sábado 28 de noviembre de 2009
Esto es lo que genera River Plate para Matias, un fiel hincha millonario, que comparte su pensamiento con nosotros:
Gigante es esta camiseta, como gigante es nuestra historia, y por tradición no se la pone cualquiera, “acá cantan los mejores”, dijo Liberti, aquel presidente que trajera al gran Bernabé a jugar con la banda puesta. Lamentablemente en este futbol de falta de valores y proyectos ya no se valora la camiseta, ya no ahí memoria por la historia, ya no tiene peso para algunos que se jactan de defenderla.
Y es una vergüenza para el hincha, para aquel viejo aficionado que podrá contar mil anécdotas y relatar miles de figuras que se pasearon por todas las canchas del país y luciendo nuestra camiseta; esa camiseta esa por la cual ya no tienen memoria ni interés los que la visten y parece que ay que recordarles lo que es la camiseta de River.
Empezando por el blanco, si señores, el blanco, aquel blanco que sabe expresar la pureza que el juego de River simboliza, ese futbol de pie de terciopelo, esa estética que deja una huella en el futbol, esos jugadores que a lo largo de la historia le han dado vida a ese blanco, que han sabido pintarlo con sus goles, gambetas, juego, habilidad y demás adjetivos que los pintores de la actualidad no pueden ni imitar.
Pero River no es solamente blanco, no señores, solo blanco en una camiseta es como futbol sin hinchas, algo le falta, algo que le de un rotundo cambio, algo que le de sangre y pasión, que mejor que la banda sangre, esa banda roja que nos cruza el alma y el pecho y le da vida al juego, esa pasión que expresan los hinchas, ese fuego que jamás se apagara, la entrega y garra que los guerreros y caballeros que visten la banda salen a poner y defender, lo que en cierto modo nos diferencia, nos da autenticidad nos hace mezclar el refinado futbol riverplatense , que expresa el blanco, con la garra, entrega, pasión y personalidad que esa banda nos da.
Juntos el blanco con el rojo nos dan River, nos dan una camiseta blanca y pura atravesada por una banda fuerte y decidida. Tan hermosa es nuestra camiseta, que sonaría una parodia si no fuera pesada, e igualmente de irreal sonaría si no fuera enorme ya que estos colores son los que pintan de arriba abajo al monumental, aquel monumental que alberga, el verde césped más laureado del futbol argentino, aquel monumental que es sinónimo de grandeza; ¿Quién no sintió alguna vez ante tanta grandeza que podía tocar el cielo?, quien no sintió que lo tocaba en un grito desesperado de gol. Y es que esta cancha es fenomenal como bestial para quien intenta visitar nuestro palacio, aunque lamentablemente haya algunos que no sepan manejar la Localia y mucho menos la responsabilidad de defenderla afuera de ella.
Bernabé, angelito (y me lavo la…… antes de nombrarlo), Salas, el Enzo, orteguita, Aimar, Saviola, el muñeco, el capitán Beto y demás ídolos y leyendas han vestido nuestra casaca de victoria y futbol. Con sponsor o sin sponsor, con botones o sin ellos, buzo de arquero o de suplente, con rayas, o sin ellas, blana y roja o negro y roja, en fin los colores que 15 millones de argentinos le han dado vida, y que grandes jugadores han pintado con su grandeza y cualidades y que hoy un “equipo” (si es que así se lo puede denominar) por error o alevosía pretenden desteñir de nuestra historia la pureza blanca y la pasión roja.
