es completa. El, como la mitad del cuerpo técnico de la selección, siete de los quince jugadores del plantel y millones de hinchas, es otro de los enfermos por River que sufre con el presente de La Banda.
“Fue uno de los inviernos más duros de mi vida. Justo estaba en Buenos Aires en la época del descenso y fui a la cancha contra Lanús y Belgrano. Fue muy triste, pero estoy orgulloso de haber estado junto a River en el peor momento de su historia”, confesó el campeón panamericano, que hace dos semanas atrás, antes de viajar a México, estuvo en la popular visitante del Ducó para acompañar al equipo de Almeyda.
- ¿Se hace más duro aún seguir a River a la distancia?
- Los partidos los veo absolutamente todos por internet, aunque terminen a las 3 de la mañana. Y cada vez que estoy en Buenos Aires voy a la cancha. Hace dos semanas, antes de ir a los juegos, pasé por allá y justo coincidió con el partido en Huracán. Obviamente, no me lo quise perder y fui a la cancha con mi hermano.
- Acá estás muy identificado al club Polvorines por herencia familiar. ¿Nunca pensaste en defender la camiseta desde adentro de la cancha?
- Sí, mi familia está muy identificada con Polvorines y honestamente no me imagino jugando en otro club de Argentina que no sea ese. Pero para mí siempre fue muy especial enfrentar a River y muchísimas veces jugué ese partido con La Banda debajo del buzo de arquero.
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