La confianza de Russo ante el derrumbe de Boca

La confianza de Russo ante el derrumbe de Boca

                                                                  [b] por Elio Rossi               [/b]

 
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                                                   Fueron diez días que conmovieron los cimientos del Planeta Boca. Para colmo de males Miguel Russo, echado a patadas en diciembre último luego de ganar unos pocos meses antes la Copa Libertadores de América, está puntero con San Lorenzo de Tinelli, perdón, de Almagro. En medio, La Academia emociona y Diego Pablo se aferra a la Sudamericana cuál náufrago al borde de un ataque de nervios. Maravilloso.

Les pido un esfuerzo de imaginación. Cambien la camiseta a un grupo de futbolistas. A los de Racing y a los de Boca, y supongan que, junto a la camiseta, se cambia la historia y el contexto, además del accionar día a día.
Hagan esto: A los chicos que puso Ischia para humillar a la Liga Universitaria imagínenlos formando parte del patrimonio (y de la quiebra, claro), del club de Avellaneda.
Ahora, a los Mercado, Gullota, Caballero, Prichoda y demás vístanlos con la camiseta de Boca.
¿Rendirían igual?
¿Se les exigiría lo mismo?
¿Tendrían más ventajas –tanto unos como otros- o, al revés, se acentuarían las desventajas?
Es imposible, obviamente, pero, recuerden, es solo un juego de nuestra imaginación.
Ya sabemos que en el crispado fútbol argentino –don al pobre “Bichi” Borghi intenta hablar con el corazón, le responden a escupitajo limpio…horrendo- si de imaginación se trata, ni la Revolución Francesa hubiese tenido lugar.
No hay lugar, en el fútbol argentino, ni para “reformistas”, no ya revolucionarios.
O quizá hay lugar para uno. Uno solo.
Entiendo por “reformista” a aquel entrenador o futbolista que, simplemente, cumple con lo que se le exige. Con la cuota indispensable de compromiso acerca de comportamiento personal (Ortega es el anti-ejemplo para ser claro), como también del futbolístico.
Cierta necesaria y mínima “normalidad”. No tanto altibajo.
No puede, luego de ser campeón, deshacerse el juego de River a caballo de la histeria de su entrenador.
Tampoco resulta confiable el modelo “Ischia-Riquelme”, en el que se gana y se pierde por goleada en el término de 48 o 72 horas.
San Lorenzo es el “reformista” que tiene este campeonato.
Y Miguel Russo, su entrenador, es el colmo del reformismo.
Russo termina armando equipos confiables.
Está pasando también con este San Lorenzo.
Es cierto que, como él bien dice, “apenas ha transcurrido un porcentaje pequeño del campeonato, falta mucho”, pero va entregando su equipo dosis indispensables de confiabilidad.
Lo que le pasa al chico Adrián González -esa seguridad estupenda en el momento de pegarle a la pelota- es una muestra de lo que le pasa a todo San Lorenzo.
¿Mérito del entrenador?
Sin duda.
Por absurdo que esto pueda sonar, el Planeta San Lorenzo ha respirado aliviado tras la ida de Ramón Díaz.
Tienen claro que la presencia del entrenador -hasta hoy en el América, aunque no sé por cuánto tiempo más- los puso en los títulos de los diarios compitiendo con Boca y River. Pero destruyó casi toda la relación con y entre los integrantes del plantel profesional.
Parece mentira, pero no lo es.
Se viene uno de esos partidos “punto de inflexión” para San Lorenzo. Tendrá lugar el próximo fin de semana y el rival es Vélez. En cancha de Vélez. Ese puede ser un partido que permita pensar en si está o no para campeón. Y la frase puede aplicarse a ambos.
Mientras, Ischia, que cometió errores desconcertantes en la formación y en los cambios del partido contra Godoy Cruz, pone más incertidumbre que certezas en relación con su futuro.
¿Lo salvarán los pibes?
¿O un “mix”?
Por ahora, mientras los “grandes” deben dar explicaciones, Llop está generando una interesante maduración en su equipo y Miguel Russo -el reformista- pone a soñar a San Lorenzo de Almagro, perdón, de Tinelli.

La confianza de Russo ante el derrumbe de Boca

                                                                  [b] por Elio Rossi               [/b]

 
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                                                   Fueron diez días que conmovieron los cimientos del Planeta Boca. Para colmo de males Miguel Russo, echado a patadas en diciembre último luego de ganar unos pocos meses antes la Copa Libertadores de América, está puntero con San Lorenzo de Tinelli, perdón, de Almagro. En medio, La Academia emociona y Diego Pablo se aferra a la Sudamericana cuál náufrago al borde de un ataque de nervios. Maravilloso.

Les pido un esfuerzo de imaginación. Cambien la camiseta a un grupo de futbolistas. A los de Racing y a los de Boca, y supongan que, junto a la camiseta, se cambia la historia y el contexto, además del accionar día a día.
Hagan esto: A los chicos que puso Ischia para humillar a la Liga Universitaria imagínenlos formando parte del patrimonio (y de la quiebra, claro), del club de Avellaneda.
Ahora, a los Mercado, Gullota, Caballero, Prichoda y demás vístanlos con la camiseta de Boca.
¿Rendirían igual?
¿Se les exigiría lo mismo?
¿Tendrían más ventajas –tanto unos como otros- o, al revés, se acentuarían las desventajas?
Es imposible, obviamente, pero, recuerden, es solo un juego de nuestra imaginación.
Ya sabemos que en el crispado fútbol argentino –don al pobre “Bichi” Borghi intenta hablar con el corazón, le responden a escupitajo limpio…horrendo- si de imaginación se trata, ni la Revolución Francesa hubiese tenido lugar.
No hay lugar, en el fútbol argentino, ni para “reformistas”, no ya revolucionarios.
O quizá hay lugar para uno. Uno solo.
Entiendo por “reformista” a aquel entrenador o futbolista que, simplemente, cumple con lo que se le exige. Con la cuota indispensable de compromiso acerca de comportamiento personal (Ortega es el anti-ejemplo para ser claro), como también del futbolístico.
Cierta necesaria y mínima “normalidad”. No tanto altibajo.
No puede, luego de ser campeón, deshacerse el juego de River a caballo de la histeria de su entrenador.
Tampoco resulta confiable el modelo “Ischia-Riquelme”, en el que se gana y se pierde por goleada en el término de 48 o 72 horas.
San Lorenzo es el “reformista” que tiene este campeonato.
Y Miguel Russo, su entrenador, es el colmo del reformismo.
Russo termina armando equipos confiables.
Está pasando también con este San Lorenzo.
Es cierto que, como él bien dice, “apenas ha transcurrido un porcentaje pequeño del campeonato, falta mucho”, pero va entregando su equipo dosis indispensables de confiabilidad.
Lo que le pasa al chico Adrián González -esa seguridad estupenda en el momento de pegarle a la pelota- es una muestra de lo que le pasa a todo San Lorenzo.
¿Mérito del entrenador?
Sin duda.
Por absurdo que esto pueda sonar, el Planeta San Lorenzo ha respirado aliviado tras la ida de Ramón Díaz.
Tienen claro que la presencia del entrenador -hasta hoy en el América, aunque no sé por cuánto tiempo más- los puso en los títulos de los diarios compitiendo con Boca y River. Pero destruyó casi toda la relación con y entre los integrantes del plantel profesional.
Parece mentira, pero no lo es.
Se viene uno de esos partidos “punto de inflexión” para San Lorenzo. Tendrá lugar el próximo fin de semana y el rival es Vélez. En cancha de Vélez. Ese puede ser un partido que permita pensar en si está o no para campeón. Y la frase puede aplicarse a ambos.
Mientras, Ischia, que cometió errores desconcertantes en la formación y en los cambios del partido contra Godoy Cruz, pone más incertidumbre que certezas en relación con su futuro.
¿Lo salvarán los pibes?
¿O un “mix”?
Por ahora, mientras los “grandes” deben dar explicaciones, Llop está generando una interesante maduración en su equipo y Miguel Russo -el reformista- pone a soñar a San Lorenzo de Almagro, perdón, de Tinelli.

yo todavia no hablaria de “derrumbe de boca”…

yo diria un desgaste en boca que va a durar hasta fin de año.
y no de un periodo largo.

y con san lorenzo, mucho tiene que ver las ganas de un plantel.

y con RIVER no saber lo que se quiere, desde los mismos jugadores tecnico y dirigentes.

De este Rossi siempre4 lei las notas, cuando casualmente estaba por esa pagina, y es de los pocos que dicen cosas como la gente a veces y disparates sino…jamas le encontre un termino medio a Rossi…pero aca creo que esta un poco mas al medio de las situaciones, si no fuera porque ya habla de derrumbe de boca.

es muy prematuro hablar del derrumbe de la bosta no esta tan lejos y topdavia falta mitad de campeonato asi qe puede pasar cualquier cosa yo creo qe no es un momento para decir esoo

Hasta ahora véo el Plantel de San Lorenzo Mejor que lo e Boca Juniors. Pero no mencionaria un derrumbe de Boca Juniors, sino un mal Periodo.

coincidoo