Desde la asunción de ese falso profeta que resultó ser José María Aguilar (que no fue más que la continuidad de ese monje negro que es Mario Israel), los yerros y los negociados con grupos económicos con capitales de dudosa procedencia (clarísimamente los rusos que están atrás de Zahavi son lavadores de guita) han sido la moneda corriente pero uno de los temas más preocupantes en materia futbolística es la debacle del fútbol infantil.
En un tiempo no muy lejano, había un señor llamado Delem que priorizaba la formación de jugadores que puedan en un futuro ser provechosos para el club, se respetaba el proceso de formación de los chicos sin meterle presión por si salen o no campeones en las divisiones inferiores, los resultados estaban a la vista porque aunque no se celebrara un nuevo título de la novena, algunos de los elementos fueron importantes y mucho para revitalizar al plantel de Primera.
Sin embargo, se fue Delem y vino Rossi de ahí en adelante Aguilar con su postura de “lavarle la cara a River” le sacó la identidad a las divisiones inferiores donde hoy se les mete toda la presión a chicos que ni saben porque están en las inferiores (llevados de la mano por el viejo o el tío), la rompe 2 partidos en una categoría menor y ya tenés a algunos medios de difusión nacional hablando de que es el nuevo crack (se ha inflado una enorme cantidad de jugadores que después no rinden bajo ningún aspecto), últimamente hay casi tantos representantes pululando como chicos de inferiores jugando, festejando los campeonatos de novena y octava como si el objetivo de esos chicos fuera ganar campeonatos pero a la hora de llegar a primera en su mayoría son jugadores que no tienen el nivel para jugar en River (con Abán o Abelairas como los ejemplos más evidentes) y en aquellos casos que tienen nivel para hacerlo nuestros “beneméritos” dirigentes se encargan de hacerlo guita en menos de un año pero previamente vendiéndole los derechos a grupos empresarios espurios a sumas irrisorias en comparación al precio de venta final.
Yo considero que el fútbol amateur tiene que ser el motor de River y para eso necesita una gran lavada de cara en donde haya un cambio radical de todos aquellos que manejan el fútbol infantil en River para poder volver a respetar el paulatino crecimiento de nuestros jóvenes valores sin meterles más presión al pedo a chicos que se están formando y que con suerte ya tendrán tiempo para salir a dar lo mejor de ellos con la verdadera presión en las venas que es jugar en ese gigante que es River y que nuestros dirigentes se empeñan en rebajarnos al nivel de un integrante de los Grossos.