La parca hace de las suyas... Murió Martinez de Hoz.

Jajajaja los apellidos de esa lista. Y peor el “has sufrido un injusto castigo”.

Si o no?

Un resumen

como se nota que no viviste la 1050…

Una basura humana, estos tipos no merecen ningún respeto, habría que ir a escupirle la tumba. Pero bueno, la pasó bien, más allá de alguna rotura de bolas, estaba sopre en la casa…

Seguramente cris lo recordará con cariño, porque siendo una exitosísima abogada en el sur, cuando otros desaparecían o luchaban contra martinez de hoz, ella se llenó los bolsillos cagando ahorristas, algunos de ellos familiares de desaparecidos…

sabes lo que es vivir con esas orejas?

Ayer veía eso en 678 y no lo podía creer.

Nunca más atinado el “Dime con quién andas…”

Agrego una nota de color:

Adiós a Martínez de Hoz, el patriota financiero que liberó a trabajadores cerrando fábricas que los explotaban


Revolucionario. El popular y malogrado ministro Joe de la dictadura lo habría sido, a su manera.

El ex ministro de Economía de la última dictadura cívico-militar, José Alfredo Martínez de Hoz, murió en las últimas horas en la ciudad de Buenos Aires, a los 87 años. El líder garcofinanciero fue, entre otros cargos, ministro de Economía de la Nación desde marzo de 1976 hasta marzo de 1981, durante la presidencia de facto del dictador Jorge Rafael Videla, y encumbró el pensamiento neoliberal salvaje entre la clase media argentina aplicando políticas que permitieron a miles de argentinos conocer las bondades de los malls de Miami y comprar televisores color a granel. Inspirador de expresiones que quedaron en la historia argentina como “bicicleta financiera” y “plata dulce”, de familia con pabellón propio en el predio de Palermo de la Sociedad Rural, su apertura económica también logró que millones de trabajadores dejaran sus miserables vidas de obreros esclavizados y dedicaran su tiempo a disfrutar de sus familias numerosas en la comodidad del desempleo estructural. Como todo tiene su costo, Martínez de Hoz tuvo que cuadruplicar la deuda externa y necesitó sacarse de encima a algunos empresarios molestos, y por esos detalles terminó su vida con prisión preventiva, más precisamente por el secuestro de los hermanos Gutheim, en 1976. Los argentinos bien nacidos añorarán por siempre y con infinita nostalgia su época de dólar libre, especulación financiera, viajes al exterior y artículos importados a precios de ganga.

Fuente: Barcelona, ¿cuál otra? :mrgreen:

:lol:

Blaquier el de Ledesma SA?

Cómo fue eso?

en el 77 se una circular del banco central habilito a los bancos a dar prestamos hipotecarios con tasas de interes libres es decir sin fijarlas de antemano o sujetarlas a ningun indice… llegaron a pagarse tasas del 100%… fue un negocion para bancos y cuervos por que se quedaron con muchas propiedades…los bancos contrataban a bogas con el visto bueno de los milicos… es decir que no eran precisamente abogados revolucionarios los que como la pareja imperial, amasaron sus fortunas con la 1050

Bueno… con ese criterio se debería defenestrar a todo aquel que haya comprado un dólar durante los 90.

Imagino que ninguno de nosotros lo hizo, verdad?

Hay que ser boludo para sacar un credito a “tasa de interes libre” durante un gobierno de facto…

hay que conocer mas o menos el contexto economico-financiero de esos dias para hacer esa afirmacion… hoy si, parece una locura…

No era ilegal eso? :scratch:

por qué los kboludos se emperran en defender hasta lo indefendible? Yo no puedo creer el nivel de cerrazón intelectual que padecen.

En 1983, el país que había dejado la dictadura militar era económicamente muy distinto al que encontraron las Fuerzas Armadas cuando, a través de un golpe de Estado, tomaron el control de la Nación el 24 de marzo de 1976. Los números hablan por sí solos: la deuda externa argentina aumentó de 7.875 millones de dólares en 1975 a 45.087 millones en 1983.

El mayor problema financiero que enfrenta el país en la actualidad nació, creció y se desarrolló durante la dictadura, y se triplicó entre 1976 y 1981, años en que el ministerio de Economía fue dirigido por José Alfredo Martínez de Hoz.

En materia económica, la contrapartida del establecimiento de una dictadura política que las Fuerzas Armadas bautizaron “Proceso de Reorganización Nacional”, fue una apertura comercial y una reforma financiera.

Martínez de Hoz, el primer titular de Economía de la dictadura, hijo pródigo de una antigua familia de terratenientes, integrante de la Sociedad Rural y formado en la monetarista escuela de Chicago, fue el encargado de llevar adelante el plan gestado para lograr una “nueva Argentina”, de acuerdo al slogan de la época.

El apretón económico de Martínez de Hoz comenzó con el congelamiento de los salarios de los trabajadores, que quedaron bajo el control de la Nación, que fijó aumentos en forma periódica. “El salario real ha llegado a un nivel excesivamente alto con en relación con la productividad de la economía”, afirmó el ministro en 1976.

El golpe que Martínez de Hoz le dio al salario real determinó que el ingreso de los trabajadores nunca vuelva a recuperarse: de hecho, entre 1976 y 1980 cayó un 40 por ciento. Los más afectados por esta caída fueron los obreros industriales, que sufrieron en sus bolsillos el derrumbe de la industria nacional.

Otra práctica que se inauguró en esa época fue el pedido de créditos a organismos internacionales: la Argentina recibió 400 millones de dólares de crédito por parte del FMI. Pero la administración de Martínez de Hoz tenía un enemigo aún peor para derrotar que el déficit fiscal: la inflación.

El país que encontró la dictadura estaba acosado por una creciente inflación que amenazaba con devorar la capacidad de consumo. En 1975, la inflación llega a subir mas del 300 por ciento al año, el PBI descendió un 1,4 por ciento y el PBI per cápita descendió un 3 por ciento. Mientras, los precios al consumidor subieron entre marzo del '75 y enero del '76 un 566,3 por ciento.

La respuesta que Martínez de Hoz encontró para una inflación creciente que, entre otras cosas, derrumbó la producción industrial y la hizo caer más de un 25 por ciento fue un experimento monetario: la famosa “tablita”.

En rigor, “la tablita” era un sistema de devaluaciones preanunciadas para que la ciudadanía, (y especialmente los empresarios) supieran cómo y cuándo se iba a devaluar. El plan de la tablita, especie de calendario de la devaluación, iba acompañado de una ley que traería aparejada la época de la “plata dulce”.

El 1 de junio de 1977 la “ley de entidades financieras” liberó el mercado de dinero y le dio garantía estatal a todos los depósitos a plazo fijo. Con esta norma, si un banco quebraba, el Estado devolvía el dinero. Comenzó así la especulación y la tristemente célebre “bicicleta financiera”.

Hasta la sanción de la ley de entidades financieras, la tasa de interés estuvo controlada por el Banco Central y siempre por debajo de la tasa de inflación, lo que le produjo un perjuicio a los ahorristas y un beneficio a los deudores (y a las empresas), ya que la deuda se licuó a través de la alta inflación.

Martínez de Hoz intentó corregir este proceso con un gesto totalmente liberal: mediante la ley de entidades financieras liberó las tasas de interés, por lo que cada banco ofreció a los ahorristas las tasas que creyó convenientes. Este mecanismo hizo que los bancos ofrecieran tasas de interés muy altas para captar más depósitos.

En octubre del '77, las tasas de interés alcanzaron un nivel del 135 por ciento anual. La distorsión de este mecanismo hizo que las empresas tuvieran que endeudarse en el extranjero, ya que debieron pagar altas tasas para lograr financiación en el mercado local.

Así, mientras los plazos fijos y las financieras se reprodujeron ferozmente, los que tomaron créditos hipotecarios durante esa época terminaron pagando tasas usurarias: el ejemplo fue la de la recordada circular 1.050 del Banco Central, que liberó las tasas de los créditos hipotecarios a la fluctuación del mercado, permitiendo a las entidades bancarias otorgar créditos a particulares sin fijar de antemano los intereses.

La circular 1050 determinó que miles de ahorristas terminaran pagando tasas siderales o que debieran entregarle sus viviendas al banco, ya que los intereses, fijados por un mercado de tasas que llegaron a mas del 100 por ciento al año, tornaba impagables los préstamos.

En 1978, el plan de Martínez de Hoz dio indicios de ser un fracaso total: la inflación anual llegó al 160 por ciento, y el PBI descendió durante ese año cerca de un 3,2%. Al crecimiento nulo del país se le sumaron los fuertes gastos del Estado: el 25 de junio del 1978 la Argentina ganó el Campeonato Mundial de Fútbol. Ese mundial, organizado en el país, costó cerca de US$ 500 millones, gasto que fue completamente cubierto por el Estado.

La perversión del sistema financiero se tornó difícil de dominar para el Gobierno: en 1979, los precios minoristas crecieron en un 139,7 por ciento, y la capacidad de consumo se redujo vertiginosamente. La situación de las empresas privadas empeoró, ya que, al abrirse la importación y disminuir el consumo, muchas de ellas debieron endeudarse en el exterior (debido a las altas tasa locales) para sobrevivir.

Al final, la distorsión en la banca terminó por perforar a muchas entidades financieras, que no pudieron hacer frente a sus obligaciones: el 28 de marzo de 1980 el Banco Central ordenó la liquidación del Banco de Intercambio Regional (BIR). A fines de ese año, cerca de 25 entidades financieras habían quebrado, casi todos bancos cooperativos o provinciales.

El fracaso de la gestión de Martínez de Hoz terminó por hacerse evidente cuando tuvo que tomar una resolución drástica: el 3 de febrero de 1981 el peso fue devaluado un 10 por ciento con relación al dólar.

La dictadura militar dejó una economía sin rumbo y un Estado quebrado: la deuda externa se cuadriplicó en los 7 años de gobierno del proceso; también aumentó la transferencia de capitales hacia el exterior y se redujo la producción y empleo industrial.

Como coroloario del proceso económico, también se lesionó la distribución del ingreso: la dictadura aumento la concentración de la riqueza, y entre 1976 y 1983 la brecha entre ricos y pobres creció un 50 por ciento.

Si quieren leer mas, hay millones de paginas en internet que (detalles mas, detalles menos) dicen lo mismo.
Esto lo saque de Golpe de Estado

Para comprar un dolar en los 90 no tenias que ser amigo del turco… Para ser mandatario de un banco y ejecutar hipotecas de la 1050 minimo tenias que tener la aprobacion de un milico capo

Que buena explicación. :thumright:

Vos decís que Videla contrató a los K para que ejecuten hipotecas?

Con lo de los dólares, es el mismo precepto moral solo que aplicado en otra circunstancia. El tema es que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que hacernos cargo de nuestras cagadas como miembros de la sociedad.

Insisto, nadie compró dólares durante los 90, verdad?