Voy a pegar una nota que explica la limitación del poder presidencial en los EEUU:
El Club Bilderberg y la Doctrina del Shock
La explosión comunicacional que desató la Gripe Porcina, las declaraciones del G-20, la reactivación del mercado farmaceútico y las operaciones crediticias del Banco Mundial dispararón el análisis crítico de muchos. En medio de la Crisis Financiera Mundial, algunos ven una puja muy fuerte entre poderosos, y muchos sospechan que se está manipulando la realidad. Según el escritor y periodista Daniel Estulin y la investigadora Noemi Klein, ambas visiones son verdaderas. Acérquesé a la realidad de “El Club Bilderberg” y “La Doctrina del Shock”.
Por Gabriel Genri - Daniel Estulin es un periodista y escritor ruso, nacionalizado canadiense, que lleva quince años investigando sobre el Club Bilderberg. Sus libros ‘La verdadera historia del Club Bilderberg’ y ‘Los secretos del Club Bilderberg’ muestran que desde 1954 este grupo de poderosos empresarios crean y digitan gran parte de las políticas aplicadas en el planeta durante los últimos cincuenta años. Son el mentado capitalismo financiero transnacional.
Según Estulín, ningún ciudadano norteamericano llegó a la Casa Blanca sin la aprobación de este Club. Sus miembros son los hombres más poderosos del planeta, y una vez al año mantienen reuniones secretas donde definen políticas que beneficiarán sus interéses y regirán las vidas de los 6,5 billones de habitantes del planeta.
Solo dos periodistas en el mundo, participan de estas reuniones. Se trata de Adrian Wooldridge y Vendelin von Bredow del “The Economist”. De allí deriva el prestigio que tienen sus premonitorias columnas sobre la marcha mundial.
Naomi Klein, por su parte, es una reconocida investigadora que concentró toda su atención en el influjo de las lógicas económicas promulgadas por el premio nobel Milton Friedman.
Ambos, tanto Estulin como Klein, llegan a conclusiones similares, la manipulación global de la información es posible. Solo restaba develar el modo en que se lleva a cabo, y los autores de la misma.
En un short-film distribuído por Internet, que cobró notable popularidad por estos días, Klein junto al cineasta mexicano Alfonso Cuaron (El Hijo del Hombre) dan vida a la tesís central del libro de Klein “El Crecimiento del Capitalismo del Desastre”.
En seis minutos, Klein y Cuaron lograron resumir lo que llaman “La Doctrina del Shock”, pregonada por Friedman, cuya agenda y visión del mundo coinciden en muchos puntos con la elaborada por el Club Bilderberg.
El Grupo nació oficialmente en mayo de 1954. En la localidad holandesa de Oosterbeek, más precisamente en el Hotel Bilderberg, realizaron la primer conferencia de esta entidad con la participación de un centenar de destacadas figuras del mundo económico, político, académico y mediático.
La mayoría de los investigadores coinciden en que el “Bilderberg” nació con una impronta facista. Detener “el expansionismo soviético” era una de sus premisas iniciales. Pero a partir de los ’70, los rusos también se sumaron al Club, y a partir de allí diferentes expresiones de la centroizquierda fueron vinculadas a las reuniones decisorias del Grupo.
El fundador de este extraño Foro Económico Mundial reducido, fue Bernardo De Lippe-Biesterfeld, padre de la reina Beatriz de Holanda, ya fallecido. Pero fue el polaco Joseph Retinger el principal impulsor de la iniciativa.
Según Estulin, Retinger partía de una premisa base: la paz mundial, sólo podía conseguirse a través de la existencia de organizaciones supranacionales con asentamientos económicos y militares.
El primer antecedente público de esta lógica se remonta a 1922, cuando el aristócrata austro hungaro, el conde Richard de Coudenhove-Kalergi publica su célebre obra: “Pan Europa, un proyecto”. Coudenhove-Kalergi propone crear una unión de Estados soberanos, para evitar las guerras. Pero para 1954 el Club Bilderberg, lleva la idea más allá y propone la desaparición de los Estados mismos.
La teoría para poder lograrlo, según Klein, fue elaborada por Friedman, defensor a ultranza del llamado neoliberalismo, la desaparición de los estado-nación, y de la creación de una fuerza armada dirigida por organizaciones supranacionales.
Según Klein, las medidas impopulares de la agenda política de estos poderosos, no podían implementarse democráticamente. Por ello, la teoría del Shock elaborada por Friedman les vino como anillo al dedo.
Derivada de los manuales de tortura de la CIA, Friedman comprendió que la inducción a un estado de shock en un individuo lo volvía maleable, manipulable, propenso a aceptar realizar actos de que de otra manera no realizaría.
El economista trasladó esta idea al campo social, y recomendó que las situaciones de shock en las comunidades eran el momento preciso para intervenir con las decisiones económicas que la sociedad no aceptaría en momentos de mayor fortaleza.
Estulin y Klein acercan un punto de vista más para pensar el fenómeno comunicacional de la Gripe Porcina en el contexto de la Crísis Financiera Mundial.

