[COLOR=#565656]El ambiente único que se vive en un River-Boca, registrado por la mirada de una periodista estadounidense
En los Estados Unidos hay rivalidades. En el futbol americano existe la rivalidad entre los Washington Redskins y los Dallas Cowboys. En el mundo del béisbol hay una rivalidad histórica entre los Boston Red Sox y los New York Yankees. Y mi universidad, en Carolina del Norte, es una mitad de la rivalidad más importante y más ardiente en todo del mundo de los deportes universitarios. Con sólo 15 km entre las dos universidades, el antagonismo es aún más intenso. Pero después de ver el superclásico puedo decir que todas esas rivalidades son insignificantes en comparación con este partido histórico.
En un torneo Apertura en el que River está sufriendo, quizás este choque no es lo mismo que lo que suele ser habitualmente. Pero no importa. Es fútbol, la pasión de tantos argentinos. Y es un superclásico, el partido más importante del año. Fuera como fuere, los hinchas iban a llenar la cancha con sus gritos.
Estuve en el Monumental la semana pasada para el partido entre la selección y Uruguay. Vestida en mi camiseta celeste y blanca, grité y salté hasta el ultimo pitido con todos los otros argentinos. Pero sabía que este partido entre Boca y River sería completamente diferente. Sería distinto a cualquier espectáculo al que haya asistido en mi vida.
El partido en sí mismo fue feo. River jugó sin mucho propósito y sin fuego. Boca también, sin emoción y sin rumbo. Parecía que ninguno de los equipos quería ganar. Pero el ambiente fue otra cosa. La experiencia fue casi demasiado para mis sentidos. El ruido de las canciones y de los gritos, las banderas, el humo colorido y el confeti… Así como la cantidad de policía habló de otro tipo de intensidad y animosidad.
Antes de que el partido empezara, la mayoría de la gente estaba de pie, gritando orgullosamente por River. Subió el tono cuando entró la hinchada de Boca. Después, cuando apareció la barra brava, el ruido se hizo ensordecedor. Y sería sostenido por unas horas.
Nunca en mi vida he visto tanta pasión y tanta emoción demostrada por un grupo de fans. Nunca en mi vida he visto una hinchada visitante hacer tanto ruido, aun cuando solamente hubo 2000 de ellos. Y nunca en mi vida he visto un estadio entero, después de un gol del otro equipo, empezar a gritar y cantar aún más fuertemente para ahogar a la hinchada rival. Aunque River no jugó muy bien, la gente en el Monumental no paró de gritar y de cantar. Cuando parecía que ya no había esperanza, la hinchada todavía continuó alentando, sosteniendo la ilusión.
El superclásico fue distinto a cualquier otro acontecimiento deportivo al que haya asistido en mi vida. Ahora que he presenciado la rivalidad más intensa del mundo, creo que cualquier partido al que vaya de aquí en más parecerá algo pequeño.
[COLOR=#565656]El ambiente único que se vive en un River-Boca, registrado por la mirada de una periodista estadounidense
En los Estados Unidos hay rivalidades. En el futbol americano existe la rivalidad entre los Washington Redskins y los Dallas Cowboys. En el mundo del béisbol hay una rivalidad histórica entre los Boston Red Sox y los New York Yankees. Y mi universidad, en Carolina del Norte, es una mitad de la rivalidad más importante y más ardiente en todo del mundo de los deportes universitarios. Con sólo 15 km entre las dos universidades, el antagonismo es aún más intenso. Pero después de ver el superclásico puedo decir que todas esas rivalidades son insignificantes en comparación con este partido histórico.
En un torneo Apertura en el que River está sufriendo, quizás este choque no es lo mismo que lo que suele ser habitualmente. Pero no importa. Es fútbol, la pasión de tantos argentinos. Y es un superclásico, el partido más importante del año. Fuera como fuere, los hinchas iban a llenar la cancha con sus gritos.
Estuve en el Monumental la semana pasada para el partido entre la selección y Uruguay. Vestida en mi camiseta celeste y blanca, grité y salté hasta el ultimo pitido con todos los otros argentinos. Pero sabía que este partido entre Boca y River sería completamente diferente. Sería distinto a cualquier espectáculo al que haya asistido en mi vida.
El partido en sí mismo fue feo. River jugó sin mucho propósito y sin fuego. Boca también, sin emoción y sin rumbo. Parecía que ninguno de los equipos quería ganar. Pero el ambiente fue otra cosa. La experiencia fue casi demasiado para mis sentidos. El ruido de las canciones y de los gritos, las banderas, el humo colorido y el confeti… Así como la cantidad de policía habló de otro tipo de intensidad y animosidad.
Antes de que el partido empezara, la mayoría de la gente estaba de pie, gritando orgullosamente por River. Subió el tono cuando entró la hinchada de Boca. Después, cuando apareció la barra brava, el ruido se hizo ensordecedor. Y sería sostenido por unas horas.
Nunca en mi vida he visto tanta pasión y tanta emoción demostrada por un grupo de fans. Nunca en mi vida he visto una hinchada visitante hacer tanto ruido, aun cuando solamente hubo 2000 de ellos. Y nunca en mi vida he visto un estadio entero, después de un gol del otro equipo, empezar a gritar y cantar aún más fuertemente para ahogar a la hinchada rival. Aunque River no jugó muy bien, la gente en el Monumental no paró de gritar y de cantar. Cuando parecía que ya no había esperanza, la hinchada todavía continuó alentando, sosteniendo la ilusión.
El superclásico fue distinto a cualquier otro acontecimiento deportivo al que haya asistido en mi vida. Ahora que he presenciado la rivalidad más intensa del mundo, creo que cualquier partido al que vaya de aquí en más parecerá algo pequeño.
-Sí. Tenía muchas ganas de ver el River-Boca. Y, como estoy estudiando periodismo aquí en la Argentina, tuve la suerte de haber sido invitada por el diario La Nación para escribir una nota.
'Y qué sensaciones te dejó el espectáculo?
-Me gustó mucho lo que se vio afuera de la cancha. La gente lo vivió de manera apasionada. Pero el partido no fue bueno.
'Te fuiste contenta por el resultado?
-Era lo mismo. Solamente quería disfrutar. Porque me gusta mirar deportes. En Estados Unidos, siempre hinché por los equipos de Carolina del Norte, que es mi Universidad. Acá no tengo preferencias.
'Le vas a contar a tu abuelo de esta nueva experiencia?
-Sí. Además me saqué fotos y me llevo muy lindos recuerdos. En algún momento les voy a mostrar esto a mi familia.
'Quién creés que ganará las próximas elecciones en tu país?
-Ojalá que mi abuelo. Sería un orgullo que asuma como presidente de los Estados Unidos.
que sabra de fanatismo, de rivalidades, le falta cancha, necer em argentina
escribio todo lo que le contaron previamente
que rivalidad en un espectaculo deportivo si los bosteros no llegaban a 3000
que habla de llenar la cancha, CON UN MONUMENTAL CON MENOS DE 60000 personas.
CLASICOS ERAN LOS DE ANTES, HOY SE ALIENTA, NO AL EQUIPO, SINO PARA LA CAMARA Y EL DIARIO DE MAñANA
Y tiene el tupe de decir [b]“[FONT=Arial]el partido entre la selección y Uruguay. Vestida en mi camiseta celeste y blanca, grité y salté hasta el ultimo pitido con todos los otros argentinos”
[/FONT][/b][FONT=Arial]cuando los que mamamos futbol desde la cuna, sabemos que en la tribuna lo que menos se hace en un partido de seleccion es alentar
que bronca que le demos cabida a gente que por dolares puede disfrutar de plateas en un clasico tan nuestro.