"La buena voluntad": posiciones políticas

[b][FONT=Times New Roman][SIZE=2]Comparto con ustedes una interesante nota de un profesor de la uba, filósofo él, respecto a los posicionamientos políticos de la izquierda, aunque principalmente hace hincapié, en lo que llama semi-izquierda o más comúnmente denominado centroizquierda.

Si de buenas voluntades tratara la política, sería inapelable la postura del centroizquierda nacional opositor al FPV. Pero como entendemos algunos aquí en este espacio, muchas veces el ágora político requiere dejar de lado ciertos formalismos políticos para identificar al verdadero enemigo en pos de un progreso más bien reformista teniendo en cuenta el tipo de Sociedad y poder concentrado existente en Argentina.

No creo que todos compartan dicha postura, no lo pretendo; mucho menos. Sí quizás que se comprenda desde la vereda opuesta el por qué del lineamiento político que adoptamos alguno de los defensores de la política actual.[/b][/SIZE][/FONT]

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[FONT=Times New Roman][SIZE=2] Saludos
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La buena voluntad kantiana
[CENTER]Final del formulario[/CENTER]

Por Rubén Dri *
Los partidos de izquierda y semiizquierda, llamados de centroizquierda, se sienten en su propia salsa cuando el Gobierno presenta rasgos reaccionarios y represivos. La contradicción aparece entonces con absoluta claridad, sin peligro alguno de confusión. La realidad se enturbia cuando el gobierno de turno presenta rasgos populares o, en todo caso, que benefician a los sectores populares. Dichos partidos necesitan que el Gobierno sea reaccionario. De esa manera, piensan que tienen espacio para su crecimiento, sin ningún tipo de confusión. Los hechos del presente gobierno desmienten esa pretendida realidad. ¿Cómo hacer entonces para que esa necesidad se transforme en realidad, o sea creída como tal? Es allí donde viene en su auxilio Kant, ese gran filósofo de fines del siglo XVIII. Dice Kant al inicio de Fundamentación de la metafísica de las costumbres: “Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena voluntad”, es decir, una buena intención. No se trata de hechos sino de intenciones. Son éstas las que cuentan. En consecuencia, todos los hechos deben ser juzgados según sus intenciones.
Para cortar por lo sano, representantes de esos partidos de izquierda directamente afirman que la única intención o voluntad de los Kirchner es “robar”. Con ello, no hay hecho que se salve, pues todos ellos tienen como única intención el robo. El asunto queda así plenamente clarificado. Todos los hechos del Gobierno serán pasados por este tamiz. La política de los derechos humanos en la realidad, independientemente de las intenciones, ha producido hechos que los sectores del campo popular, con los movimientos de derechos humanos a la cabeza, reclamaban insistentemente. Los genocidas están siendo juzgados y condenados, la jefatura del Ejército fue desmantelada, la Corte Suprema de la ignominia fue descabezada y, en su lugar, fueron elegidos miembros de intachables antecedentes. ¿Qué dicen al respecto nuestros kantianos? Todo eso lo hace el Gobierno para tapar sus negocios, para cooptar a los movimientos populares y, en especial, a los de derechos humanos. Además, el juicio a los genocidas ya estaba “en la corriente” (sic!). Mientras practica una política de derechos humanos del pasado, los derechos humanos del presente son pisoteados.
Latinoamérica vive una nueva etapa de su historia. Por primera vez, desde las luchas de Felipe Varela contra la política genocida de Mitre, se habla de la Patria Grande Latinoamericana. El proyecto del ALCA de Bush naufraga en las aguas de Mar del Plata; el Mercosur, con todas sus contradicciones, experimenta verdaderos avances, se forma la Unasur. Por primera vez se unen todos los presidentes latinoamericanos para rechazar el golpe de Estado contra uno de ellos. ¿Qué dicen nuestros kantianos? Por ahí va la corriente y, en todo caso, se trata de “negocios”. Para algunos es peor, pues afirman que la Argentina es el freno para estos avances latinoamericanos.
Viene luego el movimiento “golpista” de las corporaciones agrarias, denominado “del campo”, que sometió al país a un feroz lo-ckout comandado por la “democrática” Sociedad Rural y protagonizado por los Panzers de la Federación Agraria. El problema giró alrededor de la 125. ¿Qué opinaron nuestros kantianos? Que toda la culpa del conflicto es del Gobierno porque las retenciones eran para pagar la deuda externa y, por otra parte, no propuso “retenciones segmentadas”. En realidad todas las propuestas del Gobierno haciendo concesiones a los pequeños productores fueron rechazadas, lo que indicaba a las claras que no se trataba de segmentar las retenciones. Finalmente, se llega a las votaciones en ambas cámaras. En Diputados es donde se lucen los kantianos. El hecho, no la intención, era votar a favor o en contra de la 125. Si se votaba a favor se estaba con el Gobierno; si, en contra, con la Sociedad Rural y sus socios. La intención de nuestros kantianos desmintió el hecho: votaron por las retenciones segmentadas. Lo único bueno, como afirma Kant, es la “buena voluntad” o la pureza de intención. Los hechos son despreciables. Tuvo que ser el jefe de los Panzers de la FA, Eduardo Buzzi, quien finalmente aclarase la naturaleza del conflicto que en vano muchos habíamos denunciado. “La consigna es –afirmó en una reunión de productores agropecuarios– desgastar a este gobierno.”
Viene ahora otra ocasión brillante para que un partido de centroizquierda como Proyecto Sur muestre definitivamente que ha incorporado la buena voluntad a su política de desgaste del Gobierno, con lo que piensa acrecentar su espacio político. Se trata de la votación del 82 por ciento a los jubilados. Como partido de izquierda, Proyecto Sur está a favor de la medida. Por otra parte, sabe, y lo ha dicho su jefe, que aprobar tal medida sin proponer la fuente de financiamiento es una irresponsabilidad. ¿Qué hace entonces? Da el quórum para el debate. Presenta la propuesta de financiamiento. Con ello, su buena voluntad ha sido plenamente demostrada. Ha salvado sus principios. Ahora sabe que si da quórum para la votación se aprobará la propuesta del 82 por ciento que había declarado como “irresponsable”. El dar el quórum está en los despreciables hechos. No tiene importancia. Su buena voluntad está a salvo.
* Filósofo, profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

[b][FONT=Times New Roman][SIZE=2]Comparto con ustedes una interesante nota de un profesor de la uba, filósofo él, respecto a los posicionamientos políticos de la izquierda, aunque principalmente hace hincapié, en lo que llama semi-izquierda o más comúnmente denominado centroizquierda.

Si de buenas voluntades tratara la política, sería inapelable la postura del centroizquierda nacional opositor al FPV. Pero como entendemos algunos aquí en este espacio, muchas veces el ágora político requiere dejar de lado ciertos formalismos políticos para identificar al verdadero enemigo en pos de un progreso más bien reformista teniendo en cuenta el tipo de Sociedad y poder concentrado existente en Argentina.

No creo que todos compartan dicha postura, no lo pretendo; mucho menos. Sí quizás que se comprenda desde la vereda opuesta el por qué del lineamiento político que adoptamos alguno de los defensores de la política actual.[/b][/SIZE][/FONT]

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La buena voluntad kantiana
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Por Rubén Dri *
Los partidos de izquierda y semiizquierda, llamados de centroizquierda, se sienten en su propia salsa cuando el Gobierno presenta rasgos reaccionarios y represivos. La contradicción aparece entonces con absoluta claridad, sin peligro alguno de confusión. La realidad se enturbia cuando el gobierno de turno presenta rasgos populares o, en todo caso, que benefician a los sectores populares. Dichos partidos necesitan que el Gobierno sea reaccionario. De esa manera, piensan que tienen espacio para su crecimiento, sin ningún tipo de confusión. Los hechos del presente gobierno desmienten esa pretendida realidad. ¿Cómo hacer entonces para que esa necesidad se transforme en realidad, o sea creída como tal? Es allí donde viene en su auxilio Kant, ese gran filósofo de fines del siglo XVIII. Dice Kant al inicio de Fundamentación de la metafísica de las costumbres: “Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena voluntad”, es decir, una buena intención. No se trata de hechos sino de intenciones. Son éstas las que cuentan. En consecuencia, todos los hechos deben ser juzgados según sus intenciones.
Para cortar por lo sano, representantes de esos partidos de izquierda directamente afirman que la única intención o voluntad de los Kirchner es “robar”. Con ello, no hay hecho que se salve, pues todos ellos tienen como única intención el robo. El asunto queda así plenamente clarificado. Todos los hechos del Gobierno serán pasados por este tamiz. La política de los derechos humanos en la realidad, independientemente de las intenciones, ha producido hechos que los sectores del campo popular, con los movimientos de derechos humanos a la cabeza, reclamaban insistentemente. Los genocidas están siendo juzgados y condenados, la jefatura del Ejército fue desmantelada, la Corte Suprema de la ignominia fue descabezada y, en su lugar, fueron elegidos miembros de intachables antecedentes. ¿Qué dicen al respecto nuestros kantianos? Todo eso lo hace el Gobierno para tapar sus negocios, para cooptar a los movimientos populares y, en especial, a los de derechos humanos. Además, el juicio a los genocidas ya estaba “en la corriente” (sic!). Mientras practica una política de derechos humanos del pasado, los derechos humanos del presente son pisoteados.
Latinoamérica vive una nueva etapa de su historia. Por primera vez, desde las luchas de Felipe Varela contra la política genocida de Mitre, se habla de la Patria Grande Latinoamericana. El proyecto del ALCA de Bush naufraga en las aguas de Mar del Plata; el Mercosur, con todas sus contradicciones, experimenta verdaderos avances, se forma la Unasur. Por primera vez se unen todos los presidentes latinoamericanos para rechazar el golpe de Estado contra uno de ellos. ¿Qué dicen nuestros kantianos? Por ahí va la corriente y, en todo caso, se trata de “negocios”. Para algunos es peor, pues afirman que la Argentina es el freno para estos avances latinoamericanos.
Viene luego el movimiento “golpista” de las corporaciones agrarias, denominado “del campo”, que sometió al país a un feroz lo-ckout comandado por la “democrática” Sociedad Rural y protagonizado por los Panzers de la Federación Agraria. El problema giró alrededor de la 125. ¿Qué opinaron nuestros kantianos? Que toda la culpa del conflicto es del Gobierno porque las retenciones eran para pagar la deuda externa y, por otra parte, no propuso “retenciones segmentadas”. En realidad todas las propuestas del Gobierno haciendo concesiones a los pequeños productores fueron rechazadas, lo que indicaba a las claras que no se trataba de segmentar las retenciones. Finalmente, se llega a las votaciones en ambas cámaras. En Diputados es donde se lucen los kantianos. El hecho, no la intención, era votar a favor o en contra de la 125. Si se votaba a favor se estaba con el Gobierno; si, en contra, con la Sociedad Rural y sus socios. La intención de nuestros kantianos desmintió el hecho: votaron por las retenciones segmentadas. Lo único bueno, como afirma Kant, es la “buena voluntad” o la pureza de intención. Los hechos son despreciables. Tuvo que ser el jefe de los Panzers de la FA, Eduardo Buzzi, quien finalmente aclarase la naturaleza del conflicto que en vano muchos habíamos denunciado. “La consigna es –afirmó en una reunión de productores agropecuarios– desgastar a este gobierno.”
Viene ahora otra ocasión brillante para que un partido de centroizquierda como Proyecto Sur muestre definitivamente que ha incorporado la buena voluntad a su política de desgaste del Gobierno, con lo que piensa acrecentar su espacio político. Se trata de la votación del 82 por ciento a los jubilados. Como partido de izquierda, Proyecto Sur está a favor de la medida. Por otra parte, sabe, y lo ha dicho su jefe, que aprobar tal medida sin proponer la fuente de financiamiento es una irresponsabilidad. ¿Qué hace entonces? Da el quórum para el debate. Presenta la propuesta de financiamiento. Con ello, su buena voluntad ha sido plenamente demostrada. Ha salvado sus principios. Ahora sabe que si da quórum para la votación se aprobará la propuesta del 82 por ciento que había declarado como “irresponsable”. El dar el quórum está en los despreciables hechos. No tiene importancia. Su buena voluntad está a salvo.
* Filósofo, profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

Es muy bueno el texto. Queda expuesta la crisis de fe que sufre una oposición de centroizquierda cuando el poder es detentado por un Gobierno progresista. Hoy por hoy, Proyecto Sur pareciera adolecer. No encontrar su identidad. Parece naufragar en vano en preguntas existenciales: quién soy? Adónde voy? Para qué estoy?.

En el mientras tanto creo que desprovecha una oportunidad histórica de ser parte de cambios reales y no conformarse con “buenas intenciones”

“La derecha avanza -como la maleza en la selva- por las grietas que deja la izquierda en sus hermosos proyectos” / Fernando Báez

No deja de ser una frase hecha que no escapa de excepciones, pero su esencia, su presentación como tal es bastante reflectiva.
Abrazo

Abrazo.

se, me la mando un amigo, no solo no la comparto, sino que me parece que tiene algunos errores conceptuales… con respecto a la 125, el planteo excedio las retenciones segmentadas (reclamo que el gobierno nunca se dispuso a negociar), y la corrupcion es además sistemica, no propiedad exclusiva del gobierno… despues pino hablo bien de la politica de integracion y derechos humanos…

¿Leí mal o está proponiendo que no se dé quorum?

Muy democrático.

Bueno, es parte del juego democrático. De la política. Puede que no sea ètico, pero no me parece anti democràtico: no está pidiendo que entren con tanques al Congreso

Igual, el punto de la nota es otro.

sí, el punto es reforzar la idea de dos campos, donde uno es la verdad y lo correcto (kirchnerismo) y el otro son los sectores mas retrogrados de la politica (pj disidente, ucr, pro), y no podes pararte en un tercero…

Coincido con el Presi, la idea de la nota es polarizar…ahora se critica por ir a sesionar, ¿por qué el Gobierno no decide optar por el proyecto de Proyecto Sur de Lozano y adoptar el 82% móvil con la financiación que propone? Y no, es más fácil criticar que “le hace el juego a la derecha”. Criticar por dar sesión es cualquiera.

No sesionar en el congreso es lo más antidemocrático que hay. Fue patético cuando lo hizo la oposición y fue patético cuando lo hizo el oficialismo. Deberían bajar los sueldos de los legisladores cada vez que faltan y hasta perder su cargo como se hace en cualquier trabajo, casa de estudio, etc.

No, la idea a mi entender es exponer la idea de cuál es el rol de la oposición de centroizquierda en este orden de cosas

No coincido en que la idea sea polarizar. Ese tipo de discurso está muy instalado y está, paradojicamente, instalado por la derecha reaccionaria y repetido por la izquierda que no da pié con bola. Decir que este Gobierno tiene la actitud de criticar es desconocer los proyectos y batallas que ha llevado adelante, mientras lo mejor del progresismo todavía se debate entre ser o no ser, en la absoluta ignorancia de pensar que todo aquello que no es Gobierno debe ser oposición acérrima y sin concesiones.

Por eso no sorprende que lo mejor del progresismo no pueda articular discurso ni brindar una alternativa con posibilidades reales de cara a las presidenciales de 2011.

Ah… que no dar quorum sea antidemocrático es una afirmación, a mi parecer, exagearda. Es política. Son juegos políticos.

la idea entendida en un marco de 2 posibles posiciones, desconociendo y desacreditando completamente una tercera posibilidad… los movimientos politicos del kirchnerismo, además, se orientan para tratar de plantear siempre esos escenarios dicotomicos donde ellos sean la izquierda, el progresisimo, el pueblo, los intereses nacionales, etc…

además, ser progresista no es reabrir un canje de deuda para pagar mas, no es darle mas concesiones a los bancos y grandes empresas multinacionales ni entablar relaciones de dependencia al mejor estilo finales del siglo xix, con la 2da economia mundial…

Al contrario, para mí es al revés. Como el espacio de centro-izquierda ve que no puede polarizar en el sentido progresista-liberal, porque queda pegado al bando oficialista, y no le conviene electoralmente, pretende instalar su propia polarización, basada en el eje kirchnerista-antikirchnerista.

Como se ve, no se pretende no polarizar, solo cambiar el eje por uno más favorable electoralmente.

PD: no dar quorum me parece mal, pero no tiene nada de antidemocrático.

nosotros nos paramos constantemente en un tercer eje, no somos ni pj ni ucr, en ninguna de sus variantes enfrentadas… en toda discusion que se enfrentan y critican esos sectores, presentamos tercer proyecto y dejamos bien en claro cuales son nuestras ideas y lugar en el espectro politico… pegandole al FpV, pro, pj disidente, ucr… como vamos a plantear el termino en kirchneristas-antikirchneristas??:scratch:

Y podemos agregar que la ley se cae por el Vicepresidente que eligieron los Kirchner y que varios del espacio de FPV tampoco apoyaron, pero conviene buscarle errores a los demás, siempre…tambien podríamos agregar que el Gobierno en vez de decir “si hubieran votado la ley hoy los pequeños productores estarían mejor”, podría haber trabajado para a pesar de no haber obtenido la ley (por problemas internos del “partido”, ya que quien fue determinante ni en pedo hubiera estado en ese lugar si no lo hubieran puesto los K), mejorar la situación de los pequeños productores, si es que tanto les interesaba.

Aparte es divertido como en vez de hacerse cargo de las diferencias entre lo que propone Proyecto Sur y LO QUE HICIERON EFECTIVAMENTE LOS KIRCHNER, pretenden hacernos creer a la fuerza que lo que se le critica a los Kirchner es lo que no hicieron!

Y por último, mucho respeto por el autor de la nota por su condición de Filósofo y Teólogo, pero no habla muy bien de él el argumentar a partir de una premisa mas de chusma de verdulería que de los planteos que se le hacen desde Proyecto Sur, como lo es "[FONT=Verdana]Para cortar por lo sano, representantes de esos partidos de izquierda directamente afirman que la única intención o voluntad de los Kirchner es “robar”[/FONT] y a partir de ahí forzar la interpretación de Kant para que le cierre el planteo mezcla de propaganda oficial, bajada de línea y panfleto para que festejen los simpatizantes K con su propia visión de los hechos que a la fuerza quieren imponerle a Proyecto Sur.:smiley:

Abrazo! Maxx

No estoy de acuerdo con la nota. Pretende que los demás espacios políticos sigan la misma lógica o comportamiento del oficialismo para no ser cuestionable.

De hecho la izquierda en sus comienzos avanzo por las grietas que dejaba la derecha.
En realidad mas que grietas eran derrumbes.

Una nota copada de Pagina que comparte parte del espíritu de la nota de Dri, pero orientado a Carrió, no a la centro-izquierda.

“¿No entendió todavía? Clarín es la última resistencia, es como un muro. Si cae Clarín, después caemos todos”, es el argumento de Elisa Carrió contra el proyecto para regular la producción de papel de diario en Argentina. El argumento sobreentiende que hay un poder político sobredimensionado y dictatorial. Lo cual en todos los casos quiere decir presos políticos, censura de prensa, fuerte represión de las protestas con heridos y muertos, expropiaciones por motivos políticos, persecución a los movimientos sociales, a los gremios, los piqueteros, los estudiantes, no hay elecciones ni Congreso. Puede haber matices: las dictaduras de los ’60 fueron más leves que las de los ’70. Pero eso es una dictadura, que las hubo en este país y contra las cuales Clarín nunca fue precisamente lo que se dice “un muro” y tampoco Carrió ha probado hasta ahora su decisión contra una dictadura.

Pero sobre ese diagnóstico, Carrió diseña su estrategia, lo cual hasta le da cierto sentido épico, de gesta antidictatorial. Para coincidir con una estrategia tan cerrada hay que coincidir necesariamente con el diagnóstico. De lo contrario ese camino es inexplicable.

Hay matices también en esa interpretación ya que no se ven gobernantes militares. Sería, en cambio, el gobierno de una banda de hampones sin ley ni moral que con demagogia ocupó el poder y ha desarrollado una dictadura encubierta. Pero lo suficientemente dictatorial como para romper todo diálogo con ella y salirle con los tapones de punta.

Otra interpretación, que termina coincidiendo con la anterior, describe a un grupo de políticos profesionales –aventureros y mercenarios–, que por demagogia toma algunas de las banderas de la centroizquierda con el solo objetivo de acumular poder y robar de las finanzas públicas. En toda medida de carácter progresista del Gobierno ven un trasfondo de corrupción y engaño. Algunos pueden completar esta imagen y la encuadran como parte de un plan global del imperialismo norteamericano. Como el latrocinio es el fin último de cualquier medida, la estrategia también es desconfiar y oponerse a todo. Sobre ese diagnóstico se diseña otra estrategia que permite entender la paradoja de fuerzas de izquierda o centroizquierda oponiéndose a medidas que siempre habían reclamado y prefieran en cambio unirse a sectores del centroderecha que siempre las han rechazado.

Entre ambas interpretaciones se produce una confluencia objetiva, al punto de que comparten una porción del electorado de centroizquierda y centroderecha que no tiene problemas para optar entre uno y otro, haciendo las ideologías a un lado. Estas dos visiones están hermanadas por la misma carga despectiva y de odio contra el Gobierno, reproduciendo actitudes y discursos de lo que fueron, varios años atrás, los sectores más duros del antiperonismo y con el mismo mesianismo de cruzados.

Esa franja, que alimentó a los llamados comandos civiles, estaba integrada por personas de izquierda, centroizquierda, nacionalistas y liberales, de derecha y centroderecha. Lo que unía a todos ellos por encima de sus ideologías y los iluminaba con un purismo mesiánico era la creencia de que estaban combatiendo contra un régimen fascista. En su imaginario, ellos se identificaban con los maquis y los partisanos que habían combatido a los nazis en la Segunda Guerra Mundial.

Había un escenario complejo y varias razones que podían llevar a esa confusión, pero el desarrollo de la historia demostró finalmente que estaban equivocados. Y que en realidad, por lo menos para los de izquierda y centroizquierda y hasta para los nacionalistas, se puso en evidencia que esa militancia llameante había generado lo opuesto a lo que ellos habían querido hacer.

Hay una tercera mirada sobre este escenario, que define al Gobierno como populista, estatista o intervencionista. Puede condimentar esas categorías con la visión dictatorial o la gangsteril, pero centra su interés en esas definiciones de tipo económico, que vincula también con otros procesos políticos en América latina, sobre todo con el de Chávez en Venezuela. Hay matices también, para los que el Gobierno está en los primeros peldaños de una escala en cuya cúspide se ubica el caudillo venezolano. Esta mirada es la abiertamente neoliberal, es más una mirada ideológica, empresaria, de centroderecha. No denuncia conspiraciones ni poderes fantasmales y por lo tanto su estrategia es menos militante que las dos anteriores, pero más concreta y desde ese lugar tiene un discurso más abierto, en cuanto a sus planteos y reivindicaciones. Si se extiende también hasta ellos la equiparación con el antiperonismo del ’55, éste sería el sector que terminó favorecido aquella vez.

La expresión electoral del centroderecha nunca ganó elecciones en los últimos treinta años de democracia. Y llegó al poder montándose en las alas conservadoras del PJ y la UCR. Pero la beligerancia mayor no la pone este sector, sino los dos anteriores, cuyas cosmogonías necesitan basarse en creencias y pulsiones que no se ajustan mucho a la realidad.

La política no se puede explicar como el accionar de una banda de aventureros y tampoco se puede decir que Argentina sufre una dictadura que ahoga todas las libertades. Hay un desajuste en esas descripciones que lleva indefectiblemente a la intolerancia y a la crispación por la negación del debate. La idea de que el Gobierno usurpa un espacio ideológico que no le corresponde provee la coartada para eludir cualquier debate con la excusa de la mentira.

Si el Gobierno miente cuando instala la Asignación Universal por Hijo, ¿en qué está mintiendo? ¿Cuál es la mentira de una medida concreta? Si la medida se ejecuta, lo que importa es eso. Es más importante la calificación ideológica que implica la concreción de la medida que el hecho de haberla reivindicado siempre sin haber podido ejecutarla nunca. La expresión de deseos, en política, es muy poco. Si la Asignación por Hijo califica por izquierda, es más de izquierda el que generó las condiciones y tuvo la decisión política para hacerlo que el que solamente la reclamó.

Lo mismo se puede decir con la deuda externa o con la reestatización de Aerolíneas, de AySA, el Correo o las jubilaciones. No se ajusta a los sentidos decir que como no fueron anunciadas ni formaron parte de sus programas de gobierno, todas esas acciones y medidas constituyen una gran mentira. En política es más importante haberlas concretado que tenerlas en el programa. Muchas de las fuerzas a las que les gusta definirse como de centroizquierda o progresistas tienen programas maravillosos, pero nunca generaron las condiciones ni evidenciaron la voluntad política real de concretarlas.

Se ha dicho que los Kirchner no participaron en los movimientos de derechos humanos y por lo tanto son oportunistas y demagógicos cuando intervienen en el tema. Una cosa es prometer y no hacer. Pero si han generado las condiciones y tomado la decisión política de anular la legislación de la impunidad y de juzgar a los represores, han hecho más por los derechos humanos que muchos que se han llenado la boca y nunca generaron nada.

Después de seis años de gobierno kirchnerista, califica decir que se trata de un gobierno que realizó reformas de tipo económico y social que pueden ser cuestionadas por izquierda o derecha. Se puede decir que esas reformas no alcanzan o que son estatistas o populistas, pero no se puede decir que todo es una mentira, una disputa de poder. Es una forma deshonesta de ubicarse frente a la realidad.

Cuando más han sonado esos argumentos en los últimos días ha sido en el conflicto planteado con Fibertel y Papel Prensa. En el caso de Fibertel se dice que el Gobierno nunca avisó lo que iba a hacer, que no estaba en sus programas ni en sus discursos, por lo que sólo es una expresión más de la pelea de poder entre el Gobierno y el Grupo Clarín. En realidad, el Gobierno actuó en ese caso recién cuando detectó la ilegalidad en que había quedado Fibertel. Antes no podía hacerlo. Lo peor de todo es que esas reflexiones tan chiquitas dan más la sensación de querer agradar al poderoso.

Si éste fuera un gobierno de hampones, su confrontación con el Grupo Clarín entonces sería un hecho aislado, en un contexto de seis años de medidas conservadoras, y la denuncia sobre Papel Prensa podría ser también nada más que parte de una disputa de poder entre dos fuerzas del mismo signo. Incluso si fuera así, y de esa disputa surgiera algo bueno, bienvenida sea. Pero además, resulta que en estos seis años se han tomado medidas en la economía, en los derechos humanos y sociales y en las relaciones internacionales que dan un contexto diferente al de una banda de hampones. Se trata de un gobierno que ha desarrollado reformas que el centroizquierda y el peronismo siempre habían postulado. Y ahora propone la regulación de la producción y comercialización del papel de diario para “democratizar la información”. Se puede estar a favor o en contra, pero a esta altura zafar del debate acusando al adversario de mentiroso o dictatorial es una mentira ya evidente. Encarar o eludir un debate con recursos tan mezquinos empobrece la calidad de la democracia y fortalece a sus sectores más retrógrados.

Página/12 :: El país :: ¿No entendió todavía?

Me parece un planteo francamente estúpido.

A ver, a la hora de concordar con el gobierno, YO no siendo Kirchnerista ni nada por el estilo, aplaudo ciertos hechos. O sea, lo que propone (a grandes rasgos) el texto ese es que entendamos que hay que concordar con esto o se viene un mal peor. La dereeeeeeeecha (suénese como un fantasma).

Me parece estupidísimo. Si la gente quiere votar por la derecha, que la vote, punto. Yo jamás votaría a un Macri, por ejemplo, y en el escenario de votar en un hipotético Macri - K, lo votaría a Kirchner… con TODO EL ASCO que me genera que se están afanando medio país, pero con el medio asco que me generaría saber que Macri se afanaría el país completo.

Ahora, francamente, ni me interesa pensar en hipótesis de esas. Y me gustaría saber qué es lo que diría el tipo que escribe si se da un Alfonsín - Macri en segunda vuelta, por ejemplo. ¿Se le acabaría lo zurdo? Digo… porque es sabido que para un peronista, no hay nada mejor que hacerle quilombo a otro gobierno.

¿Ya se están abriendo el paraguas?

Abrazos, Martín.

PD.: Francamente y como siempre, los peronistas me dan ASCO.

Solamente para acotar que en ese hipotético ballotage … los K vamos con Alfonso Jr., sabelo …

Y eso, por más ASCO que me de que no vaya a afanar un peso, pero sabiendo que el país se le va a caer a pedazos en 6 meses … lo apoyamos igual :smiley:

¿Por qué? ¿Moyano ya está preparando su política de paros generales? :evil:


PostData:

Es muy curioso que lo que hoy se plantea como “buena voluntad” en este post, es exactamente lo que hicieron en contra de Alfonsín padre cuando estuvo en el gobierno. Hoy en día, plantean que el hecho de correr por izquierda o por derecha al gobierno es desestabilizador. Que hacemos el juego a otros intereses. Curioso, los mismos que lo perpetraron en 1987/88, ahora se atajan. Cuando en esa época era MUCHO MÁS JODIDO, digo… levantamientos militares, etc. etc. etc.

¿Por qué no se van un poquitito a la mierda?