Este libro ya lo leí, y se ha convertido casi en un best seller contemporáneo para las memorias de todos nosotros. Siguen proyectando la misma película en el mundo River desde hace varios años y parece que no hay manera de encontrare un rumbo y un final diferente a esta historia.
El ciclo, a grandes rasgos, siempre es el mismo:
1-Asume el actor protagónico a realizar el papel de DT, quién por supuesto es un experimento innecesario.
2-Presenta a sus actores de reparto, los jugadores, y allí ellos siempre se atan al soporífero guión. Un equipo que durante las primeras presentaciones muestra las garras y aparenta evidenciar una cierta identidad, pero después por una causa u otra se termina pinchando.
3-Comienzan a aparecer los primeros villanos de la historia. Esos resultados y actuaciones “papelonescas” ante rivales ignotos de fuerzas increíblemente menores, digno de cualquier batalla de ciencia ficción, que uno nunca podrá terminar de entender como es que suceden.
4-Se empieza a poner aún más negra la trama. Al protagonista principal se le empiezan a quemar los papeles, entra en una locura impensada y desde sus decisiones termina de derrumbar toda estructura y esperanza posible.
5-Durante el transcurso del ciclo, el hincha, asumiendo un papel de falso héroe, se “racinguiza” mediante sus consecutivas generaciones aún más de lo que ya lo estaba en el ciclo anterior.
6- La historia termina en un escándalo. Viene un experimento nuevo y vuelve a comenzar la aventura.
Ahora el presente nos encuentra parados nuevamente en la fase 4. Esta vez, el bajón y la irregularidad empiezan a profundizarse en una etapa muy sensible y determinante del torneo. La lógica indicaba que, pasado el proceso de amoldamiento/acostumbramiento al contexto de la categoría y su entorno, iba a llegar la etapa de la profundización del asentamiento mediante un cierto progreso futbolístico, pero nada de eso ha pasado.
Cuando había que despegar de la mediocridad del resto, estamos quedando enmarañados en la incertidumbre del pelotón. Cuando las diferencias tenían que empezar a ser más notorias y tranquilizadoras, son sumamente ínfimas y generan preocupaciones como nunca.
El hecho de saber que esta vez hay materia prima para cambiarle el final a la historia provoca aún más bronca, impotencia e irritación. Y conociendo los procederes dirigenciales, debido a la proximidad del receso y, sobre todo, la ubicación en la tabla, provocarán que no debamos esperar cambios de mando en lo inmediato. Será cuestión de esperar que en esta ruleta la bola caiga justo en el pleno del despertar de las individualidades para mantenernos lo más arriba posible que se pueda. Esta muy claro que si este equipo asciende será por exclusiva obra y gracia de los actores de reparto.
En el reino del revés, nada el pájaro y vuela el pez. En el reino de River, hace varios años que también pasa lo mismo…