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Otro Cementerio
TIGRE 2 - COLON 0
Otro CementerioEl Sabalero llegó a Victoria con deseos de ser escolta y se encontró con un Tigre que justo recuperó algo del subcampeón. Luna metió dos y el Matador salió del último puesto. DEMIAN MELTZER |
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Luna arranca el festejo del 1-0. Con el doblete se puso a uno de Sand. El triunfo peligró en el segundo tiempo, cuando Tigre se metió atrás y el Sabalero por fin hizo lo que se esperaba.
Necesidades y urgencias había de los dos lados, sólo faltaba ver cuál iba a pesar más. La de Colón, mucho más grata, era ganar para acomodarse en el segundo peldaño de la tabla y soplarle la nuca a Lanús. La de Tigre era otra cosa y pasaba por la vergüenza de dejar de ser colista. La fotografía inicial mostró a un Sabalero parado con hambre. Un ambicioso 3-3-2-2 que apuntaba a controlar pelota y territorio. El problema fue el pasaje del pizarrón al césped. Apenas dos minutos le duró la intención, cuando Rosano lo asustó con un balinazo de derecha que hizo templar el palo izquierdo de Pozo. A partir de ese aviso comenzó, paulativamente, a replegar sus alas de escolta. Rivarola ya no era carrilero sino lateral y los dos enganches (Oyola y Capurro) se convirtieron en volantes por las bandas para tomar rivales. Arriba, la esperanza eterna de tener a Fuertes. Muy poco para un aspirante al título.
Tigre armó el juego que no había mostrado hasta acá. Y para eso fue fundamental la tridente Rosano-Ayala-Rusculleda. Reminiscencias de un pasado de subcampeón. Y eso que Castaño se encargaba de cortar, pero fallaba en la distribución. El volante central, en este torneo, pareció haber perdido las agujas que alguna vez lo convirtieron en el reloj perfecto. Tigre comenzó a darle trabajo a Pozo y hacerlo figura, aunque el Chino Luna se iba a resistir a que le sacaran el podio. El delantero jugó por dos: por él y por el ausente Lázzaro. O, si se prefiere, por el aislado Suárez. Encasillado de wing izquierdo, su suerte estaba echada porque los de Cagna tuvieron predilección por la derecha. Desde ese lugar llegaron casi todas las situaciones que crearon y, por supuesto, el gol: doble centro de Rusculleda y el intratable Luna se soltó de la marca para meter la cabeza. Resultado justo y hasta corto.
Presiones al margen, Colón no podía irse con esa imagen. En la segunda parte salió a respetar el mandato de Mohamed, eso de ser protagonistas en todas las canchas. Ayudado por los metros que retrocedió Tigre se acercó al arco de Islas. En ese tramo, cuando hizo lo que se esperaba, le faltó profundidad. Mena seguía corriendo, con el defecto que eso implica. Ramírez pasó a ser enganche junto con Capurro (Oyola fue reemplazado), aunque ninguno de los dos siente la asistencia y sí el tiro de media distancia. La expulsión de Capurro terminó con todo, menos con Fuertes. El Bichi, después del 2-0 de Luna, metió su gol 99, aunque sólo sirvió para descontar. Colón, Elefante nuevo, encontró en victoria su propio Cementerio.