Al hall de la fama de los fracasados
LEO FARINELLA lfarinella@ole.com.ar
La sangre llegó al río. La interna de la barra es un tema tan complejo y con tantos intereses en juego que da para más de una interpretación. Está claro que el tema se le fue de las manos a River. Ya poco se podrá argumentar si suspenden la cancha, el club o hasta la camiseta, aunque no sea solución. Más interesante resulta el fenómeno de la convocatoria espontánea al hall, como legítima protesta de los hinchas que sólo juegan por amor a la camiseta (aunque en River la política siempre juega). No se aguanta más ver a River así y el fracaso de Passarella es indisimulable, ya no sólo como entrenador de un equipo sino también como la cara visible del fútbol del club.
En cinco días, River perdió dos chances muy buenas para acercarse a la punta. Las dos veces jugó mal y, sobre todo contra Colón, dejó mucho que desear el rubro actitud, como si el equipo no estuviera identificado con la causa. Ayer River consiguió lo que supuestamente más le cuesta: sacar la ventaja. Y lo hizo pronto. Pero después, inexplicablemente, se fue quedando y el Rengo Díaz nos pintó la cara (no es momento para chistes fáciles, tales como “si ese Rodrigo Díaz es Rengo, qué son los de River” u otros similares). El Rojo jugó mejor y mereció ganar. Carrizo banca desde la concentración, pero la verdad es que no sale el juego, no se genera fútbol y los delanteros se la pasan buscando desesperados no saben bien qué ni tampoco dónde. ¡Ni goles nos perdemos! ¡Somos horribles! Desde lo futbolístico, si hay rumbo no se nota. Menos se entiende la desafortunada declaración del técnico, muy cercana a la provocación, al decir que se quedará hasta el final de su contrato (todavía le queda la friolera de dos años y siete meses, que Dios nos ayude) aunque lo insulten todos los partidos: “Hay que ver si tienen constancia”, dijo refiriéndose a los hinchas que gritan su disconformidad. En tanto tiempo, puede pasar cualquier cosa, pero lo esperable sería que no fueran necesarios los insultos, que River jugara bien y, de ser posible, se ganara algún partido, tal vez un campeonato, además de no quedar afuera en la primera ronda de las copas Sudamericana y Libertadores, que muy probablemente tengamos que jugar. Claro que con Passarella en el banco, es casi imposible.