Justicia Por Mi Viejo

Fuente: Taringa
Vale la pena leerlo

Llegó al top, gracias a todos… Espero TODOS puedan leer esta historia real, ya que a muchos les sirvio para darse cuenta que no tienen que estar peleados con sus padres, porque despues se pueden arrepentir. Si lo tenes, aprovechalo, haceme caso!

Dejo un cuento que escribi, es largo, los que quieran leanlo, lo comparto con ustedes.
Por favor pido ubicación en los comentarios, y que no lo denuncien diciendo que esto no es un foro/fotolog, ya que Veerk me lo autorizo(Gracias)

Estamos en el año 2005. Mi nombre es Ariel y tengo 14 años.
Soy un chico alegre, divertido, simpático y sociable. Mis obligaciones corresponden simplemente en ir al colegio, estudiar, y divertirme, como cualquier persona de mi edad.
Vivo con mi hermano y con mis papás, me gusta jugar al fútbol, ir a la cancha a ver a River, salir con mis amigos, juntarme con ellos a jugar al PlayStation, y otras cosas del estilo.
Estoy cursando tercer año de la secundaria. Un jueves, más precisamente un 31 de marzo, me desperté para ir al colegio como cada mañana. Contento porque al día siguiente empezaba el mes en el que cumplía mis 15 años, me estiré, me relajé, y me levante. Como cada mañana, mi papá, Jorge, se despertó para prepararme el desayuno. Un fuerte dolor atormentaba mi panza, por lo que me negué y seguí al baño a lavarme los dientes.

  • “Nos vemos a la tarde hijo, suerte” me dijo él. “¿No me vas a dar un beso?”
  • “No pa, estoy llegando tarde”.
    Mi papá me saludo a lo lejos y volvió a dormir. Yo me terminé de cambiar, hasta que escuche la bocina del auto de mi amigo que me llevaba para ir al colegio, agarré la mochila, bajé y me fui.
    Ese jueves transcurrió normalmente en el colegio, lento como cada día escolar, pero normal. Al terminar el día decidí irme a lo de un amigo a jugar con el y mi mejor amigo.
    Estábamos divertidos, jugando. El día era como cualquier otro. Pero dejó de serlo inesperadamente. Y mi vida también.
    Eran aproximadamente las tres de la tarde cuando el celular vibro en mi bolsillo derecho, era mi hermano.
    -¿Dónde andas? – Me preguntó, con un tono de voz un tanto extraño y ronco, que no es costumbre en el-
    -En lo de Nico – Contesté-
    -Bueno, venite para acá Ari, pero sin tus amigos –Me dijo finalizando la conversación-
    Sin preocuparme en absoluto, pensando que simplemente había una disputa familiar o un problema menor, salí de lo de mi amigo y me fui para mi casa. De todas formas, algo raro se sentía en el ambiente. Volví en colectivo como cualquier día, y cuando estaba bajando del mismo volvió a vibrarme el celular. Nuevamente, era mi hermano.
    -Estoy llegando – Contesté sin siquiera decirle hola, estaba a tres cuadras-
    -Bueno dale –Dijo-
    Y cortó. ¿Qué estaba pasando?
    Caminé rápido esas tres cuadras y llegue a mi casa.
    Cuando llegue, no sabía quien estaba y quien no, pero si sabía algo: estaban todos encerrados en el cuarto de mis padres.
    Apenas deje la mochila en la silla, se abrió y cerró la puerta instantáneamente, salió mi hermano.
    Lo salude, lo miré a los ojos para preguntarle como estaba, y lo ví como nunca lo había visto. Con los ojos rojos y llorosos.
  • Ari, papá no está, y no contesta el celular. Mamá esta intentando localizarlo –dijo-
    Y se volvió a encerrar en el cuarto, se escuchaban gritos de mi Mamá.
    ¿Dónde estaría mi papá?
    Me senté en el sillón del living, mirando al techo, a esperar. Paso una hora, pasaron dos horas, volvió a salir mi hermano.
    -¿Qué pasa? ¿Puedo saludar a mamá? ¿Apareció Papá? ¿Adonde se había ido? –Todas las preguntas que había pensado las expulsé en apenas 10 segundos-
    -Mamá esta mal, Papá se había ido a laburar. Acaban de encontrar el auto-Su voz pasaba de ronca a llorosa- están averiguando.
    Mi hermano se volvió a encerrar en su cuarto. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
    Mi preocupación ya eran lágrimas y mis preguntas eran rezos para que mí tan preciado viejo y compañero de vida esté bien.
    Seguía sentado en el sillón, solo se escuchaba cada un segundo la aguja del reloj pasar, y pasar. El resto todo era silencio y preocupación.
    De golpe, tocaron el timbre, salí corriendo hacia la puerta pensando que la pesadilla había terminado, pero no, era mi primo que venía a hacerme el aguante.
    Paso una o dos horas mas, ya eran las ocho y media, cuando salio del cuarto mi hermano, y esta vez no volvió a cerrar la puerta.
    En el sillón estábamos mi primo y yo (con la cabeza entre las rodillas). Sentí que mi hermano y primo se miraban y mi hermano le hacía un gesto. Mi primo, como reacción, me agarro fuerte el hombro. ¿Qué había pasado?
    -Ari… –dijo casi en un susurro por el llanto mi hermano- encontraron a papá, estaba adentro del auto, muerto.
    En ese momento el mundo se frenó. Los segundos dejaron de pasar, el ruido de los autos contra el pavimento ya no sonaba, las alarmas de los coches no hacían ruido alguno.
    Se escuchaba el llanto de mi primo, el llanto de mi hermano, el mío, y los pasos apresurados de mi mamá por venir a abrazarnos, y posteriormente sus gritos y llantos.
    En ese momento no había más que dolor. No había colores, no hacía calor ni hacía frío, nada tenia lógica ni sentido. Todo era llanto, descargo, sorpresa. Todo era inentendible.
    El tiempo empezó a pasar, y la gente empezó a llegar. Cada uno a dar un abrazo, una palabra de aliento, pero nada tenía sentido. Mi papá estaba muerto y con dos tiros en la cabeza, lo habían mandado a matar.
    Ningún abrazo, ningún beso, ni caricia, ni palmada en el hombro era suficiente. Ningún llamado, ninguna visita, todo carecía de sentido.
    Solo una sensación de vacío colmó mi alma, no entendiendo o no queriendo entender lo que pasaba. ¿Nunca más iba a poder volver a ver a mi papá? ¿A darle un abrazo, un beso? ¿Cómo podía ser cierto?
    ¿No podía ser una broma y que mi papa toque el timbre o abra la puerta en cualquier momento? ¿O un desgraciado malentendido?
    Esa noche no cené, solo me tiré en la cama mientras la policía en el living le hacía preguntas a mi mamá. Y con un tremendo dolor de cabeza, y viendo la sombra de mi primo sentado en mi misma cama cuidándome, pensé muchas cosas, recordé otras tantas, y simplemente me dormí mirando el cielo carente de estrellas por la ventana que estaba detrás de mi primo.
    Me levanté, ¿habría sido un sueño?
    No, no lo era.
    Millones de mails y llamados lo confirmaban.
    ¿Cómo te sentís? ¿Estas mejor? ¿Cuándo lo encontraron? ¿Cómo fue? ¿Quién lo mató? ¿Tu mamá como está? ¿Comiste? ¿Tu hermano está bien? ¿Cómo reaccionaste? ¿Dormiste bien?
    Demasiadas preguntas, una sola conclusión de mi parte que contestaba todas:
    “Jamás voy a volver a ver a mi papá”
    Llegó el día del entierro. Mucha gente, en su mayoría llorando. Gente de traje, gente vestida informal, todos con un mismo fin: Despedirlo.
    La caminata mientras amigos de mi papá llevaban el cajón se hace realmente indescriptible.
    Era un sentimiento inexplicable, solo lágrimas y gritos de dolor se escuchaban. No había ganas de nada, solo de llorar, solo de darle un abrazo a mi papa. ¿Cómo podía ser que al que llevaban en el ataúd era a MI PAPA? Ni en la peor de las pesadillas me la hubiera imaginado.
    “Jorge David Mantelman, 16 de Octubre de 1959 – 31 de Marzo de 2005” decía la placa. Era el nombre de mi papa, por el amor de Dios, ¿Qué estaba haciendo ahí mi tan amado y querido viejo?
    El entierro pasó, los abrazos de la gente, las fuerzas, las buenas vibras.
    Todo fue motivo de agradecimiento pero nada era lo que realmente necesitábamos, nada ni nadie nos podía devolver a mi papá.

Ahora estamos en el 2009.
Mi nombre es Ariel, y tengo 18 años.
Sigo siendo un chico alegre, divertido y simpático, pero con un agregado que antes no tenía: Me deprimo cada tanto. Mis obligaciones corresponden en trabajar para ayudar en la casa.
Vivo con mi hermano y con mi mamá, me sigue gustando ir a jugar al fútbol, ir a la cancha a ver a River y salir con mis amigos. Pero hay una nueva actividad agregada que antes no tenía: Visitar a mi papá en el cementerio.
Hoy, Martes 31 de marzo del 2009, se cumplen 4 años del día anterior contado, el, por lejos, mas triste de mi corta vida.
¿Cómo siguió la historia?
Mi tío (esposo de la hermana de mi papá) lo mandó a matar porque le debía mucha plata (el asesino a mi papa), con otras 5 personas involucradas en el asesinato. Están presos, aunque el juicio se sigue y se sigue atrasando.
Unos meses después de la muerte de mi papá, me enfermé, y esos aproximadamente 8 meses que estuve enfermo, mi vida no fue como la de cualquier otro chico. Tenía dolores de panza y nauseas sin tener nada físico, eran dolores psicosomáticos, todo mental. No podía jugar al fútbol, no podía salir ni juntarme con mis amigos, no podía ir al colegio… no podía vivir. Todo me provocaba dolor y lo dejaba, por lo que, prácticamente, me la pasaba en mi cama y en mi casa. Viajar en transportes públicos me daba miedo, solo salía, caminaba para ir a la psicóloga (unas 50 cuadras incluyendo ida y vuelta) y volvía, nada más que en eso constaba mi vida.
Eso fue quedando atrás. Pero lo que no queda atrás es el sentimiento hacia mi papa y la idolatría.
Aunque sea irreal y de completo inmaduro, uno sigue esperando que se abra la puerta y entre él. Solo me lo cruzo en sueños, y bastante seguido por cierto.
Daría hasta lo que no tengo por volver el tiempo 4 años atrás, y cuando me preguntó si le daba un beso, ir, abrazarlo, y decirle que no salga ese día de casa. O despedirlo, o tener una última charla “de hombre a hombre”, como me decía el cuando me hablaba.
Te extraño mucho papá, admiro lo que fuiste toda tu vida, los huevos que siempre le pusiste, las ganas, el humor, la risa y la alegría.
Como necesito volver a verte, al menos abrazarte, tirarme a ver la tele con vos, ir a jugar al fútbol, ir a la cancha, ir a unicenter como cada sábado a la mañana, ir a pasear, esperar a que me hagas el desayuno, que me lleves con el auto a donde te pida, que me escuches, que me des consejos, que me retes, que me hagas mearme de risa, que jodamos y ayudemos juntos a la gente.
Como necesito escuchar tu voz de alguna forma que no sea por un video, ver tu sombra en una pared, sentir tu respiración o escuchar tu risa esa tan contagiosa que tenias que de solo acordarme se me dibuja una sonrisa. Extraño y necesito tantas cosas de vos.
Las sigo haciendo con vos, pero desde adentro de mi corazón. No me sirve de mucho porque no te puedo abrazar, ni escucharte, pero cuando te hablo, o te escribo este tipo de cosas, yo se que te llegan, que las lees, y que te pones bien porque sabes que tengo el mejor recuerdo de vos.

Fuiste el mejor padre que una persona pudo tener, me encantaría ver como hubiera pasado el tiempo con vos al lado. Desde terminar la secundaria, hasta crecer jugando al fútbol juntos o de presentarte a mi novia. No me imagino tus reacciones porque solo te tuve 14 años, pero esos 14 años con vos no los cambio por nada, ni siquiera los malos momentos, porque eran con vos y te tenía al lado, y eso era lo valioso.

Lo único que pido, ya que volver a tenerte no puedo, es que se haga justicia, y las “personas” que hicieron lo que hicieron, lo paguen, y sufran TODA SU VIDA, como vos sufriste esas horas. El juicio es este año o el próximo, esperemos la CADENA PERPETUA no se haga esperar para esta mala gente.

Te amo con toda mi alma Papá, nunca voy a olvidar lo que fuiste y lo que hiciste en tu vida, fuiste el mejor papá del mundo, y nunca nadie en la historia del universo te va a poder superar.
Toda mi vida te voy a extrañar, ojalá pueda ser al menos una cuarta parte de lo que fuiste vos en tu vida, no solo como padre, sino como persona, formar una familia, y que estén orgulloso de su abuelo en un futuro cuando les cuente de vos.

Te amo, te extraño, te idolatro, te quiero, te adoro, te necesito… Todo viejo, todo con vos, todos los sentimientos salvo el odio, los siento hacia vos.

Se que, estés donde estés, vas a leer esto, y espero en muchos años cruzarte en el cielo y que me llenes de abrazos por todos estos años que no te tuve, ni te tengo, ni te voy a tener

Con mi cara inundada en llanto y lágrimas, te digo:
Gracias por ser el mejor padre del mundo y por quererme tanto.

QUE SEA JUSTICIA.

Tu hijo.

Ariel Hernán Mantelman.

Fuente: Taringa
Vale la pena leerlo

Llegó al top, gracias a todos… Espero TODOS puedan leer esta historia real, ya que a muchos les sirvio para darse cuenta que no tienen que estar peleados con sus padres, porque despues se pueden arrepentir. Si lo tenes, aprovechalo, haceme caso!

Dejo un cuento que escribi, es largo, los que quieran leanlo, lo comparto con ustedes.
Por favor pido ubicación en los comentarios, y que no lo denuncien diciendo que esto no es un foro/fotolog, ya que Veerk me lo autorizo(Gracias)

Estamos en el año 2005. Mi nombre es Ariel y tengo 14 años.
Soy un chico alegre, divertido, simpático y sociable. Mis obligaciones corresponden simplemente en ir al colegio, estudiar, y divertirme, como cualquier persona de mi edad.
Vivo con mi hermano y con mis papás, me gusta jugar al fútbol, ir a la cancha a ver a River, salir con mis amigos, juntarme con ellos a jugar al PlayStation, y otras cosas del estilo.
Estoy cursando tercer año de la secundaria. Un jueves, más precisamente un 31 de marzo, me desperté para ir al colegio como cada mañana. Contento porque al día siguiente empezaba el mes en el que cumplía mis 15 años, me estiré, me relajé, y me levante. Como cada mañana, mi papá, Jorge, se despertó para prepararme el desayuno. Un fuerte dolor atormentaba mi panza, por lo que me negué y seguí al baño a lavarme los dientes.

  • “Nos vemos a la tarde hijo, suerte” me dijo él. “¿No me vas a dar un beso?”
  • “No pa, estoy llegando tarde”.
    Mi papá me saludo a lo lejos y volvió a dormir. Yo me terminé de cambiar, hasta que escuche la bocina del auto de mi amigo que me llevaba para ir al colegio, agarré la mochila, bajé y me fui.
    Ese jueves transcurrió normalmente en el colegio, lento como cada día escolar, pero normal. Al terminar el día decidí irme a lo de un amigo a jugar con el y mi mejor amigo.
    Estábamos divertidos, jugando. El día era como cualquier otro. Pero dejó de serlo inesperadamente. Y mi vida también.
    Eran aproximadamente las tres de la tarde cuando el celular vibro en mi bolsillo derecho, era mi hermano.
    -¿Dónde andas? – Me preguntó, con un tono de voz un tanto extraño y ronco, que no es costumbre en el-
    -En lo de Nico – Contesté-
    -Bueno, venite para acá Ari, pero sin tus amigos –Me dijo finalizando la conversación-
    Sin preocuparme en absoluto, pensando que simplemente había una disputa familiar o un problema menor, salí de lo de mi amigo y me fui para mi casa. De todas formas, algo raro se sentía en el ambiente. Volví en colectivo como cualquier día, y cuando estaba bajando del mismo volvió a vibrarme el celular. Nuevamente, era mi hermano.
    -Estoy llegando – Contesté sin siquiera decirle hola, estaba a tres cuadras-
    -Bueno dale –Dijo-
    Y cortó. ¿Qué estaba pasando?
    Caminé rápido esas tres cuadras y llegue a mi casa.
    Cuando llegue, no sabía quien estaba y quien no, pero si sabía algo: estaban todos encerrados en el cuarto de mis padres.
    Apenas deje la mochila en la silla, se abrió y cerró la puerta instantáneamente, salió mi hermano.
    Lo salude, lo miré a los ojos para preguntarle como estaba, y lo ví como nunca lo había visto. Con los ojos rojos y llorosos.
  • Ari, papá no está, y no contesta el celular. Mamá esta intentando localizarlo –dijo-
    Y se volvió a encerrar en el cuarto, se escuchaban gritos de mi Mamá.
    ¿Dónde estaría mi papá?
    Me senté en el sillón del living, mirando al techo, a esperar. Paso una hora, pasaron dos horas, volvió a salir mi hermano.
    -¿Qué pasa? ¿Puedo saludar a mamá? ¿Apareció Papá? ¿Adonde se había ido? –Todas las preguntas que había pensado las expulsé en apenas 10 segundos-
    -Mamá esta mal, Papá se había ido a laburar. Acaban de encontrar el auto-Su voz pasaba de ronca a llorosa- están averiguando.
    Mi hermano se volvió a encerrar en su cuarto. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
    Mi preocupación ya eran lágrimas y mis preguntas eran rezos para que mí tan preciado viejo y compañero de vida esté bien.
    Seguía sentado en el sillón, solo se escuchaba cada un segundo la aguja del reloj pasar, y pasar. El resto todo era silencio y preocupación.
    De golpe, tocaron el timbre, salí corriendo hacia la puerta pensando que la pesadilla había terminado, pero no, era mi primo que venía a hacerme el aguante.
    Paso una o dos horas mas, ya eran las ocho y media, cuando salio del cuarto mi hermano, y esta vez no volvió a cerrar la puerta.
    En el sillón estábamos mi primo y yo (con la cabeza entre las rodillas). Sentí que mi hermano y primo se miraban y mi hermano le hacía un gesto. Mi primo, como reacción, me agarro fuerte el hombro. ¿Qué había pasado?
    -Ari… –dijo casi en un susurro por el llanto mi hermano- encontraron a papá, estaba adentro del auto, muerto.
    En ese momento el mundo se frenó. Los segundos dejaron de pasar, el ruido de los autos contra el pavimento ya no sonaba, las alarmas de los coches no hacían ruido alguno.
    Se escuchaba el llanto de mi primo, el llanto de mi hermano, el mío, y los pasos apresurados de mi mamá por venir a abrazarnos, y posteriormente sus gritos y llantos.
    En ese momento no había más que dolor. No había colores, no hacía calor ni hacía frío, nada tenia lógica ni sentido. Todo era llanto, descargo, sorpresa. Todo era inentendible.
    El tiempo empezó a pasar, y la gente empezó a llegar. Cada uno a dar un abrazo, una palabra de aliento, pero nada tenía sentido. Mi papá estaba muerto y con dos tiros en la cabeza, lo habían mandado a matar.
    Ningún abrazo, ningún beso, ni caricia, ni palmada en el hombro era suficiente. Ningún llamado, ninguna visita, todo carecía de sentido.
    Solo una sensación de vacío colmó mi alma, no entendiendo o no queriendo entender lo que pasaba. ¿Nunca más iba a poder volver a ver a mi papá? ¿A darle un abrazo, un beso? ¿Cómo podía ser cierto?
    ¿No podía ser una broma y que mi papa toque el timbre o abra la puerta en cualquier momento? ¿O un desgraciado malentendido?
    Esa noche no cené, solo me tiré en la cama mientras la policía en el living le hacía preguntas a mi mamá. Y con un tremendo dolor de cabeza, y viendo la sombra de mi primo sentado en mi misma cama cuidándome, pensé muchas cosas, recordé otras tantas, y simplemente me dormí mirando el cielo carente de estrellas por la ventana que estaba detrás de mi primo.
    Me levanté, ¿habría sido un sueño?
    No, no lo era.
    Millones de mails y llamados lo confirmaban.
    ¿Cómo te sentís? ¿Estas mejor? ¿Cuándo lo encontraron? ¿Cómo fue? ¿Quién lo mató? ¿Tu mamá como está? ¿Comiste? ¿Tu hermano está bien? ¿Cómo reaccionaste? ¿Dormiste bien?
    Demasiadas preguntas, una sola conclusión de mi parte que contestaba todas:
    “Jamás voy a volver a ver a mi papá”
    Llegó el día del entierro. Mucha gente, en su mayoría llorando. Gente de traje, gente vestida informal, todos con un mismo fin: Despedirlo.
    La caminata mientras amigos de mi papá llevaban el cajón se hace realmente indescriptible.
    Era un sentimiento inexplicable, solo lágrimas y gritos de dolor se escuchaban. No había ganas de nada, solo de llorar, solo de darle un abrazo a mi papa. ¿Cómo podía ser que al que llevaban en el ataúd era a MI PAPA? Ni en la peor de las pesadillas me la hubiera imaginado.
    “Jorge David Mantelman, 16 de Octubre de 1959 – 31 de Marzo de 2005” decía la placa. Era el nombre de mi papa, por el amor de Dios, ¿Qué estaba haciendo ahí mi tan amado y querido viejo?
    El entierro pasó, los abrazos de la gente, las fuerzas, las buenas vibras.
    Todo fue motivo de agradecimiento pero nada era lo que realmente necesitábamos, nada ni nadie nos podía devolver a mi papá.

Ahora estamos en el 2009.
Mi nombre es Ariel, y tengo 18 años.
Sigo siendo un chico alegre, divertido y simpático, pero con un agregado que antes no tenía: Me deprimo cada tanto. Mis obligaciones corresponden en trabajar para ayudar en la casa.
Vivo con mi hermano y con mi mamá, me sigue gustando ir a jugar al fútbol, ir a la cancha a ver a River y salir con mis amigos. Pero hay una nueva actividad agregada que antes no tenía: Visitar a mi papá en el cementerio.
Hoy, Martes 31 de marzo del 2009, se cumplen 4 años del día anterior contado, el, por lejos, mas triste de mi corta vida.
¿Cómo siguió la historia?
Mi tío (esposo de la hermana de mi papá) lo mandó a matar porque le debía mucha plata (el asesino a mi papa), con otras 5 personas involucradas en el asesinato. Están presos, aunque el juicio se sigue y se sigue atrasando.
Unos meses después de la muerte de mi papá, me enfermé, y esos aproximadamente 8 meses que estuve enfermo, mi vida no fue como la de cualquier otro chico. Tenía dolores de panza y nauseas sin tener nada físico, eran dolores psicosomáticos, todo mental. No podía jugar al fútbol, no podía salir ni juntarme con mis amigos, no podía ir al colegio… no podía vivir. Todo me provocaba dolor y lo dejaba, por lo que, prácticamente, me la pasaba en mi cama y en mi casa. Viajar en transportes públicos me daba miedo, solo salía, caminaba para ir a la psicóloga (unas 50 cuadras incluyendo ida y vuelta) y volvía, nada más que en eso constaba mi vida.
Eso fue quedando atrás. Pero lo que no queda atrás es el sentimiento hacia mi papa y la idolatría.
Aunque sea irreal y de completo inmaduro, uno sigue esperando que se abra la puerta y entre él. Solo me lo cruzo en sueños, y bastante seguido por cierto.
Daría hasta lo que no tengo por volver el tiempo 4 años atrás, y cuando me preguntó si le daba un beso, ir, abrazarlo, y decirle que no salga ese día de casa. O despedirlo, o tener una última charla “de hombre a hombre”, como me decía el cuando me hablaba.
Te extraño mucho papá, admiro lo que fuiste toda tu vida, los huevos que siempre le pusiste, las ganas, el humor, la risa y la alegría.
Como necesito volver a verte, al menos abrazarte, tirarme a ver la tele con vos, ir a jugar al fútbol, ir a la cancha, ir a unicenter como cada sábado a la mañana, ir a pasear, esperar a que me hagas el desayuno, que me lleves con el auto a donde te pida, que me escuches, que me des consejos, que me retes, que me hagas mearme de risa, que jodamos y ayudemos juntos a la gente.
Como necesito escuchar tu voz de alguna forma que no sea por un video, ver tu sombra en una pared, sentir tu respiración o escuchar tu risa esa tan contagiosa que tenias que de solo acordarme se me dibuja una sonrisa. Extraño y necesito tantas cosas de vos.
Las sigo haciendo con vos, pero desde adentro de mi corazón. No me sirve de mucho porque no te puedo abrazar, ni escucharte, pero cuando te hablo, o te escribo este tipo de cosas, yo se que te llegan, que las lees, y que te pones bien porque sabes que tengo el mejor recuerdo de vos.

Fuiste el mejor padre que una persona pudo tener, me encantaría ver como hubiera pasado el tiempo con vos al lado. Desde terminar la secundaria, hasta crecer jugando al fútbol juntos o de presentarte a mi novia. No me imagino tus reacciones porque solo te tuve 14 años, pero esos 14 años con vos no los cambio por nada, ni siquiera los malos momentos, porque eran con vos y te tenía al lado, y eso era lo valioso.

Lo único que pido, ya que volver a tenerte no puedo, es que se haga justicia, y las “personas” que hicieron lo que hicieron, lo paguen, y sufran TODA SU VIDA, como vos sufriste esas horas. El juicio es este año o el próximo, esperemos la CADENA PERPETUA no se haga esperar para esta mala gente.

Te amo con toda mi alma Papá, nunca voy a olvidar lo que fuiste y lo que hiciste en tu vida, fuiste el mejor papá del mundo, y nunca nadie en la historia del universo te va a poder superar.
Toda mi vida te voy a extrañar, ojalá pueda ser al menos una cuarta parte de lo que fuiste vos en tu vida, no solo como padre, sino como persona, formar una familia, y que estén orgulloso de su abuelo en un futuro cuando les cuente de vos.

Te amo, te extraño, te idolatro, te quiero, te adoro, te necesito… Todo viejo, todo con vos, todos los sentimientos salvo el odio, los siento hacia vos.

Se que, estés donde estés, vas a leer esto, y espero en muchos años cruzarte en el cielo y que me llenes de abrazos por todos estos años que no te tuve, ni te tengo, ni te voy a tener

Con mi cara inundada en llanto y lágrimas, te digo:
Gracias por ser el mejor padre del mundo y por quererme tanto.

QUE SEA JUSTICIA.

Tu hijo.

Ariel Hernán Mantelman.

Ya se posteó.

repost

encima ese ariel es de aca

Es el mismo flaco que dos por tres entra a vender ropa?