Tras los festejos, las grietas opositoras quedaron a la luz
Luego de ganarle el control de las comisiones al kirchnerismo, las diferencias entre la Coalición Cívica, el PJ disidente y la UCR mostraron los límites de su entendimiento. Carrió y Solá quieren pedirles explicaciones a los radicales.
Tras los festejos, las grietas opositoras quedaron a la luz - Criticadigital.com
Elisa Carrió y Felipe Solá le pedirán una reunión al radical Oscar Aguad. Los dos flamantes diputados entienden que el cordobés pactó por su cuenta con el kirchnerismo y no consultó a los demás bloques de la oposición en un momento determinante de la sesión del jueves pasado. De esa manera, luego de celebrar un triunfo frente al oficialismo en la Cámara de Diputados, las divisiones del conglomerado de opositores quedaron ayer expuestas crudamente y sirvieron como evidencia de los problemas que tendrán para mantener un frente común ante el kirchnerismo.
Carrió y Solá quieren aclarar por qué Aguad pidió el cuarto intermedio que finalmente retrotrajo las cosas a la fórmula de negociación que se había alcanzado a las 16.30 del jueves. En el entorno de la Coalición Cívica no ocultan su enojo y agitan el fantasma del Pacto de Olivos. Para ello repiten que el presidente del cuerpo será un peronista; que el vice primero, un radical, y que la vice segunda, una peronista. “El radicalismo no puso mucha fuerza en defender nuestro derecho a ocupar la vicepresidencia segunda”, confió a este diario un importante diputado del peronismo federal que pidió reserva de su nombre. Desde los aledaños al Comité Nacional de la UCR, un legislador radical minimizó la interna dentro del espacio opositor y aseguró que las críticas a Aguad son “para atenuar la propia interna de los peronistas” antikirchneristas.
El entramado de bloques denominados “la oposición” había acordado un plan A y un plan B. El primero otorgaba al Frente para la Victoria la presidencia de la Cámara, y dejaba los otros tres cargos para fuerzas opositoras: radicalismo, peronismo disidente y Coalición Cívica. El plan B, que dejaba en manos del kirchnerismo la presidencia y la vice segunda, se acordó a media tarde, concretamente a las 16.30. Después de que Néstor lo desconociera, los opositores bajaron al recinto con su plan original, el A, que dejaba al kirchnerismo sin ninguna vicepresidencia.
En el recinto, Aguad cambió de estrategia y pidió un cuarto intermedio que no consultó con el resto de las bancadas. Fue después de que la mendocina Patricia Fadel se acercara hasta su banca para decirle que el Frente para la Victoria quería volver a negociar. Los seguidores de Carrió y del peronismo disidente entrevieron la existencia de un pacto radical-kirchnerista que los marginaba.
Un dirigente radical aseguró ayer a Crítica de la Argentina que “la prioridad era ganarle al kirchnerismo. La centroizquierda había avisado a través de Eduardo Macaluse que no aceptaba nuestro plan A y que su prioridad era una fórmula de consenso que incluyera al oficialismo. En ese contexto, teníamos que aceptar el pedido de Fadel porque el riesgo era que el espacio opositor se derrumbara”.
En los pasillos que rodean al recinto no fueron pocos los peronistas disidentes que se mostraron molestos por haber perdido la vice segunda. El espacio tiene una interna más que importante. A contramano de las negociaciones que llevaba adelante Solá, el misionero Ramón Puerta había pedido a gritos ir por la presidencia del cuerpo. No son pocos los que ven la mano del duhaldista Alfredo Atanasof en la creación de un nuevo bloque de peronistas anti-K, llamado “peronista sin patrones”. Especulan que podría ser una cabecera de playa en la que él podría desembarcar tarde o temprano, descontento con el hecho de que Solá sea el titular de la bancada. “Vos estás loco, Francisco, si votamos en contra de este acuerdo, vamos a estar solos, seremos el hazmerreír del recinto”, le dijo Solá a De Narváez momentos antes de la definición de la pulseada. Acicateados por Gustavo Ferrari, los peronistas disidentes querían darle al kirchnerismo de beber de su propia medicina: imponerles la mayoría. Carrió se incorporó a ese scrum para disuadirlos de la idea. La sintonía que Carrió y Solá construyeron en las últimas semanas es motivo de chicanas dentro del espacio del peronismo federal.
Además de estar unidos por el espanto que sienten por Néstor Kirchner, los peronistas disidentes y los lilitos ahora están unidos en su enojo contra el radical Oscar Aguad. Las desavenencias amenazan con renovarse frente a cada pulseada que deban disputar con el oficialismo.
Hace rato que me vengo haciendo la misma pregunta: quién de todos los opositores tiene pasta presidenciable?